Gossaert, Jan, «Mabuse» (1478-1532).
Pintor flamenco, conocido con el seudónimo de Mabuse, nacido en Maubeuge en 1478 y muerto en Middelburg en 1532. Los primeros años de su formación se encuentra en los Países Bajos, donde en 1503, en Amberes, se sabe que tenía un taller propio. En 1508 se marcha a Roma al servicio de Felipe de Borgoña, lo que le permite entrar en contacto con las formas del Renacimiento clásico. Para Felipe de Borgoña, trabajará más tarde en Suytburg y Utrecht. En 1524 pasa al servicio de Adolfo de Borgoña, en Middelburg, donde recibe en numerosas ocasiones encargos del rey de Dinamarca Cristian II, como el Retrato de sus hijos, realizado entre 1526 y 1527. Igualmente trabaja de forma ocasional para la corte de Malinas.
En su arte se conjuga la tradición de la pintura flamenca con las influencias recibidas de la obra de Durero y de Lucas de Leiden, además de las formas clásicas del Renacimiento italiano, que se convierte en una de las primeras manifestaciones del arte del Renacimiento en los Países Bajos. Sus primeras obras, desarrollan temas fundamentalmente sacros, como el Huerto de Getsemaní o el Tríptico Malbagna de 1510. Para pasar a cultivar con insistencia los temas mitológicos, donde abundan los decorados clásicos fantasiosos e inverosímiles, con desnudos intelectualizados y de perfiles atormentados, entre los que destacan Hércules y Deyanira, de 1517, o Dánae, de 1527. Obras de gran trascendencia son San Lucas pintando a la Virgen y Neptuno y Anfitrite, en las que resultan evidentes las influencias italianas, y que tuvieron un papel fundamental en el desarrollo de la pintura flamenca por las nuevas relaciones de color que instauran, pero sobre todo por su composición espacial.
Los retratos de Mabuse siguen la tradición flamenca de definición analítica del modelo a través del enérgico subrayado plástico del claroscuro, y crea autenticas obras maestras en Jan Carondelet realizado en 1517, Viejos cónyuges y Pareja de donantes.
La pintura de Gossaert se va a caracterizar, como la del resto de los flamencos, por su enlace con la magnífica pintura anterior, la de los denominados primitivos flamencos, de la que heredan el tratamiento de la luz, como forma de definir el espacio, algo que les enlaza con las formas de representación veneciana y el gusto por el detalle y la representación de la calidad de las cosas. El Renacimiento italiano será conocido por estos flamencos a través de su expresión romana, introducido fundamentalmente por los cartones para tapices de Leonardo da Vinci, que se tejen en Bruselas, así como conocen las ultimas obras de Rafael y las tendencias manieristas del último Miguel Ángel. Estas influencias marcan la escuela de los denominados «romanistas», según fueron calificados por ellos mismos. El manierismo de los artistas refugiados en la corte de Maximiliano y de Rodolfo les será ajeno ya que es una forma de representación que no gusta en el espíritu realista de los Países Bajos.
En Gossaert ese romanismo se expresará en la adopción del sfumato leonardesco y en el desarrollo de la musculatura siguiendo las realizaciones miguelangelescas. Así como en la introducción de fantásticas arquitecturas renacentistas, que debieron de ser conocidas a través de grabados, más que como experiencias concretas.
Bibliografía
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Catálogo. La pintura holandesa del siglo de Oro: la escuela de Utrecht. Madrid, El Viso, 1992.
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LEMAYNE, J.: La pintura holandesa. Barcelona, 1976.
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EAC.