Gladstone, William Edward (1809-1898).
Político británico, nacido en Liverpool el 29 de diciembre de 1809 y muerto en Hawarden el 19 de mayo de 1898. Fue uno de los principales dirigentes del liberalismo europeo del siglo XIX y una de las figuras políticas más relevantes de la Inglaterra victoriana. Lideró el Partido Liberal (whig) desde 1867 y, a lo largo de su dilatada carrera política, fue cuatro veces primer ministro (1868-1874; 1880-1885; 1886 y 1892-1894).
Vida
Nació en el seno de una familia acomodada de origen escocés. Su padre, John Gladstone, era un acaudalado comerciante cuyos prósperos negocios con las Indias Orientales y América le convirtieron en una figura prominente de Liverpool y le permitieron acceder a un escaño en el Parlamento. William Eward fue el quinto de seis hermanos. Recibió su primera enseñanza en Eton y cursó estudios universitarios en el Christ Church College de Oxford, donde se licenció en lenguas clásicas y matemáticas en 1831. Sus primeras inclinaciones le dirigieron hacia la religión, pero la oposición paterna le impidió convertirse en ministro de la Iglesia anglicana. Educado en una atmósfera de férrea devoción evangélica, la religión sería un elemento de extrema importancia en la conducta pública y privada de William Gladstone a lo largo de toda su vida.
Inició su andadura política en Oxford como presidente de la Unión universitaria. Durante los primeros años de su carrera se alineó con los conservadores (tories), oponiéndose a cualquier intento de reforma democrática. Gracias al apoyo del duque de Newcastle, que valoró tempranamente su talento, pudo presentarse a las elecciones de 1832, obteniendo un escaño por el distrito de Newark. En el Parlamento destacó pronto por sus dotes de orador incisivo, particularmente después de que, en junio de 1833, pronunciara un vehemente discurso a favor de la esclavitud (su padre poseía una gran plantación esclavista en la Guinea Británica). Durante el primer gobierno de Robert Peel (1834-1835), tras ocupar cargos de escasa relevancia en el Exchequer (ministerio de Hacienda) fue nombrado subsecretario para las colonias.
En 1838 publicó su primer libro, El Estado en sus relaciones con la Iglesia, en el que desarrolló sus ideas acerca de la estrecha colaboración que debía unir a ambas instituciones. En julio de 1839 se casó con Catherine Glynne, con la que tendría ocho hijos. Este matrimonio le permitió acceder a los círculos más selectos de la aristocracia británica y a una posición política privilegiada, ya que su esposa estaba emparentada con William Pitt.
El rígido conservadurismo de sus primeros años en el Parlamento fue cediendo progresivamente el paso a un liberalismo moderado. Esta conversión se consumó durante el segundo gobierno de Peel (1841-1846), del que Gladstone fue nombrado viceministro de comercio. Desde este puesto acometió una serie de audaces reformas destinadas a liberalizar la economía británica. En mayo de 1843 fue elevado a ministro de comercio. Las principales aportaciones de su gestión fueron la aprobación de la Ley del Ferrocarril (1844), que puso los cimientos de la red ferroviaria británica, y una serie de medidas encaminadas a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de los muelles londinenses. A comienzos de 1845 presentó su dimisión, debido a la pretensión del gobierno de aumentar la dotación económica del Colegio Católico Irlandés de Maynooth. Aunque sus opiniones respecto a la libertad de culto habían variado sustancialmente en los años anteriores, Gladstone no consintió en prestar su apoyo a una medida que iba manifiestamente en contra de las ideas expresadas en su primer libro. A fines de ese mismo año volvió a incorporarse al gabinete como secretario de estado (ministro) para las colonias, cargo que ocupó hasta la caída de Peel en junio de 1846. La política liberalizadora de Peel dividió al partido tory y Gladstone, que la apoyó incondicionalmente, quedó aislado dentro de su grupo parlamentario durante los años siguientes.
El caos financiero de 1847 afectó gravemente al patrimonio de su esposa, por lo que Gladstone tuvo que dedicar buena parte de su tiempo a restaurar la fortuna familiar mediante inversiones y compras de tierras que le convirtieron en uno de los mayores propietarios del país. Invirtió parte de su riqueza en labores caritativas, como una casa de redención de prostitutas que fundó junto a su esposa.
