Isabel Petrovna, Zarina de Rusia (1709-1761). El reinado de una zarina que transformó Rusia

Isabel Petrovna, nacida en Kolomenskoye el 18 de diciembre de 1709 y fallecida el 25 de diciembre de 1762 en San Petersburgo, fue una de las figuras más relevantes de la historia de Rusia. Como zarina de la dinastía Romanov, Isabel logró una destacada transformación en su país, dejando un legado de reformas sociales, culturales y políticas que impactaron profundamente en la historia rusa. Hija del zar Pedro I el Grande y de Catalina I, fue una mujer cuyo ascenso al trono se vio marcado por intrigas, traiciones y su posterior política que consolidó su figura como una de las grandes emperatrices de Rusia.

Orígenes y contexto histórico

Isabel Petrovna nació en un contexto histórico tumultuoso. Su padre, Pedro I el Grande, había transformado a Rusia en una potencia europea moderna, con reformas que cambiaron profundamente la estructura política, militar y cultural del país. No obstante, después de la muerte de Pedro I en 1725, el trono de Rusia fue ocupado por su esposa Catalina I, madre de Isabel, quien se convirtió en zarina hasta su fallecimiento en 1727.

El reinado de Catalina I no fue el último de los gobiernos de mujeres en la familia Romanov. Después de su muerte, Isabel vivió en un período marcado por la inestabilidad política, donde varios miembros de la familia imperial ocuparon el trono sin un claro liderazgo. Su sobrino Pedro II, hijo del hermanastro de Isabel, Alejo, fue el siguiente zar (1727-1730), seguido por su prima Ana Ivanovna (1730-1740), quien, tras su muerte, dejó el trono a Iván VI (1740-1741), un bebé que se convirtió en una figura marioneta en manos de los poderosos cortesanos.

Durante estos años de incertidumbre, Isabel, lejos de las disputas políticas y de las intrigas del Kremlin, llevaba una vida retirada en las afueras de Moscú. Su tiempo se dedicaba a actividades deportivas, caza y la práctica de varios idiomas. A pesar de su vida tranquila, la situación política de Rusia cambiaría radicalmente, abriéndose paso para que Isabel ascendiera al trono.

Ascenso al trono y el golpe de Estado

En diciembre de 1741, la zarina Ana Ivanovna falleció y, en un movimiento inesperado, nombró como sucesor a Iván VI, un bebé de pocos meses. Este evento desató una serie de tensiones en la nobleza rusa, que temía un gobierno que no tuviera la suficiente madurez para gobernar. Fue entonces cuando los partidos antialemanes, apoyados por la nobleza y la diplomacia extranjera, presionaron a Isabel para que tomara el poder.

A pesar de estar inicialmente reticente a encabezar un golpe de Estado, Isabel Petrovna se vio arrastrada por las circunstancias y, en diciembre de 1741, lideró una revuelta que capturó a la familia de Iván VI. El pequeño zar fue desterrado, primero a Siberia y luego a la fortaleza de Schüsselburg, donde pasaría el resto de su vida en prisión hasta ser asesinado en 1764.

Con el golpe exitoso, Isabel Petrovna, de 32 años, ascendió al trono como zarina de Rusia. Su reinado, a pesar de sus inicios marcados por la violencia del golpe, sería una época de relativo esplendor para el país.

Logros y contribuciones

Isabel Petrovna fue una soberana que, a pesar de su carácter festivo y su dedicación a la vida social, también llevó a cabo una serie de reformas importantes en Rusia. Durante su gobierno, la economía rusa experimentó un impulso notable, gracias en parte a la mejora del comercio y la infraestructura del país. Aunque no se consideraba una política estricta, su reinado marcó un período de consolidación en varios aspectos del Estado ruso.

Una de sus contribuciones más significativas fue la fundación de instituciones clave en el desarrollo cultural y educativo de Rusia. Junto con el científico Mijail Lomonosov, fundó la Universidad de Moscú en 1755, un hito que marcó el inicio de la educación superior en Rusia. Además, fundó la Academia de Artes de San Petersburgo en 1757 y reorganizó la Academia de Ciencias, convirtiéndose en un pilar del desarrollo cultural del país.

Por otro lado, Isabel también tuvo una fuerte influencia en la arquitectura rusa. Encargó la construcción de un nuevo Palacio de Invierno en San Petersburgo al arquitecto italiano Carlo Bartolomeo Rastrelli, un edificio que se convertiría en uno de los emblemas de la opulencia imperial rusa.

Relaciones familiares y la política exterior

Uno de los aspectos más interesantes del reinado de Isabel fue su relación con su familia. En un movimiento que dejó huella en la historia de Rusia, Isabel hizo llamar a Pedro III, hijo de su hermana Ana y de Carlos Federico, duque de Holstein-Gottorp, para que fuera su sucesor en el trono. Este fue un movimiento estratégico para fortalecer el poder de la dinastía Romanov y asegurar la estabilidad dinástica.

Años más tarde, Isabel casó a Pedro III con Sofía Augusta Federica de Anhalt-Zerbst, una princesa alemana que más tarde se convertiría en Catalina II la Grande, una de las emperatrices más conocidas de la historia rusa. La figura de Catalina II la Grande se ganó rápidamente el favor de Isabel, y cuando Catalina y Pedro III tuvieron un hijo, Pablo I, Isabel asumió la educación de su sobrino, quien más tarde se convertiría en zar de Rusia.

En el ámbito internacional, Isabel tuvo que enfrentarse a una serie de desafíos, siendo la Guerra de los Siete Años (1756-1763) uno de los episodios más significativos de su reinado. Durante este conflicto, Rusia estuvo en guerra con Prusia y su rey Federico II el Grande, un enemigo formidable. Aunque Isabel no completó la victoria debido a su muerte prematura, la guerra fue vista como un triunfo para Rusia debido a la debilitación del ejército prusiano.

La muerte de Isabel y el legado de su reinado

Isabel Petrovna falleció el 25 de diciembre de 1761 a los 53 años, a causa de una hemorragia. Su muerte dejó una marca en la historia de Rusia, pues fue el final de un reinado que, a pesar de su carácter festivo y algo alejado de los asuntos de Estado, marcó una serie de importantes reformas y avances para Rusia.

A pesar de su muerte prematura, su legado continuó a través de su sobrino Pedro III y su esposa Catalina II la Grande, quien llevaría a cabo muchas de las reformas que Isabel había iniciado. Sin embargo, fue Isabel quien, a través de su ascenso al trono y sus decisiones políticas, preparó el camino para las futuras transformaciones que marcarían el siglo XVIII en Rusia.

Isabel Petrovna, la zarina que se hizo famosa por su belleza, su vida social y su habilidad para gobernar, sigue siendo una figura central en la historia de Rusia, cuyas reformas y decisiones continúan siendo objeto de estudio y admiración.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Isabel Petrovna, Zarina de Rusia (1709-1761). El reinado de una zarina que transformó Rusia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/isabel-petrovna-zarina-de-rusia [consulta: 16 de octubre de 2025].