Dostoievsky, Fiodor Mijailovich (1821-1881)
Novelista ruso, nacido en Moscú en 1821, y muerto en San Petersburgo el 9 de febrero de 1881. A la muerte de su madre, su padre -un médico aristócrata, decadente, extravagante y alcoholizado- le hizo ingresar en la escuela de ingenieros de San Petersburgo, a pesar de que el joven Fiodor ya mostraba una acusada inclinación hacia las letras. De ahí la desgana con que acometió sus estudios de Ingeniería, en nítido contraste con la voracidad con que iba leyendo a quienes habrían de consolidar su iniciática formación libresca (Schiller, Balzac, Hugo y Hoffmann).
Cuando tenía dieciocho años, su padre murió asesinado, víctima de unos siervos a los que había tiranizado hasta extremos inhumanos. Dos años después, agobiado por el rigor científico y la disciplina castrense, finalizó sus estudios y se quedó en San Petersburgo. Entonces sobrevivía merced a las traducciones que iba realizando. Por esta época escribió su primera obra, la novela epistolar Pobres gentes (1846), que tuvo una buena acogida por parte del público y de algunos críticos consagrados, como Bielinskiy Nekrásov. A pesar de haberse diplomado en Ingeniería, desdeñó esta profesión impuesta y se entregó de lleno a la literatura.
Aquel mismo año de 1846 vio aparecer la segunda novela de Dostoievsky, El doble, en la que la historia de un desdoblamiento psíquico comienza a prefigurar una de las principales -si no la fundamental- corrientes temático-estructurales de su vasta producción novelesca: la introspección psicológica. Dos años más tarde, salió de los tórculos Noches blancas (1848), novela sentimental en la que las fantasías amorosas de un joven soñador confunden la realidad con el deseo. Entre medias, había aparecido una novela menor, La patrona Joziaika (1847).
De 1848 data, también, Corazón débil, y de 1849, Niétochka Nezvánova. En este último año, acusado de haber tomado parte en una conspiración de intelectuales socialistas, Dostoievsky es condenado a muerte. El mismo día en que había de verificarse la ejecución llegó el indulto del zar Nicolás I, quien conmutó la pena por cuatro años de trabajos forzados en Siberia. Esta atroz deportación afectó gravemente su equilibrio mental y su salud física, vulneradas por frecuentes ataques epilépticos; de ello quedó memoria impresa en una narración posterior, titulada Recuerdos de la casa de los muertos (1861-1862), que llegó a impresionar al sucesor de Nicolás I, Alejandro II.
Tras este período de confinamiento, Dostoievsky fue forzado a incorporarse en Semipalátinks a un regimiento de tiradores siberianos. Por aquellas fechas (1857), contrajo nupcias con una viuda pobre, madre de un hijo, con la que no llegó a ser feliz, a pesar de que el propio novelista la tenía por "la mujer más honrada, más noble y más generosa" de cuantas había conocido. Tras otro largo período de residencia en Tver, recibió autorización para retornar a San Petersburgo, donde dio a la imprenta otras dos novelas, La aldea de Stepánchikovo y sus habitantes (1859) y El sueño del tío (1859). En ellas, el humor cáustico y corrosivo, rayano en lo grotesco, da buena cuenta de las rancias costumbres de su país y sus gentes.
A pesar de su fecundidad literaria y de las facilidades que encontraba a la hora de publicar sus trabajos, Dostoievsky se vio acuciado por severas dificultades económicas. Comenzó entonces a colaborar en empresas periodísticas, como la revista El tiempo, fundada por su hermano Mijail. En 1862 publicó una de sus mejores obras, Humillados y ofendidos, donde indaga dolorosamente en los profundos recovecos del alma humana.
Lleno de deudas, en 1864 fundó el periódico Época, cuya corta andadura no le resarció de sus quebrantos monetarios, tristemente ahogados por la desaparición, aquel mismo año, de su mujer y el hijo de ésta. Por aquellas fechas falleció también su hermano Mijail. Estas pérdidas irreparables forjaron en Dostoievsky un carácter estoico que le movió a estudiar los resortes del alma humana ante la fatalidad ineludible.
Apuntes del subsuelo (1865), bien recibida por la crítica y los lectores, tampoco le sacó de sus constantes apuros financieros. En esta novela, la frustrada redención de una prostituta ilustra la tesis de que la razón no es capaz de penetrar en el interior del prójimo, y ni siquiera en el propio. En 1866, la publicación de Crimen y castigo inició una serie de narraciones que habrían de granjearle una caudalosa reputación literaria. Sin embargo, la solvencia económica no llegaba, ni siquiera cuando, en 1867, su novela El jugador vino a confirmar la extraordinaria calidad de sus escritos. Recientemente casado, a la sazón, con Ana Grigorievna, su joven taquígrafa (Dostoievsky contaba con cuarenta y un años de edad, y ella con veintiuno), se vio impelido a abandonar una Rusia en la que tenía casi tantos acreedores como lectores.
Malviviendo de las exiguas ayudas que le llegaban desde su país natal, viajó por toda Europa Occidental, visitando Alemania (Dresde, Hamburgo y Baden-Baden), Suiza (Ginebra y Vevey) e Italia (Florencia). En el transcurso de este voluntario exilio, nació una niña que murió a los pocos días; Dostoievsky cayó entonces en una depresión cercana a la demencia, y se gastó en el juego el poco dinero que le quedaba. Para colmo de sufrimientos, volvió a sufrir crisis epilépticas, que agravaron tanto su salud como su maltrecha economía. Pero el nacimiento de un segundo hijo contribuyó a darle fuerzas para salir a delante; y así, en 1868 dio a la imprenta El idiota, otra de sus mejores novelas (que, sin embargo, fue mal acogida por la crítica). Un año después, publicó El eterno marido.
La aparición de Los endemoniados (1870), centrada en el nihilismo y la muerte de Dios, le supuso, por fin, un beneficio económico que habría de permitirle el retorno a Rusia. Allí, desde 1873 (fecha en la que apareció, también, su novela Bobok), empezó a publicar por entregas, en el periódico reaccionario El ciudadano, el Diario de un escritor, que luego continuaría, ya como revista independiente, entre 1876 y 1881. En esta confesiones de su existencia cotidiana y su riquísima vida interior, Dostoievsky comenzó a presentarse como una especie de guía espiritual de sus compatriotas, iluminado por un repentino retorno al cristianismo. Al margen de estas consideraciones personales, el Diario fue el espacio adecuado para la publicación de narraciones como Nochebuena con Cristo (1876) y La sumisa (1877). En esta misma línea, una novela anterior (El adolescente,1875) ya había anticipado un populista misticismo cristiano.
Entre 1879 y 1890, Dostoievsky redactó la que él consideraba su obra maestra, Los Hermanos Karamazov, donde los odios y rencores entre un padre y sus hijos, y los extremos a los que puede conducir un ateísmo intelectual y deshumanizado, son sólo superados desde la pureza y la fe de una criatura inocente. Por aquellas fechas, Fiodor Dostoievsky había pasado a ser el novelista más querido y admirado de su país, y su fama sobrepasaba, incluso, las de autores tan respetados como Turguénev y Tolstoi. En calidad de "Patriarca de las Letras Rusas", el 8 de junio de 1880 fue el encargado de pronunciar un discurso en el fastuoso homenaje rendido a Pushkin. El 28 de enero de 1881, una hemorragia cerebral puso fin a sus días. Su muerte se consideró una pérdida irreparable en el mundillo cultural de Rusia, que le lloró en unas solemnes y emocionadas exequias.