Muhammad IX, Sultán de Granada (ca.1370-1453).
Sultán de Granada nacido hacia 1370 y muerto en 1453. Su nombre completo fue Abú Abd-Allah Muhammad ibn Nasr ibn Muhammad (V), pero fue más conocido por la denominación de al-Aysar (‘el zurdo’ o ‘el izquierdo’), puesto que poseyó tal peculiaridad física.
Primer reinado
Hijo de Nasr, Muhammad fue nieto de Muhammad V, tío de Muhammad VIII y primo-hermano de Yusuf III. Durante el primer reinado de Muhammad VIII fue encarcelado en Salobreña para ser apartado de la corte y evitar su proclamación como rey de Granada, dada la minoría de edad de Muhammad VIII; pero a mediados de marzo de 1419 los Abencerrajes, encabezados por los señores militares de Guadix e Illora lo liberaron y lo proclamaron sultán. Muhammad tuvo problemas para entrar en Granada, por lo que se buscaron principios legales que anulasen la proclamación de Muhammad VIII, lo cual se consiguió mediante presión a los muftíes; la fatwá que proporcionó los elementos jurídicos para su proclamación permitió a Muhammad IX la entrada en la Alhambra en marzo de 1419, rendida por el visir Alí al-Amín, que aunque consiguió garantías de seguridad fue ejecutado a los pocos días por orden de Zahr al-Riyad, esposa del nuevo sultán. Al-Aysar nombró visir a Abú l-Hayyay Yusuf ibn al-Sarray, uno de los principales dirigentes que habían organizado la sublevación que lo había encumbrado y derrocado a Muhammad VIII. Este nombramiento dio una gran influencia en la política granadina a los Banu Sarray, que en el futuro provocarían la guerra civil, facilitando la conquista cristiana del reino.
En política exterior al-Aysar prorrogó hasta 1424 la tregua con Castilla que su antecesor había firmado hasta 1421. Muhammad IX aseguró la paz a cambio de unas parias de trece mil doblas de oro (moneda castellana de la Edad Media), lo cual no impidió que se produjesen algunas escaramuzas en la frontera, que fueron solventadas por los jueces de frontera de ambas partes. Aunque no se firmó ninguna tregua con Aragón, la situación fue de «calma tensa» entre 1419 y 1423 y a partir de aquel año y hasta 1427 se multiplicaron las relaciones diplomáticas entre Granada y Aragón. Además al-Aysar mantuvo constantes contactos con Túnez, donde en 1421 Granada tenía un embajador especial.
El principal problema de la primera parte de su primer reinado (1419-1427) fue la rebelión interna de un individuo que se hacía llamar «el Santo Moro», mezcla de caudillo militar y guía religioso, que entre 1421 y 1426, radicado en Almería, atemorizó las costas levantinas mediante actividades de piratería. Muhammad IX dirigió sus tropas a Almería para detenerlo, pero los habitantes de la ciudad le cerraron las puertas y al-Aysar tuvo que desistir de sus empeños. En el orden interior Muhammad IX tuvo grandes problemas económicos derivados del aumento de los tributos a Castilla, que llevaron a la devaluación de la moneda granadina en 1425. Esto causó un gran descontento popular y dio lugar a la rebelión que en 1427 puso fin al primer reinado de al-Aysar y encumbró de nuevo a Muhammad VIII, que volvió a entrar en la Alhambra el 9 de enero de 1427.
Segundo reinado
Muhammad se trasladó a Almería y desde allí viajó a Túnez, donde fue acogido por el sultán Abú Faris, que le ofreció ayuda para recuperar el trono, mientras en Granada los Abencerrajes, dirigidos por Yusuf ibn al-Sarray, conspiraban con el mismo fin. Muhammad VIII pidió ayuda a Juan II de Castilla y éste, dispuesto a crear conflictos internos en el reino de Granada, aceptó ayudar a Muhammad VIII a la vez que solicitaba de Abú Faris de Túnez que facilitase a al-Aysar los medios para regresar a la Península. En octubre de 1429 Muhammad IX desembarcó en Vera y poco después fue reconocido como soberano en Almería, desde donde marchó para la toma de la capital. Sin embargo fue detenido cerca de Guadix por el ejército de Muhammad VIII, dentro del cual hubo muchas deserciones que se pasaron al bando de al-Aysar. Muhammad VIII se atrincheró en la ciudad palatina, donde fue asediado por las tropas de al-Aysar, que cada vez recibía el reconocimiento de más ciudades. Muhammad VIII capituló a principios de 1430 y al-Aysar entró en la Alhambra en marzo del mismo año, dando comienzo a su segundo reinado (1430-1431). Ordenó encarcelar en Salobreña a Muhammad VIII.
