Hernán Mexía (ca. 1424–1500): Poeta y Regidor de Jaén en la Castilla Baja Medieval

Hernán Mexía (ca. 1424–1500): Poeta y Regidor de Jaén en la Castilla Baja Medieval

Orígenes y Primeros Años (ca. 1424-1460)

Contexto histórico y social en Jaén

En el siglo XV, Castilla vivía una etapa de transformaciones políticas, sociales y culturales marcadas por la creciente centralización de la monarquía y los conflictos internos entre la nobleza. La ciudad de Jaén, en el reino de Castilla, se encontraba en una posición estratégica, siendo un enclave clave en las luchas contra los musulmanes y en la política dinástica de los Reyes Católicos. En este contexto, se desarrolló la vida de Hernán Mexía, un hombre que jugó un papel significativo tanto en la política local como en la literatura de la época.

Jaén, que durante el siglo XV fue un importante centro urbano, estaba bajo la influencia de distintas facciones nobiliarias que luchaban por el poder. La presencia del condestable Miguel Lucas de Iranzo fue determinante para el clima político de la ciudad. Este noble de gran poder, cercano a la corte de Enrique IV, llegó a ser el hombre más influyente de la ciudad y controlaba, en gran parte, las decisiones políticas locales. La ciudad, por tanto, se convirtió en un espacio de tensiones entre distintas familias de la aristocracia castellana, como la de Mexía, que influirían en el curso de los acontecimientos durante las décadas siguientes.

Familia y ascendencia

Hernán Mexía nació hacia 1424 en Jaén, siendo hijo primogénito de Gonzalo Mexía de la Cerda e Isabel de Narváez, pertenecientes a dos de los linajes más prominentes de la ciudad. La familia Mexía tenía un papel destacado en la vida política y social de Jaén, y a través de su madre, Isabel, Hernán estaba emparentado con Rodrigo de Narváez, un famoso caballero de la época. Este vínculo familiar fue relevante no solo para la carrera política de Mexía, sino también para su presencia en las crónicas castellanas del siglo XV.

La familia Mexía gozaba de un estatus de nobleza, lo que permitió a Hernán acceder a una educación y formación que lo llevarían a participar activamente en la vida pública. Gonzalo Mexía, su padre, fue regidor de Jaén durante el reinado de Juan II de Castilla, lo que otorgaba a la familia un cierto poder dentro de la estructura local. Este cargo de regidor, o veinticuatro, era crucial en la administración de la ciudad, y no solo era un cargo honorífico, sino que conllevaba importantes responsabilidades políticas y judiciales. Hernán, como primogénito, heredó no solo el apellido y el linaje, sino también el cargo y la influencia de su padre.

Formación y primeros pasos en la política

La educación de Hernán Mexía se enmarcó dentro de la tradición humanista y cortesana propia de la nobleza de la Baja Edad Media. Como hijo de una familia influyente, se le dio acceso a una formación que incluía no solo las artes y las ciencias, sino también las letras. Mexía, como su padre, se dedicó a la administración pública, convirtiéndose en regidor de Jaén, cargo que desempeñó en varias ocasiones durante su vida.

Su primer contacto con la política local y el poder lo llevó a participar en las decisiones de la ciudad. Durante sus primeros años de servicio, Hernán Mexía se vio involucrado en la lucha política interna de Jaén, caracterizada por las tensiones entre las facciones nobles que apoyaban al condestable Miguel Lucas de Iranzo y aquellas que favorecían a otros miembros de la corte de Enrique IV. Esta lucha por el control de la ciudad fue clave en el desarrollo de la carrera de Mexía.

Al igual que su padre, Hernán Mexía tuvo un papel destacado en las ceremonias y celebraciones de la época, organizando eventos importantes como los juegos medievales que marcaban el calendario cortesano. En 1461, se celebró uno de los eventos más importantes durante su vida: la boda del condestable Miguel Lucas de Iranzo con doña Catalina de Torres, una dama de la alta nobleza jiennense. Mexía, como miembro destacado de la sociedad, organizó un espectacular «paso de armas», una especie de torneo o justa que era el evento principal de la celebración. Este tipo de actividades, que combinaban el deporte, el espectáculo y la política, fueron fundamentales para consolidar su posición dentro de la nobleza local.

