Luis X, Rey de Francia y I de Navarra (1289-1316).


Rey de Francia y Navarra, llamado el Obstinado, hijo de Felipe IV, y de Juana I de Navarra, nacido en París el 4 de octubre de 1289 y muerto en Vincennes el 5 de junio de 1316.

En 1305, a la muerte de su madre, los navarros pidieron a Felipe IV que les diera a Luis como rey, a lo que el monarca francés consistió. Ese mismo año, adoptó los títulos franceses de su madre, conde de Champaña y de Brie. Con su figura comenzó el reinado de la casa de Francia en Navarra. En 1307 fue coronado en Pamplona como Luis I de Navarra. Su política inmediata consistió en encarcelar y exiliar a los nobles navarros y rodearse de consejeros franceses de su confianza. Permaneció en Navarra hasta 1314, fecha en la que falleció su padre, por lo que tuvo que viajar a París para ser coronado como rey de Francia. Entre la muerte de Felipe IV y la llegada de Luis a París, el trono de Francia estuvo ocupado por el regente Carlos de Valois, tío de Luis.

Cuando llegó a París se encontró con un reino sumido en el caos y el mal gobierno: los clérigos pagaban unos elevados impuestos que hacían recaer a su vez sobre el pueblo llano; los nobles tenían que soportar el terrible peso de las leyes suntuarias, que una vez más trasladaban a sus siervos; y por último, la situación del pueblo era absolutamente desesperada, ya que a las cargas anteriores se sumaban las suyas propias. Por todo ello, a la muerte de Luis estalló la sublevación general, todos los estamentos se levantaron contra el poder real y el excesivo peso de los impuestos. Luis VIII, aconsejado por su tío Carlos de Valois, que era quien ejercía realmente el poder, concedió a los descontentos una serie de beneficios con la idea de aplacar los ánimos y disolver las ligas que contra él se habían formado. Envió comisionados por todo el territorio con la orden de llamar a Asamblea General, para que el pueblo pudiese presentar sus quejas ante el monarca; al tiempo que sancionaba a aquellos oficiales reales sobre los que había quejas fundadas. Concedió igualmente, una serie de cartas y privilegios en Normandía, Borgoña, Champaña, Picardía, Languedoc, Auvernia y la Bretaña; así como al clero y a la nobleza.

Toda la política pacificadora de Luis VIII se vino abajo con motivo del conflicto acontecido por la sucesión del conde de Artois. Una vez más, todos los nobles descontentos aprovecharon la oportunidad para alzarse en armas. Los ministros del rey fueron perseguidos y, un dato importante, Carlos de Valois se encontraba detrás de la sublevación, ya que con anterioridad había sido depuesto por su sobrino y sustituido, tanto él como otros príncipes de sangre, por un grupo de legistas y favoritos reales. La oposición de Carlos de Valois no se dirigió contra el rey, sino contra la persona de Enguerrando de Marigny, principal ministro de Felipe IV, y que Carlos de Valois consiguió que fuese ejecutado.

En política exterior, el corto reinado de Luis VIII dio para poco. En 1315 inició una guerra contra Flandes, que realmente nunca tuvo lugar, ya que los ejércitos franceses tuvieron que retirarse antes de iniciar los combates debido a las inundaciones y a las enfermedades que mermaron a la tropa.

Luis VIII fue un rey altamente impopular debido a que tomó una serie de medidas encaminadas a recuperar la economía del reino, pero que dado su corto reinado no tuvieron tiempo de aplicarse correctamente. Evitó la expulsión de los judíos del territorio francés, como medio para sostener la economía; impuso un pesado sistema fiscal al pueblo, y devolvió a los siervos de la corona el derecho de comprar su libertad.

Estuvo casado con Margarita de Borgoña, hija de Roberto II de Borgoña, con la cual tuvo una hija llamada Juana que fue reina de Navarra por su matrimonio con Felipe de Evreux. Margarita fue asesinada por orden del propio rey o de Carlos de Valois, en el castillo de Gaillard des Audelys. De su segundo matrimonio con Clemencia de Hungría, hija de Carlos Martel, rey de Hungría, tuvo un hijo póstumo, Juan I, que le sucedió en el trono, pero que debido a la brevedad de su vida, diez días, algunos historiadores no le cuentan entre los reyes de Francia. Le sucedió Felipe V.