Arthur James Balfour (1848–1930): De la Aristocracia Escocesa al Poder Político

Arthur James Balfour (1848–1930): De la Aristocracia Escocesa al Poder Político

Introducción a la vida de Arthur James Balfour

Arthur James Balfour, nacido el 25 de julio de 1848 en Whittinghame, en el condado escocés de East Lothian, fue una de las figuras más destacadas de la política británica durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Hijo de una familia aristocrática y vinculado al Partido Conservador, Balfour desempeñó un papel clave en la política británica, siendo primer ministro entre 1902 y 1905 y dejando una huella perdurable en la historia, especialmente a través de la famosa Declaración Balfour de 1917. Su vida estuvo marcada por un alto nivel de educación, una profunda relación con la aristocracia y su influencia en el escenario internacional durante y después de la Primera Guerra Mundial.

Formación y primeros pasos en la política

Balfour nació en el seno de una familia de clase alta. Su madre, Lady Blanche, era hija del tercer duque de Buccleuch, una de las familias más prominentes de Escocia. Desde temprana edad, Balfour estuvo rodeado de intelectuales y aristócratas, lo que sin duda marcó su visión del mundo. Su educación fue rigurosa y elitista, comenzando en la famosa escuela de Eton y posteriormente en Trinity College, Cambridge, donde se destacó en filosofía y teología, disciplinas que influirían en su pensamiento a lo largo de su vida.

A pesar de no mostrar un interés temprano en la política, su vida dio un giro cuando, en 1874, a la edad de 26 años, fue elegido para la Cámara de los Comunes como representante del distrito de Hertford. Esta elección marcó el inicio de su carrera política en el seno del Partido Unionista, al que pertenecía también su tío, Lord Salisbury, quien sería su mentor y figura influyente en su vida. A partir de este momento, Balfour se sumergió en el mundo de la política británica, en gran parte gracias al apoyo de su familia y su cercanía a la aristocracia.

Primeros años en la política

En sus primeros años en el Parlamento, Balfour se asoció con el Fourth Party, una facción rebelde dentro del Partido Conservador que se distanció de las políticas de la línea oficial de su partido. Fue aquí donde Balfour demostró su habilidad como orador y su destreza para atraer la atención del público y de sus compañeros parlamentarios. Aunque sus primeros años estuvieron marcados por un aprendizaje gradual, pronto destacó como una figura política de renombre.

En 1886, durante el segundo ministerio de su tío Lord Salisbury, Balfour fue nombrado Secretario del Gobierno en Escocia. Un año más tarde, asumió un cargo similar en Irlanda, donde se ganó el apodo de “Bloody Balfour” debido a su mano dura contra el movimiento independentista irlandés. Sus políticas represivas, incluidas la represión de las revueltas y la implementación de medidas severas contra los nacionalistas irlandeses, le generaron una gran enemistad con los irlandeses, aunque consolidaron su posición dentro del Partido Conservador.

Su apodo de «Bloody Balfour» y su relación con Irlanda

El apodo de “Bloody Balfour” fue el resultado de su enfoque inflexible frente a las demandas irlandesas por autonomía. Balfour, quien se oponía rotundamente al proyecto de Home Rule de Gladstone, adoptó una postura firme en su gestión de la cuestión irlandesa. Durante su mandato en Irlanda, implementó una serie de medidas represivas, incluyendo el uso del ejército para sofocar las revueltas y la limitación de las libertades civiles. Si bien sus políticas fueron respaldadas por muchos de sus correligionarios en Londres, también le valieron un odio profundo en Irlanda, donde fue visto como un símbolo de la opresión británica.

Su firmeza en esta cuestión fue vista por algunos como necesaria para mantener el orden, pero también se convirtió en un lastre para su imagen pública. Sin embargo, a pesar de la controversia, Balfour se mantuvo como una de las figuras clave en la política británica, y su influencia dentro del gobierno de su tío, Lord Salisbury, continuó creciendo.

Crecimiento político bajo el liderazgo de Lord Salisbury

Con el tiempo, Balfour fue ascendiendo en las filas del Partido Conservador. En 1891, fue nombrado presidente de la Cámara de los Comunes y, poco después, primer Lord del Tesoro, una de las posiciones más importantes del gobierno británico. Durante este tiempo, se consolidó como un líder en la política británica, tanto dentro del Parlamento como en la esfera internacional. Su habilidad para negociar y manejar cuestiones complejas le permitió ganar la confianza de sus colegas y consolidar su lugar en la historia de Gran Bretaña.

