Paulhan, Jean. (1884-1968).
Narrador y ensayista francés, nacido en Nîmes el 2 de diciembre de 1884 y fallecido en Boissise-le-Bertrand el 9 de octubre de 1968. Humanista fecundo y polifacético -poseedor de un espíritu libre e independiente que le ha llevado a estudiar los más variados aspectos de la cultura de su tiempo, sin comprometerse expresamente con ninguna tendencia estética o ideológica-, está considerado como una de las figuras cimeras de la intelectualidad francesa contemporánea.
Vida
Nacido en el seno de una familia de amplia tradición cultural -su padre, Frédéric Paulhan, era un reputado filósofo-, sintió desde niño una acusada tendencia hacia los conocimientos humanísticos y cursó estudios superiores de Letras, que culminó en 1905. Recién licenciado, partió en calidad de profesor hasta Antananarivo, capital de Madagascar, en donde habría de residir por espacio de siete años (1905-1912), ejerciendo oficios tan diversos como los de docente, granjero y buscador de oro. Durante tan dilatada estancia en la isla austral, tuvo ocasión de observar detenidamente las costumbres y formas de vida de la población autóctona, así como de aprender a la perfección sus lenguas; merced a este intenso bagaje cultural adquirido en Madagascar, a su regreso a Francia se instaló en París y obtuvo un puesto de profesor de malgache y malayo en la Escuela de Lenguas Orientales.
Poco después, a raíz del estallido de la Primera Guerra Mundial, Jean Paulhan, que contaba treinta años de edad en 1914, fue movilizado y enviado al frente con el grado de sargento. En el mes de diciembre de dicho año, cayó herido de gravedad, lo que le permitió abandonar la primera línea de combate y regresar a París. Acabada la guerra, comenzó a abrirse camino en el campo de la literatura, primero como autor de algunos escritos de escaso relieve -como la narración breve titulada Le guerrier appliqué (1917), que inauguró su producción literaria-; más tarde, en calidad de colaborador asiduo de la revista Littérature -en la que escribían las principales voces de la corriente surrealista-; y, a partir de 1920, en la prestigiosa publicación cultural Nouvelle Revue Française, en la que ejerció labores de secretario hasta que en 1925, tras la muerte de Jacques Rivière (1886-1925), asumió el cargo de director, que conservó hasta 1940 (posteriormente, volvió a dirigir dicha publicación entre 1953 y 1963). Al frente de la Nouvelle Revue Française, Jean Paulhan se convirtió en una de las figuras cimeras de las Letras francesas del período de entreguerras, en las que ejerció una poderosa influencia como descubridor de nuevos talentos y promotor de diversas tendencias estéticas.
Su infatigable labor en la prensa cultural francesa no se limitó a las publicaciones mencionadas en el párrafo anterior. En 1941, en plena ocupación de una gran parte de Francia por parte de las tropas alemanas, fundó, en colaboración con Jacques Decour, el prestigioso semanario Les Lettres Françaises, que pronto se convirtió en el medio cultural más importante de aquel difícil período de la historia de su nación. Al tiempo que desplegaba esta intensa labor de animación y promoción cultural, Jean Paulhan, haciendo gala de su talante independiente y su firme rechazo a cualquier forma de totalitarismo, pasó a formar parte de la clandestinidad y colaboró activamente con el rotativo Résistance; además, con la intención de salvaguardar el honor de las Letras francesas durante la Ocupación, en 1942 fundó, junto a Vercors, un sello editorial denominado Éditions de Minuit, en el que dio cabida a los autores comprometidos con la Resistencia. Su relevante labor al frente del panorama editorial francés se completó, tras la Segunda Guerra Mundial, con su ingreso en la plantilla de una de las empresas editoras más importantes del mundo, Gallimard, a la que habría de permanecer vinculado hasta el final de sus días. Fue, además, director de los célebres Cahiers de la Pléiade, en los que continuó descubriendo y promocionando a numerosos autores poseedores de los registros estilísticos y temáticos más variados.
Jean Paulhan, que había sido galardonado en 1945 con el «Grand Prix de Littérature» («Gran Premio de Literatura») concedido por la Académie Française, fue elegido miembro de número de la Docta Casa el 24 de enero de 1963, en sustitución del recientemente fallecido Pierre Benoit (1886-1962). A raíz de este ingreso del humanista nimeño en el selecto club de los «Inmortales», el gran narrador y dramaturgo François Mauriac (1885-1970), que había sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1952, ponderó los méritos intelectuales de Paulhan con el siguiente comentario: «Yo considero esta elección como un milagro. La Academia se renueva como la Iglesia«.
Obra
La producción estrictamente literaria de Jean Paulhan, amén de breve, es, tal vez, la parte menos relevante de su obra. Tras haberse dado a conocer como escritor por medio de la ya mencionada narración breve Le guerrier appliqué (1917), dio a la imprenta otras novelas cortas que tampoco merecen la consideración de obras maestras, como Le pont traversé (El puente atravesado, 1921) y La guérison sévère (La curación severa, 1925), obras en las que dejó patente su interés por el análisis del lenguaje, particularmente en lo referido a sus matices psicológicos, capaces de ofrecer abundante información acerca del subconsciente. Tras la Segunda Guerra Mundial, Paulhan publicó otra obra narrativa, Les causes celèbres (Las causas célebres, 1950); pero, ya por aquel entonces, era mucho más conocido y celebrado por su densa y amena producción ensayística, en la que se ocupó de las mismas inquietudes lingüísticas y psicológicas que surtían de argumentos a su obra de ficción, pero ahora profundizando en ellas desde una perspectiva crítica y teórica. Su ensayo más relevante -entre los que dedicó a estos estudios del lenguaje literario- es el titulado Les fleurs de Tarbes ou la fureur des lettres (Las flores de Tarbes o el furor de las letras, 1941), al que pronto añadió otros libros centrados en el hecho literaria, como Clef de la poésie (Clave de la poesía, 1944), F. F. ou le critique (F. F. o el crítico, 1945), À demain la poésie (El futuro de la poesía, 1947), De la paille et du grain (De la paja y el grano, 1948), Poètes d’aujourd’hui (Poetas de hoy, 1948), Petite préface à toute critique (Pequeño prefacio a toda crítica, 1951) y Les paroles transparentes (Las palabras transparentes, 1955).
Jean Paulhan también escribió ensayos sobre temas políticos o controversias ideológicas -como el titulado Lettre aux directeurs de la Résistance (Carta a los directores de la Resistencia, 1952)-, así como otros muchos escritos de reflexión y análisis acerca de los más variados aspectos relacionados con la creación artística. Entre estos últimos, cabe recordar aquí los titulados Braque le patron (Braque el patrón, 1946) -espléndido estudio sobre los orígenes de la pintura cubista-, Fautrier l’enragé (1949), Le marquis de Sade et son complice (El marqués de Sade y su cómplice, 1951), L’Art informel (El arte informal, 1962) y Le Clair et l’Obscur. Además, a lo largo de toda su vida mantuvo una rica y abundante correspondencia con algunas de las principales figuras de la cultura francesa contemporánea, correspondencia que, en la actualidad, constituye uno de los instrumentos más útiles para el estudio de la vida intelectual y artística del período que le toco vivir.