En mayo de 1430 Muhammad IX envió como embajador ante Juan II de Castilla al visir Ibrahim ibn Abbad al-Barr, para agradecerle sus anteriores gestiones ante Abú Faris y para ofrecerle su ayuda en sus luchas contra Aragón y Navarra. El monarca castellano, después del pacto de Majano (julio de 1430) con aragoneses y navarros, declinó la oferta de al-Aysar y propuso una contraoferta, inadmisible para los granadinos, cuyo único objetivo era ganar tiempo para la preparación de la conquista de Granada. Los hostigamientos castellanos contra la frontera granadina comenzaron en noviembre, pero fueron detenidos por la llegada del invierno. En diciembre, Juan II envió embajadas a Túnez y Fez con el propósito de aislar a Muhammad IX en la inminente guerra que Castilla iba a comenzar contra el reino nazarí. Las ofensivas castellanas fueron reanudadas en primavera de 1431, llegando a conquistar en marzo Jimena de la Frontera. Los logros castellanos pusieron en una difícil situación interna a Muhammad IX, que para evitar cualquier intento legitimista de entronización de Muhammad VIII, lo mandó asesinar junto con su hermano Abú-l Hasan; con ello sólo consiguió agrandar las diferencias entre Abencerrajes (sus partidarios) y legitimistas. Los últimos eligieron como candidato al trono nazarí a Yusuf IV ibn Muhammad ibn al-Mawl.
En mayo de 1431 Juan II lanzó todo su ejército, dirigido por el condestable Álvaro de Luna, contra el reino de Granada, devastando la Vega granadina y Loja. A finales del mismo mes los partidarios de Yusuf ibn Muhammad pidieron la ayuda del rey castellano para destronar a Muhammad IX , ofreciendo a Juan II el vasallaje de Yusuf IV. Después de unas cuantas escaramuzas el ejército granadino, dirigido por un sobrino de al-Aysar conocido como Muhammad X (Muhammad no abandonó la Alhambra por temor a que su ausencia fuese aprovechada para iniciar una sublevación), se enfrentó al cristiano en el paso de Andarasemel el 1 de julio, siendo duramente derrotado por los castellanos. Los granadinos llamaron a la batalla la Higueruela, por la presencia de una higuera en el campo de batalla. Pero a pesar de la victoria cristiana, las tropas de Juan II se retiraron a Córdoba junto con las de Yusuf IV el 10 de julio, sin acometer la toma de Granada y sin haber conseguido el vasallaje de su sultán. En los meses posteriores Yusuf ofreció su vasallaje a Juan II, que se comprometió con él para expulsar de Granada a Muhammad IX; entre septiembre y diciembre los rebeldes conquistaron Loja, Archidona e Iznájar. A finales de año la presión sobre la capital hizo que sus habitantes reconociesen a Yusuf IV, que entró en la Alhambra el 31 de diciembre, y al-Aysar huyó a Almería con su tesoro, desde donde se trasladó a Málaga.
Durante su segundo reinado Muhammad IX mantuvo además relaciones diplomáticas con Aragón y en mayo de 1430 recibió la petición de Alfonso V el Magnánimo de que socorriese a la infanta doña Catalina, que se encontraba asediada en Segura. No se firmó ningún tratado de paz entre Granada y Aragón, pero las relaciones entre ambos reinos se intensificaron, sobre todo a partir del comienzo de la guerra entre Granada y Castilla.
Tercer reinado
Las humillantes condiciones a que Juan II sometió a Yusuf IV le hicieron perder sus principales apoyos en Granada y Muhammad IX ganó de nuevo partidarios para su causa desde Málaga. Se sumaron a su bando Almería, Vélez-Málaga (donde se instaló y comenzó a preparar la recuperación del trono granadino), Málaga, Ronda y Gibraltar, entre otras ciudades. Además al-Aysar trató de conseguir la ayuda de Abú Faris y la neutralidad de Juan II y de Alfonso V.
