Taylor, Zachary (1784-1850)
Militar y político estadounidense, nacido el 24 de noviembre de 1784 en Montebello, condado de Orange (Virginia), y muerto el 9 de julio de 1850, víctima del cólera, en Washington (Columbia), que fue el décimo segundo presidente de los Estados Unidos de América (1849-1850). Héroe de guerra en varias campañas afortunadas contra los indios y en la Guerra Mexicano-estadounidense (1846-1848), bajo su presidencia se agravaron los conflictos entre los estados defensores del sistema esclavista y los abolicionistas al permitir la anexión de California como nuevo estado antiesclavista.
Exitosa carrera militar
Tercer hijo del coronel Richard Taylor, distinguido por sus acciones durante la Guerra de la Independencia, el joven Taylor pasó su niñez y adolescencia en los salvajes y despoblados territorios de Kentucky, circunstancia que confirió a su carácter una cierta impronta de hombre del Oeste que más tarde sabría aprovechar para llegar a lo más alto del estamento militar y político de su país. En 1808, Taylor ingresó en el ejército regular como teniente de infantería. Sus primeros años como soldado los ocupó en la frontera peleando sin descanso contra las numerosas tribus indígenas que se resistían a ser sometidas por el Gobierno estadounidense, hasta el estallido de la Guerra Anglo-estadounidense, en 1812, fecha en la que entró a servir bajo el mando del comandante en jefe de las tropas del noroeste, el general William Henry Harrison (futuro presidente en 1841). Gracias a la heroica defensa que hizo del Fuerte Harrison, Taylor fue elevado al grado de mayor. El nuevo presidente del país, Andrew Jackson (1828-1837) le concedió el ascenso a coronel, y pasó algún tiempo sirviendo en varios puestos fronterizos del Territorio del Noroeste y de Louisiana. En 1832, Taylor volvió a destacar en la guerra desatada contra el jefe indio de la tribu sauk, Halcón Negro (Black Hawk), acción por la que el Gobierno de los Estados Unidos pudo controlar los territorios del actual estado de Wisconsin. En 1838, Taylor fue ascendido a general de brigada, participando de una manera decisiva en la Segunda Guerra Semínola (1835-1842), en la que obtuvo una decisiva victoria sobre los insurgentes indios de La Florida en la Batalla de Lago Okeechobee, en 1837, por la que le fue concedido el mando del resto de la campaña militar en La Florida y de todas las tropas del Sudoeste, emplazadas en Fuerte Smith (estado de Arkansas).
La Guerra Mexicano-Estadounidense
Tras la anexión de Texas a la Unión, en 1845, el presidente James Knox Polk (1845-1849), ordenó a Taylor concentrar un gran número de tropas, más de cuatro mil hombres, en la frontera sudoccidental, concretamente en la localidad de Corpus Christi, con el único propósito de provocar un conflicto con México que permitiera a los Estados Unidos declarar la guerra a México y así poder anexionarse no sólo Texas, sino también el resto del territorio perteneciente a México (California y Nuevo México). Taylor, empujado por las presiones de los colonos fronterizos, penetró por su cuenta en una franja de territorio situado entre el río Nueces y Río Grande, en territorio mexicano; derrotó con facilidad a dos contingentes de tropas mexicanas que le salieron al paso, la primera en la Batalla de Palo Alto, el 8 de mayo de 1846, y la segunda en la Batalla de La Palma, al día siguiente. El presidente Polk utilizó ambos encontronazos como pretexto para declarar la guerra al Gobierno mexicano de Antonio López de Santa Anna (1841-1842; 1843; 1844; 1847) y desatar la Guerra Mexicano-estadounidense. Nada más declararse la guerra oficialmente, Taylor se dirigió a Monterrey, ciudad que cayó enseguida, el 23 de septiembre de 1846, a pesar de estar defendida y contar con un número de tropas mucho mayor que el que disponía Taylor. Desobedeciendo las órdenes del presidente de transferir sus mejores tropas a las unidades del general Winfield Scott, en febrero de 1847 Taylor decidió avanzar hasta la localidad mexicana de Buena Vista con el objetivo de enfrentarse a las tropas del general Santa Anna, quien se dirigía a marchas forzadas a su encuentro. Taylor asestó el golpe definitivo a las cansadas y maltrechas tropas mexicanas el 23 de febrero de 1847, en la Batalla de Buena Vista, en la que Santa Anna se dio a la fuga tras ver con su propios ojos cómo sus tropas eran literalmente masacradas por las de Taylor. Como consecuencia de este triunfo y de otros posteriores llevados a cabo por el general Scott, México no tuvo más remedio que firmar el Tratado de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848, por el que aceptaba la cesión a los Estados Unidos de California y Nuevo México (casi la mitad de su territorio nacional), además de reconocer la frontera de Río Grande para Texas. Por su parte, Estados Unidos se comprometió pagar 15 millones de dólares por los territorios cedidos y a asumir las reclamaciones de los ciudadanos estadounidenses contra México por un valor de unos 3 millones de dólares.
El camino hacia la Casa Blanca
Con la guerra resuelta, el general Taylor se retiró del ejército para hacerse cargo de su plantación de tabaco, sostenida con el trabajo de un gran número de esclavos. Pero, debido a las manifiestas diferencias que mantenía con el presidente demócrata Polk y a sus simpatías por el Partido Whig, los líderes de éste último barajaron la posibilidad de postular a Taylor como candidato presidencial a pesar de que éste se declaró independiente, poseía esclavos en su plantación y carecía de la más mínima experiencia política para llevar el timón de un país como los Estados Unidos, repleto de problemas de índole interna tan acuciantes como la cuestión esclavista, asunto que dominaba casi por completo los mentideros políticos de Washington y de los estados.
