Lemaître, Georges Édouard (1894-1966).
Astrofísico, matemático y sacerdote belga, nacido en Charleroi (en la provincia de Hainaut) el 17 de julio de 1894 y fallecido en Lovaina el 20 de junio de 1966. Fue uno de los precursores de la teoría cosmogónica del Big-bang, según la cual todo el universo tuvo su origen en la gran explosión de un átomo.
Desde su juventud mostró una viva curiosidad científica que supo compaginar con su fe religiosa (conceptos que, para él, nunca fueron incompatibles). Cursó estudios superiores de Ingeniería Civil y, durante la I Guerra Mundial, se incorporó al ejército belga como oficial de artillería. Al término de la contienda, ingresó en un seminario y, tras varios años dedicado a los estudios humanísticos y a su formación espiritual, se ordenó sacerdote en 1923.
En dicho año se trasladó a Inglaterra para cursar estudios de Física en la Universidad de Cambridge, donde tuvo por maestro al gran astrofísico británico Sir Arthur Eddington, cuya influencia fue decisiva en la formación astrofísica de Lemaître.
Tras permanecer dos años en Cambridge (1923-1924), el científico belga se trasladó a los Estados Unidos de América para continuar ampliando sus conocimientos en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (M.I.T.). Allí quedó deslumbrado por las teorías de otros dos célebres astrónomos, Edwin Powell Hubble y Harlow Shapley, cuyos trabajos convencieron a Lemaître de que el universo estaba en plana expansión.
A su regreso a Bélgica (1927), obtuvo una plaza de profesor de Astrofísica en la Universidad de Lovaina y compaginó sus tareas docentes con sus labores de investigación. Fruto de estas últimas fue la solución que, aquel mismo año de 1927, encontró para las ecuaciones relativistas de Einstein, solución basada en las teorías de su colega americano Hubble. Dos años después, el propio Hubble publicó el resultado de un trabajo suyo que demostraba de forma fehaciente el proceso de expansión en que se hallaba inserto el universo, con lo que las teorías de Lemaître cobraron un impulso decisivo; sin embargo, las hipótesis del sacerdote belga no fueron totalmente aceptadas por sus contemporáneos hasta que, en 1946, el físico norteamericano George Gamow ofreció una versión corregida y aumentada de las mismas, pronto conocida en todo el mundo como teoría del Big-bang.
Georges Édouard Lemaître dio a la imprenta varios tratados de gran interés, en las que dejó plasmado el fruto de sus especulaciones sobre la formación del cosmos. Entre sus obras más relevantes figuran Discusion sur l’évolution de l’universe (Discusión sobre la evolución del universo, 1933) y L’hypothèse de l’atome primitif (La hipótesis del átomo primitivo, 1946).
El origen del universo: el átomo primitivo
Lemaître ha pasado a la historia de la Ciencia universal por haber intuido, avant la lettre, la que luego sería conocida como teoría cosmológica del Big-bang acerca del origen del universo.
Sus primeras aportaciones sobre este tema crucial de la astrofísica moderna fueron difundidas en 1925, cuando el científico belga presentó un primer modelo cosmológico sobre la evolución del universo, basado en algunas nociones generales de la teoría de la Relatividad de Einstein. Según estas primeras hipótesis del joven Lemaître -avaladas desde el principio por un astrónomo del crédito internacional de Arthur Eddington-, el universo habría permanecido estabilizado durante un período de tiempo indefinido; pero, en un momento dado, había experimentado algún cambio que le alejó de este equilibrio y se sumió en un proceso de expansión también indefinido.
Durante el resto de los años veinte y, sobre todo, en la década de los treinta, esta teoría cosmológica (conocida como el «modelo Lemaître-Eddington») fue aceptada comúnmente por la comunidad científica internacional. A pesar de ello, el propio astrofísico belga, que no andaba del todo satisfecho con sus primeras intuiciones, formuló en 1927 una nueva hipótesis cosmológica (o «modelo Lemaître») que venía a modificar ligeramente su propuesta inicial, ya que planteaba la posibilidad de que, en sus orígenes, el universo no fuera más que un punto concreto (el huevo cósmico o superátomo primitivo) sujeto desde el principio a un constante proceso de expansión indefinida.
Tras la publicación, en 1929, de los trabajos en los que Hubble demostraba que el universo estaba inmerso en dicho proceso de expansión, todas las teorías que la predecían volvieron a cobrar un auge espectacular. Entre ellas ocupó un primer plano «el modelo Lemaître», definitivamente fijado en 1933 por el científico y sacerdote belga en su obra Discusión sobre la evolución del universo. Allí, Lemaître sostenía que todo el universo procedía de lo que llamó «el átomo primitivo», una forma inicial de densidad insospechada, de forma esférica y con un tamaño treinta veces superior al del Sol, en la que estaba contenida toda la materia que después formó parte del universo tal y como hoy lo conocemos. A raíz de una violenta explosión, esta materia comenzó a extenderse en todas las direcciones, lo que dio lugar a la amplitud y diversidad de galaxias actuales.
Como ya se ha indicado más arriba, la teoría del Big-bang desarrollada por Gamow y otros colegas a mediados de los años cuarenta vino a confirmar, con ligeros retoques, esta hipótesis de Lemaître, científico al que, dentro de este capítulo primordial de la Astrofísica, siempre se le recordará por dos intuiciones geniales: la presunción de que hubo un acontecimiento inicial que desencadenó la expansión del universo (es decir, la gran explosión dentro del átomo primitivo), y es proceso de expansión indefinida en que se halla inserto el cosmos.
JRF