Savary, Jean-Marie René, duque de Rovigo (1776-1833).
General francés, nacido en Marcq (Argonne) el 26 de abril de 1776 y muerto en París el 2 de junio de 1833.
Hijo de un oficial retirado que poseía la cruz de San Luis, estudió en Metz, y el 1 de octubre de 1790 se enroló en un regimiento de Caballería. Reprime un motín en Nancy, en 1795 es capitán, y en 1797 jefe de escuadrón.
Afable, disciplinado, obediente, según algunos servil, participa en la batalla de Marengo, el 14 de junio de 1800, tras lo cual Bonaparte lo hace su ayuda de campo. Napoleón le encomienda misiones muy delicadas, de carácter policíaco, en 1800, en 1803 contra los chuanes, en las que utiliza toda clase de tratas, incluso el lanzamiento a gran escala de falsos billetes de banco, rusos e ingleses. En este tipo de acciones el año 1804 marca la cima, odiosa, de su carrera. Bonaparte recibe la denuncia de que el duque de Enghien, que se encuentra en Baden, es decir, no en territorio francés, conspira contra su régimen. Napoleón ordena que sea raptado, juzgado sumarísimamente, y ejecutado. El 20 de marzo de 1804, en presencia de Savary, Enghien es condenado a muerte; pero pide ser recibido por Bonaparte. Savary, en lugar de dar curso a la petición, ejecuta al duque a altas horas de la madrugada. Su responsabilidad en el crimen es innegable, aunque luego se dijese que todo se había debido a los consejos pérfidos de Talleyrand.
Napoleón le nombró general de división el 1 de febrero de 1805. Sus funciones policíacas y de espionaje continuaron: mientras cumplía una misión cerca de Alejandro I, pudo conocer el dispositivo de las fuerzas austro-rusas, lo que le valió ser nombrado gran oficial de la Legión de Honor. En 1806 tuvo funciones estrictamente militares, distinguiéndose en Ostrolenka y en Friedland.
Duque de Rovigo, en febrero de 1808, Napoleón le mandó a España, donde logró que los reyes y Fernando emprendiesen el famoso viaje a Bayona, que les costó la corona. Cuando Murat tuvo que retirarse, se le nombró jefe de las tropas francesas, llegando a Madrid en tal condición el 15 de junio de 1808.
Inmediatamente su juicio sobre la situación española revela su extraordinario talento: No se trata, le dice al Emperador, de combatir aquí y allá alguna protesta o sublevación, sino que el ejército francés tendrá que librar dos guerras: una, clásica, contra otro ejército; y otra, a estilo de bandidos, contra toda la población. Patrullar por el país no servirá más que para extender la insurrección. Es necesario que el Emperador se percate de la gravedad de la situación, y que aplique a resolverla todos los medios que sean necesarios.
En octubre de 1808 marchó a Alemania, luego a Holanda, con el Emperador. Una absurda noticia española de 1809 dice que ha sido hecho prisionero en México. En realidad, el 3 de junio de 1810 Napoleón le nombró sucesor de Fouché en el Ministerio de Policía. Fouché le pintó luego como un perfecto imbécil, lo que ciertamente Savary no era, pero sí ejerció una represión implacable y brutal, que no le permitió, sin embargo, prever la conspiración del general Malet en 1812. Este asunto le valió la cárcel el 23 de octubre de 1812. Liberado en seguida, Napoleón le nombró miembro del Consejo de Regencia. Después de la abdicación de Napoleón se retiró a su castillo de Nainville, en donde se le reunió su esposa Marie-Crarlotte de Faudoas-Barbasan, con sus siete hijos. Conspiró para que Napoleón volviese a Francia, pero durante el Imperio de los Cien Días no recuperó el Ministerio.
Tras Waterloo, los ingleses le llevaron prisionero a Malta, desde el 18 de septiembre de 1815 hasta el 8 de abril de 1816. Después aparece en Esmirna, y luego Austria, de nuevo Esmirna, Londres y Hamburgo, adonde llegó en 1819. Volvió a Francia, para entregarse como prisionero, pero se le dejó en libertad. Luis XVIII no lo recibió. Marchó a Roma, y en 1828 publicó una parte de sus Mémoires, no redactadas por él mismo, pero sí con sus notas (2ª edición, en 1829).
En 1830 se ofreció a Luis Felipe, volviendo al ejército en 1831, siendo enviado a Argelia. El clima no le sentó bien, por lo que en marzo de 1833 tuvo que volver a Francia.
Bibliografía
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Archivo Histórico Nacional. Estado, legajo 14 A.
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SEPÚLVEDA, Christovam Aires de Magalhaes: Dicionario Bibliográfico da Guerra Penínsular. Coimbra, 1924. 4 tomos en 2 vols.
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TULARD, Jean (ed.): Dictionnaire Napoleón. París, 1987.
A. GIL NOVALES.