Elegido candidato por el Partido Whig en la Convención Anual de Filadelfia en detrimento de los dos pesos pesados del partido, Henry Clay y John Calhoun, Taylor supo aprovecharse de su condición de héroe de guerra para derrotar al candidato demócrata Lewis Cass por 163 votos por 127 en las elecciones celebradas a finales de 1848. El tercer partido en discordia, el Partido del Suelo Libre, liderado por el ex-presidente Martin van Buren (1837-1841) apenas alcanzó el 9% de los votos del electorado, los justos para meter en el Congreso a diez diputados y así mantener el equilibrio del poder en una Cámara de Representantes tan dividida por la cuestión esclavista.
La presidencia de Zachary Taylor
Nada más jurar su cargo, Taylor se tuvo que enfrentar al espinoso asunto de dirimir el estatuto jurídico y político de los territorios adquiridos tras la guerra con México. La controversia sobre la esclavitud se había ampliado hasta extremos delirantes, amenazando incluso con la secesión entre los estados del Sur y los del Norte. Además, el problema de proporcionar un gobierno civil para los nuevos territorios se convirtió en una cuestión prioritaria y acuciante debido a la fiebre del oro que se desató tras descubrirse en el valle californiano de Sacramento ricos filones del preciado metal, lo que ocasionó que, a finales de 1849, California alcanzase una población de más de 100.000 almas.
Taylor, llevado por su poco conocimiento político y por su tendencia a simplificar los problemas complejos que le surgían, intentó evitar un enfrentamiento en el Congreso alentando a California y Nuevo México a que formulasen una constitución y solicitasen la admisión inmediata como estados en la Unión, evitando así dicho trabajo a un Congreso muy divido y demasiado susceptible en la cuestión de la esclavitud. Los californianos esbozaron y presentaron al Congreso, en octubre de 1849, un borrador de constitución en el que se prohibía la esclavitud. Una vez ratificada aquélla en marzo de 1850, solicitaron la admisión como estado de la Unión, que Taylor aceptó de inmediato. Pocos meses después, Nuevo México siguió los mismo trámites que la vecina California.
El Congreso de 1850
La propuesta obtuvo poco apoyo y sólo sirvió para excitar todavía más a los estados esclavistas del Sur, quienes veían en la inclusión de California y Nuevo México un claro peligro para el equilibrio regional del Senado. Con la Unión claramente en peligro, el venerable Henry Clay, de vuelta al Senado tras una ausencia de siete años, asumió sobre su persona la tarea de reconstruir un compromiso, considerando, no así el presidente Taylor, que sólo una fórmula amplia que abarcara todos los temas y diferencias en disputa entre el Norte y el Sur podía tener alguna garantía de éxito.
Así fue como, el 29 de enero de 1850, introdujo en el Senado un conjunto de resoluciones, el Compromiso de 1850, que proponía, entre otras cosas: la admisión de California como estado libre; que Texas abandonase sus pretensiones territoriales sobre Nuevo México; que se aboliera el tráfico de esclavos en el Distrito de Columbia; que se aprobase una nueva ley más efectiva y rigurosa sobre los esclavos fugitivos; que los territorios adquiridos a costa de México se organizasen sin hacer mención a la postura sobre la esclavitud, es decir, adoptando una u otra disposición libremente; y, por último, que el Congreso se declarase así mismo sin poder para interferir en el tráfico de esclavos interestatal en los estados donde ya existiera la esclavitud.
Estas resoluciones dieron pie a un largo y agrio debate de más de siete meses en el Congreso que convulsionó a todos los sectores sociales del país y neutralizó la acción del Gobierno de Taylor. Durante las sesiones del Senado, las propuestas de Clay fueron atacadas por ambos bandos, el esclavista y el abolicionista, los dos grupos en defensa de sus intereses políticos y económicos, lo que propició que Taylor se aferrara tercamente a su propio plan, permaneciendo en contra de todo principio de compromiso. Henry Clay abandonó Washington, a finales de junio, desanimado y con la salud muy deteriorada, desaparecidas aparentemente todas las posibilidades de sacar adelante su propuesta.
Pero, en medio de semejante polémica y con la irritación de sus propios partidarios whigs del Sur, el 9 de julio de ese mismo año falleció repentinamente Zachary Taylor. Su muerte eliminó de un plumazo el obstáculo principal para la aprobación definitiva de las medidas adoptadas en el Compromiso de 1850. A Zachary Taylor se sucedió en el cargo su vicepresidente, Millard Fillmore (1850-1853), totalmente a favor de los planes de conciliación de Clay, quien lo primero que hizo nada más asumir y jurar el cargo fue poner todo el peso del Gobierno para aprobar el documento y vencer las reticencias del Norte. California fue admitida como estado no esclavista y el resto de las adquisiciones organizadas en dos territorios, Nuevo México y Utah, que acabarían siendo admitidos como estados, con esclavitud o sin ella, como así lo determinaran en su momento sus respectivas constituciones.
En cuanto a la política exterior bajo la presidencia de Taylor, a mediados de 1850 se firmó con Gran Bretaña el Tratado Clayton-Bulwer, por el que Estados Unidos se aseguró por parte de los británicos el fin de las injerencias en Centroamérica y el compromiso de no construir ningún canal que uniera el Atlántico y el Océano Pacífico.
Bibliografía
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Carlos Herráiz García.