Primeras experiencias como poeta y caballero

Además de su carrera política, Hernán Mexía fue un poeta notable, aunque su estilo y temática seguían las convenciones de la poesía cortesana de la época. Mexía es conocido por sus composiciones, que, aunque no destacan por su originalidad, reflejan el espíritu de la época. Sus primeros poemas se inscriben en el contexto de las tensiones políticas y sociales que vivió, y muchos de ellos están impregnados de la moral y la visión del mundo de la nobleza de su tiempo.

Entre sus primeros trabajos se encuentran algunas composiciones contenidas en el Cancionero general, una recopilación de la poesía cortesana castellana. En estas poesías, Mexía no solo aborda temas amorosos, sino también las controversias políticas de la época, como la lucha por el poder en la corte de Enrique IV. La famosa copla «Mundo ciego, mundo ciego» es un buen ejemplo de cómo Mexía usaba la poesía para reflexionar sobre las dificultades de su tiempo, tanto en el ámbito personal como político.

Al mismo tiempo, Mexía se consolidaba como caballero en la corte de Jaén, participando en eventos y celebraciones que no solo tenían un componente social, sino también político. La habilidad de Mexía para moverse en estos dos mundos, el de la poesía y el de la política, le permitió formar parte de la élite de la ciudad, estableciendo relaciones con las familias más poderosas de la región y con figuras influyentes, como el propio Miguel Lucas de Iranzo.

Desarrollo de su Carrera y Conflictos Políticos (1461-1473)

Relación con el condestable Miguel Lucas de Iranzo

Durante los primeros años de la década de 1460, la vida de Hernán Mexía estuvo marcada por su cercanía al condestable Miguel Lucas de Iranzo, uno de los hombres más poderosos y respetados en Jaén y en el reino de Castilla en ese momento. Iranzo, un noble de origen aragonés, había alcanzado un enorme poder durante el reinado de Enrique IV de Castilla, y su influencia sobre Jaén fue fundamental. Fue una figura clave en la administración de la ciudad, lo que le permitió fortalecer su posición y fomentar una política favorable a la nobleza que él representaba.

Al principio, Mexía fue un firme aliado de Iranzo, tanto en los asuntos políticos como en las actividades militares. En este contexto, el condestable se convirtió en una figura central en la vida pública de Jaén, y Mexía, como regidor de la ciudad, participó activamente en las decisiones que involucraban a la aristocracia local. Esta relación no solo fue política, sino también familiar: la esposa de Iranzo, doña Catalina de Torres, era pariente cercana de Mexía, lo que estrechó aún más los lazos entre ambos.

Una de las manifestaciones más destacadas de su alianza fue la organización de los grandes festejos que tuvieron lugar en Jaén en 1461 con ocasión del matrimonio de Miguel Lucas de Iranzo con doña Catalina de Torres. Los festejos, que incluyeron competiciones y juegos cortesanos, fueron coordinados por Hernán Mexía, quien se encargó de organizar un «paso de armas», un evento de gran espectacularidad que reunía a caballeros de toda la región. Este tipo de eventos no solo tenían un fin lúdico, sino que también servían para consolidar las relaciones entre los nobles, además de ofrecer una plataforma para que los poderosos de la ciudad demostraran su influencia y prestigio.

Cambio ideológico y político

Sin embargo, a medida que avanzaba la década de 1460, los intereses de Hernán Mexía comenzaron a alejarse de los de Miguel Lucas de Iranzo. En 1466, después de participar en varias campañas fronterizas contra los musulmanes junto a las tropas de Iranzo, Mexía se distanció de la figura del condestable. Aunque las razones detrás de este cambio son inciertas, hay indicios de que Mexía comenzó a cuestionar las políticas de Iranzo, especialmente su apoyo a Enrique IV, cuya autoridad estaba siendo cuestionada por diversos sectores de la nobleza castellana.

