Francisco Requena y Herrera (1743–1824): Ingeniero y Político en la Frontera Amazónica

Contexto y Orígenes

Nacimiento y Familia

Francisco Manuel Policarpo Requena y Herrera nació el 26 de enero de 1743 en Mazalquivir, una localidad de Orán, en el norte de África, entonces parte del dominio español. Provenía de una familia noble con un legado de servicio al reino. Su padre, Francisco Requena y Molina, era segundo contador de Artillería, lo que indicaba una vinculación con el mundo militar y administrativo. Su madre, María de Herrera y Cavello, pertenecía también a una familia de la nobleza, lo que proporcionó a Francisco un entorno favorable para desarrollar una carrera exitosa en las esferas altas de la sociedad española.

Desde muy joven, Francisco mostró una notable disposición para las matemáticas y las ciencias exactas, lo que, sin duda, fue un factor determinante para su futuro en la ingeniería. Además, su linaje y su formación familiar marcaron un camino dentro de las instituciones militares y científicas de la época.

Formación Académica y Primeros Años en la Carrera Militar

Con tan solo 15 años, Requena ingresó en la Academia Militar de su ciudad natal, un paso que transformó su destino. En marzo de 1758, comenzó a formarse como cadete de infantería. Su ingreso a la academia representó el inicio de una carrera que lo llevaría a los más altos cargos en el ejército y a desempeñar un papel fundamental en las colonias españolas. Durante sus años de formación, destacó por su talento en las matemáticas, lo que le permitió obtener sobresalientes calificaciones y posicionarse como uno de los cadetes más brillantes.

Durante este período, además de su formación académica, Requena comenzó a forjar su carácter en el campo de batalla. Enfrentamientos contra los árabes en el norte de África le permitieron demostrar su valentía y capacidades estratégicas. Estos primeros años en la Academia Militar de Mazalquivir sentaron las bases para una carrera que lo llevaría a ser reconocido no solo como ingeniero militar, sino también como un experto cartógrafo, lo que fue fundamental en su trabajo posterior en América.

Primeras Asignaciones y Logros en España

En 1763, a los 20 años, Requena fue trasladado a la península ibérica, donde recibió el grado de subteniente-ingeniero. Su carrera continuó en ascenso cuando fue nombrado para un puesto en el Departamento de Ingenieros de la Audiencia de Panamá, pero antes de esa asignación, desempeñó varias funciones en la península, lo que incluía trabajos cartográficos importantes.

Una de sus primeras tareas en España fue la realización de planos en Málaga, una ciudad de gran importancia estratégica. Más tarde, en la costa de Granada, Requena se dedicó a la reparación de torres y castillos, lo que no solo le permitió ganar experiencia en el terreno de la fortificación, sino que también demostró su capacidad para la preservación de estructuras militares. Entre sus trabajos más importantes, se encuentra la construcción de la fortaleza de San Juan de los Terreros, un testimonio de sus habilidades como ingeniero militar.

Esta etapa en España también marcó el comienzo de su relación con la Administración colonial española. En 1764, fue nombrado alférez de ingenieros y poco después recibió una nueva misión que lo llevaría al continente americano, donde pasaría el resto de su vida.

Carrera y Desarrollo en América

Primeros Años en América y su Trabajo en Fortificaciones

Francisco Requena llegó al continente americano en 1764, cuando fue designado alférez de ingenieros en la Audiencia de Panamá. Esta asignación marcó el comienzo de su extensa carrera en el Nuevo Mundo, un periodo que se prolongaría durante más de 40 años. Su primer destino fue la importante ciudad de Cartagena, en el virreinato del Perú, donde tuvo que afrontar la tarea de la remodelación de varias fortificaciones, algunas de ellas en estado de deterioro. Requena aprovechó sus conocimientos en ingeniería militar para reforzar las defensas y mejorar la infraestructura de la ciudad, que era una de las principales plazas fuertes del Imperio español en América.

En los siguientes años, se trasladó a otros puntos clave del Caribe y América Central, entre ellos Portobelo y Chagres, en lo que hoy es Panamá, donde realizó trabajos similares en las fortificaciones. Estas intervenciones no solo fueron fundamentales para la protección de las rutas comerciales españolas en la región, sino que también le permitieron a Requena adquirir una amplia experiencia en el diseño y construcción de fortificaciones. Además, a lo largo de estos años, Requena se dedicó a recorrer el Darién, una zona de alto riesgo debido a los frecuentes enfrentamientos con los pueblos indígenas locales.

Su habilidad para realizar trabajos cartográficos también emergió con fuerza durante su estancia en Panamá. Requena levantó planos detallados de la ciudad y sus alrededores, lo que no solo aumentó su prestigio como ingeniero, sino que también contribuyó de manera significativa a la planificación de futuras expansiones urbanísticas y militares en la región.

