Miles Davis (1926–1991): El Genio Inquieto que Reinventó el Jazz en Cada Década

Miles Dewey Davis III nació el 25 de mayo de 1926 en Alton, Illinois, en una familia acomodada que se destacó por su aprecio por la música. Su padre, Miles Dewey Davis Sr., era un dentista renombrado, mientras que su madre, Cleota, era una mujer aficionada a la música y tocaba el violín. La influencia musical de su madre marcó la infancia de Miles, quien desde muy temprana edad estuvo expuesto a los sonidos del jazz, un género que ella adoraba y que constantemente escuchaba en casa. Esta herencia cultural se convirtió en un motor fundamental en la vida de Miles, quien creció rodeado de música, aunque no se limitó a un solo estilo. En su casa, los vinilos de Duke Ellington y Art Tatum eran habituales, y estas figuras comenzaron a formar la base de su apreciación por el jazz.

La familia Davis se trasladó a St. Louis, Missouri, en 1927, cuando Miles tenía solo un año. Este cambio de residencia resultó ser crucial, ya que St. Louis estaba en el centro de una gran tradición musical. Aunque la ciudad estaba dividida racialmente en aquella época, la vida musical de los barrios negros era vibrante, y fue allí donde Miles comenzó a descubrir el blues y el jazz de manera más profunda. Aunque su familia vivía en un barrio blanco, las jam sessions y las reuniones de músicos locales de jazz le ofrecieron a Miles las primeras oportunidades para escuchar y participar en la música que definió su vida.

Desde su infancia, Miles Davis fue reconocido por su talento musical precoz. A la edad de 13 años, su madre le regaló su primera trompeta, un instrumento que marcaría su destino. Como la trompeta era el instrumento más destacado en la música de jazz, la elección de este instrumento fue fundamental para su carrera. Desde el principio, Davis mostró gran habilidad y dedicación para dominarlo. Estudió bajo la tutela de Elwood Buchanan, un trompetista local y antiguo miembro de la orquesta de Andy Kirk, quien le enseñó a tocar el instrumento en el estilo de jazz. La trompeta de Davis, sin embargo, no solo se construyó sobre la técnica; su sonido debía ser diferente, único, algo que él mismo comenzó a buscar desde los primeros días de su formación.

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El vínculo familiar y las primeras influencias musicales

La familia Davis, además de su interés por la música, tenía un enfoque progresista respecto a la educación de Miles. Fue en este entorno que Miles comenzó a tomar lecciones de trompeta y, más tarde, desarrolló su amor por el jazz. Aunque su formación inicial fue bastante académica, Davis pronto se desilusionó con el estilo más clásico de trompeta que su maestro le enseñaba. Sus primeros ejemplos musicales, tales como los estilos de trompetistas como Harry James o Bobby Hackett, no lograron capturar su imaginación de la misma forma que los sonidos más modernos que escuchaba de jóvenes como Clark Terry.

De hecho, uno de los primeros puntos clave en la vida de Miles fue su conexión con Clark Terry, un trompetista que a menudo trabajaba con músicos como Count Basie y Duke Ellington. Terry fue uno de los primeros músicos que influyó en el joven Davis. Fue bajo su influencia que Davis empezó a desarrollar una forma distinta de tocar la trompeta, alejada de la tradición más clásica y más orientada a los cambios que estaban sucediendo en la música de jazz en la época. El impacto de Terry sobre Miles Davis fue crucial, y marcó el comienzo de una búsqueda por un sonido más moderno, un sonido que no solo sería influenciado por los grandes trompetistas de su tiempo, sino que también lo llevaría a desarrollar su propio estilo distintivo.

Primeros encuentros con músicos influyentes y las jam-sessions

Durante su adolescencia, Miles Davis comenzó a participar en jam-sessions en St. Louis, lo que le permitió entrar en contacto con músicos consagrados y jóvenes talentosos que también buscaban formas de expresar su creatividad dentro del jazz. Fue en estas sesiones donde conoció a figuras como Count Basie y Lionel Hampton, cuyas orquestas eran en ese momento pioneras en el desarrollo de un sonido moderno para la música de jazz. A medida que se fue introduciendo en el mundo del jazz profesional, Davis también tuvo la oportunidad de tocar junto a Sonny Stitt, quien lo invitó a unirse a la orquesta de Tiny Bradshaw, uno de los grandes nombres del rhythm & blues de la época.

En sus años formativos, Davis también estudió con músicos como Illinois Jacquet, quien más tarde se convertiría en un miembro constante de las orquestas de Miles. Este período temprano fue crucial para que Davis comprendiera los diferentes matices del jazz y cómo podía desarrollarlos a través de su trompeta. Además, este fue un momento de crecimiento personal, ya que, a pesar de las tentaciones de las calles de St. Louis, donde la música jazz se mezclaba con la vida nocturna y los desafíos sociales de la época, Miles permaneció enfocado en su objetivo de convertirse en un trompetista profesional.