Este distanciamiento de Iranzo se hizo más evidente cuando Mexía se alineó con Fadrique Manrique, señor de Arjona, un noble que representaba una facción rival a la de Iranzo. La lucha por el poder en Jaén y la creciente inestabilidad en la corte de Enrique IV llevaron a Mexía a replantearse su posición política. En este contexto, Mexía se unió a aquellos que veían en el condestable un obstáculo para sus intereses, lo que resultó en un giro ideológico importante en su vida.

Conspiración y encarcelamiento

La situación alcanzó su punto culminante en 1468, cuando Hernán Mexía participó en una conspiración para asesinar a Miguel Lucas de Iranzo. El complot, que fue descubierto antes de llevarse a cabo, puso a Mexía en una posición de peligro. La implicación en el intento de asesinato de un hombre tan poderoso como Iranzo fue un acto de gran trascendencia, no solo en términos de la política local de Jaén, sino también a nivel nacional, ya que la muerte de Iranzo habría alterado el equilibrio de poder en la corte de Enrique IV.

Cuando el condestable se enteró de la conspiración, Mexía fue arrestado junto con el comendador Juan de Pareja, otro de los conspiradores. La detención de Mexía fue un evento dramático, y fue recogida en las crónicas de la época, como en el Sumario de prohezas y casos de guerra de Juan de Arquellada. El relato describe cómo el condestable, al enterarse del complot, mandó apresar a Mexía y a su aliado. La escena de su arresto en las calles de Jaén, mientras los caballeros se encontraban en plena charla con Iranzo, refleja la tensa situación política que vivía la ciudad.

El arresto de Mexía y su posterior encarcelamiento fueron momentos decisivos en su vida. Durante su tiempo en prisión, se produjo un cambio en la estructura política de Jaén, y la relación entre las distintas facciones nobiliarias se hizo más volátil. A pesar de su implicación en la conspiración, Mexía fue liberado en 1470, pero las sospechas sobre su papel en la muerte del condestable Iranzo no cesaron. En ese momento, la ciudad de Jaén se encontraba en una situación política delicada, y el papel de Mexía dentro de la administración local se vio alterado.

La influencia de su obra poética en este período

Durante este período de intensos conflictos políticos, Mexía también continuó con su producción poética. A pesar de los cambios en su vida política, su poesía refleja en gran medida las tensiones de la época. Las coplas que Mexía escribió, como «Mundo ciego, mundo ciego», pueden interpretarse como una crítica velada a la situación de caos y división en la corte y en la nobleza. Su obra, aunque enmarcada dentro de la tradición de la poesía cortesana, contiene una clara reflexión sobre la moralidad, la corrupción de la nobleza y la lucha por el poder.

Además, la poesía de Mexía no solo estuvo influenciada por las disputas políticas, sino también por su visión sobre la nobleza y la sociedad. Las tensiones que vivió, tanto en su vida personal como en la política local, se reflejaron en sus versos, que a menudo abordaban cuestiones relacionadas con el honor, la lealtad y la traición. Mexía, como poeta, utilizó la lírica para plasmar sus pensamientos sobre los conflictos de su tiempo, mientras que como político, trató de encontrar un equilibrio entre sus lealtades familiares, su ambición y sus ideales.

Revolución Personal y Retorno a la Lealtad (1473-1485)

Caída de Miguel Lucas y nuevos alineamientos políticos

A partir de 1473, la muerte del condestable Miguel Lucas de Iranzo marcó un giro importante en la vida política de Jaén y, por ende, en la de Hernán Mexía. La desaparición de Iranzo, uno de los pilares del poder en la región, dejó un vacío que provocó una reorganización de las facciones nobles en la ciudad. Esta transformación en el panorama político local llevó a Mexía a repensar sus alianzas y su papel en la política de Jaén.

