Wanli o Zhu Yizhun, Emperador de China (1563-1620).
Emperador chino de la dinastía Ming, nacido el 4 de septiembre de 1563 con el nombre de Zhu Yizhun y fallecido el 18 de agosto de 1620, ascendió al trono imperial en 1573, convirtiéndose en el más longevo soberano chino desde los tiempos de la dinastía Han. Su reinado se caracterizó por la decadencia política de la dinastía, provocada tanto por factores internos (corrupción, existencia de facciones, crisis económica y moral, etc.) como externos, entre los que cabe destacar el surgimiento del poder manchú.
De personalidad introvertida y escasa visión política, Wanli fue un emperador poco interesado por las tareas de gobierno, rasgo que se fue acentuando a lo largo de su reinado. Su corta edad en el momento de la sucesión (diez años) hizo que el poder recayese en la emperatriz regente Ci y sobre todo, en el gabinete de grandes secretarios presidido por Zhang Zhuzheng, gracias a cuyos buenos oficios la primera parte del imperio de Wanli se caracterizó por la estabilidad y el buen funcionamiento de la administración y la economía, así como por el florecimiento de la cultura, especialmente la literatura. No obstante, la muerte de Zhang (1582) marcó un giro en esta tendencia: a partir de entonces el emperador adoptó una actitud de indiferencia hacia los asuntos públicos, evitando las reuniones con sus ministros y la toma de cualquier decisión, lo que paralizó la administración del Imperio ya que sin el consentimiento del emperador no se podían nombrar cargos, dictar sentencias, etc. Bajo estas condiciones, volvieron a aparecer la corrupción, los abusos de poder y las luchas internas entre facciones, situación que fue aprovechada por los eunucos para tomar de nuevo las riendas del Estado a comienzos del siglo XVII; como ocurrió en el caso del déspota, Wei Zhongxian (1568-1627), ya durante el reinado de Tianqi (1621-1627).
Mientras el caos se apoderaba del país, el emperador no sólo permaneció ajeno a todo ello sino que vació las arcas públicas para satisfacer sus extravagancias, como la construcción de palacios y templos con materiales lujosos traídos desde los confines del Imperio, el mantenimiento de una Corte formada por miles de personas, o la compra exagerada de ropajes y joyas para él mismo y toda su familia. En algunas provincias, la mitad de la recaudación estaba destinada a estos gastos suntuosos, lo que dejó desatendidas otras necesidades más urgentes como la defensa u obras públicas, y en consecuencia en esta época se incrementaron fenómenos como el bandidaje, las hambrunas, inundaciones de los ríos, etc., lo que propiciaría al fin el incremento de la vulnerabilidad del Imperio frente a las invasiones exteriores.
En política exterior, la primera dificultad del reinado de Wanli fue la invasión japonesa de Corea en 1592, hecho que dio origen a una costosa guerra que se prolongó hasta 1598. A continuación el ejército imperial debió dirigirse al sur para reprimir una rebelión en Birmania (1599), pero a partir de 1600 tuvo que hacer frente a una amenaza mayor: las tribus jurchidas manchúes, que reunificadas bajo la figura de Nurhaci comenzaron a lanzar ataques contra territorio chino desde sus bases en el norte. Así, en 1618 las tropas de Nurhaci tomaron la ciudad de Fuchun, un año más tarde vencieron a un ejército imperial enviado para rechazarles, y en 1621, ya muerto Wanli (en 1620 había sido sucedido por su hijo Taichang), sitiaron y rindieron Shenyang, la capital de Manchuria. Estos acontecimientos supusieron el principio del desmoronamiento militar del Imperio Ming.
Otro hecho destacable del reinado de Wanli fue el establecimiento de las primeras misiones cristianas, tarea llevada a cabo por el sacerdote jesuita italiano Matteo Ricci (1552-1610). Ricci llegó a China en 1582 y durante los siguientes treinta años permaneció en el país predicando el cristianismo; se convirtió además en el primer europeo que visitó la Ciudad Prohibida y su fama llegó incluso hasta el emperador, quien en 1608 mandó realizar una copia de su «Mapa Mundi».
MAH