Domingo Alonso de Fuenmayor (ca. 1490-1554). El primer arzobispo de América y su legado en Santo Domingo
La figura de Domingo Alonso de Fuenmayor representa una pieza clave en el engranaje religioso, jurídico y político del temprano periodo colonial en América. Como presidente de la Audiencia de Santo Domingo y posteriormente arzobispo de la misma ciudad, su papel fue determinante en la consolidación de la estructura eclesiástica y administrativa de la isla La Española. Su legado no solo transformó la vida institucional del Caribe hispano, sino que también contribuyó al afianzamiento del poder español en el Nuevo Mundo.
Orígenes y contexto histórico
Domingo Alonso de Fuenmayor nació hacia 1490 en Yanguas, una localidad de Castilla, en un momento en que España culminaba la unificación de sus reinos y emprendía su expansión ultramarina. Formado como religioso y licenciado en leyes, combinó el conocimiento jurídico con una firme vocación eclesiástica. Su trayectoria estuvo profundamente ligada al auge del poder español en América, especialmente en la isla de Santo Domingo, epicentro inicial del dominio castellano en el continente.
La isla de La Española, y en particular la ciudad de Santo Domingo, se convirtió desde principios del siglo XVI en el principal punto de control, evangelización y administración de los territorios americanos. En ese contexto, Fuenmayor sería llamado a cumplir funciones fundamentales, primero como jurista, luego como obispo y finalmente como arzobispo de la ciudad, en una época de transición y crecimiento.
Logros y contribuciones
La influencia de Fuenmayor se hizo sentir desde su nombramiento, el 14 de diciembre de 1533, como presidente de la Audiencia de Santo Domingo, en sustitución del gobierno colegiado de los oidores Zuazo, Infante y Vadillo. Desde este puesto, logró estabilizar el gobierno civil y promover el desarrollo económico, coincidiendo con un notable auge del cultivo y comercio del azúcar.
En 1539 fue designado obispo de las dos diócesis de la isla: Santo Domingo y Concepción de la Vega. Desde esta posición doble, no solo se dedicó a la administración eclesiástica, sino también a consolidar la estructura institucional de la Iglesia en América. Uno de sus principales logros fue la consagración de la catedral de Santo Domingo en 1540, cuya construcción había comenzado en 1512 pero estaba estancada. Su impulso permitió que el templo se convirtiera en el centro espiritual y arquitectónico del Caribe.
Además de estas labores, Fuenmayor fue también un importante gestor de obras religiosas y sociales. Promovió la construcción de templos, fundó un convento de clarisas y otro de mercedarios, e impulsó la educación mediante el fortalecimiento de la universidad local. Su enfoque no se limitó a lo espiritual, ya que incluso participó en la defensa de la ciudad solicitando artillería pesada, consciente de las amenazas exteriores que pesaban sobre Santo Domingo.
Momentos clave
A lo largo de su trayectoria, se destacan varios hitos fundamentales que marcaron su legado:
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1533: Nombramiento como presidente de la Audiencia de Santo Domingo.
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1539: Designación como obispo de Santo Domingo y Concepción de la Vega.
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1540: Consagración de la catedral de Santo Domingo.
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1547: La arquidiócesis de Santo Domingo adquiere independencia de Sevilla por bula del papa Paulo III.
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1548: Fuenmayor es nombrado arzobispo de Santo Domingo junto a los arzobispos de México, Zumárraga, y de Lima, Loaysa.
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1549: Regreso a Santo Domingo e inicio de una visita pastoral extensa por la isla.
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1554: Fallecimiento en Santo Domingo tras 17 años de servicio como arzobispo.
Uno de los momentos más tensos de su carrera fue cuando fue residenciado por Alonso López Cerrato, acompañado por los oidores Cervantes y Guevara. Este proceso de fiscalización obligó a Fuenmayor a regresar a España para defender su gestión ante el Consejo de Indias. No obstante, su defensa fue exitosa, pues no solo fue absuelto, sino que fue elevado a la dignidad de arzobispo en 1548, un reconocimiento a su competencia y lealtad a la Corona.
Relevancia actual
La figura de Domingo Alonso de Fuenmayor sigue siendo significativa por varias razones. En primer lugar, fue uno de los primeros arzobispos de América, y el primero en Santo Domingo, lo que lo convierte en pionero de la estructura jerárquica eclesiástica en el continente. Su labor sentó las bases de lo que sería la Primada de Indias, título que confería a la arquidiócesis de Santo Domingo un rango preeminente sobre otras sedes episcopales de América Hispana.
Su vida y obra representan una muestra del modelo de gobierno colonial eclesiástico-civil que España desarrolló en sus territorios americanos, donde figuras como Fuenmayor ejercían al mismo tiempo funciones administrativas, religiosas y sociales. La catedral que consagró sigue siendo hoy uno de los símbolos más importantes de la herencia colonial en el Caribe, y su labor pastoral marcó un precedente para la evangelización de los pueblos originarios.
Además, Fuenmayor encarna la visión de una Iglesia activa no solo en lo espiritual, sino también en lo social, educativo y político. Su preocupación por la educación, expresada en el impulso a la universidad local, y su colaboración en la defensa militar de la ciudad, muestran a un personaje multifacético, comprometido con el bienestar integral de la sociedad dominicana de su tiempo.
Bibliografía
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Fernández de Oviedo, G. Historia General y natural de las Indias. Madrid, Atlas, 1959, 5 t.
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Lopetegui, I.; Zubillaga, F.; Egaña, A. Historia de la Iglesia en la América Española. Madrid, 1965, 2 vols.
MCN Biografías, 2025. "Domingo Alonso de Fuenmayor (ca. 1490-1554). El primer arzobispo de América y su legado en Santo Domingo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/fuenmayor-domingo-alonso-de [consulta: 9 de julio de 2025].