Con la desaparición de Iranzo, Mexía se alejó de la facción que había apoyado al condestable, la cual ya no gozaba del mismo poder. Al mismo tiempo, las luchas internas por la hegemonía en la ciudad se intensificaron, y las tensiones entre las facciones pro-Enrique IV y los seguidores de la Beltraneja adquirieron un carácter cada vez más evidente. Mexía, quien había apoyado a Juana la Beltraneja en la contienda dinástica, se encontró atrapado entre sus lealtades personales y las necesidades de su posición en la nobleza local.

El viraje político de Mexía fue, en parte, una respuesta a los cambios en el poder en Castilla. El apoyo a Juana la Beltraneja, quien disputaba el trono de Castilla contra Isabel la Católica, fue un acto de desafío contra la dinastía de los Reyes Católicos, que, en ese momento, consolidaban su dominio en el reino. Este alineamiento no fue el primero de Mexía con los intereses de la corte en disputa, ya que en los años posteriores a la muerte de Iranzo, se vio involucrado en varias disputas por el control de Jaén y la gestión de sus recursos.

Redención con los Reyes Católicos

Sin embargo, en 1475, con el fallecimiento de Enrique IV y la consolidación del poder de Isabel y Fernando, Mexía dio un giro radical a su política. A pesar de haber sido un defensor de Juana la Beltraneja, en 1476 se alineó con los Reyes Católicos, lo que implicaba una clara traición a sus antiguas alianzas. Este retorno a la lealtad a la monarquía se vio recompensado con la restauración de su posición en la administración de Jaén.

Isabel y Fernando, al consolidar su poder tras la victoria en la guerra civil castellana, decidieron restituir a Mexía sus cargos, incluido el de regidor de la ciudad. Además, le otorgaron nuevos señoríos, como los de Cheles y Mirleo, en la frontera con Portugal, como reconocimiento a sus esfuerzos en la guerra contra Alfonso V de Portugal, quien había apoyado la causa de Juana la Beltraneja. A pesar de haber sido un personaje de una gran complejidad política, Mexía se vio rehabilitado en la corte y volvió a ser un hombre de confianza para los Reyes Católicos.

Este retorno a la lealtad con los monarcas católicos significó también una vuelta a la vida institucional en Jaén. Mexía, aunque con una posición algo más moderada, retomó su papel en la administración local, participando en las decisiones cruciales para la ciudad. Su vinculación con los Reyes Católicos fue crucial para su recuperación política y su regreso al poder local, lo que le permitió recuperar su influencia en la vida pública de Jaén.

La redacción del Nobiliario vero (1477-1485)

A partir de 1477, en medio de este periodo de recuperación y retorno a la estabilidad, Hernán Mexía comenzó a trabajar en su obra más importante: el Nobiliario vero, un tratado sobre la nobleza. Este trabajo, que Mexía empezó a redactar en sus últimos años de vida, fue el resultado de su vasta formación en la tradición humanista y su experiencia personal como miembro de la aristocracia. El Nobiliario vero se convirtió en un referente para el estudio de la nobleza castellana en la Baja Edad Media, y reflejó no solo los conocimientos de Mexía sobre las tradiciones de la nobleza, sino también sus ideas sobre el origen, la función y el estatus de este grupo social.

El tratado se divide en tres libros. En el primero, Mexía hace un repaso histórico de la nobleza, sus orígenes bíblicos e históricos, y las diferentes dignidades nobiliarias que existían en la época. El segundo libro se centra en las teorías sobre la nobleza, abordando las posturas de pensadores como Bártulo de Sassoferrato, a quien Mexía critica por su idea de que la nobleza podía ser adquirida por méritos y no por herencia. El tercer libro está dedicado a la heráldica, analizando la ciencia del blasón y detallando los aspectos más técnicos y simbólicos de los escudos de armas y las familias nobles.

