Coltrane, John (1926-1967).
Músico norteamericano nacido en Hamlet (Carolina del Norte) el 23 de noviembre de 1926 y muerto en Huntington (Nueva York) el 17 de julio de 1966. Saxofonista tenor y soprano, su nombre completo era William John Coltrane, y era conocido con el sobrenombre de «Trane».
Hijo de un sastre aficionado a la música, dio sus primeros pasos con el saxo alto en una banda de niños dirigida por el reverendo Steele. Entre 1945 y 1946 tocó en Hawai, en la orquesta del ejército. Más tarde tocaría en varios grupos de rhythm and blues, acompañando a músicos como Joe Webb, Bis Maybelle, King Kolax y Eddie Vinson. En 1948 tocó, en Filadelfia, con Philly Joe Jones y Howard McGhee; después conoció a los hermanos Heath (Percy, Al y Jimmy), con los que formó la Orquesta del Apollo de Harlem. Sin embargo, el gran paso hacia delante lo dio cuando conoció a Dizzy Gillespie, en 1949, quien le ofreció tocar el saxo tenor en su orquesta. No obstante, ese año perteneció, a su vez, a los grupos de Gay Crosse, Lonnie Slappery, Johny Hodges y Earl Bostic.
La fama a Coltrane, de todas maneras, le llegó en 1955, cuando grabó con el quinteto de Miles Davis, junto a Red Garland (piano), Paul Chambers (contrabajo) y Philly Joe Jones (batería). Este fue un quinteto histórico, un tour de force más del genio de Davis, rodeado siempre de los mejores músicos del momento. De esta colaboración puede rescatarse el Lp de Davis Ah Leu Cha, grabado el 27 de octubre de 1955. Las piezas más sorprendentes que se valoran del encuentro Miles-Coltrane son “Round midnight” y “Stella by starlight”. En el vinilo, además de Miles y Coltrane, estaban Red Garland (piano), Paul Chambers (contrabajo) y Philly Jo Jones (batería, viejo conocido de Coltrane). Sin duda, nos hallamos ante la ascensión definitiva del joven Coltrane, que, hacia 1957, grabó su primer disco en solitario (Dakar). El camino del músico de Carolina quedó ya unido al del naciente “hard bop”, lo que le llevó a integrarse en el grupo de otro de los grandes del momento, Thelonius Monk y sus Five Spots, con los que grabó algún que otro Lp, para, finalmente, entrar a formar parte del nuevo sexteto de Miles Davis, junto a músicos como Bill Evans o Canonballl Adderley. El Lp fruto de esta formación fue Dr. Jekill, otro de los hitos de finales de los cincuenta. De la colaboración del joven Coltrane (tenía treinta años) con Davis habría que apuntar que sirvió como acicate para que el músico de Hamlet pusiera en claro sus ideas musicales. No despuntaba todavía, pero fue necesario el contacto con un genio como Davis para que Coltrane accediera a otro nivel de percepción musical. Fue a partir de entonces cuando exploró las sonoridades del saxo (tanto tenor como soprano) y ensanchó el espacio sonoro, rítmico y melódico que el detallado estudio de sus instrumentos le brindaba. Un último disco que grabó Coltrane con Davis antes de abandonar la formación fue una de las obras maestras de todo el siglo XX, Kind of blue, grabado en 1959.
También en 1959, lejos ya de Davis, Coltrane grabó un disco con el que superó el “hard bop”, cuyo título era Giant steps, el cual contiene algunas de sus grandes piezas («Giant Steps», «Mr. P.C.» o «Naima»). Precisamente esta última pieza, «Naima», está dedicada a su mujer por entonces, de quien no tuvo hijos y de la cual se separó al final de su vida, tras nueve años de matrimonio, para unirse a la pianista Alice McLeod. En 1960 creó un cuarteto e inició una serie de conciertos que le llevó de gira por Estados Unidos y por Europa, además de actuar en los grandes locales del momento: Jazz Galery, Half Note o Village Gate. En este cuarteto tocaron en un principio Steve Khun, Steve Davis y Peter LaRoca, reemplazados al poco tiempo por nombres vinculados, definitivamente, al «sonido Coltrane”: McCoy Tiner (piano), Reggie Workman (contrabajo), Jimmy Garrison (contrabajo) y Elvin Jones(batería). Es la época en la cual John Coltrane grabó con dos de las discográficas más importantes del jazz: Atlántic e Impulse! Sus problemas con las drogas, no obstante, representaron unos de los impedimentos que frenarían la carrera del joven Coltrane; problema que consiguió superar a principios de los sesenta a raíz, precisamente, de su gira por Japón. Además, al margen del saxo tenor (tan propio de su sonido desde sus comienzos), Coltrane pasó a tocar el soprano, instrumento que le consolidó su sonido, acercándose vertiginosamente a la música “free”.
