Vives Estévez, Francisco (1900-1969)


Sacerdote y abogado chileno nacido el 9 de agosto de 1900 en Santiago y muerto en la misma ciudad el 24 de octubre de 1969. Destacado defensor de las grandes causas sociales, difundió la doctrina social de la Iglesia, que inspiraría la formación de la Falange Nacional chilena.

Primogénito de una familia en la que la abogacía y la política contaban con gran peso específico (su abuelo fue gobernador de Valparaíso y su madre era hermana del abogado, profesor y diputado Carlos Estévez), pronto demostró aptitudes académicas. Estudió humanidades en el colegio de los Padres Franceses y leyes en la Universidad Católica. No obstante, su vocación religiosa le llevó a ingresar en el seminario de la capital, donde, tras cursar tres años de Teología, fue ordenado sacerdote en diciembre de 1923. Antes, en 1921, ya había sido nombrado primer director de la recientemente inaugurada biblioteca de la Universidad por el arzobispo Errázuriz. En 1924, por su parte, fue también nombrado director de la Revista Universitaria, y más tarde vicerrector (1926) y secretario del Consejo Superior de dicha Universidad. No obstante, su vinculación con la Universidad se prolongaría por más de 25 años, ya que formó parte del cuerpo de profesores de la Facultad de Leyes, a cargo, en concreto, de los seminarios de Cultura Católica, Derecho Canónigo y Filosofía del Derecho, aunque en el período que va desde 1929 a 1934 compaginara sus labores docentes con viajes a Estados Unidos y Europa para comprobar el funcionamiento de las universidades de allá, especialmente la Sorbona de París.

Desde sus primeros pasos académicos, Vives Estévez frecuentó los principios de la doctrina social de la Iglesia, sobre todo en lo tocante a los problemas de la juventud, concretados en la formación de la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos, el germen de lo que sería la Falange Nacional o juventudes del Partido Conservador. En lo tocante a su vida personal, llevaba una austera existencia en las dependencias de la iglesia de las Agustinas, anexa al rectorado de la Universidad y compartida por el entonces rector, Carlos Casanueva, hasta que éste abandonara la rectoría.

En 1942 el papa Pío XII le concedió el título de monseñor por su labor social, aunque este reconocimiento no estuvo exento de recelos por parte de los prebostes del conservadurismo tradicional chileno, quienes consiguieron alejarle de la Universidad; sin embargo, y para paliar de algún modo ese retiro forzoso del ámbito universitario, le fueron concedidos los títulos de miembro honorario de la Facultad de Filosofía y Educación, y también del Consejo Superior Universitario. Este varapalo procedente de la esfera política no mermó en nada su carisma con los jóvenes, quienes le apoyaron decididamente en esos momentos tan delicados para el prelado.

En 1949 consiguió hacerse cargo de la parroquia de Santa Ana, la segunda en antigüedad de Santiago y tradicional feudo de las familias conservadoras del centro de la capital. En ella pronto empezó Vives a desarrollar, de nuevo, sus planteamientos sociales, para lo cual hizo que la Parroquia Universitaria tuviera como sede dicha iglesia. Precisamente, esta Parroquia le puso de nuevo en contacto con los jóvenes miembros de la Falange Nacional, que unidos a antiguos miembros del Partido Conservador y del Agrario Laborismo fundaron el Partido Demócrata Cristiano, proceso fundacional en el cual el consejo del párroco de Santa Ana fue no sólo solicitado, sino tenido muy en cuenta por su sabiduría y lealtad a la causa.

Sus conocimientos de derecho y su preocupación social le habían hecho actuar como oficial previsor en varios juicios llevados a cabo en la Curia Arzobispal sobre nulidades matrimoniales, por lo que en diciembre de 1960 el administrador apostólico del arzobispado, Emilio Tagle, le nombró previsor general y vicario general, con lo que pudo, de manera oficial, dedicarse a estas causas.

Su residencia era continuamente visitada por influyentes personalidades no sólo del ámbito ecuménico, sino del político y social, incluso del recién instaurado gobierno del demócrata cristiano Eduardo Frei. Sin embargo, la enfermedad ya comenzaba a hacer mella en su físico hasta que, tras abandonar sus quehaceres tan queridos, murió el 24 de octubre de 1969.

Su fallecimiento produjo un profundo pesar en todos aquellos, que le conocieron, tanto sus colegas de prelatura como las dignidades políticas y religiosas. A su funeral asistieron el presidente de la República, ministros, parlamentarios, altos funcionarios, rectores y profesores de la Universidad Católica y de otras, además de jóvenes seguidores de su doctrina y pobres de su parroquia, unidos todos en el dolor por la pérdida de un hombre sencillo tan preocupado por la causa social.