Tulio Hostilio, Rey de Roma (s. V a.C.)
Tercer rey de Roma, apodado el Belicoso. Según relata la tradición (Tito Livio, Ab Urbe Condita), reinó desde el año 673 al 642 a.C. y sucedió en el trono al legendario monarca Numa Pompilio. Su reinado estuvo marcado por el enfrentamiento entre Roma y Alba Longa. No obstante, al igual que la de sus dos predecesores, Rómulo y Numa Pompilio, la figura de Tulio Hostilio también está envuelta en un halo de leyenda que hace muy difícil discernir claramente lo auténticamente histórico de lo fabuloso y mitológico de su reinado.
Tulio Hostilio continuó con la expansión de la ciudad de Roma, en concreto, durante su reinado, el monte Celio se incorporó a los límites de la ciudad. Sobre este monte, Tulio Hostilio construyó su nuevo palacio. La rápida expansión de Roma, facilitada por su privilegiada situación geográfica a orilla del Tíber, muy beneficiosa para el comercio; provocó los recelos de las demás ciudades del Lacio, sobre todo de Alba Longa, la gran metrópoli de la época.
Los romanos, cohesionados por la amenaza etrusca y dirigidos por hábiles caudillos militares, acabaron por suponer una seria amenaza para el resto de las ciudades del Lacio. De este modo, hacia el año 667 a.C., el conflicto armado con Alba Longa parecía inevitable. En este punto surgió una de las clásicas leyendas romanas. Según la tradición, para evitar la batalla entre las dos ciudades se dispuso que se celebrase un duelo. Los romanos eligieron a tres hombres, los Horacios, mientras que Alba Longa eligió a otros tres, los Curiacios. Dos de los Horacios fallecieron nada más comenzar el duelo, mientras que el tercero de ellos quedó ileso; por su parte, los tres Curiacios fueron heridos de gravedad. El Horacio vivo fingió entonces huir y los tres Curiacios salieron en su persecución, con esta treta, el representante de Roma logró dividir a sus rivales y los derrotó uno a uno. Una vez lograda la victoria por Roma, Alba Longa aceptó rendirse y convertirse en su aliada militar.
La alianza entre las dos ciudades duró poco (hasta el año 665 a.C.), ya que Alba Longa aprovechó la primera oportunidad que se le presentó para traicionar a Roma. La traición se produjo en el transcurso de una batalla, en la cual el ejército de Alba Longa se negó a participar. Roma, tras obtener la victoria, conquistó y destruyó Alba Longa. Tulio Hostilio trasladó a los habitantes de Alba Longa a Roma, con lo que dobló la población de su reino. Tulio Hostilio, partidario de una política de reunificación territorial, acopló a los jefes de Alba Longa en el Senado de Roma (constituido entonces por cien consejeros, elegidos entre los más ancianos de los diversos clanes que constituían el pueblo de Roma), con lo que la unión entre ambos pueblos fue completa. Además del enfrentamiento con Alba Longa, Tulio Hostilio luchó contra los etruscos y los sabinos.
Como sus predecesores, Tulio Hostilio introdujo una serie de reformas e impulsó obras públicas. Edificó la Curia (Curia Hostilia), consolidando y dando cuerpo definitivo a las instituciones del Estado romano. Reformó el sacerdocio de los salios, añadiendo al primitivo Salii Palatini el nuevo Salii Collini; y modificó el derecho consuetudinario.
Según cuenta la tradición, Tulio Hostilio fue fulminado por un rayo lanzado por Júpiter, como castigo a su progresivo abandono del culto de los dioses romanos. Pero lo más probable es que fuera asesinado por su sucesor, Anco Marcio, que prosiguió con la conquista de los pueblos del Lacio por Roma, con lo que ésta siguió aumentando población y preeminencia.
Bibliografía
- LIVIO, T.: Historia de Roma desde su fundación (Ab Urbe Condita). Madrid, 1992.
- MOMMSEN, Th.: Historia de Roma: de la fundación a la República. Madrid, 1987.
- HUBENAK, F.: Roma, el mito político. Buenos Aires, 1997.
- NICOLET, Cl.: Roma y la conquista del mundo mediterráneo. Barcelona, 1982.
- GRIMAL, P.: El helenismo y el auge de Roma. Madrid, 1990.