Joan Ram Escriváde Romaní (ca. 1430–ca. 1503): Aristócrata, Diplomático y Literato Valenciano

Joan Ram Escrivá de Romaní (ca. 1430–ca. 1503): Aristócrata, Diplomático y Literato Valenciano

Orígenes y Primeros Años

Orígenes y Contexto Familiar

Joan Ram Escrivá de Romaní nació en Valencia alrededor de 1430, en el seno de una familia aristocrática que, aunque de origen converso, se había establecido firmemente en la nobleza valenciana. El linaje Escrivá tiene sus raíces en el siglo XIII, cuando uno de sus miembros, Guillem Escrivá, acompañó al rey Jaime I en la conquista de la ciudad de Valencia. A pesar de sus orígenes conversos, la familia logró integrarse en la aristocracia, a menudo enfrentándose a la persecución y a los procesos inquisitoriales que marcaron a los descendientes de los conversos en la Edad Media. Su ascenso social estuvo estrechamente vinculado a su colaboración con la monarquía aragonesa, que favoreció a la familia debido a sus servicios prestados en tiempos de guerra y en la administración del reino.

A lo largo de las generaciones, la familia Escrivá se fue consolidando en el territorio, con un papel destacado en el reino de Valencia. Fue en este contexto de consolidación social y política donde nació Joan Ram Escrivá, quien pertenecía a la rama de los barones de Patraix, una de las dos ramas de la familia derivadas de la unión de Eiximén Pérez Escrivá de Romaní con Beatriz Ram, un matrimonio que dio origen a una escisión del linaje. La otra rama de la familia fue la de los barones de Beniparell, representada por el primogénito del matrimonio. Este contexto familiar y social ofreció a Joan Ram las bases sobre las que edificaría su futura carrera tanto en el ámbito político como en el literario.

Formación y Primeras Experiencias

Aunque se desconoce mucha información acerca de su infancia y juventud, se supone que Joan Ram creció en un entorno cercano a la corte de los Trastámara, la dinastía aragonesa que dominaba el reino en esos tiempos. Durante su juventud, la vida política de la Corona de Aragón estaba marcada por la inestabilidad interna, como lo evidencian los conflictos entre el rey Juan II de Aragón y su hijo, el príncipe Carlos de Viana. Estos enfrentamientos, que desembocaron en la rebelión de los catalanes, ofrecieron a Joan Ram su primera oportunidad para destacarse.

En 1472, Joan Ram Escrivá fue elegido jurado de la ciudad de Valencia y participó en la defensa del rey Juan II en los asedios de Perelada y Perpiñán. Estos conflictos se enmarcaron dentro de la guerra civil catalana, donde los seguidores del príncipe Carlos de Viana se levantaron contra el monarca. La contribución de Escrivá fue particularmente destacada en la defensa de Perpiñán, donde logró una victoria importante al derrotar a los agramonteses, facilitando así la conservación de este enclave pirenaico para la causa de Juan II. En el relato del erudito valenciano V. Ximeno, se describe la valiosa intervención de Joan Ram Escrivá en este contexto bélico:

“No solo metió [Joan Ram] socorro en todas las fortalezas del Rosellón que seguían la voz del Rey Don Juan, sino que ganó dos villas grandes; y viniendo muchas veces a pelea con los franceses, en una de ellas derrotó y mató al Capitán Monsieur de Agramont, y abrió el camino a la rendición de Perpiñán.”

Este episodio bélico fue el primer gran hito de Joan Ram Escrivá, quien demostró su valía como líder militar y estratega, habilidades que serían cruciales para su futura carrera en la administración y diplomacia del reino.

Al finalizar este episodio, su figura comenzó a ganar prestigio dentro de la corte aragonesa. Gracias a sus servicios, en 1476 fue nombrado castellano de Morella, una de las fortalezas más importantes de la Corona de Aragón. Este cargo consolidó su posición dentro de la nobleza y aumentó su influencia en la política interna del reino. En estos años, Joan Ram Escrivá empezó a ganar la confianza de la monarquía aragonesa, lo que le abriría las puertas de cargos aún más relevantes en el futuro.