En 1961 Coltrane firmó con el sello discográfico Impulse!, al cual ofreció un Lp que pronto se convirtió en obra maestra y acontecimiento musical: Africa Brass, donde Coltrane lleva a cabo una de sus pocas incursiones en la música orquestal. En este disco encontramos algunos importantes nombres como Booker Little, Britt Woodman y Pat Patrick. A raíz de este disco, la fama del músico y su clara vinculación con la música de vanguardia no cejó en su evolución. Es el año, además, de su unión con otro de los innovadores de estos años, Eric Dolphy, que colaboró con Coltrane en el disco antes citado. Dolphy era íntimo amigo de Coltrane (como también Sonny Rollins), y juntos afrontaron el difícil camino estético elegido dentro de un mismo proyecto. La crítica, no en vano, atacó a estos músicos, cuyo frente común fue ejemplar. De esta época es su álbum Africa Brass, un Lp vinculado a la música orquestal y con jóvenes músicos como Britt Woodman o Pat Patrick, entre otros. No obstante, en esta época comenzó a publicar ciertos álbumes que acercaron a Coltrane a la senda del «free». Sus colaboraciones (al margen de Eric Dolphy) fueron con Rashied Ali, Pharoah Sanders o Alice McLeod (pianista con quien se casará, incluyéndola en la formación de su grupo en su última época). Tanto en 1960, como en 1961, Coltrane se enfrasca en una gira por Europa que le da a conocer. Entre los colaboradores de estos años tenemos a personalidades muy distintas, como Archie Shipp, o Wes Montgomery, los cuales no llegaron a cuajar en sus formaciones.
A partir de 1962, Coltrane completó lo que iría a ser su gran cuarteto: McCoy Tyner (piano), Elvin Jones (batería) y Jimmy Garrison (contrabajo, que a su vez procedía del cuarteto de Ornette Coleman). Al fin, Coltrane tuvo lo que había buscado: una poderosa maquinaria que revolucionaría el jazz. La potencia percusiva de Elvin, la armonía atonal de McCoy, la base armónica de Garrison (llena de alturas disonantes, a la vez que de un marcado swing), más el liderazgo de Coltrane, sobrevolando el terreno como un ave carroñera que se alimenta de los despojos que encuentra, hacen de este cuarteto una de las joyas bibliográficas más relevantes del jazz del siglo XX. Tampoco debe olvidarse su «rara» colaboración con uno de los genios del jazz, Duke Ellington, de la cual nació un álbum para disfrute general del aficionado a este tipo de música.
De 1964 es una de sus obras maestras, A love supreme, una suite que revolucionó la música jazz, grabado con su cuarteto de lujo, Garrison, Tyner y Jones, disco que, por otro lado, se convirtió en 1965 en el álbum más vendido del jazz. Los dos últimos años de su vida los empleó Coltrane en realizar agotadoras giras por Japón y Europa, y en grabar discos importantes (Infinity, Cosmic Music o Expresión) y alguna obra maestra, como lo fue su Interstellar space (1967). Coltrane había decidido viajar a África; sin embargo, un cáncer de hígado, que ya le perseguía desde hacía un tiempo, acabó con él un 17 de julio de 1967. Parece ser que los excesos de otros tiempos (drogas, alcohol, etc.) al fin pasaron factura al genial saxo, aunque llevara en sus últimos años una vida enfocada hacia la mística y la comida vegetariana. Acababa de cumplir 40 años.
