Serrano de Tornel, Emilia. Baronesa de Wilson (1845-1922).


Poetisa, narradora, dramaturga, articulista y traductora española, nacida en Granada el 3 de enero de 1845, y fallecida en Madrid en 1922. Por la importancia de su obra literaria, y -sobre todo- por el alcance de su fecunda labor periodística, está considerada como una de las figuras femeninas más brillantes de las Letras españolas de la segunda mitad del siglo XX.

Vida

Nacida en el seno de una familia acomodada e influyente -su padre era el notario Ramón Serrano, personalidad destacada en la corte de Isabel II-, recibió desde niña una esmerada formación humanística que, sumada al aprendizaje recibido en el transcurso de sus numerosos viajes y prolongadas estancias en Europa, acabó por convertirla en una de las mujeres más cultas de su época.

Cuando era todavía una niña de muy corta edad salió de España en compañía de su padre, para ingresar en el famoso Colegio del Sagrado Corazón, de París. En la capital gala conoció, durante su proceso de educación, a muchas de las grandes figuras intelectuales y artísticas del momento, tanto españolas como extranjeras (Lamartine, Dumas, Martínez de la Rosa, etc.); y hasta tal punto causó asombro en estos elevados ingenios decimonónicos la precocidad intelectual de la joven Emilia Serrano de Tornel, que todos ellos la bautizaron con el apelativo de «Madame Minerve», en clara referencia a su desbordada pasión por la lectura.

Al mismo tiempo que su despierta inteligencia causaba admiración en los círculos intelectuales de París, la belleza que iba adquiriendo a medida que avanzaba hacia la adolescencia acabó por convertirla en una de las jóvenes más festejadas del momento. Así, sólo contaba quince años de edad cuando fue requerida en matrimonio por el barón de Wilson, de nacionalidad inglesa, con quien contrajo nupcias en París y concibió una niña que, nacida en la capital francesa, falleció a los cuatro años de edad.

Antes aún había muerto el malogrado barón de Wilson, quien con su prematura desaparición dejaba viuda a Emilia Serrano de Tornel con apenas diecisiete años. Para superar estas desgracias acaecidas en su inmediato ámbito familiar, la joven buscó refugio en su fecunda actividad intelectual, ya entonces reforzada por su perfecto dominio de las lenguas inglesa, francesa e italiana. Así, pronto empezó a hacerse habitual su firma en algunos diarios y revistas de gran peso específico entre la comunidad española exiliada en París -a la sazón, numerosísima-, como El Eco Hispano-Americano, dirigido por el prestigioso biólogo gallego Ramón de la Sagra. Además, fue co-fundadora (junto con el barón de Guilmaud) de la Revista del Nuevo Mundo, dirigió otra publicación periódica (La Caprichosa), y volvió a distinguirse entre la comunidad de españoles exiliados en Francia por la marcha musical que compuso con motivo de la guerra de África (1859-60).

Precisamente el regreso de las tropas españolas procedentes de Marruecos fue la causa que impulsó a Emilia Serrano a dejar París para retornar a Madrid, donde no sólo asistió a la entrada victoriosa del ejército, sino que también se dio conocer como escritora. Frecuentó, sobre todo, en la Villa y Corte el llamado Liceo Piquer, en el que ofreció alguna lectura pública de sus versos, pero pronto regresó a París, donde había dejado a su pequeña hija.

El ya citado fallecimiento de ésta determinó a la baronesa de Wilson a abandonar la Ciudad de la Luz para emprender una gira por España, en un intentó de atenuar los dolorosos recuerdos que constantemente le suscitaba su pasado parisino. Cumplido este recorrido por la Península -que efectuó en compañía de su madre-, Emilia Serrano viajó por vez primera a tierras de Ultramar, donde permaneció durante tres años. A su regreso a España, los sucesos revolucionarios de septiembre de 1868 la sorprendieron en El Puerto de Santa María (Cádiz), localidad que abandonó rápidamente para dirigirse a Madrid y, desde allí, otra vez a París, donde pudo entrevistarse con la reina exiliada.