El comienzo de la carrera profesional y la transición al bebop

A medida que Miles Davis fue ganando más experiencia, su reputación como trompetista creció rápidamente. A los 16 años, fue admitido en el sindicato de músicos de St. Louis, lo que le permitió comenzar a tocar en diversas orquestas locales. Uno de los momentos clave en su carrera temprana fue cuando se unió a la orquesta de Billy Eckstine en 1944, una de las más importantes de la época, que incluía a algunos de los más grandes nombres del jazz, como Dizzy Gillespie y Charlie Parker. Esta colaboración en la orquesta de Eckstine sería esencial en la vida de Davis, pues a través de ella tuvo la oportunidad de interactuar directamente con los músicos de la vanguardia del jazz, como Charlie Parker, quien rápidamente se convirtió en una de las mayores influencias en su carrera.

La inclusión en la orquesta de Eckstine también marcó un cambio importante en la vida de Davis, quien pasó a unirse a la escena de Nueva York, donde el bebop estaba en su apogeo. En Nueva York, Davis se dedicó a perfeccionar su técnica y a seguir los pasos de Parker, el saxofonista que había revolucionado el jazz. Durante este tiempo, Davis también se inscribió en la Juilliard School of Music, una de las instituciones más prestigiosas para los músicos en formación. Aunque Davis comenzó su educación formal en Juilliard, su verdadera escuela de música fueron las sesiones nocturnas en clubes como el Three Deuces, donde se reunió con las grandes leyendas del bebop, como Thelonious Monk.

El encuentro con Charlie Parker y la formación de su estilo personal

A pesar de sus estudios en Juilliard, Miles se dio cuenta de que la verdadera educación en el jazz no provenía de los libros ni de la teoría formal, sino de la interacción directa con los músicos más innovadores de la época. Fue en el club Three Deuces donde Davis tuvo su primer encuentro cara a cara con Charlie Parker, lo que marcaría un antes y un después en su vida. Parker, apodado Bird, se convirtió en el ídolo de Miles y en una de las influencias más determinantes en su desarrollo como músico. Davis no solo absorbió las lecciones musicales de Parker, sino que también compartió con él la lucha contra el alcohol y las drogas, un tema que marcaría su vida personal de manera recurrente.

En estos años de juventud, Miles Davis comenzó a forjar su propia identidad como músico, buscando siempre una forma de tocar que estuviera a la altura de las innovaciones de Parker, pero que también tuviera su propio sello distintivo. Durante este periodo, Davis se unió a los primeros quintetos de Parker, y poco a poco fue ganando reconocimiento en la escena del bebop. A los 21 años, fue nombrado “mejor trompetista de la temporada” por la revista Down Beat, consolidando su lugar en la vanguardia del jazz de la época.

La llegada a Nueva York y la orquesta de Billy Eckstine

La transición a Nueva York: El encuentro con Charlie Parker

En 1945, a la edad de 19 años, Miles Davis se mudó a Nueva York para profundizar en su formación musical y, en especial, para seguir los pasos de su ídolo Charlie Parker. Parker, el saxofonista revolucionario que había dado un giro radical a la música de jazz con el bebop, se convirtió en la gran referencia de Miles. Nueva York, en pleno apogeo del bebop, era el lugar perfecto para que un joven trompetista como Davis pudiera seguir sus ambiciones. Además, el traslado a la ciudad significaba alejarse de St. Louis, dejando atrás no solo su hogar familiar, sino también a su joven esposa Irene, con quien se había casado poco antes de mudarse.

A pesar de la dificultad que representaba la distancia de su hogar y su vida personal, la decisión de mudarse a Nueva York fue crucial para el desarrollo de Miles. Al llegar a la ciudad, rápidamente se unió a las jam-sessions en los clubes de jazz de la ciudad, principalmente en el Three Deuces, un club legendario de la época, donde músicos como Dizzy Gillespie y Thelonious Monk también se reunían regularmente. Fue en este ambiente cargado de creatividad e innovación donde Miles comenzó a encontrar su propio sonido. Durante estas sesiones, Miles desarrolló una relación cercana con Charlie Parker, a quien había admirado desde que comenzó a estudiar música.

Parker, quien estaba dispuesto a compartir su visión del jazz con Miles, se convirtió en una especie de mentor para él. Sin embargo, el aprendizaje de Miles fue también a través de la observación y la imitación. Davis se dedicó a copiar los solos de Parker y a entender los complejos esquemas armónicos del bebop, un estilo que, en sus palabras, “destruía la armonía tradicional del jazz”. Parker representaba la máxima expresión de la libertad creativa para Miles, y seguir sus pasos significó sumergirse por completo en el mundo del bebop.

