López y López de la Madrid, Antonio (1817-1883).


Financiero y naviero español, nacido en Comillas, Santander, el 12 de abril de 1817 y muerto en Barcelona el 16 de enero de 1883. Sus padres eran de familia hidalga santanderina. Fue el primer marqués de Comillas.

Tras finalizar sus estudios en la escuela pública de su localidad natal, se trasladó a Andalucía, donde trabajó en un pequeño establecimiento comercial. Permaneció poco tiempo y emigró hacia Cuba en 1831. En la isla, tras residir en el Departamento Oriental de la misma, trabajando por cuenta ajena logró reunir el capital suficiente y se fue a establecer a La Habana. Allí inició los negocios por su cuenta. En 1850 retornó a la Península, donde invirtió las ganancias obtenidas en Cuba. Se dedicó a la inversión de su capital mediante la formación de empresas punteras en el momento. Así fundó la Compañía General de Tabacos de Filipinas, la Compañía del Crédito Mercantil, el Banco Hispano Colonial y la Compañía Naviera Transatlántica. Igualmente impulsó la construcción de ferrocarriles y el desarrollo de la actividad extractora hullera. La fundación de la Compañía Transatlántica fue especialmente significativa debido a que en el momento en que se estaba produciendo el cambio de la propulsión a vela por la del vapor, se vinculó decididamente por la modernidad, en un momento en que la presencia de España en el mar, tanto militar como civil, pasaba por uno de sus más bajos momentos; con esta creación contribuyó a la restauración de la marina mercante española.

Antonio Víctor López y López de la Madrid fue también un gran mecenas de las artes. Tomó bajo su patrocinio al poeta catalán Jacinto Verdaguer, quien, en agradecimiento, le dedicó su gran obra L’Atlántida. En el campo de la arquitectura financió la construcción del Seminario Pontificio de Comillas, edificado frente a su casa-palacio de Comillas, construcción ésta del arquitecto Martorell, el mismo encargado de la construcción del panteón familiar. Amigo personal del rey Alfonso XII, recibió el título de marqués de Comillas con rango de grande de España, era el año 1881; la familia real pasaría los veranos de 1881 y 1882 en su casa-palacio de Comillas. Junto con el título nobiliario recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica (véase Orden de Isabel la Católica), aunque antes de su nombramiento nobiliario recibió el Gran Collar de la Orden de Carlos III (véase: Orden de Carlos III). Pero no sólo tuvo reconocimientos oficiales, también gozó de gran prestigio y popularidad. Su muerte fue muy sentida y los ayuntamientos con los que estuvo más directamente relacionados, Santander, Cádiz y Barcelona, levantaron monumentos en su memoria.

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