A su regreso a España permaneció durante algún tiempo en Sevilla, ciudad en la que entabló amistad con otra gran escritora de su tiempo, Cecilia Böhl de Faber («Fernán Caballero»). Era evidente que su renombre intelectual ya había alcanzado un considerable prestigio dentro de las fronteras españolas, ya que -ahora instalada en Madrid- colaboró asiduamente a partir de 1873 en diferentes periódicos y revistas de la Península (como La Guirnalda), y fue admitida en el selecto grupo de «Las hijas del Sol», una sociedad cultural femenina presidida por la condesa de Priegue. Ya con anterioridad había publicado también algunas colaboraciones en otros medios de comunicación españoles, primeros trabajos que, sumados a los numerosos escritos que difundió después a través de la prensa, hacen que buena parte de su obra haya quedado dispersa entre las páginas de El Mundo Pintoresco, La Época, El Periódico para Todos, La Primera Edad, La Correspondencia de España, Revista de Andalucía, Flores y Perlas, El Correo de la Moda y la ya mencionada La Guirnalda (todos ellas publicaciones de Madrid), y El Recreo de las Familias (de Valencia).

Pero su relación con la prensa periódica del siglo XIX fue mucho más allá de su constante presencia en los rotativos y revistas españoles. Comoquiera que, hasta la fecha de su muerte, realizó un total de seis largos recorridos por el continente americano, desde Canadá hasta la Patagonia, Emilia Serrano de Tornel tuvo ocasión de poner su pluma al servicio de algunos medios hispanoamericanos de tanto relieve como El Diario de la Marina (de La Habana), El Mercurio (de Valparaíso y Santiago de Chile), El Diario de Centro-América (de Guatemala), Kosmos y Diario Español (de Buenos Aires), etc. Si a esta larga relación se añade que fundó El Último Figurín (en Madrid), El Semanario del Pacífico (en Lima), El Continente Americano (en México) y La Crónica Ilustrada (en Barcelona); y que colaboró esporádicamente en algún otro medio no citado hasta ahora (como La Ilustración Española y Americana o La Ilustración Artística), resulta palmario que la baronesa de Wilson fue una de las figuras femeninas más destacadas de la prensa europea y americana del siglo XX, por lo que se hace tanto más extraño que su nombre haya quedado, en la actualidad, prácticamente relegado a la esfera del olvido.

Al menos no pasó tan inadvertido, desde luego, entre sus coetáneos, quienes la distinguieron en vida con nombramientos y homenajes de muy diversa índole: fue elegida socia de honor de algunas entidades tan relevantes como la Sociedad de Escritores y Artistas de Madrid, la Unión Iberoamericana, el Liceo Piquer y la Casa de América de Barcelona; galardonada con premios tan significativos como la Medalla de Oro de la Cruz Roja; y honrada, en fin, con nombramientos de tanto prestigio como el de Comendadora de la Orden del Libertador Bolívar (de Venezuela), Académica de la Academia de Declamación y Bellas Letras de Málaga, Académica correspondiente de la de Bellas Artes de Santiago de Chile, Socia de mérito del Ateneo de Lima, etc.

Al margen de su obra periodística y de sus escritos de creación literaria, sus contemporáneos agradecieron con estos galardones y reconocimientos la magnífica labor de traducción llevada a cabo por la baronesa de Wilson, quien, amparada en su excepcional conocimiento de las principales lenguas europeas, vertió al castellano algunos títulos tan importantes como la comedia El hijo natural, obra de Alejandro Dumas, y María Magdalena, cortesana y amiga de Jesús, de Rocheflamme; además, fue co-autora (junto con Antonio García Llansó, Ramón Pomés y Alfredo Opisso) de una excepcional Historia de la mujer contemporánea (Barcelona: Librería de Antonio J. Bastinos, 1899), en la que se encargó de redactar unas semblanzas femeninas, bajo el epígrafe de «Bocetos biográficos. Mujeres ilustres de América».