El encuentro con Thelonious Monk y el primer paso hacia el bebop profesional

Durante este tiempo, Miles también conoció a Thelonious Monk, uno de los más grandes genios del jazz, cuyo enfoque de la música y la improvisación tuvo un impacto duradero en el joven trompetista. Monk, conocido por sus composiciones innovadoras y su estilo único de tocar el piano, se convirtió en una figura clave en la vida de Miles, no solo como amigo, sino también como guía musical. Fue Monk quien le enseñó a Miles la importancia de la estructura y la forma dentro de la improvisación, un concepto que más tarde definiría el estilo propio de Davis.

Con la guía de Parker y Monk, Miles se fue afianzando como uno de los trompetistas más prometedores de la escena neoyorquina. Sin embargo, la ciudad también le presentó sus propios desafíos. La vida nocturna de Nueva York, con su vibrante cultura jazzística, también era un mundo peligroso, marcado por las drogas y el alcohol, dos adicciones que Miles compartiría con Charlie Parker. El joven trompetista, aún falto de madurez, se vio arrastrado por estos vicios, lo que, en muchos casos, afectó su salud y su carrera. A pesar de los obstáculos personales, su talento musical y su dedicación a la trompeta siguieron creciendo.

La orquesta de Billy Eckstine: Un salto hacia la profesionalización

En 1944, a los 18 años, Miles Davis tuvo la oportunidad de unirse a la orquesta de Billy Eckstine, una de las bandas más importantes del momento, que contaba con músicos de renombre como Dizzy Gillespie, Charlie Parker y Max Roach. La orquesta de Eckstine representaba un puente entre el jazz tradicional y el nuevo estilo bebop que estaba en proceso de consolidarse. La entrada de Davis en esta orquesta fue un paso crucial en su carrera, pues le permitió estar rodeado de algunos de los músicos más influyentes del momento.

La primera vez que Davis tocó con la orquesta de Eckstine fue como sustituto de Buddy Anderson, un trompetista que había enfermado. Este acontecimiento marcó el inicio de una serie de colaboraciones con músicos claves que definirían el rumbo de su carrera. A través de su participación en esta orquesta, Davis tuvo la oportunidad de experimentar el bebop en su forma más pura, con los arreglos complejos de Gillespie y los innovadores solos de Parker. Sin embargo, a pesar de su éxito dentro de la banda, Davis sentía que su estilo debía evolucionar y diferenciarse aún más de sus compañeros, lo que lo llevó a experimentar con nuevas ideas musicales y explorar las posibilidades de la trompeta.

La búsqueda de un estilo propio: La primera banda de Miles Davis

A medida que fue ganando confianza en su habilidad, Miles comenzó a sentir la necesidad de crear su propia banda, lo que representaba su paso definitivo hacia la independencia como músico. A los 21 años, en 1948, formó su primera banda, la Miles Davis Sextet, con la cual grabó varias composiciones que más tarde se convertirían en clásicos del jazz. Este grupo estaba compuesto por músicos excepcionales, entre ellos Lee Konitz, John Lewis y Max Roach, quienes eran conocidos por su habilidad para improvisar y colaborar en la creación de nuevos sonidos.

La música que Davis empezó a crear con su banda combinaba el bebop tradicional con nuevas influencias que él mismo estaba experimentando. Aunque aún mantenía las raíces del bebop, también incorporaba elementos que más tarde se desarrollarían en su propio estilo único. Durante esta etapa, Davis grabó varios álbumes de gran relevancia, como “Now’s the Time”, una pieza que reflejaba el influjo de Charlie Parker, y “Billie’s Bounce”, un homenaje al legado de Parker y a la esencia del bebop.

A pesar de los éxitos con su banda, la vida personal de Miles seguía siendo conflictiva. El alcohol y las drogas empezaron a tener un impacto negativo en su vida, lo que provocó que se ausentara de sus conciertos y grabaciones en varias ocasiones. Estos problemas personales también contribuyeron a que su relación con otros músicos se volviera más difícil. A pesar de estos desafíos, el trompetista siguió adelante con su carrera, buscando siempre la forma de innovar y de empujar los límites del jazz.

La conexión con Gil Evans y la transición hacia el jazz cool

A los 22 años, Miles Davis comenzó a forjar una de las relaciones más influyentes de su carrera: su colaboración con el arreglista y compositor Gil Evans. Evans, un músico excepcionalmente talentoso que había trabajado en la orquesta de Claude Thornhill, influyó profundamente en la dirección musical de Davis. Juntos, crearon un sonido que rompió con las formas convencionales del bebop y estableció las bases de lo que más tarde se conocería como el jazz cool.

El primer proyecto de Davis con Gil Evans fue la Miles Davis Nonet, una agrupación que se destacó por sus arreglos sofisticados y su estilo tranquilo y melódico. El álbum Birth of the Cool, grabado entre 1949 y 1950, se convirtió en uno de los discos más importantes en la historia del jazz. Con este trabajo, Davis y Evans desafiaron las convenciones del bebop, creando una música más suave y armónicamente compleja que marcó un punto de inflexión en la historia del jazz.

