Seymour, David (1911-1956).
Fotógrafo polaco, nacido en Varsovia (Polonia) el 20 de noviembre de 1911 y muerto en Suez (Egipto) el 10 de noviembre de 1956, conocido con el seudónimo “Chim”.
Vida
Su infancia se desarrolla entre Varsovia y Rusia. Tras aprobar bachillerato, en 1929 inicia sus estudios de fotografía en la Academia de Artes Gráficas de Leipzig, estudios que finaliza dos años más tarde. Marcha a París para continuar su aprendizaje en la Sorbona hasta 1933. Allí adopta el seudónimo “Chim” con el que le conocerá la mayor parte de sus colegas y amigos.
Trabajando como freelance en 1934 alcanza un reconocimiento considerable, el suficiente para publicar sus fotografías en una revista como Regards. Es también en París donde estrecha sus lazos con fotógrafos de la talla de Robert Capa o Henri Cartier-Bresson con los que en 1947 funda la agencia fotográfica internacional Magnum, cuya presidencia ocupó en 1954, después del fallecimiento de Capa.
De ideología liberal y antifascista, Seymour se traslada a España cuando estalla la Guerra Civil. Aquí realiza uno de sus más sobrecogedores reportajes de guerra y atrapa con su cámara no sólo la barbarie de la contienda y los soldados en el frente, sino también la vida cotidiana de una población dividida por el desastre. Sus imágenes sobre el bombardeo aéreo de Barcelona le consagran internacionalmente.
Al acabar la guerra en 1939, Seymour vuelve a París desde donde parte para realizar un importante viaje que le llevará hasta México. Finalmente se instala en Nueva York. Entre 1942 y 1945 sirve en el ejército norteamericano como intérprete y monitor fotográfico. Más que fotógrafo del frente, pese a sus trabajos realizados durante la contienda civil española, puede decirse que es un reconocido fotógrafo de la guerra “oculta”, aquella que viven los habitantes desde los pueblos, las aldeas, las ciudades…: niños que gritan, mujeres desesperadas ante la potencial pérdida de sus maridos, ancianos recogidos sobre sus propios recuerdos de un tiempo mejor. En esta línea, durante la Segunda Guerra Mundial y a instancias de la UNESCO, se dedica a fotografiar las repercusiones de este gran desastre, tomando como protagonistas a los niños, fundamentalmente en Checoslovaquia, Hungría, Grecia, Italia y su Polonia natal. Este periplo por la geografía europea vio la luz en la publicación Children of Europe, álbum publicado en 1949 por la UNESCO.
En 1956, Seymour se encontraba en Grecia con objeto de estudiar los monumentos de la antigüedad, cuando la crisis del Canal de Suez condujo al estallido de acciones bélicas. El fotógrafo pasaba por Chipre para dirigirse a Suez con el fin de realizar un reportaje gráfico sobre el intercambio de prisioneros cuando una ametralladora egipcia acabó con su vida, una vida llena de peligros en una época en que las acciones violentas se desarrollaban con una rapidez increíble. No obstante se observa en su obra un amor por la vida, la esperanza y la paz que pocas cámaras han recogido con la elegancia, frescura e ingenuidad de un David Seymour.
Obra destacada
Children of Europe, 1945-1949. Blanco y negro.De las partes que contiene este álbum cabe destacar Grecia, evacuación de niños, en la que crea una composición oblicua donde varias filas de personas -niños y ancianos- se disponen ante el observador de manera escorzada. Ni una sola mirada, ni un solo gesto, tan sólo la apelación de una niña que, en primer término, escudriña al espectador pidiendo respuestas.
Otra composición de 1948, Sin título, muestra un grupo de niñas alegres mientras juegan a la pelota con una monja situada en el lado derecho de la composición. El movimiento de la hermana, junto con el de la pelota lanzada al aire, contrasta con la quietud del grupo de niñas que atentas esperan coger el balón. Un escenario natural, amplio, luminoso es cerrado por unas ruinas de piedra, terrible reflejo del ambiente social.
Una de las imágenes más simpáticas que se incluyen en este álbum es Sin título, de 1947, que muestra un niño, vestido de manera muy humilde, en plano general, y desde un punto de vista contrapicado, que hace una mueca con la boca y los ojos. No es al fotógrafo a quien mira sino a la vida y, con una postura entre infantil y desafiante -brazos en jarra y pie con la punta levantada-, asesta su ingenuo golpe a la dura etapa social que le ha tocado vivir, mientras el sol de mediodía a duras penas intenta abrasar su frescura.
Bibliografía
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SOUGEZ, Marie-Loup: Historia de la fotografía. Cuadernos Arte Cátedra. 2ª edición. Madrid, 1985
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VV.AA.: La fotografía del siglo XX. Taschen. Colonia, 1997