Tarik-Aben-Ziyad o Tariq ibn Ziyad (s. VIII).


Capitán árabe del siglo VIII. Después de someter el Magreb sirviendo en los ejércitos de Musa, fue nombrado gobernador de Tánger, desde donde fue enviado por Musasobre la Península Ibérica al mando de 7.000 hombres. Desembarcó en España en el 711, aprovechando que don Rodrigo se encontraba en el norte sofocando una sublevación.

Contó con la ayuda del conde don Julian, el cual formaba parte del partido witiziano y se oponía al rey visigodo Rodrigo. Tarik se internó en la península sin encontrar oposición y se adueñó del sur peninsular. Don Rodrigo, libre de sus compromisos en el norte, marchó al encuentro de Tarik, acompañado de un gran ejército, lo que obligó al musulmán a solicitar refuerzos a Musa, que le mandó otros 5.000 hombres, pese a lo cual seguía en inferioridad numérica. Pero el ejército visigodo distaba mucho de estar unido; a su frente se hallaban dos hermanos del difunto Witiza, Sisberto, obispo Toledo y Oppas, obispo de Sevilla. Ambos se encontraban enfrentados a Rodrigo al que no reconocían como sucesor de su hermano y el cual los había cesado de sus episcopados a su subida al trono. Por ello, tanto Sisberto como Oppas rechazaron el liderazgo de Rodrigo y arastraron en su decisión a un buen número de tropas, de manera que cuando los ejércitos se encontraron en la batalla de Guadalete, las tropas al mando de los descendientes de Witiza abandonaron a Rodrigo y Tarik consiguió una gran victoria, en la que pudo perecer el propio Rodrigo.

Tarik, tras esta victoria, se internó aún más en la Península no obedeciendo a su señor que le ordenó regresar a África. Llegó hasta Toledo, capital del reino, que conquistó sin apenas dificultades, igual que otras ciudades de gran importancia como Córdoba. La rápida expansión y conquista de las tropas musulmanas ha hecho pensar a numerosos historiadores en la esistencia de un pacto entre los invasores, la comunidad judia y los partidarios del fallecido monarca visigodo Witiza, esta teoría se vería reforzada en el hecho de la caida de Toledo sin apenas resistencia, ya que Oppas era obispo de la misma y es de suponer que poseyera una influencia considerable. Este asombroso avance provocó las iras de Musa, que veía cómo su subordinado le robaba la gloria de la conquista, por lo que se trasladó a España al mando de un gran ejército, con el que conquistó diversas ciudades en su camino hacia Toledo, ciudad a la que llegó en el verano del 713 a encontrarse con Tarik.

Musa encerró a Tarik acusándole de desobediencia, pero el califa de Damasco, Walid, intercedió por éste, obligando a Musa a liberarle. Tarik se puso de nuevo al mando de sus tropas y tomó Zaragoza, posteriormente se unió a Musa y ambos tomaron diversas ciudades de Aragón y Cataluña, desde donde pasaron a Valencia y llegaron hasta Denia. En esta ciudad se detuvieron, ya que a continuación se hallaban los dominios de Teodomiro, capitán visigodo aliado de los musulmanes.

A causa de las continuas rivalidades entre los dos dirigentes, ambos fueron llamados a Damasco, donde el califa les reprendió y, pese a que Tarik defendió sus actos con la entrega de esclavos y de territorios al califa, acabó sus días, quizás en Siria, habiendo perdido el favor califal.