El apellido de Tornel, que añadió a su antiguo nombre de soltera a partir de 1874, lo recibió de don Antonio García Tornel, doctor en medicina, con quien se casó en segundas nupcias en el mencionado año.

Obra literaria

La producción creativa de la baronesa de Wilson es tan variada en géneros como en contenidos, ya que comprende la poesía (religiosa, épica, histórica, etc.), la narración (legendaria, histórica, moral, costumbrista, contemporánea, etc.), la prosa didáctica (dirigida a la educación de las mujeres, de los jóvenes, etc.), la difusión cultural (geográfica, arqueológica, antropológica), los libros de viajes, las biografías, los anecdotarios, etc. He aquí una apresurada relación cronológica de los principales títulos que dio a la imprenta:

Las siete palabras de Cristo en la Cruz (París: Adm. de La Caprichosa, 1858). Poesía religiosa.

El Ángel de la paz. Colección de novelas morales (París: Rosa y Bouret, 1859).

El camino de la Cruz (París: Rosa y Bouret, 1859). Poesía religiosa.

Alfonso el Grande (París: Tipografía de Wolder, 1860). Poesía histórica.

Almacén de las señoritas (París: Rosa y Bouret, 1860). Se trata de uno de sus mayores éxitos de ventas, con numerosas reediciones a lo largo del siglo XIX y alguna otra ya bien entrado el siglo siguiente. Es una colección de consejos, moralejas y lecciones de todo tipo (desde históricas hasta de labores domésticas), destinada a las jóvenes de la época.

Manual o sea Guía de los viajeros en Francia y Bélgica (París: Rosa y Bouret, 1860). Notas de Geografía e Historia que constituyen el volumen nº 37 de la llamada Enciclopedia Hispanoamericana.

Manual o sea Guía de los viajeros en Inglaterra, Escocia e Irlanda… para uso de los americanos… (París: Rosa y Bouret, 1860). Notas de Geografía e Historia que constituyen el volumen nº 38 de la llamada Enciclopedia Hispanoamericana).

¡¡Pobre Ana!! (Madrid: Imprenta de Juan Antonio García, 1861). Leyenda histórica dedicada al conde de Diesbach.

Flores de mayo (1861). Ramillete de leyendas y poemas del que no se conoce ejemplar alguno, aunque su publicación quedó anunciada en la obra anterior.

La familia de Gaspar (El Ferrol: «El Eco», 1867). Novela.

La senda del deber (París: Rosa y Bouret, 1869). Novela. Reeditada seis años después (París: Rosa et Fils, 1875).

El ramillete de pensamientos (El Eco Ferrolano, 1868). Publicada por entregas.

Sembrar para recoger (París: Librería de Rosa y Bouret, 1870). Colección de novelas de carácter moralizante, que incluye los siguientes títulos: El peregrino, El escapulario, La llave perdida, La necesidad es ley, Vigilante, Los dos anillos y La conversión.

El árbol sano y el vicioso, o Rosas y abrojos (París: Rosa y Bouret, 1870). Se trata de una recopilación de narraciones similar a la anterior, que contiene La cruz del camino, La hija del pueblo, El rosal de Alejandría, Leoncio y Guillermo y El presente de la Virgen.

La miseria de los ricos. (Historia de dos millones) (Madrid, 1872).

Los pordioseros del frac (Madrid: Jesús Gracia, ed., 1875). Es otro de los títulos exitosos de Emilia Serrano de Tornel, que anteriormente había sido muy leído en una primera edición publicada por entregas en El periódico para todos (1875).