En lo que respecta a su visión internacional, Balfour mostró una notable preocupación por la estabilidad del Imperio Británico, especialmente durante la Guerra de los Boers (1899-1902). Aunque, como muchos conservadores de la época, estaba convencido de que Gran Bretaña vencería a los bóers, Balfour expresó algunas reservas sobre la conducción de la guerra. Su posición fue menos beligerante que la de otros miembros de su partido, y se mostró dispuesto a encontrar una solución política al conflicto, aunque la guerra siguió su curso hasta su finalización en 1902.

De Secretario del Tesoro a Primer Ministro

Tras la retirada de Lord Salisbury por problemas de salud en 1902, Balfour asumió el liderazgo del gobierno británico, convirtiéndose en Primer Ministro. Su llegada al cargo se produjo en un momento crítico para el Imperio Británico, que estaba intentando adaptarse a los cambios de una nueva era política y económica. Durante su mandato, se llevaron a cabo varias reformas importantes, incluyendo la Education Act de 1902, que reorganizó la enseñanza primaria y secundaria en Gran Bretaña, marcando el inicio de un esfuerzo por ofrecer una educación más accesible para todos los sectores de la sociedad.

Otro de los hitos de su mandato fue la firma de la Entente Cordiale en 1904 con Francia, un acuerdo que resolvía varias disputas coloniales entre las dos potencias europeas y que establecía una cooperación más estrecha en diversas áreas. Esta medida fortaleció la posición de Gran Bretaña en Europa y consolidó su relación con Francia, lo que sería de gran importancia en la Primera Guerra Mundial.

A pesar de sus logros, Balfour no estuvo exento de críticas. Fue acusado de falta de habilidades políticas, especialmente por su manejo de la Guerra de los Boers, y de no tomar medidas efectivas frente a las demandas de los sindicatos y otros grupos descontentos. Esta presión interna, junto con la falta de apoyo en su partido, le llevó a presentar su dimisión en diciembre de 1905.

Declive en la política y su dimisión en 1905

La dimisión de Arthur Balfour en diciembre de 1905 marcó un punto de inflexión en su carrera política. Su mandato como Primer Ministro no estuvo exento de controversias, y las críticas a su gestión se acumularon desde varios frentes. La Guerra de los Boers había sido una fuente de gran desacuerdo, con opositores que condenaban las duras políticas adoptadas por el gobierno, mientras que otros cuestionaban su falta de habilidad para gestionar los asuntos internos del país. Además, las medidas tomadas en relación con la educación y los impuestos sobre las escuelas anglicanas crearon malestar entre sectores de la sociedad, como los inconformistas y los sindicatos.

La falta de apoyo dentro de su propio partido fue otro de los factores que contribuyó a su dimisión. La controversia en torno a la reforma arancelaria impulsada por Chamberlain exacerbó las tensiones entre los sectores industriales, los librecambistas y los agricultores, lo que resultó en un Partido Conservador dividido. A pesar de su prestigio y su origen aristocrático, Balfour no pudo mantener una coalición unificada en su partido, y este descontento interno lo llevó a retirarse.

En las elecciones generales de 1906, el Partido Liberal, liderado por Henry Campbell-Bannerman, obtuvo una victoria abrumadora, lo que dejó a los conservadores en una posición de debilitamiento. Balfour perdió su escaño en el distrito de Manchester, pero poco después regresó al Parlamento como representante de la ciudad de Londres. Aunque ya no ocupaba el cargo de Primer Ministro, continuó siendo un líder importante en el Partido Conservador y asumió el papel de líder de la oposición.

Liderazgo de la oposición y la crisis parlamentaria

Tras su regreso al Parlamento, Balfour adoptó una postura más crítica frente al gobierno liberal de Campbell-Bannerman. Su estrategia principal fue intentar bloquear las medidas liberales mediante su influencia en la Cámara de los Lores, la cámara alta del Parlamento, que aún gozaba de considerables poderes en ese momento. Sin embargo, su intento de frenar la legislación del gobierno fracasó cuando el Primer Ministro Herbert Henry Asquith impulsó la Parliament Bill (Ley Parlamentaria) en 1911, que recortaba significativamente los poderes de la Cámara de los Lores.

Este fracaso marcó otro capítulo en el declive de la influencia de Balfour, quien, a pesar de ser un orador consumado y un político experimentado, no logró mantener su posición de liderazgo dentro de su partido. En noviembre de 1911, Balfour abandonó la presidencia del Partido Conservador, y fue reemplazado por Bonar Law, quien representaba una corriente más nacionalista dentro del partido.