El estilo cool, el jazz modal y la consolidación de Miles Davis

La consolidación del estilo cool y su legado en el jazz

La década de 1950 marcó un período decisivo en la carrera de Miles Davis, consolidando su posición como uno de los músicos más innovadores e influyentes del jazz contemporáneo. Si bien la primera etapa de su carrera estuvo dominada por el bebop y su aprendizaje al lado de músicos como Charlie Parker y Dizzy Gillespie, Miles comenzó a explorar nuevas formas de expresión dentro del jazz. Su colaboración con Gil Evans fue fundamental para esta transición, ya que juntos introdujeron el estilo conocido como el jazz cool, que se caracterizaba por una mayor suavidad melódica, un ritmo más relajado y una armonización más sofisticada.

El álbum Birth of the Cool (1956), que recoge las grabaciones realizadas entre 1949 y 1950, se considera uno de los hitos más importantes del jazz del siglo XX. Este disco no solo marcó el comienzo del movimiento cool en el jazz, sino que también evidenció la habilidad de Miles para crear una sonoridad única a través de una orquestación innovadora y una interpretación delicada y controlada de su trompeta. La formación de la Miles Davis Nonet, compuesta por músicos de alto nivel, como John Lewis, Max Roach y Lee Konitz, representó un nuevo modelo de agrupación, diferente a las grandes big bands de la época. Los arreglos de Evans en este álbum, como en temas emblemáticos como “Jeru” y “Boplicity”, revelaron un enfoque más reflexivo y menos frenético que el bebop, lo que permitía una mayor interacción entre los músicos.

Este álbum fue clave para el desarrollo de lo que más tarde se conocería como el jazz cool, un estilo que no solo impactó a los músicos estadounidenses, sino que también se extendió a los músicos de la Costa Oeste, como Chet Baker y Art Pepper, quienes adoptaron las técnicas de Davis y Evans. Con la creación de Birth of the Cool, Miles Davis consolidó su estatus como una de las figuras más importantes del jazz moderno, y su influencia en el desarrollo del jazz de la década de 1950 fue inmediata.

La transición hacia el jazz modal: El impacto de «Kind of Blue»

A fines de la década de 1950, Miles Davis llevó su música hacia nuevas direcciones. En 1959, grabó Kind of Blue, el álbum que cambiaría para siempre el curso del jazz. Este disco marcó el punto culminante de su exploración hacia el jazz modal, un estilo que simplificaba las complejas estructuras armónicas del bebop y se centraba en escalas modales, creando un espacio más abierto para la improvisación. El jazz modal, que se desarrolló como una respuesta a las limitaciones del bebop, permitió a los músicos de jazz explorar nuevas sonoridades, ritmos y texturas.

La importancia de Kind of Blue en la historia del jazz es incalculable. No solo fue un éxito comercial, sino que también se convirtió en un modelo a seguir para músicos de todas las generaciones. En este álbum, Davis reunió a algunos de los músicos más destacados de la época, entre ellos John Coltrane (saxofón), Cannonball Adderley (saxofón alto), Bill Evans (piano), Paul Chambers (contrabajo) y Jimmy Cobb (batería). Juntos, crearon un álbum que rompía las convenciones del jazz tradicional y que sentó las bases del jazz moderno.

La pieza que abre el disco, “So What”, se convirtió en un clásico del jazz, con una estructura armónica basada en solo dos acordes, lo que permitió a los músicos improvisar de manera más libre y fluida. La improvisación de John Coltrane en esta pieza se destacó por su intensidad y su enfoque innovador, mientras que Bill Evans, con su estilo introspectivo y armónicamente complejo, dejó una huella indeleble en el sonido de la grabación. All Blues, otra de las composiciones destacadas de Kind of Blue, es un tema en 6/8 que fusiona la estructura del blues con una armonización modal, lo que resulta en una de las composiciones más bellas y evocadoras de Davis.

Kind of Blue no solo cambió el curso del jazz, sino que también influyó profundamente en otros géneros musicales, como el rock y el soul, debido a su enfoque abierto y experimental. La influencia de este álbum puede rastrearse en muchos músicos de las décadas siguientes, desde el jazz hasta la música popular, y su legado sigue vivo en la actualidad. La habilidad de Miles Davis para reinventarse y explorar nuevos territorios musicales fue uno de los sellos distintivos de su carrera, y Kind of Blue sigue siendo considerado uno de los discos más grandes de todos los tiempos.

La relación con John Coltrane y la consolidación de su quinteto

A lo largo de la década de 1950, la relación entre Miles Davis y John Coltrane se profundizó, convirtiéndose en uno de los duos más destacados en la historia del jazz. Coltrane, un saxofonista innovador que había comenzado a destacarse por su técnica y su enfoque experimental, fue fundamental en el sonido de Davis durante estos años. Juntos, grabaron varios discos emblemáticos, como Milestones (1958) y Round About Midnight (1957), en los cuales Coltrane contribuyó con su estilo intenso y su creatividad.