A través del Nobiliario vero, Mexía no solo mostró su dominio de los temas relacionados con la nobleza, sino que también dejó un legado intelectual que influiría en los estudios sobre la aristocracia en el futuro. Esta obra se puede ver como un reflejo de sus intereses personales, así como de las tensiones sociales y políticas que había vivido durante su vida. En un tiempo en el que la nobleza era un factor clave en la estructura política de Castilla, Mexía trató de entender y definir su estatus, mostrando la importancia de su obra en la historia cultural de la época.

Vida en Jaén en la última etapa de su carrera

A medida que avanzaba en la redacción de su tratado sobre la nobleza, Mexía se retiró gradualmente de la vida política activa. Aunque continuó ejerciendo funciones administrativas en Jaén, su protagonismo en las decisiones políticas de la ciudad fue disminuyendo. En lugar de participar en las luchas dinásticas o en los conflictos por el control de la ciudad, Mexía centró su energía en sus estudios y en su función como regidor.

Este periodo de su vida fue relativamente tranquilo, y las fuentes históricas apuntan a que, aunque Mexía fue una figura respetada en la administración de Jaén, su participación en la política local se limitó en gran medida a la supervisión de los asuntos civiles y administrativos. La ciudad de Jaén vivió un tiempo de relativa paz durante esta etapa, lo que permitió que Mexía se centrara en su legado literario y en la gestión de los bienes que había recuperado con el apoyo de los Reyes Católicos.

Últimos Años y Legado (1485-1500)

Últimos años de Mexía

A medida que Hernán Mexía alcanzaba la madurez, su vida política y social comenzó a desvanecerse lentamente, en parte debido a su edad avanzada y en parte por el cambio en el panorama político de Jaén y de Castilla. Aunque durante sus últimos años mantuvo su cargo de regidor en la ciudad, su participación activa en los asuntos locales fue cada vez menos frecuente. En 1499, ya sintiendo que sus fuerzas menguaban, Mexía solicitó la cesión de su cargo a su hijo primogénito, Jorge Mexía, lo que marcó una transición natural en su vida pública. La petición de que su hijo asumiera la responsabilidad del cargo de regidor fue un acto de confianza en la siguiente generación y un reconocimiento de su propio desgaste físico.

En cuanto a sus relaciones familiares, Mexía vivió sus últimos años rodeado de una gran familia, fruto de sus tres matrimonios. De su primer matrimonio con doña Marina de Vergara nació su hijo Jorge Mexía, quien asumiría el cargo de regidor en su lugar. Sus segundos y terceros matrimonios, con Marina de Mercado y María de Luna, respectivamente, también trajeron consigo descendencia, aunque gran parte de sus hijos no sobrevivieron a la infancia. Su último hijo con María de Luna, Hernán Arias Mexía, sería el que perpetuaría su apellido a través de su matrimonio con Inés de Mercadillo, aunque la descendencia directa de Mexía era escasa.

En 1500, a la edad aproximada de 76 años, Mexía participó en uno de los últimos actos oficiales de su vida. El 8 de mayo de ese año, fue comisionado por el concejo de Jaén, junto con Alonso Vélez de Mendoza, para transmitir a la corona la conformidad de la ciudad con el juramento de Miguel de Portugal, hijo de Isabel de Castilla y Manuel I de Portugal, como heredero del trono. No obstante, el destino de este príncipe fue trágico: Miguel fallecería prematuramente el 20 de junio de 1500, con solo dos años de edad. Esta última misión oficial, aunque de poca relevancia práctica, simbolizó el cierre de su participación activa en los asuntos políticos y administrativos de Jaén.

La muerte de su hijo don Juan y el luto oficial

Uno de los momentos más trágicos en los últimos años de Hernán Mexía fue la muerte de su hijo don Juan, el príncipe heredero de los Reyes Católicos. En 1497, don Juan, cuya muerte prematura dejó un vacío emocional en la corte de Isabel y Fernando, también afectó profundamente a Mexía. La muerte del príncipe fue un acontecimiento que sumió en el luto a toda la corte, pero en Jaén, donde Mexía tenía una gran influencia, este luto se manifestó de manera especialmente significativa.

