Pavía y Lacy, Manuel. Marqués de Novaliches (1814-1896).


General español, nacido en Granada el 6 de julio de 1814, y fallecido en Madrid, el 22 de octubre de 1896. Cursó sus primeros estudios en un colegio de los jesuitas en Valencia, y a los doce años ingresó en el Colegio Militar de Segovia asesorado por su padre, también militar de profesión.

Finalizados sus estudios, fue promovido a subteniente de infantería en 1832, y posteriormente entró a formar parte de la Guardia Real. Un año más tarde tuvo ocasión de poner en práctica sus conocimientos militares en el contexto de la Primera Guerra Carlista, en la que pronto logró distinguirse. Ascendió vertiginosamente en su carrera militar como consecuencia de las distintas hazañas de las que se hizo protagonista; de hecho, en tan sólo siete años pasó de ser subteniente a mariscal de campo, todo ello por méritos de guerra.

Al finalizar el conflicto, el partido moderado le ofreció la cartera de Guerra, pero Pavía no aceptó el cargo y prefirió partir a Francia, en donde permaneció hasta finales de 1841. Tuvo que emigrar de nuevo al poco tiempo debido a la sublevación de O’Donnell (antiguo amigo suyo) en Pamplona, que le hizo sospechoso ante los ojos del gobierno. Regresó a España en 1843 al proclamarse una amnistía, y participó en Valencia en el movimiento militar contra Espartero, que terminó con la entrada de Narváez en Madrid y el embarque del regente hacia Inglaterra.

Pavía, entonces, se instaló en Cádiz, ciudad de la que había sido nombrado gobernador; pero en seguida abandonó el cargo para ponerse a las órdenes del barón de Meer, que había sido nombrado capitán general de Cataluña y general en jefe del ejército. Después desempeñó interinamente la jefatura política de Barcelona, el cargo de capitán general de Navarra, el de ministro de la Guerra, el de capitán general de Castilla la Vieja y, finalmente, el de capitán general de Cataluña.

Hacia 1847, cuando Pavía ejercía esta última capitanía general, se agudizaron de nuevo los conflictos internos que desembocaron en el estallido de la Segunda Guerra Carlista. Pavía participó de nuevo en ella, siempre contra los partidarios del rey Carlos; fusiló a los cabecillas principales de la rebelión, Tristany y Ros de Eroles, en Solsona, y luego decretó una amnistía general que surtió el efecto contrario a su propósito: agudizar los enfrentamientos. Entonces fue relevado del mando, aunque volvió a ejercerlo un mes más tarde cuando de nuevo formó gobierno el general Narváez. Sin embargo, tampoco en esta ocasión logró sofocar la insurrección y, en septiembre de 1848, se vio apartado definitivamente del mando para permanecer unos años inactivo.

En marzo de 1852 fue nombrado comandante general del Real Sitio de Aranjuez y, poco después, director general del Arma de infantería. Un año más tarde fue nombrado, contra su voluntad, gobernador capitán general de Filipinas y presidente de su Audiencia, y en calidad de tal propuso e intentó llevar a cabo ciertas reformas en la administración y gobierno de las islas. Regresó a España en el 1854 y, cuatro años más tarde, participó como jefe del tercer ejército y distrito en la guerra de España contra Marruecos.

Con la caída de Narváez, se le encargó en 1858 la tarea de formar gobierno, pero no llegó a jurar. Estuvo siempre muy ligado a la reina Isabel II, hasta el punto que ésta le encargó el mando del ejército encargado de combatir la rebelión de 1868. Sin embargo, las tropas de Pavía fueron derrotadas en la batalla de Alcolea, en la que el propio Pavía resultó herido. Se retiró entonces a Ávila y se negó a prestar juramento a Amadeo de Saboya, por lo que fue apartado del ejército. Luego, con la llegada de Alfonso XII al trono, fueron reconocidos sus méritos con la concesión del Toisón de Oro.