Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones (1794-1825): Un militar y escritor español de gran trascendencia
Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones, conocido también como el Barón de Eroles, fue una figura clave en la historia de España durante los años turbulentos de la Guerra de la Independencia y la posterior lucha entre liberales y absolutistas. Nació en Talarn, Lérida, el 6 de enero de 1794, y falleció en Daimiel, Ciudad Real, el 25 de agosto de 1825. Su vida estuvo marcada por su implicación en la política, las luchas bélicas y sus escritos que reflejaron los complejos momentos históricos en los que vivió.
Orígenes y contexto histórico
Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones nació en un periodo de grandes cambios en España. La Guerra de la Independencia (1808-1814), que comenzó como una resistencia contra la invasión napoleónica, dejó al país sumido en una situación de caos político y social. Los españoles, divididos entre los que apoyaban al régimen de José Bonaparte, impuesto por Napoleón, y los que defendían la soberanía de Fernando VII, vivieron años de enfrentamientos, no solo militares, sino también ideológicos.
En este contexto, Joaquín Ibáñez se destacó desde joven por su militancia y su sentido del deber. A los 14 años, en 1808, comenzó a involucrarse activamente en la lucha contra los franceses. Fue en este año cuando representó a Talarn y su corregimiento en la Junta Suprema de Cataluña, una de las principales instancias de gobierno durante la guerra. Su influencia fue tal que, poco después, fue nombrado comandante del segundo tercio de Talarn. Esta posición le permitió ascender rápidamente en la jerarquía militar.
Logros y contribuciones
Ibáñez Cuevas y Valones destacó no solo por su carrera militar, sino también por sus contribuciones como escritor. A lo largo de su vida, dejó huella en varios frentes. Su ascenso dentro del ejército fue notable. En 1810, apenas dos años después de haberse alistado como soldado voluntario, fue ascendido a coronel. Durante el mismo año, también fue promovido a brigadier y, en 1811, a mariscal de campo. Estos ascensos reflejan su habilidad estratégica y su compromiso con la causa patriota.
A lo largo de la guerra, Ibáñez se destacó por su participación en diversas batallas y momentos clave, como la toma de San Fernando de Figueras, sobre la que dejó una interesante reflexión en su parte publicado en el periódico Conciso en mayo de 1811. En este mismo periódico también se publicó su proclama a los soldados, donde pedía evitar los saqueos y actos de violencia, reflejando así su sentido de justicia y orden.
Además, en 1811, escribió una carta desde Cervera en la que narraba su captura de un corregidor afrancesado. En su misiva, describía con horror las condiciones bajo las cuales este funcionario había tratado a los prisioneros, lo que generó gran impacto en la opinión pública. La carta, enviada a la Junta de Cataluña por el entonces comandante, Luis Lacy, fue publicada en el Diario Mercantil de Cádiz, y marcó un claro posicionamiento en contra de los excesos cometidos por los colaboracionistas del régimen napoleónico.
A lo largo de la guerra, Ibáñez también fue testigo de una serie de vicisitudes personales y políticas. En 1820, cuando la situación política en España estaba en pleno auge, él y su esposa, Luisa Joaquina Escrivá de Romaní y Taberner, otorgaron poder a Andrés Oller, un magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, lo que sugería una posible huida de Cataluña. Sin embargo, los sucesos posteriores marcaron un giro en su vida.
Momentos clave
La vida de Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones estuvo llena de momentos determinantes que influyeron tanto en su carrera como en el curso de la historia española. Uno de los episodios más trascendentales de su vida fue su participación en los intentos de restablecer el absolutismo en España, después de la guerra.
En 1821, tras los sucesos del 3 y 4 de abril, Ibáñez fue expulsado de Barcelona por su postura absolutista. Fue detenido y, junto con otros líderes realistas como Sarsfield, fue enviado al lazareto de Mallorca y luego a la isla de Ibiza. Esta acción representó un intento fallido de poner en marcha un ejército realista con el fin de restaurar el antiguo régimen. A pesar de los esfuerzos de su grupo por fundar la Regencia de Urgel, la derrota fue inminente.
No obstante, la participación de Ibáñez en la lucha continuó, y tras refugiarse en Francia, regresó a España con las tropas francesas en 1823. En este nuevo contexto, fue nombrado capitán general de Cataluña por la Junta de Oyarzun, confirmando su posición en el ejército realista. Su nombramiento fue ratificado por el propio Fernando VII en 1824, lo que marcó una nueva etapa en su carrera, aunque también reflejó la creciente tensión política en España.
A pesar de estos logros militares, la vida de Ibáñez terminó de manera trágica. Tras ser nombrado capitán general, su salud mental comenzó a deteriorarse. La demencia le arrebató el control de su vida, y falleció en Daimiel en 1825. Su viuda, Luisa Joaquina, fue la encargada de confirmar el poder otorgado a Andrés Oller, y su memoria quedó ligada a los dramáticos años de la posguerra y las luchas internas de España.
Relevancia actual
El legado de Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones ha perdurado, aunque su figura no sea tan conocida como la de otros líderes de la época. Su carrera como militar y escritor refleja las tensiones de una España marcada por la invasión napoleónica, la lucha por la independencia y la polarización entre liberales y absolutistas. Sus escritos y actos de guerra ofrecen una visión profunda del caos de aquellos tiempos y son considerados como testamentos de la complejidad de la guerra de resistencia.
Además, su participación en los eventos de la Regencia de Urgel y en la defensa del absolutismo representan las luchas ideológicas que definieron gran parte de la política española en el siglo XIX. Aunque su intento de restaurar el absolutismo fracasó, sus acciones fueron parte fundamental de los intentos de la monarquía por mantener el control ante los avances de las ideas liberales.
A través de sus decisiones políticas, sus escritos y su posición en el ejército, Ibáñez dejó una huella en la historia de España que aún sigue siendo objeto de estudio. Su vida refleja el dolor y las tensiones de un país en guerra consigo mismo, y su figura continúa siendo un ejemplo de los sacrificios y decisiones complejas que enfrentaron los líderes de la época.
Momentos clave en la vida de Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones:
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1808: Representante de Talarn en la Junta Suprema de Cataluña.
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1809: Ascenso a comandante del segundo tercio de Talarn.
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1810: Ascensos a coronel y brigadier.
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1811: Ascenso a mariscal de campo y participación en la guerra.
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1821: Expulsión de Barcelona y posterior captura por su postura absolutista.
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1823: Regreso con las tropas francesas y nombramiento como capitán general de Cataluña.
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1825: Muerte en Daimiel, Ciudad Real, afectado por la demencia.
Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones, con sus logros, escritos y su participación en los eventos políticos y militares de la época, es una figura fundamental para comprender el complejo proceso histórico de la España del siglo XIX. Su legado perdura en la historia, no solo como un líder militar, sino también como un reflejo de los tiempos convulsos que marcaron la transición del país hacia un nuevo orden político.
MCN Biografías, 2025. "Joaquín Ibáñez Cuevas y Valones (1794-1825): Un militar y escritor español de gran trascendencia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ibannez-cuevas-y-valones-joaquin [consulta: 29 de septiembre de 2025].