Maina Gielgud (1945-VVVV): La figura clave en la danza clásica y contemporánea

Maina Gielgud es una de las figuras más destacadas en el mundo de la danza clásica y contemporánea. Nacida en Londres el 14 de enero de 1945, su carrera abarca varias décadas de contribuciones significativas a la danza, tanto como bailarina, coreógrafa, profesora como directora artística. Con una formación sólida y una carrera internacional, Gielgud se ha consolidado como una de las grandes innovadoras de la danza del siglo XX.

Orígenes y contexto histórico

Maina Gielgud comenzó su formación en la Escuela Hampshire de Londres, un lugar que la prepararía para un futuro brillante en el mundo de la danza. Su educación continuó con figuras icónicas como Olga Preobrajenska, Luvob Egorova y Rosella Hightower en París, quienes influyeron profundamente en su desarrollo artístico. Fue una de las grandes artistas que, a través de su formación y su impresionante talento, consolidó su nombre en el ámbito internacional.

En la década de 1960, Gielgud comenzó a forjar su camino en el ballet, debutando en los Ballets de París de Roland Petit en 1961. Fue una época crucial para el mundo de la danza, marcada por una constante evolución de los estilos y formas de expresión. Gielgud se unió a diferentes compañías, como el Grand Ballet du Marquis de Cuevas (1962), el Ballet de Milorad Miskovitch (1962) y el Gran Ballet Classique de France dirigido por Hightower (1963-66), donde perfeccionó sus habilidades y alcanzó una gran notoriedad.

Logros y contribuciones

A lo largo de su carrera, Maina Gielgud tuvo la oportunidad de trabajar con algunos de los nombres más influyentes de la danza moderna. Entre 1967 y 1971, fue solista del Ballet du XXe Siècle, donde estrenó diversas coreografías de Maurice Béjart, uno de los coreógrafos más renombrados de la danza contemporánea. Durante este periodo, Gielgud participó en la creación de ballets como Ni Fleurs, Ni Couronnes (1968), Baudelaire (1968), Bhakti (1968), Les Quatres Fils d’Aymon (1969) y Serait-ce la Mort? (1970), lo que le permitió establecerse como una intérprete versátil y una gran figura dentro de la danza contemporánea.

A lo largo de su carrera, Gielgud no solo destacó como bailarina, sino también como coreógrafa y profesora. En 1973, creó su primera coreografía, The Little Prince, para el London Festival Ballet, una pieza que mostraba su estilo único e innovador. Durante su época en el London Festival Ballet (1972-1975), también participó en eventos internacionales de prestigio como la Gran Gala Internacional de la Danza de Madrid en 1975, donde interpretó la pieza Opus 5 de Béjart. Su talento se extendió más allá de las fronteras europeas, participando también en el Festival de la Habana de 1976.

Además, Gielgud fue una gran impulsora del desarrollo y la expansión del ballet clásico, y entre 1981 y 1996, se desempeñó como directora artística del Australian Ballet, donde realizó producciones innovadoras de obras clásicas como La Bella Durmiente (1985) y Giselle (1986), la cual fue un éxito rotundo. Durante su gestión, Gielgud no solo mostró su capacidad de liderazgo, sino también su compromiso con la evolución del ballet, adaptando las grandes obras al gusto y los tiempos modernos sin perder su esencia clásica.

Momentos clave en su carrera

La carrera de Maina Gielgud está llena de hitos que marcan el crecimiento y la evolución de su arte. Algunos de los momentos más significativos incluyen:

  1. 1961: Debutó en los Ballets de París de Roland Petit.

  2. 1967-1971: Fue solista del Ballet du XXe Siècle, donde estrenó diversas obras de Maurice Béjart.

  3. 1973: Creó su primera coreografía, The Little Prince, para el London Festival Ballet.

  4. 1981-1996: Se convirtió en directora artística del Australian Ballet, donde realizó exitosas versiones de obras clásicas.

  5. 1996: Fue nombrada directora artística del Real Ballet Danés, en Copenhague, convirtiéndose en la primera mujer y persona no danesa en ocupar este cargo.

Estos momentos representan no solo su evolución artística, sino también su impacto en la danza a nivel global. La capacidad de Gielgud para combinar lo clásico con lo moderno, lo técnico con lo emocional, la hizo una de las figuras más importantes del ballet internacional.

Relevancia actual

A pesar de haberse retirado de algunas funciones como intérprete, la influencia de Maina Gielgud sigue presente en la danza contemporánea. Su trabajo como coreógrafa y directora artística continúa siendo relevante, con sus producciones y métodos de enseñanza siendo una fuente de inspiración para nuevas generaciones de bailarines y coreógrafos. Su legado no solo se mide por su capacidad para ejecutar movimientos complejos y emocionantes, sino por su habilidad para transmitir su pasión por la danza a través de su enseñanza y dirección artística.

El impacto de Gielgud también se extiende a la promoción de la igualdad de género en el mundo de la danza. Como la primera mujer en dirigir el Real Ballet Danés, rompió barreras en un campo históricamente dominado por hombres, marcando una nueva era para las mujeres en cargos de poder dentro del ámbito artístico.

Maina Gielgud también es recordada por su enfoque en la preservación y modernización de las grandes obras clásicas del ballet, siempre buscando maneras de mantener su relevancia sin perder el sentido tradicional. Su habilidad para fusionar lo antiguo con lo nuevo ha sido una parte fundamental de su legado.

La continua influencia de Gielgud, su innovadora visión artística y su contribución a la danza clásica y contemporánea aseguran su lugar en la historia de la danza, siendo una de las artistas más queridas y respetadas a nivel mundial.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Maina Gielgud (1945-VVVV): La figura clave en la danza clásica y contemporánea". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/gielgud-maina [consulta: 29 de septiembre de 2025].