Maldras, Rey suevo (456-460): El último rey suevo de una época turbulenta
Maldras, rey suevo que gobernó entre los años 456 y 460, es una figura clave en la historia del Reino Suevo durante el período de mayor inestabilidad en la península ibérica. Su ascensión al poder y su trágico final son el reflejo de los conflictos internos de los pueblos germánicos y las luchas por el control en un momento histórico marcado por la lucha constante entre diferentes facciones y reinos.
Orígenes y contexto histórico
La historia de Maldras comienza en un momento de profundas transformaciones en la península ibérica. El Reino Visigodo, bajo el reinado de Teodorico II, había alcanzado una victoria decisiva en el año 456 contra el rey suevo Rekhiario, lo que provocó la caída de la dinastía de los suevos y el dominio de los godos sobre gran parte de los territorios suevos. A raíz de esta victoria, el reino suevo quedó bajo el control de Agiulfo, un líder godo que, aunque había sido colocado en el poder por Teodorico II, pronto mostró signos de actuar de manera autoritaria y alejada de los intereses de la facción visigoda. La prepotencia de Agiulfo, junto con su desapego de las instrucciones de Teodorico, desencadenó un sentimiento de descontento en las comunidades suevas.
El rechazo hacia Agiulfo fue tan grande que una facción de los suevos decidió elegir a Maldras como su nuevo rey. Este cambio de liderazgo se produjo en un contexto de creciente división interna entre los suevos, lo que evidenciaba la debilidad del poder centralizado de los godos y la falta de cohesión en los reinos germánicos.
Logros y contribuciones
Maldras, como rey de los suevos, intentó consolidar su poder y estabilizar el reino que había quedado fragmentado tras la derrota de Rekhiario y la posterior intervención de los godos. Tras la muerte de Agiulfo en Oporto en 457, Maldras fue capaz de afirmar su autoridad y de ganar el apoyo de los territorios que había heredado. No obstante, esta victoria fue efímera, ya que Teodorico II, al percatarse de la pérdida de control sobre los territorios suevos, decidió enviar un ejército para recuperar las tierras. Maldras, sin embargo, consiguió una victoria importante al derrotar a las tropas visigodas en la batalla de Coyanza, situada en la actual Valencia de San Juan. A pesar de esta victoria, las incursiones visigodas saquearon varias ciudades, como Astorga y Palencia, lo que subrayaba la continua inestabilidad de la región.
Maldras también intentó avanzar en su política interna, buscando el apoyo de las poblaciones galaico-romanas. Inicialmente, intentó llevar a cabo una política de acercamiento con los territorios de Galicia y Lusitania. Sin embargo, las tensiones con los pueblos de estas regiones se intensificaron, y Maldras optó por una política más belicosa. De este modo, lideró una campaña devastadora a través de Lusitania, saqueando la ciudad de Lisboa, mientras que su hijo Remismundo comandaba un ejército que arrasaba Gallaecia. Esta campaña de saqueos y destrucción fue uno de los momentos más significativos de su reinado.
Momentos clave
Los primeros años del gobierno de Maldras estuvieron marcados por una serie de eventos que definieron la naturaleza de su reinado:
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La elección de Maldras como rey suevo: Tras el rechazo a la tiranía de Agiulfo, una facción de los suevos eligió a Maldras como rey en un acto que reflejaba el descontento con el gobierno godos.
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La muerte de Agiulfo y la afirmación del poder de Maldras: Con la muerte de Agiulfo en 457, Maldras consolidó su poder, aunque este perduraría poco tiempo debido a las tensiones con los godos.
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La victoria en la batalla de Coyanza: A pesar de la intervención del ejército visigodo, Maldras derrotó a los invasores en 457, aunque el saqueo de ciudades como Astorga y Palencia mostró la fragilidad de su reinado.
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La campaña devastadora por Lusitania: El saqueo de Lisboa y las incursiones en Gallaecia marcaron un momento crítico del reinado de Maldras, dejando claro su intento de expandir y consolidar su dominio sobre los territorios suevos.
Además, la división interna de los suevos, alimentada por los desacuerdos entre las facciones, llevó a la proclamación de otro rey, Frantam, quien desafiaría la autoridad de Maldras en un intento por conseguir el control del reino. Aunque Frantam murió en 457, la situación política seguía siendo inestable, y su facción proclamó a Remismundo como su nuevo líder, lo que aumentó las luchas internas y la división de los suevos.
Relevancia actual
El reinado de Maldras es recordado como un periodo de crisis para los suevos, marcado por la inestabilidad interna y las tensiones externas con los visigodos. Su muerte en febrero de 460, a manos de su sobrino Frumario, quien le sucedería como rey, marcó el fin de una era turbulenta para el Reino Suevo. Frumario consolidó su poder, pero las luchas internas no cesaron, y el reino continuó enfrentándose a conflictos internos y externos, lo que eventualmente llevó a su caída ante el poderío de los visigodos.
El legado de Maldras es una muestra de las dificultades políticas y sociales que enfrentaron los pueblos germánicos en la península ibérica durante la Edad Media temprana. Su figura, aunque breve en el poder, representa la lucha por la autonomía y el control en un contexto de fragmentación política y militar.
Con su muerte y la ascensión de Frumario, los suevos continuaron su lucha por la supervivencia en un mundo que pronto sería dominado por los visigodos. El reino de los suevos, aunque de corta duración, dejó una huella en la historia de la península que aún resuena en la memoria colectiva de los pueblos germánicos que habitaron la región.
Bibliografía
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ORLANDIS, J. Época visigoda (409-711). En Historia de España, Tomo 4. Coordinada por Ángel Montenegro Duque. (Madrid, Editorial Gredos: 1987).
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TORRES RODRÍGUEZ, C. El reino de los suevos. (Fundación Barrie de la Maza: 1977).
MCN Biografías, 2025. "Maldras, Rey suevo (456-460): El último rey suevo de una época turbulenta". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/maldras-rey-suevo [consulta: 16 de junio de 2025].