Thutmosis IV (1412-1402 a.C.). El faraón visionario que consolidó la paz en el Imperio Nuevo
Thutmosis IV (1412-1402 a.C.). El faraón visionario que consolidó la paz en el Imperio Nuevo
Thutmosis IV, uno de los monarcas más destacados de la XVIII dinastía egipcia, dejó una huella imborrable en la historia del Antiguo Egipto, no solo por su diplomacia y capacidad militar, sino también por su estrecha relación con lo simbólico y lo religioso. Su reinado marcó un periodo de estabilidad y renovación política tras una etapa de afirmación territorial iniciada por sus predecesores. Fue recordado por una visión profética en la Estela de la Esfinge y por establecer acuerdos que cimentaron alianzas duraderas, elevando su figura al panteón de los grandes faraones del Imperio Nuevo.
Orígenes y contexto histórico
Hijo y sucesor de Amenofis II, Thutmosis IV nació en el seno de una poderosa familia real egipcia. Fue asociado al trono antes del fallecimiento de su padre, práctica común en la XVIII dinastía para garantizar la continuidad de la línea real. Su nombre de nacimiento, Djhwty-ms, fue reemplazado por su título de coronación, Menkheperure, cuando ascendió formalmente al trono.
El contexto político de su ascenso estuvo marcado por una Egipto dominante, pero necesitado de estabilidad y acuerdos diplomáticos tras las conquistas de los reinados anteriores. Durante esta etapa, el país empezaba a dirigir sus esfuerzos hacia una gestión pacífica del poder, consolidando sus fronteras y estableciendo relaciones diplomáticas con potencias extranjeras.
Un episodio fundamental en su camino al trono fue la experiencia mística narrada en la famosa Estela de la Esfinge de Gizeh. Según esta inscripción, Thutmosis, aún príncipe, recibió una visión divina mientras dormía a la sombra de la Gran Esfinge. En su sueño, el dios Harmachis le prometió el trono si limpiaba la arena que cubría al colosal guardián del desierto. Esta visión fue interpretada como un mandato divino, y Thutmosis cumplió con lo prometido, lo que reforzó su legitimidad como soberano designado por los dioses.
Logros y contribuciones
Thutmosis IV llevó adelante un reinado relativamente pacífico, centrado en la consolidación del poder y en reforzar la imagen divina del faraón. No obstante, no descuidó la necesidad de mantener el control sobre territorios conquistados, especialmente en Nubia, al sur del país. En el octavo año de su reinado, organizó una expedición militar para reafirmar el dominio egipcio, dejando constancia de ello en la inscripción de Konosso.
En el ámbito internacional, destacó su habilidad diplomática. Realizó campañas de inspección en Asia y estableció vínculos con potencias vecinas. Pactó con Artatama I de Mitanni, lo que consolidó una alianza clave para frenar la influencia hitita en la región. Algunos estudiosos le atribuyen el Tratado de Kurushtama con Hatti, acuerdo que buscaba fijar las fronteras y permitir el traslado de grupos hititas a Siria, lo que fortaleció la posición de Egipto como potencia estabilizadora en Oriente Próximo.
Obras arquitectónicas y artísticas
El legado arquitectónico de Thutmosis IV es igualmente notable. Destacan:
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Un pórtico monumental en Karnak que enriqueció el templo de Amón.
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Un obelisco de 44 metros de altura, originalmente erigido en Karnak, que hoy se conoce como el obelisco de Letrán por encontrarse frente a la basílica de San Juan de Letrán en Roma.
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Edificaciones menores en Menfis, la antigua capital administrativa de Egipto.
Una de las piezas más representativas de su época es el grupo escultórico de granito negro que lo muestra sentado junto a su madre Tiaa. Esta obra, descubierta en Karnak, se encuentra actualmente en el Museo de El Cairo y es considerada una joya del arte egipcio por su simbolismo y perfección técnica.
Momentos clave
El reinado de Thutmosis IV estuvo jalonado por momentos fundamentales que marcaron su influencia en la historia egipcia:
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Asociación al trono con Amenofis II, garantizando la continuidad dinástica.
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Visión profética en la Estela de la Esfinge, que consolidó su legitimidad.
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Octavo año de reinado: campaña militar a Nubia para asegurar la soberanía egipcia.
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Campañas diplomáticas en Asia: encuentros y pactos con reyes de Mitanni y Hatti.
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Grandes construcciones religiosas en Karnak y Menfis.
Personajes destacados de su corte
Durante su reinado, Thutmosis IV estuvo rodeado de un círculo de funcionarios y cortesanos que desempeñaron roles clave en la administración y en la religión del Imperio:
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Sebekhotep: Tesorero y alcalde de El Fayum.
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Heqareshu y Heqaerneheh: Preceptores reales.
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Amenhotep: Gobernador de los Países del Sur.
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Neby: Gobernador de Tjaru.
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Ahmes: Gran sacerdote de Re en Heliópolis.
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Hapu: Favorito del faraón y Visir, figura influyente en la corte.
Relevancia actual
La figura de Thutmosis IV ha despertado un renovado interés en la egiptología moderna debido a su papel en la transición hacia una época más diplomática y religiosa del Imperio Nuevo. Su énfasis en la legitimación divina, simbolizada por su vínculo con la Gran Esfinge, y su gestión relativamente pacífica, son objeto de estudios que lo presentan como un soberano astuto, capaz de mantener el equilibrio entre tradición, religión y política exterior.
La influencia de Thutmosis IV también se percibe a través de sus descendientes. Fue padre de Mutemuia, quien, a su vez, fue madre de Amenofis III, uno de los faraones más célebres por su fastuosidad y refinamiento cultural. Esta línea de sucesión continuó marcando el esplendor egipcio que culminaría en los reinados de faraones como Akenatón y Tutankamón.
Además, el obelisco de Letrán, trasladado a Roma durante la época imperial, sigue siendo testimonio visible de la grandeza constructiva de Thutmosis IV y de la capacidad del Egipto faraónico para dejar huellas permanentes más allá de sus fronteras.
La tumba y el legado eterno
Como correspondía a un faraón de su categoría, Thutmosis IV construyó su tumba en el Valle de los Reyes, una de las necrópolis más simbólicas de la realeza egipcia. Aunque su tumba no es tan conocida como la de Tutankamón, sigue siendo una pieza clave para comprender el arte funerario y las creencias sobre el más allá de la XVIII dinastía.
Su legado perdura en la memoria histórica de Egipto como el de un monarca que supo interpretar los signos de los tiempos: menos guerrero que sus antecesores, pero más hábil en cimentar la paz a través de la palabra y del simbolismo. El reinado de Thutmosis IV representa una etapa de madurez del Imperio Nuevo, donde la diplomacia, la religión y la monumentalidad convergieron en una sola figura real.
MCN Biografías, 2025. "Thutmosis IV (1412-1402 a.C.). El faraón visionario que consolidó la paz en el Imperio Nuevo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/thutmosis-iv [consulta: 16 de octubre de 2025].