Molina, Manuel, «Algabeño Chico» (¿-1927). La vida del torero sevillano

Manuel Molina, conocido en el mundo taurino como «Algabeño Chico», fue un destacado matador de toros español, nacido en La Algaba, Sevilla, en la segunda mitad del siglo XIX. Aunque su vida en los ruedos estuvo marcada por una carrera llena de altibajos, su nombre se asocia con momentos históricos del toreo de su época. Molina pasó a la historia del arte de Cúchares por su habilidad como banderillero, dejando una huella importante en el mundo taurino, especialmente por su vínculo con grandes figuras de la época, como Rafael Gómez Ortega («El Gallo») y Rafael González Madrid («Machaquito»).

Orígenes y contexto histórico

Molina nació en un periodo en el que la tauromaquia vivía un auge en España, especialmente en Andalucía, donde el arte del toreo se combinaba con una profunda tradición cultural. La Algaba, su localidad natal, es conocida por ser una región vinculada al mundo taurino, lo que favoreció su inclinación hacia la tauromaquia desde temprana edad. Aunque sus primeras noticias en el toreo se remontan a 1898, el contexto histórico de la época estaba marcado por el auge de figuras como José García Rodríguez («El Algabeño»), quien fue uno de los principales referentes para Molina en sus primeros pasos como torero.

El 19 de junio de 1898, Molina debutó en la arena de la Ciudad Condal, Barcelona, en una corrida de novillos que tuvo lugar junto a otros toreros de renombre. En esa ocasión, compartió terna con Valenciano y Finito, lidiando los novillos del marqués de Villamarta. Este debut en Barcelona fue crucial, ya que marcó el inicio de su carrera en el mundo de los toros, aunque aún no se perfilaba como una figura de gran renombre.

Logros y contribuciones

A lo largo de su carrera, Molina mostró grandes aptitudes y dedicación por el arte del toreo, aunque sus limitadas condiciones artísticas le impidieron llegar a ser una gran figura de la tauromaquia. Tras su paso por la novillería, el torero sevillano recibió la alternativa en San Roque, un pequeño pueblo de la provincia de Cádiz, el 4 de agosto de 1901. El encargado de conferirle dicha alternativa fue Rafael González Madrid («Machaquito»), uno de los grandes genios de la época. Con la presencia de este maestro cordobés, Molina tomó la alternativa para enfrentarse a un morlaco de las dehesas de Peñalver.

Sin embargo, poco después de tomar la alternativa, Molina se dio cuenta de que sus habilidades no le permitirían alcanzar la categoría de figura del toreo. Decidió entonces renunciar a la alternativa y cambiar el oro de su traje de luces por la plata, adoptando el papel de banderillero. Esta decisión marcó un punto de inflexión en su carrera, pues como banderillero experimentado ganó más renombre que como matador de toros.

Durante su etapa como banderillero, Molina se unió a la cuadrilla de José García Rodríguez («El Algabeño»), otro de los grandes toreros andaluces de la época. La relación con «El Algabeño» le permitió consolidar su posición como un destacado subalterno, pues sus dotes con los palos y su destreza en la lidia le ganaron el reconocimiento de la crítica y el público. Como parte de esta cuadrilla, su nombre se asoció a algunos de los momentos más brillantes de su carrera taurina.

Momentos clave

  1. Debut en Barcelona (1898): En su debut en la Ciudad Condal, Molina compartió terna con Valenciano y Finito, y enfrentó a los novillos del marqués de Villamarta. Aunque no destacó como matador, este evento fue clave para su entrada al mundo taurino profesional.

  2. Alternativa en San Roque (1901): El 4 de agosto de 1901, Molina recibió la alternativa de manos de Rafael González Madrid («Machaquito»), uno de los grandes maestros de la época, enfrentándose a un toro de la ganadería de Peñalver. Este fue un hito en su carrera, aunque después de tomar la alternativa, Molina reconoció que no estaba destinado a ser figura del toreo.

  3. Cambio a banderillero: Después de renunciar a la alternativa, Molina adoptó el papel de banderillero y se unió a la cuadrilla de José García Rodríguez («El Algabeño»), donde alcanzó mayor renombre y estabilidad en su carrera taurina.

Relevancia actual

Aunque Molina no se convirtió en una gran figura del toreo, su legado perdura en la historia de la tauromaquia española, especialmente en la región de Andalucía, donde tanto su nombre como su participación en la cuadrilla de «El Algabeño» siguen siendo recordados por los aficionados al arte de Cúchares.

Su historia, como la de otros toreros que no llegaron a ser figuras principales, refleja la importancia de los subalternos en el mundo taurino, quienes, aunque no siempre bajo los reflectores, son fundamentales para el éxito de las corridas y el engrandecimiento del espectáculo.

El matador de toros Molina (también conocido como «Algabeño Chico») dejó una marca indeleble en los ruedos no solo como torero, sino como un hábil banderillero. Su contribución a la cuadrilla de José García Rodríguez («El Algabeño») demuestra cómo, incluso aquellos que no alcanzaron el estrellato, tienen un impacto significativo en el desarrollo del arte taurino.

La figura de Molina sigue siendo un símbolo del esfuerzo y la dedicación, representando a esos toreros que, sin la fama de los grandes nombres, fueron esenciales para la historia del toreo.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Molina, Manuel, «Algabeño Chico» (¿-1927). La vida del torero sevillano". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/molina-manuel [consulta: 8 de julio de 2025].