Los preparativos de al-Aysar para recuperar el trono granadino hicieron reaccionar a Yusuf IV, que trató de terminar para siempre con Muhammad IX, para lo cual inició una expedición contra Málaga en febrero de 1432, solicitando además la ayuda de Luis Guzmán, maestre de la Orden de Calatrava. A finales de febrero al-Aysar pudo detener a las tropas castellanas que apoyaban a Yusuf, anticipándose a sus enemigos y presentando batalla cerca de Granada. Su victoria le abrió las puertas de la capital y Muhammad IX fue reconocido de nuevo como sultán (abril de 1432). Se instaló en la vieja alcazaba zirí y ordenó tomar la Alhambra y matar a Yusuf IV. Esto ocurrió entre mediados y finales de abril de 1432.
Al-Aysar volvió a entregar los principales cargos a los Abencerrajes y entre ellos, además de los Banu Sarray, destacaron Ibn Kumasa y Said al-Amín; el cargo de visir lo desempeñó Ibrahim ibn Abd al-Barr.
Los ataques castellanos y la tregua de 1439
Desde el verano de 1432 los castellanos continuaron con los ataques a la frontera granadina, aunque no comenzó una guerra abierta entre ambos reinos porque lo impedían los problemas internos de Castilla. Entre 1432 y 1435 hubo una alternancia de victorias musulmanas y cristianas, si bien las victorias castellanas fueron de mayor relevancia. Los ejércitos de al-Aysar fueron derrotados en Guadix por las tropas del maestre de Calatrava; además la vega de Málaga fue atacada por el adelantado de Castilla Diego Gómez de Ribera, que asoló los campos de Campanillas, Churriana y Cártama. Los castellanos llegaron a acercarse a la capital y atacaron Dúrcal y los Baños de Alhama. Las hostilidades se detuvieron en invierno y fueron reanudadas en la primavera de 1433, esta vez a cargo del nuevo capitán de la frontera septentrional, Perálvez Osorio, que volvió a derrotar a los nazaríes en Guadix; Diego Gómez de Ribera volvió a atacar la vega de Málaga, siendo derrotado por los musulmanes en Coín. A esta victoria granadina habría que sumar la conseguida ante las dos Vélez, pero en contrapartida los nazaríes perdieron las plazas de Xiquena, Turón, Iznájar, Ardales, El Castellar y Alicún de Ortega, esta última de un inestimable valor estratégico, aunque posteriormente fue recuperada; la conquista de Gibraltar que aconteció por estas fechas tampoco fue definitiva, y fue recuperada antes de 1436. En 1437 los granadinos consiguieron importantes victorias en el cerco de Álora y contra las tropas murcianas, pero fueron derrotados en Huéscar, plaza que fue tomada en noviembre de 1434. La principal victoria granadina en 1435 fue la de la Peña de los Enamorados, cerca de Archidona; su mayor fracaso ocurrió al intentar frenar la razzia castellana en la vega de Guadix.
En 1436 muchas ciudades musulmanas de la zona oriental del reino comenzaron a colocarse bajo la tutela castellana, al comprobar la ineficaz protección que ofrecían las tropas nazaríes. Entre ellas se encontraban Vélez Blanco y Vélez Rubio, Galera, Benamaurel y Castilléjar, que entregaron sus fortalezas y se declararon vasallos de Castilla, pagando a Juan II los tributos que anteriormente correspondían a Muhammad IX. A la vez que ocurría esto, la frontera con Murcia seguía bajo ataques castellanos. La situación para el reino nazarí era tan crítica que incluso los disidentes que se habían pasado al bando cristiano comenzaron a emigrar a Túnez. El peor golpe para Granada llegó con la conquista de Huelma, principal baluarte de la frontera norte, por el capitán de la frontera, Íñigo López de Mendoza, en abril de 1438.
Todas estas pérdidas llevaron a al-Aysar a solicitar una tregua a Castilla en octubre de 1438. En las negociaciones que se llevaron a cabo desde mediados de diciembre, los castellanos exigieron someter Granada al vasallaje de Castilla, que de ninguna manera fue admitido por Muhammad IX, pero al final, la necesidad castellana de firmar la paz llevó a un armisticio, suscrito en Jaén en abril de 1439 y ratificado en Granada a finales del mismo mes. Las condiciones para una paz de tres años incluían un tributo a Castilla de 24.000 dinares de oro (moneda árabe de la Edad Media) y la entrega de cautivos de guerra cristianos; se modificaron las fronteras, reconociendo las conquistas cristianas de los años anteriores; además se limitaron los lugares de comercio franco a Huelma, Alcalá la Real, Zahara y Antequera.