El regidor Mexía no solo participó en las ceremonias de duelo por la muerte del príncipe, sino que también jugó un papel activo en la organización de los actos de luto en Jaén. Dado que el señorío de Jaén era uno de los títulos que el príncipe heredero ostentaba, la ciudad fue un escenario clave en las manifestaciones de dolor oficial. Mexía, en su calidad de regidor y miembro de la nobleza local, estuvo presente en los actos de homenaje y lamento, subrayando la conexión entre la nobleza local y la corte real en este triste momento de la historia de los Reyes Católicos.

Últimos registros históricos y la desaparición de Mexía

A partir de 1500, las noticias sobre la vida de Hernán Mexía se tornaron escasas, y las fuentes históricas no registran más detalles sobre su vida hasta su muerte, que probablemente ocurrió a finales de ese mismo año. La última noticia en vida de Mexía está relacionada con su participación en la misión de 1500, cuando fue comisionado para transmitir el juramento de Miguel de Portugal. Tras este evento, Mexía desaparece de la documentación histórica, lo que sugiere que su salud había empeorado y que sus últimos días fueron tranquilos.

Es posible que la muerte de Mexía se debiera a causas naturales asociadas con la edad avanzada, pero, dado el contexto de su época, no es posible determinar con certeza la fecha exacta de su fallecimiento. La ausencia de más información sobre su muerte podría reflejar una disminución de su influencia, pues, aunque fue una figura relevante durante la Baja Edad Media en Jaén, con el tiempo su rol en la sociedad fue siendo reemplazado por nuevas generaciones.

Reinterpretaciones y legado

El legado de Hernán Mexía no reside solo en sus hazañas políticas, sino también en su significativa contribución al mundo literario y cultural de la Castilla bajomedieval. Su obra más importante, el Nobiliario vero, se erige como una de las fuentes más valiosas para el estudio de la nobleza en su tiempo. A través de esta obra, Mexía dejó una huella indeleble en la reflexión sobre el origen y la función de la nobleza, que fue crucial para entender las dinámicas sociales y políticas de la época. Además, su dedicación a la heráldica y su interpretación de la historia nobiliaria ofrecieron una visión de la aristocracia que ha perdurado en los estudios medievales.

A nivel literario, las poesías de Mexía, aunque no revolucionarias, muestran la sensibilidad de un hombre que vivió inmerso en la cultura cortesana. Sus versos reflejan la vida política de su tiempo, los conflictos dinásticos, las tensiones entre las diferentes facciones nobiliarias y las realidades sociales que marcaron la Castilla del siglo XV. Aunque hoy en día su figura sea menos conocida que la de otros autores contemporáneos, Mexía fue un actor clave en el desarrollo de la literatura cortesana de su época.

En cuanto a su legado en Jaén, Mexía fue una figura fundamental para la ciudad durante varias décadas, no solo como regidor, sino también como representante de la nobleza local y como defensor de los intereses de la ciudad frente a las intrincadas luchas dinásticas del reino. A pesar de las dificultades políticas y personales, Mexía logró mantener su prestigio y su influencia, dejando una huella tanto en la vida política como en la cultural de su tiempo.

Conclusión

Hernán Mexía, poeta, regidor y tratadista, fue una de las figuras más destacadas del siglo XV en Jaén y en la Castilla bajomedieval. Su vida estuvo marcada por intensos cambios políticos, lealtades fluctuantes y una constante búsqueda de estabilidad, tanto en lo personal como en lo político. A través de su obra literaria, su influencia en la nobleza y su participación activa en los asuntos de la ciudad, Mexía dejó un legado duradero que, aunque no siempre reconocido en su tiempo, sigue siendo objeto de estudio y admiración. Su vida, marcada por la lealtad, la traición, la lucha por el poder y la dedicación a la literatura, constituye un reflejo fiel de las complejas dinámicas sociales y políticas de la Castilla medieval.


Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Hernán Mexía (ca. 1424–1500): Poeta y Regidor de Jaén en la Castilla Baja Medieval". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/mexia-hernan [consulta: 30 de septiembre de 2025].