Secchiaroli, Tazio (1925-VVVV)
Fotógrafo italiano nacido en Roma en 1925.
Antes de que este atrevido italiano se consagrara como uno de los reporteros gráficos más polifacéticos y solicitados de Italia, además del fotógrafo preferido de grandes mitos del cine como Sofía Loren, Marcello Mastroianni o Federico Fellini, Secchiaroli forjó su destino y suerte fotografiando los rincones de su Roma natal, retratando soldados estadounidenses que arribaban a los puertos italianos sin abandonar las sólidas arquitecturas del paisaje urbano, eso sí, «observándolo todo» (actividad que descubrió gracias a David Seymour). Su escuela fue la calle; y la calle, su éxito. Su actividad de gran reportero culminó con la fundación en 1955, junto a Sergio Spinelli, su compañero de trabajo, la agencia Roma Press Photo’s.
Continuó su formación gracias a la ayuda de Porry Pastorel, quien le enseñó el «arte» del reportero gráfico, además de la técnica para revelar las fotos a velocidad fugaz, para después llevar a cabo una carrera no menos trepidante, el fotógrafo del cine, el reportero de plató. No en vano fue el fotógrafo que dio la idea de varias secuencias de La dolce vita al barroco Fellini. En los platós ya no tuvo que luchar contra las adversidades que sugerían las calles y las violentas irritaciones que despertaban en los personajes populares los destellos de los flashes del italiano. Se encontraba en aquel momento ante un recurso técnico que afectaba a su trabajo: la luz cinematográfica. Una luz que supo elegir adecuadamente seleccionando la atmósfera ideal para que su objetivo pudiese captar la sensualidad, la humanidad y los mil y un registros de gesticulación de Mastroianni y de tantos otros actores que desfilaron por los grandes estudios de Cinecittá.
Quizá todas aquellas imágenes fotográficas de las estrellas del momento por las que tanto tuvo que «luchar» por conseguir -el reportaje gráfico a veces puede resultar ser de gran intensidad, y para él lo fue-, están cargadas unas veces de cierta ironía, otras de inteligente connotación. De este modo se hace palpable un alto grado de sensibilidad que ha provocado incluso que, a partir de los años ochenta, Secchiaroli redujera su actividad y atravesara una etapa de reflexión introspectiva acerca de las tendencias de lo que supone la fotografía informal.