Las perlas del corazón (Buenos Aires: Casavalle, 1875). El subtítulo lo dice todo acerca de esta obra: «Deberes y aspiraciones de la mujer en su vida íntima y social». Fue tan leída en su tiempo, que dejó reediciones en Perú (Lima: Imprenta del Estado, 1876), Ecuador (Quito: Rivadeneira, 1880), México (Imprenta I. Paz, 1883) y otros lugares de Hispanoamérica, e incluso todavía se reeditaba en España bien entrado ya el siglo XX (Barcelona: Maucci, 1911).

La ley del progreso (Quito: Imprenta Nacional, 1880). Se trata de una compilación de observaciones sobre instrucción pública dirigida a los pobladores de los países hispanoamericanos. Volvió a editarse en El Salvador (San Salvador: Tip. La Concordia, 1883).

Una página en América. Apuntes de Guayaquil a Quito (Quito: Imprenta Nacional, 1880).

Almeraya (México: Tipografía de Gonzalo A. Esteva, 1883). Recrea el estilo de las narraciones legendarias árabes. Su edición fue a costa del rotativo «El Nacional».

Americanos célebres (Barcelona: Tipolitografía de los Sucesores de N. Ramírez y C.ª, 1888). 2 Tomos. Es un conjunto de semblanzas biográficas de las llamadas por la propia autora «Glorias del Nuevo Mundo».

América y sus mujeres (Barcelona: Est. Tip. de Fidel Giró, 1890). Para ofrecer una buena muestra de la vastedad de saberes que atesoró la baronesa de Wilson a lo largo de su prolija producción literaria, resulta muy oportuno transcribir completo el subtítulo de esta obra, inserto a guisa de sumario de temas y contenidos: «Costumbres, tipos, perfiles biográficos de heroínas, de escritoras, de artistas, de filántropas, de patriotas; descripciones pintorescas del continente americano, episodios de viaje, antigüedades y bocetos políticos contemporáneos. Estudios hechos sobre el terreno. Cuadros copiados del natural por…».

De Barcelona a México (México: Imprenta de «El Partido Liberal», 1981)

Siembra y cosecha (Curaçao: A. Bethancourt e hijo, 1892). Es otra colección de máximas, anécdotas, hechos históricos y ejemplos morales destinados a la educación de los jóvenes.

Del cielo a la tierra (Barcelona: Henrich y C.ª, 1896).

América en fin de siglo (Barcelona: Imprenta de Henrich y C.ª, 1897). «Actualidades. Sucesos. Apreciaciones. Semblanzas. Datos históricos».

El mundo literario americano (Barcelona: Maucci, 1910). Obra de enorme interés desde el punto de vista filológico, pues resume las apreciaciones de Emilia Serrano de Tornel acerca de los escritores hispanoamericanos que fueron contemporáneos suyos, ofrece -como es costumbre en ella- numerosas semblanzas biográficas, y muestra una pequeña antología poética de la literatura americana de aquellos años).

Maravillas americanas (Barcelona: Maucci, 1910). 2 volúmenes. «Curiosidades geológicas y arqueológicas. Tradiciones. Leyendas. Algo de todo».

México y sus gobernantes de 1519 a 1910 (Barcelona: Maucci [s.a., 1910]). 2 volúmenes. Esta obra, en cambio, suministra una ingente cantidad de información al historiador interesado en la evolución política del territorio azteca. La baronesa de Wilson ofrece biografías, textos autógrafos y una completa colección iconográfica de los gobernantes mejicanos, además de un breve resumen sobre la historia de los pueblos que conformaban este territorio antes del Descubrimiento de América).

Cuahtemoc o el Mártir de Izancanoc (Barcelona: Henrich y C.ª [s.a.]). 2 volúmenes.

Bibliografía

  • HORMIGÓN, Juan Antonio (dir.) Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-1994). (Madrid: Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España, 1996).

  • SIMÓN PALMER, Carmen. Escritoras españolas del siglo XIX. Manual biobibliográfico (Madrid: Castalia, 1991).

J. R. Fernández de Cano.