Hunyadi, János (ca.1407-1456).


Militar y político húngaro nacido en Hunyad, Transilvania (en la actual Rumanía), hacia 1407, y muerto en Belgrado el 11 de agosto de 1456.

La primera vez que se menciona su nombre, probablemente cuando era un niño, es en los diplomas en los que el rey Segismundo transfería las posesiones del castillo de Hunyad (actualmente en el distrito de Hunedoara, en Rumanía) a uno de los reyes, Woyk, que era el padre de Hunyadi. Provenía de la familia Walachian, cuyos ancestros se perdían en la historia de Transilvania.

Como era costumbre entre la nobleza húngara de aquel tiempo, János tomó su nombre familiar después de hacerse cargo de su hacienda. La donación real colocó a la familia Hunyadi en el nivel inferior (sin baronía) de la nobleza húngara. Fueron propietarios de un dominio que incluía 40 villas; dicho dominio, aunque con una importancia ciertamente relevante, se encontraba muy por debajo de los grandes magnates que formaban el consejo del rey, y que ejercían el poder real en el país.

El joven János siguió el curso normal de la vida de los de su clase. Como caballero, ofreció sus servicios a los miembros más influyentes de la clase poderosa. Al granjearse la amistad de Stephan Lazarevic, príncipe de los serbios del norte, y Philippo Scolari, uno de los mejores soldados de Segismundo, Hunyadi encontró el camino que le hizo entrar en la corte. Poco después, se casó con Erzébet Szilágyi, hija de un noble que había sido distinguido por sus acciones militares en la frontera del reino. János acompañó al rey en su viaje a Italia y otros territorios extranjeros. En Milán conoció al condotiero Francisco Sforza, y estudió el nuevo arte militar italiano. Más tarde, estudiaría las tácticas de guerra desarrolladas por los insurgentes husitas en Bohemia.

A su regreso a casa, Hunyadi se consideró a sí mismo el mejor soldado del sur de Hungría. A pesar de no poseer un alto cargo, comandó un contingente de entre 50 y 100 hombres en la defensa ante las crecientes oleadas de ataques turcos. Sus victorias le reportaron una fama que traspasó el ámbito local (entre ellas, la de haber capturado la fortaleza de Smederevo a los otomanos). Con las tropas otomanas a punto de ocupar Serbia en 1439, el peligro de una invasión directa de Hungría era inminente. De este modo, Hunyadi fue nombrado bán (gobernador militar) de Severin (actualmente en Rumanía), un distrito expuesto a continuos ataques. Su éxito en esta campaña le reportó un rápido avance hacia honores más altos, incluyendo donaciones de dominios de tierras y otros beneficios. Fue nombrado gobernador de Transilvania, conde de Temes (actual Timis, en Rumanía), capitán de Belgrado, y líder militar del sistema defensivo de los territorios fronterizos. En poco tiempo alcanzó el nivel de poder de las familias de las baronías tradicionales. En los años que siguieron, consiguió repeler a los turcos no sólo en las fronteras de Hungría, sino también en los territorios vecinos de Walachia. Tras la muerte del Emperador del Sacro Imperio germánico Alberto II, quien, como yerno de Segismundo, también era rey de Hungría. Hunyadi apoyó (ya como consejero real) la elección del joven rey polaco Ladislao III (Ulászlo I en Hungría), con el deseo de organizar una cruzada contra los turcos.

