Felipe V, Rey de Francia y I de Navarra (1294-1322). El monarca que forjó un nuevo camino para Francia
Felipe V de Francia, conocido como «el Largo», fue un monarca que desempeñó un papel crucial en la historia de Francia en el siglo XIV. Nacido en 1294, hijo de Felipe el Hermoso y Juana de Navarra, su reinado dejó una huella significativa en la política, la economía y la estructura administrativa del país. Tras la muerte de su hermano, Luis X, Felipe V accedió al trono en un contexto de incertidumbre dinástica, enfrentando desafíos internos y externos que definirían su legado.
Orígenes y contexto histórico
Felipe V nació en 1294, siendo el segundo hijo del rey Felipe el Hermoso y Juana de Navarra. Su madre, Juana, era una figura importante en la política europea de la época, ya que era la reina consorte de Navarra y una figura clave en las complejas relaciones entre Francia y los reinos vecinos. Desde su nacimiento, Felipe estuvo destinado a ser una figura prominente dentro de la casa real francesa.
La Francia de principios del siglo XIV era un reino poderoso, pero también un territorio marcado por tensiones políticas y sociales. Durante la juventud de Felipe V, la muerte prematura de su hermano mayor, Luis X, provocó una crisis de sucesión que puso en jaque la estabilidad del reino. El joven Felipe se encontraba en una posición delicada, ya que la sucesión de su hermano era incierta y, además, su país enfrentaba tensiones internas debido a los problemas de la Hacienda Pública, la gestión de las cosechas y la creciente presión social.
Logros y contribuciones
Consolidación del poder
Cuando en 1316 Luis X, hermano de Felipe V, falleció repentinamente, el reino se encontró en una grave crisis. Luis X había dejado una hija, pero también una esposa embarazada, Clemencia de Hungría. El Parlamento francés decidió, en una jugada política controvertida, que Felipe V asumiera la regencia del reino durante la espera del nacimiento del hijo de Luis X, lo que le dio un poder temporal considerable. En 1316, el nacimiento del hijo, Juan I el Póstumo, solo acentuó la inestabilidad política, ya que el pequeño murió a los pocos días de su nacimiento. Con la muerte de Juan I, Felipe fue coronado rey de Francia el 9 de enero de 1317, lo que consolidó su poder.
Uno de los logros más trascendentales de su reinado fue la promulgación de la Ley Sálica en 1317, una ley que prohibía la sucesión al trono de mujeres, estableciendo así que solo los hombres podían heredar la corona de Francia. Esta ley tuvo implicaciones duraderas para la dinastía capeta, pues sentó las bases para el futuro conflicto dinástico con la Casa de Valois.
A lo largo de su reinado, Felipe V enfrentó numerosas dificultades económicas debido a las malas cosechas, las sequías y las crisis fiscales. Para hacer frente a estos problemas, impulsó una serie de reformas fiscales y administrativas. Una de las medidas más significativas fue la reestructuración de la Hacienda Pública, que permitía a la monarquía financiar sus campañas y proyectos sin recurrir a la presión sobre los campesinos y las clases bajas. Felipe se comprometió a centralizar la administración en torno a París, lo que permitió un mejor control del reino y facilitó la creación de un sistema unitario de pesos y medidas, aunque esta reforma no se completó debido a las resistencias locales.
Otro aspecto clave de su reinado fue su enfoque hacia los nobles y las ciudades. Felipe V trató de reducir el poder de la nobleza, apoyándose en las ciudades, que le ofrecieron un respaldo más fiable. Además, durante su gobierno se produjo una mejora en las relaciones entre la monarquía y la burguesía urbana, lo que contribuyó al fortalecimiento de la monarquía frente a los intereses feudales.
Momentos clave de su reinado
La revuelta de los campesinos
En 1320, Felipe V tuvo que hacer frente a una revuelta de los campesinos, descontentos por las malas cosechas y la situación de miseria en la que vivían. Los campesinos, hambrientos y desesperados, se dirigieron a París, donde cometieron actos de violencia y mataron al gobernador de la prisión del Châtelet. A continuación, liberaron a los prisioneros y extendieron la revuelta por todo el país. Los rebeldes acusaron a los judíos de envenenar los pozos y causantes de la hambruna que asolaba el reino. Aunque la revuelta fue sofocada por el ejército real, la persecución contra los judíos continuó durante años, dejando una mancha en el reinado de Felipe V.
La centralización del poder
Uno de los mayores logros de Felipe V fue su capacidad para consolidar el poder real y centralizar la administración. Durante su gobierno, el sistema feudal fue sometido a una presión creciente, y la figura del rey se consolidó como la principal autoridad del reino. A pesar de la resistencia de los nobles, Felipe V dio pasos firmes para reforzar su control sobre el reino, lo que contribuyó al nacimiento de la nación francesa.
Relevancia actual
El legado de Felipe V, aunque marcado por algunos de los desafíos más difíciles de la historia de Francia, fue crucial para la consolidación del poder real y el fortalecimiento de la monarquía. Las reformas que impulsó, como la Ley Sálica y su trabajo por centralizar la administración, fueron claves para el desarrollo de una Francia unificada y moderna.
El impacto de la Ley Sálica perduró en la historia de Francia, ya que fue una de las principales causas de la guerra de sucesión en el siglo XIV, un conflicto que definió la relación de Francia con otras casas reales europeas. Además, las reformas económicas y fiscales que implementó Felipe V sirvieron como modelo para futuras generaciones de monarcas franceses.
La figura de Felipe V también es importante porque, en su corta pero intensa etapa como monarca, marcó un cambio de rumbo para Francia. Con su muerte prematura en 1322, el trono pasó a su hermano Carlos IV, pero el trabajo realizado por Felipe en su reinado dejó una impronta duradera en la historia del país.
Felipe V fue un monarca clave en la historia de Francia, cuyas políticas y decisiones marcaron un antes y un después en la consolidación del poder real. A través de su visión centralizadora y sus reformas sociales y económicas, contribuyó al fortalecimiento de la nación francesa, dejando un legado que perduró mucho más allá de su tiempo en el trono.
Familia y descendencia
Felipe V tuvo un matrimonio importante con Juana de Borgoña, hija del conde de Borgoña Otón IV. Juntos tuvieron varios hijos, aunque uno de los momentos más trágicos de su vida fue la muerte prematura de su único hijo varón, Luis, en 1317. Tras su fallecimiento, el trono pasó a manos de su hermano Carlos IV. De su matrimonio nacieron cuatro hijas: Juana, que se casó con el duque de Borgoña Eudes IV; Margarita, que se unió en matrimonio con Luis de Nevers, conde de Flandes; Isabel y Blanca.
El destino de sus hijas y la falta de un heredero varón serían factores importantes en las luchas dinásticas que siguieron en Francia.
MCN Biografías, 2025. "Felipe V, Rey de Francia y I de Navarra (1294-1322). El monarca que forjó un nuevo camino para Francia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/felipe-v-rey-de-francia-y-i-de-navarra [consulta: 28 de septiembre de 2025].