Su participación en la Primera Guerra Mundial

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, Balfour dejó de lado las luchas internas del Partido Conservador y se unió al gabinete de coalición encabezado por el Primer Ministro liberal Herbert Henry Asquith en 1915. Balfour asumió el cargo de Lord del Almirantazgo, reemplazando a Winston Churchill, quien había sido destituido tras el fracaso de la campaña de Gallípoli. Durante su tiempo en el Almirantazgo, Balfour jugó un papel importante en la gestión de la guerra naval, una parte crucial del esfuerzo bélico británico.

Sin embargo, a finales de 1916, a medida que la situación política en Gran Bretaña se volvía más tensa y el gobierno de Asquith se encontraba en crisis, Balfour cambió de lealtad. Se unió a David Lloyd George, quien asumió el liderazgo del país en diciembre de 1916. Lloyd George lo nombró Ministro de Asuntos Exteriores, un puesto clave en la política exterior británica.

La Declaración Balfour de 1917

Una de las contribuciones más duraderas de Balfour a la historia fue la firma de la Declaración Balfour el 2 de noviembre de 1917. Este documento, dirigido al Barón Rothschild, un líder de la comunidad judía británica, comprometía al gobierno británico en favor de la creación de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, entonces bajo control del Imperio Otomano. La Declaración Balfour tuvo un impacto profundo en la política internacional, especialmente en el contexto del sionismo y el establecimiento del Estado de Israel en 1948.

Balfour, en su rol de Ministro de Asuntos Exteriores, jugó un papel fundamental en esta declaración, que reflejaba los intereses estratégicos de Gran Bretaña en la región, así como su creciente preocupación por la política en Oriente Medio durante y después de la guerra. La declaración, aunque favorable para los sionistas, también planteó desafíos significativos a largo plazo para la política británica en la región, lo que se reflejaría en las décadas posteriores.

Posguerra y relaciones internacionales

Tras el final de la Primera Guerra Mundial, Balfour continuó jugando un papel clave en la política internacional. Participó activamente en las Conferencias de Paz de París en 1919, donde se establecieron los términos del Tratado de Versalles, que puso fin a la guerra. Además, Balfour fue un representante británico en la primera asamblea de la Sociedad de Naciones en 1920, una organización internacional creada para promover la paz y la cooperación global.

Durante la década de 1920, Balfour también participó en la Conferencia del Desarme de Washington (1921-1922), un esfuerzo internacional para reducir las tensiones y las armamentos navales, con el objetivo de evitar futuras guerras. Fue un defensor de la diplomacia multilateral y de las relaciones pacíficas entre las grandes potencias, aunque sus esfuerzos fueron limitados por el creciente aislacionismo de algunas naciones.

El Informe Balfour de 1926 y el Estatuto de Westminster

En 1926, Balfour presidió una conferencia crucial que resultó en el Informe Balfour, el cual definió las relaciones entre Gran Bretaña y sus dominios, como Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Este informe fue un paso importante hacia la independencia de estos territorios, aunque seguían siendo parte del Imperio Británico. El informe sentó las bases para lo que más tarde sería el Estatuto de Westminster de 1931, que otorgó a los dominios un control mucho mayor sobre sus propios asuntos.

Últimos años y fallecimiento

A pesar de su edad avanzada, Balfour siguió involucrado en la vida pública hasta sus últimos años. En 1919, fue nombrado rector de la Universidad de Cambridge, un cargo honorífico que reflejaba su reconocimiento intelectual y su dedicación a las cuestiones filosóficas y científicas. En 1922, se le otorgó el título de Primer Conde Balfour y Vizconde Trapain, reconociendo su contribución al país.

Arthur James Balfour falleció el 19 de marzo de 1930 en Woking, Surrey, a los 81 años. Su legado perduró a través de sus obras filosóficas, como Una defensa de la duda filosófica (1879), Fundamentos de la creencia (1895), y Teísmo y humanismo (1915), que reflejan su profundo interés por los problemas científicos y religiosos de su tiempo.

Aunque su carrera política estuvo marcada por altos y bajos, el impacto de Balfour en la política británica y en los asuntos internacionales, particularmente en el Medio Oriente, sigue siendo un tema de debate y reflexión en la historia del siglo XX.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Arthur James Balfour (1848–1930): De la Aristocracia Escocesa al Poder Político". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/balfour-arthur-james-conde-de [consulta: 16 de octubre de 2025].