La «Gran Campaña» tuvo lugar en otoño de 1443 e invierno de 1444. Las preparaciones necesitaban tiempo. Los problemas internos de Hungría y la hostilidad de los Habsburgo fue apaciguada con la mediación papal. Venecia y el Vaticano soportaron la financiación del armamento de Hunyadi y solventaron los problemas diplomáticos. Polonia y otros países vecinos enviaron tropas, y en Hungría el rey instauró una tasa extraordinaria para la cruzada. El mismo Hunyadi reunió entre 10.000 y 12.000 soldados bien entrenados, incluyendo veteranos checos de las Guerras Husitas. Hunyadi reconoció lo ineficaz y alejado de la realidad de las tasas y fue uno de los primeros comandantes europeos en emplear un ejército regular a gran escala. El ejército al completo, tras haber penetrado en los territorios serbios bajo la ocupación turca, se componía de un total de 30.000 hombres. Las fuerzas combinadas cruzaron el Danubio en octubre y ocuparon Nis (ahora en territorio yugoslavo), Sofía, y algunas guarniciones turcas. Las tropas de Hunyadi, a la cabeza del resto del ejército, previno a los turcos para que unificaran sus fuerzas y se dispersaran en una serie de batallas. La fuerza cruzada alcanzó los Balcanes en diciembre, aunque el frío y las dificultades le forzaron a replegarse.

Regresaron a Buda a comienzos de febrero, habiendo roto el poder del sultán en Bosnia, Bosnia Herzegovina, Serbia, Bulgaria y Albania. El éxito de la campaña no había tenido precedentes en la historia de las guerras en Europa, y trajo consigo el consiguiente entusiasmo en el mundo cristiano. El sultán Murad II abogó por la paz. La tregua, que duraba diez años, fue rota cuando se supo que una flota veneciana había sido fletada en el estrecho de los Dardanelos para prevenir las incursiones del sultán en Europa. En julio, la armada húngara tomó la ofensiva para prevenir la entrada de las fuerzas otomanas dentro de Europa. Cuando la flota veneciana falló en su intento de alcanzar los Dardanelos, el sultán cruzó con una gran armada y desbordó a las fuerzas cristianas el 10 de noviembre de 1444. No obstante, las fuerzas de Hunyadi consiguieron dispersar a la caballería turca. El ataque del rey Ladislao en el campo del sultán fue abortado. El rey fue asesinado, aunque Hunyadi consiguió escapar.

La renovación de la anarquía feudal llegó a Hungría con la muerte de Ladislao, lo que hizo necesaria medidas excepcionales; en 1446 Hunyadi fue elegido regente durante la minoría de edad del rey Ladislao el Póstumo (Ladislao VI en Hungría). Obstaculizado interiormente por la envidia de los magnates y atosigado externamente por el emperador Federico III, Hunyadi nunca restauró el poder e intentó reorganizar la base económica, política y militar del país para contraatacar a los turcos. En 1448, antes de poder tomar contacto con los aliados albaneses, alcanzó a la armada turca en Kosovo, donde perdió una encarnizada batalla. Después del descalabro, su influencia en Hungría disminuyó, y quedó como capitán general del reino con el poder de administrar los ingresos reales. Así mismo, quedó inhabilitado para organizar un contraataque contra los turcos y no pudo auxiliar a Constantinopla durante el ataque de éstos en 1453. Unos años después, el sultán Mehmed II, conquistador de Constantinopla, organizó una nueva ofensiva y en 1456 sitió Belgrado. Hunyadi aprovisionó y armó al castillo de esta ciudad, reuniendo un considerable número de mercenarios, además de un corto ejército de campesinos pobremente equipados y organizados. El contingente, a pesar de estar mal entrenado, con la ayuda de las tropas de Hunyadi ganó una de las más sobresalientes victorias en la historia de las guerras turcas el 22 de julio de 1456. No sólo el asedio fue abortado, incluso las tropas de socorro hicieron incursiones dentro del campo enemigo. Unos días más tarde Hunyadi murió de una peste que hizo mella entre las tropas. El éxito militar no resultó dañado, con no pocas consecuencias: Hungría se salvo de la conquista otomana por un período de 70 años.

Aunque nunca vio realizado el sueño de sus contemporáneos humanistas de ahuyentar el peligro turco en Europa, Hunyadi alcanzó un glorioso renombre gracias a sus considerables éxitos y al simple hecho de haber detenido a la supuestamente invencible armada turca; sus contemporáneos lo calificaron como «el único temor de los turcos«. Su hijo más joven llegó a ser rey de Hungría en 1458, conocido como Matías I.