Escudero García de Goizueta, Francisco (1913-2002).


Compositor español nacido en Zarautz (Guipúzcoa) el 13 de agosto de 1913 y fallecido en San Sebastián el 7 de junio de 2002. Desde su infancia y hasta los doce años, fue miembro de la banda de música de su localidad natal como flautista y oboísta. Posteriormente estudió con Beltrán Pagola en el Conservatorio de San Sebastián desde su fundación en 1928. Ese mismo año estrenó sus Cinco piezas para orquesta de cuerda. En 1931 se trasladó a Madrid para estudiar en el conservatorio de la capital con Conrado del Campo. Al año siguiente recibió una beca de estudios para Francia y Alemania, países donde ampliaría sus conocimientos de composición y dirección de orquesta con los maestros Le Flem, Dukas y Albert Wolff.

Antes de la Guerra Civil Española (1936-1939), la producción musical de Escudero ya era bastante amplia, con obras como una sinfonía, un poema sinfónico y un Cuarteto de cuerda grabado e interpretado en muchas ocasiones. Tras la contienda vinieron unos años de menor actividad para el compositor. De esa época destacan dos series de canciones populares. En 1944 compuso obras significativas como el ballet Sueño de un bailarín, donde mostraba un buen manejo de materiales abstractos, o el poema coral Ay de mi Alhama, de tintes musicales nacionalistas. En 1945 fue nombrado director de la Sociedad Coral Bilbaína. Fruto de esos años son el Himno de San Mamés y la Misa en Re.

El siguiente período de su obra se inició con el exitoso Concierto vasco para piano y orquesta, que fue premiado en el concurso homenaje a Manuel de Falla en 1947 y estrenado por la Orquesta Nacional bajo la batuta de Ataúlfo Argenta. En este concierto, que determinó su línea futura, Escudero utilizó materiales vascos y les dio un tratamiento similar a los de sus coterráneos Guridi o Usandizaga. En 1948 ocupó la cátedra de Armonía y Composición en el Conservatorio de San Sebastián.

Las primeras obras de esta nueva fase, en la que compaginó pedagogía y composición, fueron su oratorio Illeta, de 1953, en el que consiguió grandes logros expresivos, y el poema sinfónico Aránzazu (1956), una inclinación romántica sobre materiales nacionalistas. Illeta recibió un premio de la Diputación de Guipúzcoa en el centenario de la muerte de Iparraguirre. Su labor como director fue intensiva en estos años, en los que se hizo cargo de la Banda Municipal de San Sebastian (1960-1969), la Orquesta de Cámara de Guipúzcoa y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio.

En 1963, y tras cinco años de esfuerzo, finalizó la ópera Zigor, que fue interpretada por la Orquesta Sinfónica de Viena en 1967. En ella intentó trabajar un material derivado del folclore vasco y mostró en varios fragmentos una gran independencia de escritura, que superaba en muchos casos los planteamientos musicales que había utilizado en sus anteriores obras de carácter nacionalista.

En los años setenta del siglo XX, Escudero recibió encargos de diversas instituciones españolas; tal es el caso del Concierto para violonchelo y orquesta, escrito por encargo de la Orquesta Nacional en 1972, o la Sinfonía sacra, compuesta con motivo de la inauguración del órgano del Palau de la Música de Barcelona. En esta sinfonía, una de las obras más significativas de su carrera, Escudero desarrolló un discurso más formal y descriptivo, y logró una construcción muy cuidada y una estructura polifónica de gran solidez. Por su parte, en el Concierto para violonchelo y orquesta siguió un estilo ecléctico y progresista cercano al del compositor Xavier Montsalvatge, pero aportando siempre su impronta personal.

En la siguiente década escribió también obras por encargo, como el oratorio San Juan Bautista, a petición del Ayuntamiento de Zarautz, y la ópera Gernika, estrenada en Bilbao para conmemorar el cincuenta aniversario del bombardeo de la localidad vizcaína de Guernica.

Escudero fue un compositor de influencia romántica que otorgó gran valor a las vivencias personales, que después vertía en su obra musical. Al cumplir treinta años dirigió su música hacia el nacionalismo tras haber realizado un profundo estudio del folclore vasco. Buena muestra de ello son sus obras anteriormente citadas Illeta, Aránzazu y Zigor, así como Itziar, compuesta en 1956.