Fray Manuel de Santo Tomás (ca. 1755–?): El Religioso y Literato que Desafió la Ilustración y la Revolución Francesa
Fray Manuel de Santo Tomás (ca. 1755–?): El Religioso y Literato que Desafió la Ilustración y la Revolución Francesa
Los Primeros Años y la Formación de Fray Manuel de Santo Tomás
Orígenes y Contexto Familiar
Fray Manuel de Santo Tomás nació en Zaragoza hacia 1755, en una familia numerosa que estuvo marcada por la tragedia. Fue el menor de catorce hijos, de los cuales solo cinco lograron sobrevivir a la infancia. Su padre, Domingo Traggia, era un destacado regidor de Zaragoza, y su madre, Pascuala Uribarri, provenía de Madrid. La vida de Manuel estuvo marcada por una dolorosa pérdida desde el principio, ya que su madre falleció durante el parto, un acontecimiento que influyó profundamente en su vida y en su formación emocional. Ante esta trágica situación, su padre decidió hacerse sacerdote, un cambio de vida que afectaría también al joven Manuel.
El fallecimiento de su madre dejó a Manuel en una situación de vulnerabilidad, pero también en un ambiente que propiciaba la devoción religiosa. El hecho de que su padre adoptara la vida clerical, unido a la profunda piedad familiar, fue determinante en la elección que Manuel hizo al llegar a la adultez. Desde joven, el joven Traggia comenzó a sentir una inclinación hacia la vida religiosa, lo que lo llevó a ingresar en la Orden del Carmen unos años después.
Formación Inicial y Vocación Religiosa
A lo largo de su juventud, Manuel Traggia experimentó un crecimiento espiritual que lo orientó hacia la vida monástica. En 1780, ya adulto, se unió a la orden carmelita, comenzando su formación en el convento de San José en Zaragoza. Entre 1780 y 1785, realizó sus votos y fue aceptado como novicio. En su ingreso al convento adoptó el nombre de Fray Manuel de Santo Tomás de Aquino, en honor a uno de los más grandes pensadores y teólogos de la Iglesia Católica, cuya obra habría de influir en su pensamiento y su producción literaria a lo largo de su vida.
La vida monástica le permitió dedicar su tiempo al estudio, a la oración y al desarrollo de su vocación religiosa. Fue allí donde fray Manuel empezó a formarse como escritor y teólogo, orientado por los ideales de la Orden del Carmen. Se destacó no solo en la vida religiosa, sino también en la búsqueda de la verdad a través del estudio y la meditación. Si bien su vocación religiosa fue siempre el centro de su vida, pronto se le reconoció como un intelectual destacado, con una gran capacidad para la reflexión y la escritura. Durante estos primeros años, fray Manuel comenzó a prepararse para lo que sería uno de sus proyectos más ambiciosos: escribir una Historia eclesiástica que detallara la historia de la Iglesia desde sus orígenes hasta su tiempo.
Los Primeros Pasos en la Literatura y la Historia Eclesiástica
Al principio de su vida religiosa, fray Manuel se sumergió en el estudio profundo de la historia eclesiástica, los escritos de los Padres de la Iglesia y los textos teológicos clásicos. Su interés por la historia de la Iglesia le permitió proyectarse como un gran escritor dentro de su orden. Su vocación literaria y su devoción religiosa se fusionaron, y fray Manuel vio en la escritura un medio para defender los valores cristianos frente a los embates del pensamiento ilustrado que se expandía por Europa.
En 1788, acompañado de uno de sus hermanos, emprendió un viaje a Francia. Este viaje, inicialmente con fines de estudios y expansión intelectual, marcó un punto de inflexión en su vida y en su trayectoria ideológica. Al regresar, fray Manuel había experimentado una transformación profunda en sus creencias. Aquel contacto con la Francia revolucionaria lo convirtió en un feroz enemigo de la Ilustración y de las ideas que sostenían la Revolución Francesa. La visión crítica que adquirió sobre estos movimientos intelectuales y políticos definió gran parte de su labor literaria en los años siguientes. Desde entonces, fray Manuel se empeñó en escribir en contra de los principios revolucionarios y en defender la tradición religiosa y el orden social basado en la Iglesia Católica.
Compromiso Político y Literario Durante la Revolución y la Guerra de la Independencia
La Cruzada contra la Revolución Francesa
Tras su regreso de Francia, fray Manuel de Santo Tomás se convirtió en uno de los más fervientes críticos de la Revolución Francesa. Su experiencia personal en territorio francés y su conocimiento de los ideales de la Ilustración lo llevaron a posicionarse firmemente en contra de la expansión de estas ideas en España. En 1790, se trasladó a Valencia, una ciudad en la que desarrollaría gran parte de su actividad literaria y de combate ideológico.
En Valencia, fray Manuel se unió a una serie de escritores y pensadores que, al igual que él, temían que la Revolución Francesa pudiese inspirar movimientos similares en España. En este contexto, comenzó a colaborar activamente con el Diario de Valencia bajo varios pseudónimos como «El Amante de la Religión», «Amante de la Religión y de la Patria», y «El Amante de la Religión y de la Pública Felicidad». En estos escritos, fray Manuel expresaba sus duras críticas contra los revolucionarios franceses, a los que consideraba enemigos de la Iglesia y de la tradición católica.
La obra de fray Manuel no se limitó solo a la crítica literaria. También se destacó en la publicación de sermones y reflexiones morales que atacaban directamente los fundamentos filosóficos de la Revolución Francesa. Entre sus escritos más conocidos de esta época se encuentran «Verdadero carácter de Mahoma y de su religión» (1793), en el que reflexionaba sobre la religión islámica en el contexto de los conflictos políticos y culturales de la época, y «Reflexiones sobre los excesos, sedición y libertad filosófica de los franceses» (1793), una obra que criticaba la violencia y el caos generados por los ideales revolucionarios.