En junio de 1850 pronunció su primer discurso importante sobre asuntos internacionales. Denunció en él la política demagógica seguida por Palmerston en el affaire Don Pacífico (el ataque británico a Grecia escudado en la defensa de los intereses financieros de un súbdito inglés). Ese mismo año realizó un viaje a Nápoles, del que regresó profundamente impresionado por las condiciones de vida en las cárceles italianas. Al año siguiente dirigió dos cartas a lord Aberdeen en las que describió su experiencia en Nápoles y llamó a los conservadores a establecer un frente común contra este tipo de injusticias. Su llamamiento no tuvo ningún resultado práctico, pero sus cartas circularon entre la clase política de toda Europa.
Durante los años que siguieron a la muerte de Peel en 1850, Gladstone se mantuvo en una posición muy precaria en el Parlamento, dada la desconfianza que hacia su liberalismo mostraban tanto conservadores como liberales. En esta época se gestó su enfrentamiento con el líder conservador Benjamin Disraeli, que se convertiría en una constante de la política de la Inglaterra victoriana. En 1852 pronunció un durísimo discurso en contra de los planes presupuestarios de Disraeli, que influyó decisivamente en la caída del gobierno. Fue nombrado canciller del Exchequer en el nuevo gobierno de coalición presidido por lord Aberdeen. Su brillante presentación de los presupuestos de 1853 ante la Cámara, en la que defendió una drástica liberalización del comercio y una amplia reducción impositiva, puso de manifiesto su capacidad para exponer, mediante una oratorio sin fisuras, las propuestas políticas más arriesgadas. Su gestión económica hizo posible el éxito del gobierno de coalición. Durante 1854, Gladstone se dedicó principalmente a emprender la reforma de la administración civil del Imperio. Asimismo, intervino en asuntos exteriores para apoyar la actuación británica en la Guerra de Crimea como medio de preservar el equilibrio europeo pactado en el Congreso de Viena de 1815. Sin embargo, el estallido de la contienda desbarató sus planes presupuestarios, obligándole a duplicar los impuestos en 1854.
Tras la caída del gobierno de Aberdeen en enero de 1855, Gladstone entró en el nuevo gabinete presidido por Palmerston, pero renunció tres semanas después de su nombramiento, por oponerse a la formación de una comisión que determinara las responsabilidades del anterior gobierno en el conflicto de Crimea. Ello le valió la pérdida de su popularidad, especialmente cuando se manifestó a favor del fin de la contienda. En el tiempo que le dejaba libre su actividad política, siguió profundizando en sus estudios filológicos. En 1858 apareció su extensa obra Estudios sobre Homero y la época homérica, en la que defendía la idea de que la providencia divina había señalado a la civilización de la Grecia clásica como el modelo de sociedad hacia el que debía tender la humanidad.
En marzo de 1857 ayudó a derribar a Palmerston con un brillante discurso sobre las relaciones británicas con China. Asimismo, se opuso por razones religiosas a una ley sobre el divorcio, con tal denuedo que se le acusó de haber inventado la táctica de la obstrucción parlamentaria. Durante el invierno de 1858-1859 desempeñó funciones de alto comisionado en el protectorado británico de las islas jónicas. En junio de 1859 sorprendió a la clase política al aceptar el puesto de canciller del Exchequer en el gobierno whig de lord Palmerston. La razón de esta alianza fue el deseo de Gladstone de intervenir a favor de la unificación italiana. La coalición formada por Palmerston, Russell y Gladstone consiguió asegurar la independencia de Italia, pero su labor estuvo lastrada por diferencias irreconciliables en temas de política interior. La gestión económica de Gladstone tuvo éxito gracias a una serie de medidas liberalizadoras y a las importantes reducciones de las tasas que gravaban el comercio. En 1860 firmó un tratado comercial con Francia, merced al cual se duplicó el volumen de negocios entre ambas naciones en los años siguientes. En 1861 la creación de las cajas postales de ahorro le granjeó el apoyo de los dirigentes del movimiento obrero británico, pese a su abierta hostilidad hacia el socialismo. Gladstone, cuyas relaciones con Palmerston eran conflictivas, tuvo escasas oportunidades de intervenir en política internacional. Sin embargo, en octubre de 1862 se declaró a favor de los estados esclavistas en el contexto de la Guerra Civil americana.