La presencia de Coltrane en el quinteto de Davis fue una de las principales razones por las que el grupo se consolidó como una de las formaciones más influyentes del jazz. Coltrane, con su habilidad para la improvisación y su enfoque vanguardista, llevó a Davis a explorar nuevas formas de armonía y ritmo, y su influencia se dejó sentir en muchas de las composiciones de Miles, como en “Freddie Freeloader” de Kind of Blue.

Sin embargo, la relación entre ambos músicos no fue siempre fácil. Coltrane, un hombre de carácter fuerte y profundamente espiritual, comenzó a desarrollar su propio enfoque musical y, hacia 1960, se apartó del quinteto de Davis para formar su propia banda. Aunque la separación fue amistosa, la influencia de Davis en el joven Coltrane fue crucial en su desarrollo como músico. De hecho, las contribuciones de Coltrane al sonido de Miles Davis no solo enriquecieron la música de Davis, sino que también fueron fundamentales para el desarrollo de Coltrane como líder de su propia banda en los años posteriores.

La influencia de Bill Evans y el desarrollo del sonido modal

Uno de los aspectos más destacados de Kind of Blue es la colaboración de Bill Evans, el pianista que se unió al quinteto de Miles para grabar el disco. Evans, conocido por su enfoque armónico innovador, fue una figura clave en la creación del sonido modal que definió este álbum. La forma en que Evans manejó las armonías y las tensiones en sus improvisaciones contribuyó a la atmósfera etérea y meditativa de las composiciones de Miles.

Evans introdujo un enfoque armónico más libre y menos estructurado, lo que permitió a los músicos explorar nuevas formas de interacción. Su estilo de piano, basado en el uso de acordes extendidos y en un enfoque melódico más fluido, complementó perfectamente el enfoque modal de Davis. Aunque Evans solo participó en una parte de la carrera de Davis, su impacto en el sonido de Kind of Blue y en el desarrollo del jazz modal fue profundo y duradero.

La madurez artística de Miles Davis: De los primeros experimentos al jazz modal

La transición de Miles Davis hacia el jazz modal marcó un punto de inflexión en su carrera. Mientras que en los primeros años de su carrera Davis estuvo fuertemente influenciado por el bebop, a medida que avanzaba la década de 1950, su música comenzó a reflejar una evolución hacia un estilo más libre y experimentador. Esta evolución culminó con Kind of Blue, un álbum que no solo consolidó su estatus como líder del jazz, sino que también cimentó su legado como uno de los músicos más influyentes de la historia.

Davis no solo fue pionero en el desarrollo del jazz modal, sino que también lideró el camino hacia la creación de nuevas formas de expresión dentro del jazz. La libertad creativa que marcó su música durante estos años es un testimonio de su genio y de su capacidad para desafiar las convenciones musicales. La música de Miles Davis, siempre en constante transformación, abrió nuevas puertas para generaciones de músicos, y su influencia sigue siendo palpable en la música de hoy.

El giro hacia la vanguardia y la revolución eléctrica

La disolución de estructuras: el desafío del free jazz

A inicios de los años sesenta, el jazz vivía una etapa de profundas convulsiones estilísticas. La aparición del free jazz, encabezado por músicos como Ornette Coleman y Cecil Taylor, sacudió los cimientos de la música improvisada tradicional. Este nuevo estilo proponía una ruptura radical con las normas armónicas, rítmicas y formales que habían definido el jazz hasta entonces. Para Miles Davis, siempre atento a las vanguardias, esta irrupción supuso un reto estético. Si bien no adoptó de forma íntegra los postulados del free jazz, sí asimiló su impulso de libertad, incorporando elementos del mismo en su discurso musical.

En este contexto, Davis tomó una decisión crucial: formar una nueva banda con jóvenes talentos que aportaran una perspectiva fresca y rupturista. Así nació el segundo gran quinteto, integrado por músicos que, aunque entonces poco conocidos, llegarían a ser leyendas del jazz: el pianista Herbie Hancock, el contrabajista Ron Carter, el batería Tony Williams —quien contaba apenas con 17 años—, y el saxofonista tenor George Coleman, sustituido poco después por Wayne Shorter. La inclusión de Shorter, proveniente de los Jazz Messengers de Art Blakey, fue decisiva, ya que su enfoque compositivo ofrecía una síntesis perfecta entre lo estructurado y lo libre, entre la melodía y la abstracción.

