López, Estanislao (1786-1838).
Militar y político argentino, nacido en Santa Fe en 1786 y muerto en esa misma ciudad en 1838. Líder de los federalistas de Santa Fe, desde 1818 hasta su muerte gobernó dicha provincia y acaudilló a su ejército en las guerras civiles que enfrentaron a federalistas y unitarios.
Acudió a la escuela en su ciudad natal, pero a los quince años abandonó los estudios para enrolarse en las tropas provinciales que combatían contra los indios de la frontera septentrional. En 1806 formó parte de la expedición de Santa Fe que luchó en Buenos Aires contra la segunda invasión británica. Cuatro años después, al estallar la revolución independentista, se unió al movimiento militar patriota. Fue miembro del Cuerpo de Blandengues (‘milicias criollas de caballería’) de Santa Fe y luchó a las órdenes del general Belgrano. Fue capturado por los realistas y enviado a un presidio en Montevideo (Uruguay). Sin embargo, consiguió escapar poco después y volvió a incorporarse a la milicia patriota.
Su primera acción destacada fue la revuelta del ejército de Santa Fe contra el gobierno de Buenos Aires, en 1816. López comandó, junto al uruguayo José Gervasio Artigas, a las tropas que derrotaron al ejército de observación bonaerense encabezado por el general Juan José Viamonte. A pesar de no haber dirigido en solitario esta campaña, López se convirtió en el verdadero héroe de la misma. Posteriormente dirigió una nueva expedición punitiva contra los pueblos indígenas de los límites septentrionales. A su regreso a la ciudad de Santa Fe en 1818, se convirtió en el dueño de la situación política y decretó la separación de la provincia respecto al gobierno bonaerense. Desde entonces hasta su muerte, López controló el poder en Santa Fe, con un amplio apoyo de su población. Ese mismo año fue elegido gobernador y posteriormente reelegido con regularidad durante dos décadas.
En su lucha contra los unitarios de Buenos Aires (que defendían la existencia de un estado centralizado frente al federalismo provincial), López se alió en primer lugar con Artigas y, más tarde, con Francisco Ramírez, caudillo de la provincia de Entre Ríos. La presión militar de los ejércitos federalistas de López y Ramírez obligó al gobierno del Directorio de Buenos Aires, presidido por Pueyrredón, a reagrupar sus efectivos militares, dispersos en la lucha por la independencia, para defender la capital. En 1819 se estableció una tregua provisional entre ambos bandos. Sin embargo, López se negó a ratificar la Constitución elitista de 1819 y, temiendo la reacción monárquica de buena parte de la clase política bonaerense, rompió la tregua y prosiguió las operaciones militares contra los unitarios. En esta ocasión unió sus fuerzas a las de Francisco Ramírez, Carlos María de Alvear (anterior miembro del Directorio) y José Miguel Carrera (ex-presidente de Chile). En la batalla de la Cañada de Cepeda, el 1 de febrero de 1820, López y Ramírez vencieron a las tropas del Directorio bonaerense y del Congreso dirigidas por José Rondeau. Este triunfo, el primero decisivo del movimiento federalista, provocó la caída del Directorio y abrió el paso a un pacto de carácter federal entre los diversos territorios rioplatenses. En el Tratado de la Capilla del Pilar del 23 de febrero, se acordó la paz entre Santa Fe y Buenos Aires, confirmada luego por el Tratado de Benegas del 24 de noviembre de ese mismo año.
A partir de entonces, López colaboró estrechamente con el general Juan Manuel de Rosas, caudillo federalista bonaerense, al mismo que tiempo que se apartaba de Ramírez, en el que veía a un peligroso competidor político. En 1821 se negó a conceder a éste el permiso para atravesar Santa Fe, cuando el ejército de Entre Ríos se dirigía a Córdoba para combatir a Bustos. En el enfrentamiento que siguió, Ramírez resultó muerto durante una escaramuza contra un destacamento de soldados de López.
En 1822 el Congreso de Santa Fe le otorgó el título honorífico de brigadier general y le honró con la concesión de la medalla de oro y diamantes. Ese mismo año dirigió una nueva expedición contra los indios ranqueles de la frontera norteña. En 1823 se mostró partidario de conceder el protectorado argentino solicitado por Uruguay, aunque posteriormente no siguió adelante con esta iniciativa.
Durante los años finales de la década de 1820, la provincia de Santa Fe se mantuvo en un estado de relativa paz, aunque López continuaba vigilando de cerca los movimientos del gobierno unitario bonaerense. Cuando éste expulsó a fray Francisco de Paula Castañeda, principal opositor a la reforma eclesiástica preconizada por Rivadavia, López le concedió asilo en Santa Fe, lo que aumentó la tensión política entre la provincia y la capital.
En diciembre de 1828 las tropas federalistas de Manuel Dorrego y Rosas fueron derrotadas por el ejército al mando de Juan Galo Lavalle. Dorrego fue apresado, pero Rosas consiguió huir del campo de batalla de Navarro. Se refugió en Santa Fe, donde López le ofreció su protección. Ambos unieron entonces sus fuerzas para combatir a Lavalle, al que derrotaron en Puente de Márquez el 26 de abril de 1829. Pero, poco después, Rosas hizo la paz con Lavalle en el Pacto de Cañuelas, sin el consentimiento de López. Éste, que no aprobaba la paz, quiso romper su alianza con Rosas, que sólo la habilidad diplomática del caudillo bonaerense consiguió evitar.
En 1830 López y Rosas se pusieron al frente de la Liga del Litoral, formada por las provincias ribereñas que se enfrentaban a los unitarios de la Liga del Interior, dirigida por José María de Paz. Tras largas negociaciones, celebradas en Santa Fe, el 4 de enero de 1831 cuatro provincias sellaron el Pacto Federal, que habría de convertirse en la base jurídica para una eventual organización federalista del país. López consiguió imponer su criterio para la formación de una comisión representativa que ejerciera el poder ejecutivo en el futuro estado federal. Al cabo de unos meses, la Liga del Interior fue derrotada por Juan Facundo Quiroga en el oeste. Se desvanecía así temporalmente el fantasma de la guerra civil. A partir de entonces, todas las provincias quedaron bajo el mando de los federalistas. Ello permitió a Rosas hacerse con el poder como gobernador de Buenos Aires, con el apoyo de López y Quiroga.
Durante los años siguientes, López fue uno de los principales valedores políticos del régimen de Rosas. Éste le rindió público homenaje en 1837, al concederle la distinción de ciudadano benemérito de Buenos Aires en grado heroico, así como el título de Ilustre Restaurador del norte. Para entonces la salud de López se encontraba muy quebrantada, lo que le llevó a delegar el poder en Domingo Cullen. El caudillo de Santa Fe murió al año siguiente, cuando la provincia atravesaba una grave crisis política, por haber proclamado Cullen la independencia respecto a Buenos Aires, mientras la capital sufría el bloqueo del ejército francés.
Bibliografía
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BUSANICHE, J.L. Estanislao López y el federalismo del litoral. Buenos Aires, 1927.