Escritos y Sermones en Contra de la Revolución
Los escritos de fray Manuel no solo se limitaban a la crítica de la Revolución Francesa, sino que también abordaban cuestiones más amplias de la moral y la ética. Su visión del mundo estaba fuertemente influenciada por los valores de la Iglesia Católica, y veía en los movimientos revolucionarios una amenaza directa a los principios que defendía. Además, sus reflexiones estaban impregnadas de un claro sentido de defensa de la monarquía, la religión y la unidad del orden social tradicional.
Entre los numerosos escritos publicados en estos años, uno de los más significativos fue su Colección de algunos proverbios de Salomón (1794), en la que fray Manuel utilizó la sabiduría de los antiguos textos bíblicos para promover una moral cristiana frente a la creciente influencia de las ideas ilustradas. Su «Única Religión verdadera, la Iglesia Católica fundada por Jesucristo» (1795-1796), una apología en tres volúmenes, se presentó como una defensa tajante de la Iglesia Católica contra todos sus enemigos, posicionándose en contra no solo de la Revolución Francesa, sino también de cualquier forma de pensamiento que considerara herética o peligrosa.
En estos años, fray Manuel también se dedicó a ofrecer sermones que buscaban fortalecer la fe y la moral de los católicos en tiempos de convulsión. Obras como el «Sermón panegírico del Beato Juan de Ribera» (1797), o los varios sermones dedicados a figuras clave de la Iglesia como Santa Teresa de Jesús, San José, y San Pedro, reflejaban su inquebrantable devoción religiosa y su firme creencia en la necesidad de mantener los valores tradicionales frente a las nuevas ideas que se estaban expandiendo por Europa.
La Guerra de la Independencia y la Larga Exiliado
Con el inicio de la Guerra de la Independencia en 1808, fray Manuel se vio arrastrado nuevamente a los acontecimientos bélicos que sacudían España. Su apoyo al monarca español y su oposición a la invasión francesa lo llevaron a una situación de creciente tensión. Durante el primer sitio de Valencia, fray Manuel permaneció en la ciudad y continuó con sus esfuerzos por movilizar a la población en defensa de la patria y la religión.
No obstante, la situación se volvió insostenible y, tras la caída de la ciudad, se trasladó a Cataluña junto con su hermano, el marqués del Palacio, donde asumió la dirección de la Gaceta militar y política del principado de Cataluña. Esta publicación sirvió como una herramienta para difundir la postura de los defensores de la monarquía y la Iglesia frente a la invasión francesa y los ideales republicanos. Sin embargo, su trabajo como director de la gaceta fue breve, ya que presentó su dimisión el 12 de septiembre de 1808 debido a las dificultades políticas y personales.
A lo largo de la guerra, fray Manuel continuó su lucha literaria. Publicó «El Vencedor Católico» (Sevilla, 1809-1810), una obra en la que relataba los esfuerzos de los españoles por resistir la invasión francesa, así como las oraciones y reflexiones religiosas que consideraba necesarias en tiempos de crisis. En este período, su vida estuvo marcada por el desplazamiento constante debido a la persecución de los liberales y la ocupación francesa de las principales ciudades españolas. Fray Manuel se refugió en varias ocasiones, pasando de Sevilla a Aranjuez, luego a Sierra Morena y, finalmente, a Mallorca, donde se retiró en la cartuja de Valldemosa.
Un Nuevo Exilio y la Larga Batalla Ideológica
En Mallorca, fray Manuel se dedicó a combatir con aún más intensidad las ideas liberales y revolucionarias. Se convirtió en uno de los principales críticos de la publicación La Aurora patriótica mallorquina, un diario que defendía los ideales liberales, y hasta llegó a excomulgar a sus lectores en uno de sus sermones. A lo largo de este tiempo, su trabajo se centró en la publicación de textos en defensa de la fe católica y de la monarquía, como «Memoria sobre el derecho de los religiosos al voto en Cortes extraordinarias» (Valencia, 1811) y el periódico El Amigo de la Verdad (Valencia, 1811).
En 1813, fray Manuel se vio obligado a abandonar España y se trasladó a Malta, donde pasó quince meses. Durante su estancia en la isla, continuó con su producción literaria, escribiendo textos como «Cuadro político y moral de España en los años 1810, 1811 y 1812», en el que reflexionaba sobre los acontecimientos de la guerra y la política española. A pesar de su exilio, su lucha ideológica no cesó, y siguió participando en diversas publicaciones, como el Diario de Mallorca (1813) y El Sol de Cádiz (1813).
Fray Manuel regresó a Valencia en 1814, tras el fin de la guerra y la restauración del régimen monárquico. En los años siguientes, continuó escribiendo contra la Revolución y el liberalismo, publicando obras como «Aviso útil sobre los filosofistas Rusonianos» (1814) y «Historia de lo que padecieron los Carmelitas Descalzos de la Provincia de Aragón y de Valencia» (1921), en las que recordaba los sufrimientos de la Iglesia durante el periodo revolucionario.
El legado de fray Manuel de Santo Tomás permanece como una muestra del fervor religioso y político de una época marcada por profundas tensiones ideológicas. A lo largo de su vida, su lucha contra la Ilustración y la Revolución Francesa fue un reflejo de su dedicación a la defensa de la fe católica y del orden social tradicional que veía amenazado por los cambios de su tiempo.
MCN Biografías, 2025. "Fray Manuel de Santo Tomás (ca. 1755–?): El Religioso y Literato que Desafió la Ilustración y la Revolución Francesa". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/traggia-fray-manuel-de-santo-tomas [consulta: 2 de octubre de 2025].