Consciente de que la paz había sido suscrita por Juan II sólo por causa de la necesidad del rey castellano de solventar sus problemas internos, al-Aysar, en previsión de los futuros ataques cristianos cuando la tregua expirase, pidió ayuda del sultán egipcio al-Zahir Yaqmaq, del que sólo consiguió pertrechos y dinero. El fracaso de estas negociaciones llevó a Muhammad IX a solicitar una prórroga del armisticio; aunque la tregua debía durar hasta abril de 1042, las negociaciones para su prorrogación se prolongaron hasta marzo de 1443, fecha en que Juan II aceptó en Escalona firmar una nueva paz hasta abril de 1446.
Revueltas internas en Granada
En el orden interno tuvo problemas Muhammad IX con su sobrino Yusuf ibn Ahmed, conocido en las fuentes castellanas como «el Cojo», hijo de Fátima al-Hurra, hermana de al-Aysar. Yusuf había ayudado a su tío a hacerse de nuevo con el poder en 1432 y durante unos años las relaciones entre ambos fueron buenas; sin que se sepa por qué, estas relaciones se enturbiaron y Yusuf se trasladó a Huétor Santillán. El distanciamiento entre ambos fue aprovechado por algunos, como el visir Alí ibn Allaq, para alimentar las calumnias que los enfrentaba, llevando la situación hasta tal extremo que Fátima aconsejó a Muhammad que enviase a Yusuf a Almería para alejarlo de las intrigas de la corte y al-Aysar entregó a su sobrino el cargo de alcaide de su alcazaba.
En 1438 Yusuf había consolidado su autonomía en Almería y comenzó a dar signos de rebeldía, solicitando atribuciones como la acuñación de moneda con su nombre y el poseer los tributos de los pueblos de la región; comenzó además a negociar de manera independiente con los reinos cristianos. El enfrentamiento velado se tornó guerra cuando Yusuf puso sitio a Santa Cruz de Marchena, que sólo pudo salvarse gracias a la intervención de las tropas de Guadix, enviadas por al-Aysar; después Yusuf atacó Láujar de Andrax y Muhammad IX acudió personalmente para su defensa acompañado de un gran ejército y de una pléyade de ulemas y cadíes que debían respaldar legalmente su legitimidad frente a Yusuf. Pero éste, lejos de claudicar, se proclamó sultán (hacia abril de 1445), acto que no impidió que la ciudad fuese tomada por los sitiadores, pero que causó la desunión entre las filas de al-Aysar. Cuando éste regresaba a Granada tuvo noticias de la sublevación de la capital y de Guadix en favor de Yusuf. Muhammad marchó a Málaga y allí permaneció mientras la rebelión se extendía por Vélez-Málaga, Coín y Ronda, hasta que llegó a la propia Málaga. Al-Aysar huyó al alcázar de Bunira, donde abdicó en favor de su sobrino (hacia julio de 1445) para detener la guerra civil. Gracias a su renuncia obtuvo de Yusuf (V) el derecho de permanecer en la Casa Grande de la Alhambra y la concesión de Salobreña y Motril.
Cuarto reinado; hostigamiento a Castilla
Desde 1446 los partidarios de Muhammad IX intentaron restaurarlo en el trono granadino y para ello recurrieron a pedir ayuda a Ismail III, un pretendiente al trono nazarí que ya en 1445, respaldado por los castellanos, había intentado sustituir a Yusuf V. Sin embargo, al-Aysar rechazó esta ayuda y en febrero de 1446 el alcaide de Guadix llamó a Ismail, lo que precipitó la huida de Granada de Yusuf V a Almería; Muhammad IX se trasladó a Salobreña, mientras que a mediados de febrero Ismail III tomaba posesión del trono de la Alhambra. Al-Aysar tuvo en Salobreña el apoyo de los Abencerrajes y trató de establecer un pacto con su sobrino Yusuf V para expulsar de Granada a Ismail, aunque dicho pacto no tuvo efecto alguno. Yusuf V pidió la ayuda de la facción castellana opuesta a Juan II (Ismail III había rendido vasallaje al monarca castellano y obtuvo su ayuda en los ataques de el Cojo) y entre 1446 y principios de 1447 recuperó para Granada algunas de las fortalezas perdidas frente a Castilla en la década anterior: Vélez Blanco y Vélez Rubio, Huéscar y el castillo de Campillo de Arenas. Pero en agosto de 1447 Yusuf V fue asesinado y de nuevo hubo sólo dos pretendientes al trono nazarí: Ismail III y Muhammad IX al-Aysar. La debilidad de Ismail le llevó a abandonar Granada para refugiarse en Castilla y de nuevo Muhammad IX se hizo con el poder en septiembre de 1447.
