Steinbeck, John (1902-1968).
Narrador y guionista estadounidense, nacido en Salinas (California) el 27 de febrero de 1902, y fallecido en Nueva York el 20 de diciembre de 1968. Valiéndose de un estilo directo y realista que acerca su creación literaria al lenguaje testimonial del periodismo, dejó una espléndida obra narrativa que aborda con comprensión y compasión los problemas de las clases menos favorecidas, especialmente de aquellas condenadas a trabajar la tierra con sus manos para vivir del fruto de su esfuerzo. Considerado como uno de los novelistas más destacados de la literatura universal del siglo XX, obtuvo reconocimientos tan prestigiosos como el Premio Pulitzer (1939) y el Premio Nobel de Literatura (1962).
John Ernst Steinbeck cursó estudios superiores en la Universidad de Stanford, al tiempo que empleaba los mejores años de su juventud en trabajar como bracero y recolector de frutas, ocupación de la que luego rescataría abundante material literario para la elaboración de su obra creativa. Las circunstancias geopolíticas en que pasó su infancia y juventud (el ámbito rural californiano y la Gran Depresión de 1929) influyeron poderosamente en sus mejores novelas, y le inclinaron hacia esa protesta social que está presente en toda su producción literaria.
A los veintisiete años de edad, irrumpió en el panorama cultural norteamericano con La copa de oro (1929), una recreación literaria de la biografía del famoso corsario galés del siglo XVII Henry Morgan. A esta obra, que pasó inadvertida en su tiempo, le siguió una colección de narraciones breves titulada The Pastures of Heaven (Las praderas del cielo, 1932), en la que Steinbeck afrontó por vez primera los problemas agrícolas de sus compatriotas, reflejados en la vida de un colectivo de granjeros instalados en el sur de California. Un año después, dio a la imprenta su segunda novela, A un dios desconocido (1933), donde la problemática rural se centra ahora en la figura de un granjero tan apegado a sus supersticiones, que intenta paliar una terrible sequía con la entrega de su propia vida, sacrificada en un extraño rito pagano de fertilidad.
A pesar del indudable interés de estas tres obras primerizas, John Steinbeck no fue reconocido como el gran escritor que era hasta la publicación de su tercera novela, Tortilla Flat (1935), una narración que combina ingredientes de la picaresca y el romanticismo para plasmar la vida de los emigrantes mejicanos establecidos en Monterrey (California). En esta obra, el humor y la compasión se dan la mano a la hora de enfocar con ironía y ternura los temores y las esperanzas de sus protagonistas, los humildes «paisanos».
Un año después, John Steinbeck volvió a los escaparates de las librerías con su cuarta novela, Una vez hubo una guerra (1936), donde los problemas sociales de sus convecinos quedaban plasmados en la reconstrucción de una huelga de recolectores de fruta. Posteriormente, siguió ahondando en las figuras y los problemas rurales a través de una nueva narración, La fuerza bruta (1937), en la que relataba la feroz lucha de dos jornaleros ambulantes empecinados en conseguir su propia explotación agropecuaria.
Consagrado ya como una de las voces más destacadas y representativas de las Letras norteamericanas de su época, en 1938 volvió a ofrecer otra muestra de su narrativa breve, recopilada ahora en el volumen que lleva por título The Long Valley (El largo valle). Entre los cuatro relatos que conforman este libro, sobresale como una acabada joya del género cuentístico el titulado «The red pony» («El pony colorado»).
Al año siguiente, Steinbeck dio a la imprenta la que está unánimemente considerada como su mejor novela, y una de las narraciones más importantes de la literatura mundial contemporánea. Se trata de The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira, 1939), obra galardonada con el Premio Pulitzer de 1940, que narra las vicisitudes de una familia oriunda de las tierras más pobres de Oklahoma, obligada a emigrar a California tras la depresión económica posterior al crack bursátil de 1929. Convertida de inmediato en un clásico de las Letras norteamericanas, Las uvas de la ira se servía de elementos propios del naturalismo y el simbolismo (como la representación simbólica de la abundancia, reflejada en la exuberancia de vides y racimos) para lanzar un amarga protesta social que, a la postre, venía a denunciar la falacia del llamado «sueño americano», cuyo fracaso se había hecho bien patente a raíz de la susodicha crisis económica. Pero, junto a la dureza de esta denuncia, John Steinbeck se ocupó de salvar el lado humano de esos personajes que, eternamente condenados a vivir en un mundo injusto y sobrevivir de derrota en derrota, son todavía capaces de protagonizar hechos heroicos o, al menos, situaciones agradables que dejan una puerta abierta a la esperanza. En esta línea, su obra literaria se ha identificado en ocasiones con los postulados del poeta, filósofo y ensayista estadounidense Ralph Waldo Emerson, quien ubicaba el auténtico motor de su país entre las clases populares que trabajan la tierra con sus propias manos.
Posteriormente, John Steinbeck dio a la imprenta otras novelas de extraordinario alcance estético y social, aunque ninguna tan relevante como Las uvas de la ira (cuya fama aumentó considerablemente a raíz de la versión cinematográfica rodada por el director norteamericano John Ford en 1940, que mereció un Oscar de Hollywood al mejor director y otro a la mejor actriz secundaria). Entre dichas novelas posteriores, cabe destacar algunos títulos como The Moon is Down (La luna se ha puesto, 1942), Los arrabales de Cannery (1944), The Wayward Bus (El ómnibus perdido, 1947), East of Eden (Al este del Edén, 1952), Sweet Thursday (Jueves dulce, 1954) y El invierno de nuestro descontento (1961). Además, en 1962 publicó el relato autobiográfico de un viaje que realizó, a través de los Estados Unidos, en compañía de un caniche de su propiedad (Viajando con mi perro, 1962).
Como autor de narraciones breves, además del título ya reseñado (El largo valle), John Steinbeck triunfó asimismo con la publicación de The Pearl (La perla, 1947), recopilación en la que volvió a mostrarse como un consumado cultivador del género, con un estilo enriquecido por grandes dosis de sensibilidad y una cuidada composición estética. Además, el escritor californiano se distinguió también por su faceta de guionista, en la que brilló a gran altura con la redacción de los guiones de algunos largometrajes tan destacados como Viva Zapata (dirigido en 1952 por el cineasta estadounidense Elia Kazan, quien también llevó a cabo el rodaje de la versión de Al este del Edén en 1955, con guión del propio Steinbeck).
Al margen de su preocupación por la realidad contemporánea de sus paisanos, su interés por la historia del país vecino le llevó a escribir ensayos y novelas centrados en los períodos de Conquista y Revolución, como Por el mar de Cortés (1951). Finalmente, en 1968 John Steinbeck recopiló sus interesantes observaciones sobre su país y sus compatriotas (Norteamérica y los norteamericanos). Con carácter póstumo, vieron la luz sus novedosas interpretaciones de los personajes y leyendas del ciclo artúrico (Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros, 1976).