Aníbal Carmelo Troilo (1914-1975): El alma del tango argentino

Aníbal Carmelo Troilo, conocido popularmente como Pichuco, fue uno de los músicos más influyentes en la historia del tango argentino. Nacido el 11 de julio de 1914 en Buenos Aires, Troilo dejó una huella indeleble tanto como bandoneonista como compositor, forjando una carrera que lo posicionó como una de las figuras más importantes de este género musical en Argentina. Su legado sigue vivo en cada acorde y en cada interpretación que se realiza de sus emblemáticos tangos, muchos de los cuales son considerados esenciales para la historia de la música popular argentina.

Orígenes y contexto histórico

Aníbal Troilo nació en una familia de clase trabajadora. Su padre, carnicero de profesión, murió cuando él tenía apenas ocho años, un evento que marcó su infancia y que, sin embargo, no impidió su incipiente interés por la música. A los 10 años, tras la insistencia del joven Aníbal, su madre le compró un bandoneón, el instrumento que lo acompañaría a lo largo de toda su carrera y con el cual alcanzaría la fama. El bandoneón costaba 140 pesos, y aunque en un principio parecía una gran carga económica para la familia, el vendedor murió antes de cobrar la totalidad del importe, lo que permitió que Aníbal lo pudiera pagar en cómodas cuotas.

A la edad de 11 años, Troilo debutó en un local cercano al mercado de abastos de Buenos Aires, lo que marcó el inicio de una carrera que lo llevaría a formar parte de importantes agrupaciones y a desarrollar un estilo único que fusionaba la técnica con la emoción. A los 14 años, ya formaba su propio quinteto, lo que marcó el inicio de su relación con las grandes figuras del tango.

Logros y contribuciones

El talento de Pichuco pronto lo llevó a formar parte de algunas de las orquestas más destacadas de la época, como la de Julio De Caro y la de Juan Carlos Cobián. A los 16 años, comenzó a tocar en un sexteto junto a músicos de renombre como el pianista Osvaldo Pugliese y el violinista Elvino Vardaro. Estas primeras experiencias le permitieron adquirir una gran habilidad técnica y, lo más importante, desarrollar un estilo propio que más tarde lo haría inconfundible.

En 1937, Troilo debutó en la sala de fiestas Marabú de Buenos Aires con su propia orquesta. A partir de este momento, su carrera despegó rápidamente. Por su agrupación pasaron músicos legendarios como Astor Piazzolla, quien se incorporó a su orquesta en sus primeros años y posteriormente se destacaría como uno de los compositores más importantes del tango y la música clásica, y Roberto Goyeneche, con quien lo unió una gran amistad. Troilo, a lo largo de su carrera, no solo fue un excepcional bandoneonista, sino también un compositor prolífico que dejó una amplia obra escrita para este género.

El bandoneón, aunque no era un instrumento sobre el cual Troilo fuera considerado un virtuoso, se convirtió en el vehículo perfecto para expresar sus sentimientos más profundos. Su interpretación era cargada de emotividad, lo que lo convirtió en un maestro del tango melancólico y romántico. Sus composiciones, como Discepolín (con letra de Homero Manzi), Garúa (en colaboración con Enrique Domingo Cadícamo), Sur, Desencuentro, Ché, bandoneón y La última curda, son solo algunos de los tangos que hoy siguen siendo emblemas del género.

1. Discepolín (con letra de Homero Manzi)

2. Garúa (con Enrique Domingo Cadícamo)

3. Sur

4. Desencuentro

5. Ché, bandoneón

6. La última curda

Estos son solo algunos ejemplos de una vasta producción que sigue siendo estudiada y admirada por músicos y melómanos de todo el mundo.

Momentos clave en su carrera

El año 1938 fue fundamental en la vida de Troilo, ya que además de casarse con Ida Calachi, de origen griego, grabó su primer disco con el sello Odeón. A partir de ahí, continuó grabando con su orquesta bajo el sello Víctor, lo que consolidó su estatus como una de las figuras más relevantes de la música argentina. En 1955, Troilo comenzó a tocar con un cuarteto que incluía al guitarrista Roberto Grela, al contrabajista Enrique Kicho Díaz y al guitarronista Edmundo Zaldívar, una formación que permitió al bandoneonista explorar nuevas sonoridades dentro del tango.

En 1968, ya consolidado como una figura central en la historia del tango, Troilo formó un nuevo cuarteto, el cual también llevaba su nombre. Esta nueva agrupación grabó 11 tangos para el sello Víctor, marcando una etapa en la que la sonoridad del bandoneón de Troilo alcanzó nuevas dimensiones.

Relevancia actual

Aníbal Troilo, Pichuco, sigue siendo una referencia ineludible en la música popular argentina. Su legado perdura tanto en la interpretación de sus tangos como en la admiración que genera en nuevas generaciones de músicos y aficionados. La intensidad de su música, el virtuosismo emocional de sus interpretaciones y su capacidad para conectar con la esencia misma del tango lo convierten en una figura inmortal.

Hoy en día, su obra sigue siendo interpretada por diversas orquestas y grupos de tango, que no solo reivindican su legado como bandoneonista y compositor, sino que continúan transmitiendo la magia de sus tangos a nuevas audiencias. Su influencia puede percibirse en las composiciones y en las interpretaciones de artistas contemporáneos, que se sienten inspirados por el vasto repertorio de Troilo.

Discografía destacada

  1. Ni más ni menos (2002)

  2. Barrio de Tango (1999)

  3. Don Juan (2000)

  4. 12 Tangazos (Troilo/Pugliese) (2000)

  5. El gordo y el polaco (2001)

  6. Sus Mejores momentos (2001)

Estas grabaciones son un testimonio de la genialidad de Troilo y de su influencia en el tango a lo largo de los años.

En resumen, Aníbal Troilo, Pichuco, es uno de los pilares del tango argentino. Su música sigue siendo un símbolo de la cultura porteña y de la identidad musical de Argentina, un legado que continuará vivo por generaciones.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Aníbal Carmelo Troilo (1914-1975): El alma del tango argentino". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/troilo-anibal-carmelo [consulta: 29 de septiembre de 2025].