Asignación a Guayaquil y Matrimonio

A mediados de la década de 1770, Requena recibió un nuevo encargo del virrey de Santa Fe, Pedro Messía de la Cerda, que cambiaría el rumbo de su carrera. Fue enviado a Guayaquil, un puerto clave en la región costera del virreinato del Perú. Su misión era elaborar los planos de la ciudad y fortificar su puerto, que, en ese momento, presentaba un estado de decadencia considerable. En Guayaquil, Requena también desempeñó el cargo de gobernador interino, una responsabilidad que le permitió no solo intervenir en asuntos de infraestructura, sino también influir en el desarrollo político y social de la ciudad.

El trabajo de Requena en Guayaquil fue crucial para modernizar la ciudad. Se encargó de la desecación de las lagunas, construyó diques para evitar las inundaciones, empedró las calles y promovió la creación de nuevos edificios en la plaza principal. Estas mejoras urbanísticas fueron fundamentales para garantizar la prosperidad del puerto, que se convirtió en uno de los más importantes de la región durante el período colonial.

Fue también en Guayaquil donde Requena contrajo matrimonio con María Luisa Santisteban y Ruiz Cano, una joven criolla hija de una destacada familia local. Este matrimonio no solo consolidó su posición en la élite social de la región, sino que también le permitió formar una familia, con la que pasaría muchos años en las tierras selváticas del Amazonas. Juntos tuvieron cinco hijas, que acompañaron a su padre en sus diversas travesías y que vivieron las dificultades y los retos de la vida colonial en la jungla amazónica.

Comisión del Marañón y los Desafíos con Portugal

En 1777, una nueva misión de gran envergadura se presentó para Francisco Requena. El Tratado de San Ildefonso, firmado entre España y Portugal, estipulaba la creación de comisiones de límites para resolver las disputas territoriales en América del Sur, especialmente en la región amazónica, donde las fronteras entre ambos imperios eran inciertas. Requena fue designado como comisario de la Comisión del Marañón, que se encargaría de definir la línea de demarcación entre las posesiones españolas y portuguesas en la cuenca del Amazonas.

Este puesto representó un desafío monumental para Requena y su equipo, debido a la inmensidad y complejidad del territorio que debían explorar. A lo largo de la siguiente década, Requena se enfrentó a dificultades tanto logísticas como humanas. La travesía hacia el Amazonas fue ardua y peligrosa, ya que los expedicionarios tuvieron que enfrentarse a enfermedades tropicales, la escasez de recursos y la constante amenaza de los pueblos indígenas, que en ocasiones eran hostiles a la presencia extranjera en su territorio.

Las tensiones entre España y Portugal se hicieron evidentes desde el comienzo de la misión. En 1781, los primeros desacuerdos surgieron sobre la delimitación exacta de la frontera en la cuenca del Marañón, lo que complicó aún más las negociaciones entre ambos países. La disputa sobre la entrega de los fuertes españoles de Río Negro, en el Orinoco, y la ubicación de la boca más occidental del río Japurá fueron algunos de los puntos más conflictivos.

A pesar de las dificultades y de los años de parálisis en las negociaciones, Requena continuó con su trabajo, realizando exploraciones fluviales y levantando mapas detallados de la región. La falta de un astrónomo en su equipo y la carencia de recursos adecuados hicieron que los avances fueran lentos y a menudo frustrantes. Sin embargo, su empeño y sus informes detallados fueron clave para sentar las bases de la futura demarcación territorial, que tendría un impacto significativo en la historia de las fronteras de Sudamérica tras la independencia de las colonias.

Últimos Años y Legado

Gobernador Interino de Maynas y Trabajo con las Misiones Indígenas

En 1795, después de más de una década de trabajo en la Comisión del Marañón, Requena regresó a España, pero fue rápidamente llamado de nuevo a América. Esta vez, asumió el cargo de gobernador interino de Maynas, una región ubicada en la selva amazónica, que presentaba graves problemas tanto de control territorial como de organización de las misiones indígenas. Maynas, en ese momento, atravesaba una grave crisis debido al éxodo de las comunidades indígenas y la decadencia de las misiones tras la expulsión de los jesuitas. Además, se vivían situaciones de maltrato hacia las poblaciones autóctonas, lo que aumentaba las tensiones entre las autoridades coloniales y los pueblos originarios.

Preocupado por el bienestar de las misiones y la integración de los pueblos indígenas en la estructura colonial, Requena se mostró partidario de una reformulación en la administración de las misiones. Propuso que estas fueran gestionadas por frailes franciscanos, una sugerencia que buscaba restablecer la disciplina y la vocación misionera que habían caracterizado a las antiguas misiones jesuíticas. También sugirió que las misiones fueran reorganizadas de manera más efectiva, integrando a las comunidades indígenas a la vida colonial mediante una política de alianzas y mestizaje.