«E.S.P.» y la revolución interna del lenguaje musical

El primer testimonio discográfico de esta formación fue el álbum E.S.P., grabado en enero de 1965. Este trabajo fue recibido con entusiasmo por la crítica especializada y el público, quienes reconocieron en él una nueva voz dentro del jazz moderno. A diferencia de las sesiones anteriores de Davis, este álbum marcaba una transición hacia una estética más compleja, ambigua y abierta. En E.S.P., las composiciones se basaban en estructuras no convencionales, en las que los solistas improvisaban sin ceñirse a secuencias armónicas fijas. El resultado era una música llena de tensión, sorpresa y riesgo.

Entre los temas más destacados del disco se encuentra “E.S.P.”, firmado por Wayne Shorter, que da nombre al álbum. Su melodía enigmática y sus cambios de ritmo lo convirtieron en un emblema del nuevo lenguaje de Davis. Otro tema, “Little One”, compuesto por Herbie Hancock, exhibe una sensibilidad melódica excepcional, mientras que “Agitation”, de Miles, muestra un uso más agresivo de la rítmica, apoyado por la energía incontrolable de Tony Williams.

Este quinteto, a pesar de no tener una longevidad muy extensa —al menos en su formación clásica—, dejó una serie de álbumes que transformaron para siempre el panorama del jazz moderno. Entre ellos se cuentan Miles Smiles (1967), Sorcerer (1967), Nefertiti (1968) y Miles in the Sky (1968). Cada uno de estos trabajos introdujo elementos que desdibujaban las fronteras entre el hard bop, el post bop y el free jazz, sin caer en el caos absoluto que caracterizaba a muchas propuestas de la vanguardia.

La estética del riesgo: Sorcerer, Nefertiti y el nacimiento del «Prince of Darkness»

La evolución del quinteto se evidencia con particular claridad en los álbumes Sorcerer y Nefertiti. En el primero, dominado por composiciones de Wayne Shorter, la interacción entre los músicos alcanza un nivel de compenetración casi telepático. El tema “Prince of Darkness”, también de Shorter, se convirtió en un epíteto recurrente para referirse a Davis, aludiendo tanto a su carácter enigmático como a su estética sombría y densa.

Nefertiti, por su parte, presentó una innovación notable: la inversión de los roles tradicionales en una formación de jazz. En el tema homónimo, los instrumentos de viento —trompeta y saxo— repiten una melodía en bucle mientras la sección rítmica improvisa libremente. Esta inversión del foco musical, en la que el acompañamiento se convierte en protagonista, fue una de las propuestas más radicales de Davis en esta etapa.

En paralelo, Miles y su grupo experimentaban con nuevas tecnologías y sonidos eléctricos. El álbum Miles in the Sky, grabado también en 1968, introduce por primera vez el piano eléctrico Fender Rhodes, ejecutado por Hancock, y la guitarra eléctrica de George Benson, en el tema “Paraphernalia”. Estas incursiones señalaban un giro inminente en la música de Davis, que pronto abrazaría sin reservas el jazz eléctrico y el jazz rock.

Filles de Kilimanjaro: la despedida del acústico y la puerta al futuro

Filles de Kilimanjaro, editado en 1969, se erige como el último gran manifiesto del quinteto acústico y, al mismo tiempo, como el umbral hacia una nueva etapa eléctrica. En este disco aparecen por primera vez el pianista Chick Corea y el bajista Dave Holland, quienes pronto se integrarían a la nueva visión de Davis. El álbum incorpora ritmos repetitivos, patrones de bajo obstinados y texturas electrónicas que señalan un cambio definitivo en su estética.

En la pieza “Frelon Brun”, por ejemplo, se percibe ya un groove funk sobre el cual se superponen improvisaciones más cercanas al rock psicodélico que al jazz tradicional. Este tipo de experimentación alcanzaría su punto culminante en el siguiente gran proyecto de Miles: In a Silent Way, publicado en 1969.

In a Silent Way: la meditación eléctrica

Con In a Silent Way, Miles Davis dejó atrás definitivamente el jazz acústico. Este álbum, estructurado en solo dos piezas largas —“Shhh/Peaceful” y “In a Silent Way/It’s About That Time”—, representa una de las apuestas más radicales del trompetista. Para esta grabación, Davis reunió a un elenco de músicos que encarnarían la nueva era del jazz eléctrico: los pianistas Herbie Hancock, Chick Corea y Joe Zawinul; el guitarrista británico John McLaughlin; el bajista Dave Holland; y el baterista Tony Williams.

La novedad del álbum no residía solo en el uso de instrumentos eléctricos, sino también en su estructura de corte más cercano a la música ambiental que al jazz tradicional. En “Shhh/Peaceful”, los músicos crean una atmósfera hipnótica basada en capas sonoras sutiles y patrones rítmicos tenues. El tema “In a Silent Way”, compuesto por Joe Zawinul, combina el lirismo melódico con un uso experimental del espacio y el silencio, elementos que Davis manipulaba con maestría.

