Walker, William (1824-1860).
Aventurero norteamericano de sorprendente biografía, nacido en Nashville (Tennesee) en 1824 y fallecido en Tegucigalpa (Honduras) en 1860. Walker fue el primer caso de injerencia norteamericana en Nicaragua, país del que llegó a ser presidente entre 1856 y 1857. Tras estudiar Medicina y Derecho en su ciudad natal, ejerció como abogado en Nueva Orleans (Luisiana); desde ahí, marchó a California para, en 1853, orquestar una invasión de la Baja California mexicana con un ejército de bandidos y mercenarios. Consiguió su propósito y se autoproclamó presidente de un nuevo estado que incluía además la zona de Sonora; sin embargo, el ejército de México lo obligó a buscar refugio en Estados Unidos, donde fue juzgado por atentar contra la neutralidad en los pleitos del país vecino y, sorprendentemente, fue absuelto. Enterados de su talante, los liberales nicaragüenses le pidieron ayuda en plena Guerra Civil; por ello, desplazado a Nicaragua, participó en la conquista de la ciudad de Granada y, en 1856, recibió la nominación como presidente, noticia que el gobierno estadounidense acogió con júbilo. En esta curiosa página de la historia de América Central y de Estados Unidos, el punto final a las aventuras de Walker lo puso otro norteamericano, Cornelius Vanderbilt, un acaudalado hombre de negocios cuyo nombre figura en una de las más prestigiosas universidades de su país. Walker, en sus tropelías, había osado hacerse con la empresa de transportes que Vanderbilt tenía en Nicaragua, por lo que éste pagó un ejército que derrotó a su compatriota. Los esfuerzos de Walker por recuperar Nicaragua dieron en nada; de hecho, instalado en Honduras, cayó en manos del ejército británico tras su desembarco de 1860; entregado a las autoridades locales, Walker fue sometido a un tribunal de guerra e inmediatamente enviado al paredón.