En su cuarto reinado Muhammad IX mejoró la precaria situación en que había quedado el reino de Granada después de la desaparición de Ismail III, sobre todo gracias al debilitamiento castellano y a la intervención en los asuntos de estado del príncipe Abú Abd Allah Muhammad, hijo de Muhammad VIII, que proporcionó a al-Aysar numerosas victorias. Muhammad IX, que no tenía hijos varones, nombró a este Muhammad (X el Chiquito) su heredero y lo puso al mando del ejército. Dada la avanzada edad de al-Aysar, Muhammad se ocupó de muchas de sus atribuciones.
El aumento del poder granadino permitió a al-Aysar intervenir en los asuntos castellanos, fomentando discordias y apoyando a distintos bandos, como en el pasado había hecho Juan II. Además, las tropas granadinas, al mando de Muhammad el Chiquito, continuaron los hostigamientos iniciados por Yusuf V sobre el territorio castellano, consiguiendo gran cantidad de botín y cautivos. Esto llevó a Juan II a solicitar una tregua a los granadinos en octubre de 1447, pero fue rechazada por al-Aysar, que ante su nueva situación de superioridad, recuperó una serie de plazas perdidas con anterioridad y realizó frecuentes razzias en la zona de la frontera (1448); cerca de Marbella las tropas nazaríes destrozaron a los ejércitos cristianos en la batalla de río Verde (17 de marzo de 1448), con una repercusión tal, que el hecho fue recogido en el romance Río Verde, río Verde. Al mes siguiente Juan II intentó firmar un nuevo armisticio, que de nuevo fue rechazado por al-Aysar; sin embargo en diciembre de aquel año el sultán granadino acordó la suspensión de todo tipo de hostilidades con Alfonso V de Aragón y Juan de Navarra. Esto le dejó libre para atacar a Castilla, cuyas tropas fueron de nuevo derrotadas cerca de Hellín aquel mismo mes. Desde este momento las tropas bajo el mando de Muhammad el Chiquito no encontraron oposición y razziaron la zona de la frontera, consiguiendo gran cantidad de botín y de cautivos; llegaron incluso a adentrarse en Castilla y a devastar la comarca de Medina y Terrinches, que pertenecían al comendador mayor de Castilla. Era la mayor incursión de los granadinos en territorio cristiano desde hacía mucho tiempo.
Nuevas revueltas internas
En 1450 Ismail III, que había permanecido bajo la protección de Juan II de Castilla, se estableció en la fortaleza de Comares y reclamó sus derechos, dando lugar a una nueva guerra civil en el reino nazarí. La situación debió de ser grave, ya que en marzo de 1450 Muhammad IX aceptó la tregua con Castilla que ya había rechazado en dos ocasiones. En abril Ismail III se proclamó sultán en Málaga después de haber conquistado con la ayuda castellana diversos lugares de la región occidental del reino. No obstante la mayoría de la población granadina prefirió seguir fiel a Muhammad IX antes que tener un sultán vasallo de los castellanos. Consciente de ello al-Aysar marchó al frente del ejército a la conquista de Vélez-Málaga, que completó a finales de mayo; desde allí se dirigió a Málaga, que fue conquistada un mes después; a finales de junio Muhammad IX recibió el sometimiento de los malagueños y mandó ejecutar a Ismail III.
Últimas ofensivas de al-Aysar
En 1450 y 1451 Muhammad el Chiquito al frente de las tropas nazaríes realizó una serie de campañas exitosas, pero en 1452 fue derrotado cerca de la frontera sevillana por causa de la traición de un desertor. El 17 de marzo de aquel mismo año tuvo lugar un enorme descalabro para Granada en la batalla de Lorca o los Pedroches, en la que murieron los principales caudillos musulmanes. Su consecuencia fue la firma de una nueva tregua por cinco años entre Granada y Castilla el 16 de agosto de 1452.
Esta tregua no llegó a romperse. Muhammad IX al-Aysar murió de muerte natural hacia junio del año siguiente de ser firmada. Dejó dos hijas, Fátima y Aisa, que casó con el futuro sultán Abúl-l-Hayan y fue la madre de Boabdil. Muhammad IX fue sucedido por Muhammad X el Chiquito.
Bibliografía
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