Este álbum fue producido por Teo Macero, quien empleó técnicas de edición propias del estudio de grabación, como el corte y pegado de cintas, para estructurar las composiciones. Así, In a Silent Way no solo fue una obra innovadora desde el punto de vista musical, sino también desde la perspectiva de la producción sonora. Su influencia fue inmediata y profunda, sentando las bases de lo que más tarde se conocería como jazz fusión.

El umbral del jazz rock: hacia Bitches Brew

La grabación de In a Silent Way supuso una especie de “laboratorio” para lo que vendría después: el monumental Bitches Brew, grabado entre agosto de 1969 y enero de 1970. Pero antes de llegar a ese hito, Davis continuó rodeándose de músicos jóvenes y prometedores. Entre ellos, destacó el guitarrista británico John McLaughlin, cuya fuerza expresiva y virtuosismo lo convirtieron en pieza clave del nuevo sonido. McLaughlin, junto con Chick Corea, Dave Holland, Joe Zawinul y otros, formaron la columna vertebral de la banda con la que Miles revolucionaría el jazz a principios de los años setenta.

Este proceso de transformación fue deliberado. Davis no solo buscaba nuevos sonidos: deseaba provocar una ruptura total con las fórmulas anteriores del jazz, con su tradición, su lenguaje, su forma de improvisar. En lugar de solos sobre progresiones armónicas, apostaba por grooves repetitivos, texturas eléctricas, superposición de capas sonoras, y una energía más cercana al rock y al funk.

Bitches Brew, la revolución final y el legado inmortal

Bitches Brew: el estallido del jazz eléctrico

En 1970, Miles Davis alcanzó una de las cimas más altas y disruptivas de su carrera con la publicación del doble álbum Bitches Brew. Este trabajo fue la culminación de todo un proceso de transformación musical iniciado a mediados de los años sesenta, en el que Davis había abandonado gradualmente el jazz acústico tradicional para adentrarse en un universo sonoro completamente nuevo, marcado por el uso de instrumentos eléctricos, estructuras no convencionales y una interacción improvisatoria más abierta.

Bitches Brew fue concebido como un experimento total. La grabación se llevó a cabo en apenas tres días en agosto de 1969, y posteriormente fue moldeada en el estudio por Teo Macero, el productor habitual de Davis, mediante técnicas de edición como el corte, la repetición de fragmentos y el ensamblaje de tomas múltiples. Este proceso, más cercano al trabajo de un productor de música electrónica que al jazz clásico, resultó en una obra densa, de gran carga atmosférica y poderosa intensidad rítmica.

La formación que acompañó a Miles en esta grabación fue tan ambiciosa como el proyecto mismo. Participaron tres teclistas —Chick Corea, Joe Zawinul y Larry Young—, dos bateristas —Jack DeJohnette y Lenny White—, dos bajistas —Dave Holland y Harvey Brooks—, el guitarrista John McLaughlin, el percusionista Don Alias, el saxofonista Wayne Shorter y el clarinetista bajo Bennie Maupin. El sonido que emergió de esta constelación de músicos fue revolucionario: una mezcla de funk, rock, psicodelia y jazz que rompía con toda clasificación anterior.

Temas como “Pharaoh’s Dance”, compuesto por Zawinul, y la imponente “Bitches Brew”, firmada por el propio Davis, marcaron un antes y un después en la historia del jazz. La crítica se dividió: mientras algunos consideraban la obra una traición al espíritu del jazz, otros la celebraron como una nueva frontera sonora. El público, sin embargo, respondió de forma contundente. El álbum fue un éxito de ventas sin precedentes para un disco de jazz, y en 1971 obtuvo el Premio Grammy al Mejor Álbum de Jazz Contemporáneo. Con el tiempo, Bitches Brew se convertiría en el disco de jazz más vendido de la historia, sólo superado posteriormente por Breezin’, de George Benson.

El nacimiento del jazz fusión y la disolución del grupo

El impacto de Bitches Brew trascendió al propio Miles Davis. De la cantera de músicos que participaron en el disco surgirían algunas de las bandas más influyentes del llamado jazz fusión, como Weather Report, fundada por Zawinul y Shorter; Return to Forever, liderada por Chick Corea; y Mahavishnu Orchestra, encabezada por John McLaughlin. Estos grupos retomaron las ideas fundacionales de Miles y las expandieron en direcciones más virtuosísticas, complejas o electrónicas.

Durante los años siguientes, Davis siguió explorando las posibilidades del jazz eléctrico. Publicó álbumes como Live-Evil, On the Corner, Big Fun y Agharta, en los que mezclaba elementos de funk, música africana, rock psicodélico y electrónica. Estos discos, muchas veces grabados en vivo y editados minuciosamente en el estudio, consolidaron su reputación como pionero del nuevo jazz experimental. En On the Corner (1972), por ejemplo, Davis buscó deliberadamente conectar con la juventud negra interesada en el funk y el soul, inspirándose en figuras como Sly Stone y James Brown. El resultado fue un álbum radicalmente rítmico y minimalista, inicialmente incomprendido pero posteriormente reivindicado como precursor del hip hop y la música electrónica de vanguardia.