En las elecciones de 1865 obtuvo un escaño por Lancashire. Tras la muerte de Palmerston ese mismo año, Russell ocupó la jefatura del gobierno y Gladstone pasó a dirigir el grupo whig en la Cámara de los Comunes, al tiempo que continuaba ejerciendo como canciller del Exchequer. En marzo de 1866 presentó una primera propuesta de reforma del sistema electoral, que suscitó una violenta oposición tanto entre los conservadores como entre los whigs moderados, forzando la dimisión del gobierno en junio de ese mismo año. Sin embargo, en 1867 el gobierno dirigido por Disraeli consiguió la aprobación de una Ley de Reforma (Reform Act) que, basada en el proyecto de Gladstone, concedió el voto a más de un millón de trabajadores de las ciudades.
En marzo de 1868, Gladstone presentó ante la Cámara tres resoluciones en contra de la unión entre la Iglesia anglicana y el Estado en la provincia de Irlanda, de mayoría católica. Poco después publicó un libro, titulado Un capítulo de autobiografía, en el que expuso las razones que le habían llevado desde el anglicanismo intransigente de sus primeros años a su actual postura de tolerancia religiosa. Ese mismo año se convirtió en líder de los liberales tras la retirada de Russell de la vida pública. En las elecciones celebradas en diciembre, el partido whig obtuvo un gran triunfo. Gladstone renovó su escaño, esta vez por el distrito de Greenwich, y fue llamado a formar gobierno por la reina Victoria.
Durante su primer mandato como jefe del gobierno (1868-1874) concentró sus esfuerzos en la cuestión irlandesa y en el mantenimiento del equilibrio de poderes en Europa frente a las pretensiones imperialistas de la Prusia de Bismarck. En 1868 presentó un plan general de desarme europeo que fue rechazado por el canciller alemán. Al año siguiente consiguió la aprobación parlamentaria de la separación de la Iglesia anglicana del gobierno de Irlanda. En cuanto a su política interior, puso en marcha una serie de reformas de carácter administrativo, como el establecimiento de oposiciones para el acceso al cuerpo de funcionarios del Estado, la introducción del voto secreto en el Parlamento o la eliminación de la compra de comisiones en el ejército. Consiguió, asimismo, la aprobación de una nueva Ley de Educación (1870) que convirtió en obligatoria la enseñanza primaria, gracias a su financiación por el Estado. Completó la reforma parlamentaria emprendida por Disraeli mediante la Ley de Sufragio de 1872. En marzo del año siguiente, al rechazar el Parlamento un nuevo estatuto para la Universidad de Irlanda, Gladstone presentó su dimisión, pero se vio obligado a volver al cargo cuando Disraeli se negó a formar gobierno. En enero de 1874 disolvió repentinamente el Parlamento, pero su partido sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones subsiguientes y Gladstone tuvo que renunciar a la presidencia y abandonar la dirección del partido liberal. Fue sustituido por Disraeli en la jefatura del gobierno.
Su retirada a la mansión familiar en Hawarden, donde volvió a sumergirse en sus estudios eruditos, era en principio definitiva. Pero su oposición a la política imperialista de Disraeli respecto al conflicto balcánico (la represión turca de los nacionalismos emergentes) le empujó a retornar a la palestra política en 1876. Gladstone abogó por la desvinculación de las naciones balcánicas del Imperio otomano y, en septiembre de ese año, publicó un inspirado panfleto (Los horrores de Bulgaria y la cuestión de Oriente) en el que propuso como única alternativa la total retirada turca de los Balcanes. Esta postura escandalizó a la clase política británica, a excepción de las alas más radicales del liberalismo, y la propia reina Victoria mostró su desaprobación hacia la campaña de Gladstone. Sin embargo, éste obtuvo un aplastante triunfo en las elecciones de abril de 1880.
En su segundo mandato (1880-85) volvió a compaginar la jefatura del gobierno y la cancillería del Exchequer. Pese al apoyo del electorado, su posición en el Parlamento era precaria y estaba sujeta a continuas negociaciones. En 1884 consiguió la aprobación, tras una ardua batalla en la Cámara de los Lores, de una tercera ley de reforma electoral que dio el voto a la mayoría de los propietarios rurales. Continuó su política anticorrupción, estableciendo un mayor control sobre el sistema electoral. En su política social destacó la legislación tendente a asegurar a las mujeres casadas el control sobre sus bienes y patrimonios. En lo que respecta a su política exterior, Gladstone se propuso solucionar rápidamente la cuestión oriental y encargó a su secretario de estado, Grenville, que presionara militarmente a Turquía para forzar la entrega a Grecia de la región de Tesalia. Gladstone pretendía seguir la misma estrategia para liberar a Chipre del Imperio turco, pero cuestiones más acuciantes de política interior impidieron la continuación de su intervención en el Mediterráneo. En efecto, la profunda crisis agrícola en la que se hallaba sumida Irlanda llevó a Gladstone a diseñar una ley de reforma agraria para la provincia (Land Act), que fue aprobada en el Parlamento en 1881 y que supondría, a largo plazo, una mejora considerable en las condiciones de vida del campesinado irlandés. Ello no sirvió, sin embargo, para acallar la agitación nacionalista, que culminó con el asesinato de lord Cavendish, íntimo amigo de Gladstone. Éste, pese a la repugnancia que sentía por la utilización de métodos violentos, aprobó una serie de medidas de represión contra los independentistas irlandeses. Desde esta época, Gladstone comprendió que la única alternativa viable para resolver el conflicto irlandés era la concesión de un estatuto de autonomía.
