Szilard, Leo (1898-1964).
Físico húngaro nacionalizado estadounidense, nacido el 11 de febrero de 1898 en Budapest y fallecido el 30 de mayo de 1964 en La Jolla, California, que fue uno de los primeros en comprender la importancia de la fisión nuclear y colaborador de Fermi en el primer reactor de fisión.
Realizó estudios de ingeniería electrotécnica y durante la Primera Guerra Mundial combatió con el ejército austro-húngaro. Acabada la contienda ingresó en la Universidad de Berlín, donde obtuvo el doctorado en físicas en 1922, tras lo cual ingresó como profesor en dicha universidad a las órdenes de Von Laue, a la sazón a la cabeza del Instituto de Física Teórica. Fruto de sus investigaciones en termodinámica fue un artículo en el que se configuraba la moderna teoría de la información, publicado en 1929. Con la llegada del partido Nacionalsocialista al poder, y tras una breve estancia en Viena, emigró a Inglaterra, donde trabajó en el departamento de física del Hospital de San Bartolomé, en el que, junto a T. A. Chalmers, ideó un método de separación de isótopos radiactivos artificiales.
En 1937 fue como profesor invitado a la Universidad de Columbia, y emprendió una serie de trabajos sobre física nuclear cuyos frutos fueron la propuesta del uso del mecanismo de fisión como método de obtención de energía, procedimiento del cual obtuvo patente. Un año más tarde, cuando se conocieron los progresos de los físicos alemanes O. Hahn y L. Meitner en el procedimiento de fisión, y junto con sus colegas y compatriotas E. Teller, y E. Wigner convenció a A. Einstein de la pertinencia de elaborar un escrito conjunto dirigido al presidente Roosevelt donde se le previniera de la posible fabricación de bombas atómicas por parte de la Alemania nazi.
Establecido en Chicago en 1942, colaboró junto con Fermi en la consecución de la primera reacción en cadena controlada y fue una de las cabezas visibles del Proyecto Manhattan que alumbró las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki, a las que se opuso virulentamente, pretendiendo que fueran utilizadas únicamente en términos demostrativos. Igualmente se opuso al desarrollo posterior de armas atómicas y abogó por el uso pacífico de la energía nuclear, lo que le llevó a abandonar la física nuclear y a iniciar investigaciones en el campo de la biofísica, en particular acerca de las mutaciones bacterianas y al análisis del envejecimiento celular y su relación con la memoria. En este nuevo campo inventó el quemostato, aparato empleado para realizar cultivos bacterianos en condiciones controladas.
Como premio a su activismo pacifista recibió en 1959 el premio Átomos por la Paz, otorgado por la fundación Ford. Fundó el Council for a Livable World (Concilio por un mundo habitable), organismo dedicado a exigir el control internacional de la fabricación de armas nucleares. Su pensamiento pacifista se refleja bien en una serie de relatos satíricos que con el título The voice of the dolphin and other stories (La voz del delfín y otras historias) publicó en 1961, donde se mofa a placer del uso irresponsable del conocimiento científico. Al igual que la mayoría de los científicos que participaron en el Proyecto Manhattan, falleció víctima de cáncer por la alta dosis de radiación a la que estuvo expuesto.