Sin embargo, a mediados de los años setenta, la presión física y mental acumulada por décadas de trabajo constante, unida a sus problemas crónicos de salud y adicciones, lo llevaron a retirarse de los escenarios. Entre 1975 y 1980, Miles Davis vivió un período oscuro y reclusivo, alejado del foco público. Durante estos años sufrió dolores severos por una lesión en la cadera, se sumió en una profunda depresión y apenas tocó su trompeta. Muchos pensaron que su carrera había terminado.

El regreso en los años 80: nuevos sonidos, nuevas generaciones

Contra todo pronóstico, Miles Davis reapareció en 1981 con el álbum The Man with the Horn, marcando su retorno al mundo del jazz. Su música, sin embargo, ya no era la misma. Aunque seguía utilizando estructuras abiertas y sonidos eléctricos, sus nuevas producciones incorporaban influencias del pop, el rock, la música electrónica y el funk contemporáneo. A lo largo de la década de los 80, Davis se reinventó nuevamente, esta vez conectando con nuevas generaciones y tendencias musicales.

Álbumes como Tutu (1986), producido por Marcus Miller, mostraban una clara influencia del sonido digital, con uso intensivo de sintetizadores, cajas de ritmos y efectos electrónicos. Aunque muchos críticos lo acusaron de “venderse” al mercado comercial, Davis mantuvo su independencia artística, y defendió estas nuevas incursiones como una forma legítima de evolución. Su capacidad de adaptación fue notable: colaboró con músicos jóvenes, experimentó con el hip hop incipiente, y llegó a trabajar incluso con Prince, una de las figuras más influyentes del pop experimental de la época.

Además de sus grabaciones en estudio, Davis volvió a presentarse en vivo en grandes escenarios internacionales, participando en festivales de renombre y ofreciendo conciertos multitudinarios. En 1985, fue invitado a actuar en el festival de jazz de Montreux junto a Gil Evans, retomando parte del repertorio clásico de los años 50 y 60. Ese reencuentro con su propio legado fue emotivo y aclamado.

Los últimos años y la muerte de una leyenda

Durante los últimos años de su vida, Miles Davis siguió grabando y actuando. En 1989, publicó el álbum Amandla, otro trabajo junto a Marcus Miller, y en 1991 colaboró con la orquesta de Quincy Jones para interpretar arreglos de sus trabajos con Gil Evans, en lo que sería su última gran aparición pública. Ese mismo año, también participó en la grabación de un disco conjunto con músicos de pop y rock, como parte del proyecto Doo-Bop, que quedó inconcluso debido a su muerte.

Miles Davis falleció el 28 de septiembre de 1991, en el St. John’s Hospital de Santa Mónica, California, a causa de una neumonía y una insuficiencia respiratoria agravada por un derrame cerebral. Su muerte fue un acontecimiento global, y el mundo del jazz —y de la música en general— lamentó la pérdida de uno de sus más grandes innovadores. Su funeral se celebró en la catedral de St. John the Divine, en Nueva York, y fue asistido por miles de músicos, artistas y admiradores.

Un legado eterno: la influencia de Miles Davis

A lo largo de más de cuatro décadas de carrera, Miles Davis no solo fue testigo de la evolución del jazz, sino que fue su principal catalizador. Desde el bebop hasta el jazz modal, del cool al hard bop, del free jazz al jazz fusión, y de allí al jazz eléctrico y digital, Davis fue siempre un paso adelante. Su capacidad para detectar talentos, como John Coltrane, Herbie Hancock, Chick Corea, Wayne Shorter y Tony Williams, entre muchos otros, lo convirtió en un verdadero formador de generaciones.

Además, su habilidad para reinventarse constantemente, incluso en medio de críticas, adversidades personales y cambios de época, lo convierte en una figura única. En vida recibió múltiples galardones, entre ellos varios Premios Grammy, el Premio Léonie Sonning y el título de Doctor Honoris Causa en música por el New England Conservatory.

Su influencia ha trascendido el jazz y se ha dejado sentir en el rock, el pop, la música electrónica y el hip hop. Artistas tan diversos como Prince, Radiohead, Erykah Badu o Kendrick Lamar han reconocido su deuda con el legado de Miles Davis. Su autobiografía, publicada en 1989, titulada Miles: The Autobiography, ofrece un testimonio directo, crudo y revelador de su vida, sus luchas y su proceso creativo.

En suma, Miles Davis no fue solo un trompetista prodigioso. Fue un visionario, un transgresor y un artista total cuya obra sigue viva, enseñando que el jazz —como la vida— es un flujo constante, un cambio perpetuo, un acto de valentía.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Miles Davis (1926–1991): El Genio Inquieto que Reinventó el Jazz en Cada Década". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/davis-miles [consulta: 4 de octubre de 2025].