John Coltrane murió joven; sin embargo, a los treinta cinco años ya era considerado una de las figuras máximas del «hard-bop». Poco entendido en su época (pensemos en su difícil dúo con Eric Dolphy), el tiempo le ha magnificado y le ha convertido en una de las referencias básicas de este estilo de música. La apertura tonal que este saxofonista consiguió, extendiendo los límites de la armonía jazzística, se debió tanto a su original ingenio como a los músicos que le rodearon en vida. Sobre todo, su cuarteto fue determinante para que Coltrane se expresara como quería y dejara su mensaje de manera inequívoca. La improvisación modal, pues, atiende al concepto revolucionario que este músico impulsó desde sus grabaciones, aportando nuevas ideas (fusionándolas e impregnándolas en un delirante concepto rupturista) a los aspectos de melodía, armonía y ritmo. La búsqueda incesante de este músico fue generada por su idea de universo, de infinito, que tanto le tentaba. En un bello poema escrito en el interior de la carpeta de A love supreme, Coltrane decía: “The universe has many wonders” («el universo posee muchas maravillas«), y esas maravillas las producían las vibraciones de su saxo. La búsqueda del sentido del universo (donde siempre, para Coltrane, se encontraba Dios) debía comenzarse por el propio entendimiento que surgiera entre la máquina que produce el sonido y su cuerpo, que los equilibra.
Su búsqueda de un lenguaje propio le llevó por caminos difíciles de valorar. Técnicamente, exploró en las tres octavas del saxo, ejecutando escalas rápidas llenas de armónicos y notas disonantes que creaban una atmósfera típicamente “coltraniana”. Prácticamente podemos afirmar, sin exageraciones, que fue el gran héroe del “estilo free”, sin llegar nunca a instalarse en él. Después de Coltrane, o algo después, el “free” se expandió de manera específica y llegó el turno de otros genios como Ornette Coleman, Archie Shipp o Cecil Taylor. Sin embargo, no solamente le tributan cierto homenaje los músicos más cercanos a la atonalidad, sino que cualquier saxofonista moderno debe rendirle tributo de una u otro forma. Coltrane llevó la música hasta justo el límite de su propia desintegración sin llegar a desintegrarla; digamos que accionó la palanca de dicha desintegración sin llegar a pulsarla del todo. Su repentina muerte nos privó de ver qué hubiera hecho Coltrane diez o, tal vez, veinte años después de morir. Nunca lo sabremos. Y quizá sea mejor así.
Aún con todo, lo revolucionario del “concepto coltrane” se percibe en la legión de simpatizantes que han continuado su estela. David Sanborn, Gato Barbieri, Jan Garbarek o Michael Brecker son sólo algunos de ellos. La mina “coltrane” es inacabable, aunque de él aún nos queden vestigios en la piel de McCoy Tyner o Elvin Jones. Lo importante es que la estela de Coltrane no se ha terminado todavía. Su huella, absolutamente genial y personal, prevalece en el lenguaje de la mayoría de los nuevos músicos que entran en escena y, sobre todo, en la mayoría de los músicos que tocan un saxofón.
Bibliografía
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——— Gran Enciclopedia del jazz. (CoordinadA por A. Mazzoletti), 4 volúmenes. Sarpe, 1980.
Discografía básica
Con el quinteto de Miles Davis:
1956= Trane’s blues1956= Round Midnight1956= It Couls Happen to you1958= Dr. Jekyll (1958)1959= Flamenco Sketches (1959)1959= Kind of blue (1959)
Con Thelonius Monk:
1957= Thelonious Himself
Con Duke Ellington:
1962= The Feeling Of Jazz
Con su propia banda:
1957= Dakar1958= Russian Lubally1959= Giant steps1959= Coltrane Jazz1960= My Favorite Things1960= Plays the Blues1961= Olé1964= Impressions1964= A Love Supreme1964= Transition1964= First Meditations1963= Live in Stockholm1963= Paris-Concert1964= Crescent1965= Live in Paris1965= Ascension1965= Live in Seatle1966= Meditations1966= Cosmic music1967= Expression1967= Interstellar space1996= The heavy-weiht champion
R. P. Virtanen