Gregorio I, Papa y Santo (ca. 540-604).
Nació y murió en Roma (590-604). Llamado El Magno y El Grande. Fue uno de los cuatro Doctores de la Iglesia occidental. De ilustre familia romana, su padre perteneció al Senado y entre sus parientes se cuenta el Papa Félix III. Estudió derecho y abrazó la carrera política, adquiriendo una alta posición como magistrado en su ciudad. Llegó a ser pretor de Roma a los 30 años de edad, nombrado por Justino II. Tras la muerte de su padre, abandonó su carrera y se dedicó a la vida religiosa. Gastó todos sus bienes en limosnas y en edificar siete monasterios, seis en Sicilia y otro en su palacio de Roma, donde entró como benedictino. Fue nombrado a su pesar cardenal, en 557, por el papa Benedicto I. Al año siguiente Pelagio II lo envió como Nuncio cerca del emperador Tiberio, a Constantinopla. En 584 ó 585 se retiró de nuevo a su monasterio. Poco después salió en secreto para predicar en Inglaterra el Evangelio, con consentimiento del papa. Pero el pueblo lo supo y obligó a Pelagio II a llamarlo. Muerto Pelagio I, fue elegido Gregorio I por la voz unánime del senado, el pueblo y el clero. Fue consagrado a su pesar, el 3 de septiembre de 590. San Gregorio I, con su mansedumbre y caridad, sorteó los difíciles tiempos d su pontificado, en que las circunstancias eran sumamente difíciles: Italia estaba agobiada por el hambre, la peste y las inundaciones; los emperadores de Oriente trataban de imponerse a los papas; se presentía el próximo cisma de la iglesia griega; el Milanesado se obstinaba en el Cisma provocado por la condenación de los tres capítulos, etc. A él se debe la estructuración del canto gregoriano. Durante su papado, la sede de Roma volvió a adquirir preponderancia sobre la Iglesia de Constantinopla. Reformó la liturgia, inició una campaña de evangelización de las islas británicas y fundó la Schola Cantorum. A su muerte le sucedió Sabiniano.