Durante su estancia en la región, Requena se preocupó por la situación de los pueblos indígenas que habitaban la frontera, buscando formas de garantizar su ocupación y colaboración con la administración colonial. Su enfoque en el mestizaje como una forma de integración fue clave para sus esfuerzos por establecer relaciones pacíficas y sostenibles con las naciones indígenas, aunque no todas las propuestas de Requena fueron bien recibidas por las autoridades coloniales o por las comunidades locales.

Requena también elaboró mapas detallados de la región y creó acuarelas que retrataban la diversidad étnica y geográfica de la Amazonía. Estas representaciones, junto con sus informes, fueron de gran utilidad tanto para la administración colonial como para los estudios geográficos posteriores, aunque la implementación de sus políticas en Maynas fue limitada debido a los conflictos locales y la situación política de la época.

Regreso a la Península y Cambios en su Carrera

En 1797, tras años de servicio en América, Requena regresó finalmente a la península ibérica. A su regreso, su carrera experimentó una nueva etapa, marcada por un ascenso al grado de brigadier y un nombramiento en el Consejo de Indias, un organismo clave en la administración de los territorios ultramarinos españoles. Su nombramiento como miembro del Consejo fue una recompensa a sus años de servicio en América y a la importancia de sus informes sobre la situación en Maynas y la delimitación de las fronteras del Amazonas. Esos informes fueron fundamentales para la promulgación de varias reales cédulas que reorganizaron la administración de la región, entre ellas la creación del obispado de Maynas en 1803.

A pesar de que sus propuestas fueron objeto de controversia, especialmente en los países de América Latina, donde algunos países, como Ecuador, negaron la validez de sus decisiones, la influencia de Requena sobre la política colonial y los límites territoriales perduró. En Ecuador, su figura fue rechazada por quienes lo acusaron de tener intereses personales ocultos, mientras que en Perú se le reconoció como una figura clave en la definición de las fronteras amazónicas.

Consejero de Estado y sus Últimos Años

Durante la invasión napoleónica y el reinado de José Bonaparte en España, Requena desempeñó un papel importante como consejero de Estado. A pesar de la ocupación francesa, su figura continuó siendo relevante en los círculos políticos españoles. Fue uno de los principales asesores del rey Fernando VII tras su regreso al trono en 1814. Requena le aconsejó, incluso, sobre la posibilidad de otorgar la independencia a las colonias americanas, sugiriendo que España debería entablar relaciones con las nuevas naciones basadas en el respeto mutuo y la cooperación.

En 1814, tras la restauración de Fernando VII, Requena fue ascendido al rango de teniente general, un reconocimiento que reflejaba su dilatada carrera y el impacto de su trabajo en la administración colonial española. No obstante, su influencia comenzó a desvanecerse con el paso de los años, a medida que la situación política en España y las colonias cambió irreversiblemente.

Francisco Requena y Herrera falleció en Madrid el 11 de febrero de 1824, a los 81 años, después de una vida dedicada al servicio del Imperio español, particularmente en la compleja y peligrosa región amazónica. Su figura, a menudo olvidada en la historia popular, sigue siendo objeto de debate entre historiadores y políticos. Mientras que en Perú se le valora como un defensor de los intereses españoles en la región, en Ecuador su legado ha sido cuestionado por las decisiones que tomó en relación con la demarcación territorial, decisiones que aún continúan siendo fuente de controversia.

Legado

El legado de Francisco Requena es, en muchos aspectos, ambiguo. Si bien fue una figura clave en la historia de la delimitación de las fronteras en América del Sur, su influencia política fue limitada, especialmente tras la independencia de los países latinoamericanos. En términos geográficos y cartográficos, su trabajo resultó crucial para la conformación de las fronteras de lo que hoy son Ecuador, Perú y Brasil, aunque los conflictos territoriales derivados de sus decisiones siguen siendo un tema de debate.

Requena también dejó una huella significativa en el ámbito de la ingeniería militar, especialmente en sus trabajos de fortificación y en sus contribuciones a la infraestructura en América. Su habilidad para adaptar las técnicas europeas a las condiciones del terreno amazónico y su empeño en mejorar las condiciones de vida de las poblaciones locales, particularmente los indígenas, lo colocan como una figura compleja, tanto admirada como criticada, en la historia de la colonización española en América.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Francisco Requena y Herrera (1743–1824): Ingeniero y Político en la Frontera Amazónica". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/requena-y-herrera-francisco [consulta: 29 de septiembre de 2025].