En 1885 afrontó la peor crisis de su carrera política, al autorizar la intervención de Gran Bretaña en Egipto. Gladstone permitió que el general C. G. Gordon, a quien no conocía personalmente, interviniera en Jartum (Sudán), donde fue apresado. El gobierno no consiguió su liberación y Gordon fue ejecutado en enero de 1885. Su muerte conmocionó a Inglaterra e hizo perder a Gladstone su antigua popularidad. En junio de 1885 tuvo que dimitir, al no conseguir la aprobación parlamentaria de su programa presupuestario.
Esta derrota le impidió llevar a debate su proyecto de un estatuto de autogobierno para Irlanda (Home Rule). Pero en febrero del año siguiente volvió a ser llamado a formar gobierno tras la caída del gabinete conservador de lord Salisbury. La cuestión fundamental durante su tercer y cuarto mandatos fue la negociación de la autonomía irlandesa. En junio de 1886 el Parlamento rechazó un primer proyecto de Home Rule, que dividió al partido whig y forzó la dimisión de Gladstone. Éste conservó su escaño por el condado de Midlothian y durante los siguientes seis años realizó una amplia campaña en favor de la autonomía irlandesa. Sus ideas escandalizaron a las clases dominantes de Inglaterra, pero le granjearon la adhesión de irlandeses, escoceses y galeses. Gladstone colaboró con el dirigente nacionalista irlandés Charles S. Parnell, hasta que se hizo inevitable la ruptura debido al escándalo que estalló cuando se supo que Parnell mantenía una relación adúltera. En 1891, cuando contaba 80 años, Gladstone dio el visto bueno a un amplio programa de reformas liberales entre las que se encontraba el Home Rule. Este programa sirvió de plataforma al partido liberal para ganar las elecciones de 1892 con una cómoda mayoría.
Con más de 82 años, Gladstone se convirtió de nuevo en primer ministro en agosto de 1892. Al año siguiente logró que la Cámara de los Comunes aprobara un nuevo borrador de estatuto de autogobierno para Irlanda, que fue sin embargo boicoteado por los lores. Gladstone quiso entonces retirarse, pero su gabinete se lo impidió. Sin embargo, sus continuas desavenencias con sus colaboradores (especialmente en lo referente al aumento del gasto naval, que Gladstone rechazaba) y la merma de sus facultades físicas le llevaron a presentar su renuncia definitiva el 3 de marzo de 1894. Por otra parte, la aversión que la reina Victoria sentía hacia su anciano primer ministro había disminuido enormemente su prestigio político. Gladstone se retiró a Hawarden, donde se entregó a la elaboración de una edición crítica de las obras del obispo Joseph Butler, que sería publicada en 1896. Murió víctima de un cáncer de paladar a la edad de 88 años, y fue enterrado con honores de Estado en la abadía de Westminster.
A pesar de su contribución a la reforma democratizadora del sistema político británico, la valoración actual acerca de su gestión le ha situado en la posición de un hombre de estado que comprendió la necesidad de modernizar las estructuras administrativas, pero que estaba muy lejos de asumir y aceptar las reivindicaciones democráticas de los movimientos sociales británicos. Enfrascado en la liberalización económica, Gladstone careció de una amplia visión internacional y no alcanzó a comprender los profundos problemas sociales que aquejaban al país y que reclamaban una marcha decidida hacia la democracia.
Bibliografía
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CHECKLAND, S.G. The Gladstones, 1764-1851 (Londres, 1971).
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MAGNUS, P. Gladstone (Londres, 1954).
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MORLEY, J. The Life of William Ewart Gladstone. (Londres, 1903).