Ascenso a la Nobleza y su Función en la Corte de los Reyes Católicos

La Carrera Militar y Política

El ascenso de Joan Ram Escrivá dentro de la nobleza valenciana continuó con el paso del tiempo. En 1479, tras la muerte del rey Juan II de Aragón, Fernando el Católico asumió el trono y continuó con la política de consolidación de la Corona de Aragón, especialmente en Valencia. Fue en este periodo cuando Joan Ram Escrivá obtuvo uno de los cargos más prestigiosos de su carrera: el de Maestre Racional del reino de Valencia, un puesto de gran responsabilidad en la administración del reino.

Este cargo le confería el control sobre la fiscalidad del reino y lo convertía en el encargado de supervisar las cuentas públicas, lo que le proporcionó una gran influencia económica y política. La reestructuración del oficio bajo su mandato fue notable, pues se encargó de liquidar cuentas pendientes y elevar la capacidad de maniobra del racionalato, lo que consolidó aún más su prestigio. Según el análisis de E. Cruselles, la administración de Escrivá fue fundamental para fortalecer las arcas del reino, y su gestión como Maestre Racional lo situó entre los caballeros más destacados en el reino de Valencia.

Uno de los eventos más relevantes de su carrera fue su participación en la entrada de los Reyes Católicos a la ciudad de Valencia en 1481. Joan Ram Escrivá ocupó una posición destacada en este acto, lo que reflejaba su elevado estatus dentro de la corte de los Trastámara. En 1488, debido a su creciente confianza dentro de la monarquía, Fernando el Católico le concedió la fortaleza de Callosa, un enclave estratégico en el reino, para que lo administrara y defendiera. Este hecho consolidó aún más su poder e influencia, al tiempo que le permitió reforzar su posición dentro de la nobleza valenciana.

Paralelamente, Joan Ram Escrivá no solo se preocupó por su propia posición, sino que también trabajó para asegurar el futuro de su familia. En 1492, adquirió la otra mitad de la baronía de Patraix, lo que le permitió titularse barón de Patraix de manera completa. A su vez, trató de asegurar prebendas para sus hijos, como una canonjía para su primogénito, Ángel Ram Escrivá, y un puesto en la casa real aragonesa para su segundo hijo, también llamado Joan Ram Escrivá. Estas acciones reflejan no solo su ambición personal, sino también su deseo de cimentar el poder de la familia dentro del tejido político del reino de Aragón.

Relación con Fernando el Católico

La relación de Joan Ram Escrivá con Fernando el Católico fue esencial para su carrera y su consolidación en la corte. Escrivá fue uno de los hombres de confianza del rey aragonés, y su ascenso en el reino de Valencia fue una manifestación del favor real que disfrutaba. Además de sus tareas administrativas, Joan Ram Escrivá desempeñó un papel en diversas negociaciones y gestiones que favorecieron los intereses de la Corona de Aragón.

Sin embargo, fue en el ámbito diplomático donde Joan Ram Escrivá comenzó a jugar un papel fundamental. Su capacidad como administrador le permitió también actuar con eficacia en las tareas diplomáticas y estratégicas. Durante el reinado de los Reyes Católicos, se le encomendaron diversas misiones que involucraban tanto la defensa de los intereses aragoneses como la expansión del poder de la Corona en territorios estratégicos. Es en este contexto que se le asigna una misión diplomática crucial: la representación de Fernando el Católico en la corte de Nápoles, donde negociaría cuestiones clave con los reyes napolitanos, alineando a los territorios italianos con las aspiraciones de la monarquía aragonesa.

A través de sus servicios en el racionalato y su éxito como embajador, Joan Ram Escrivá logró acumular poder e influencia, alcanzando un nivel de prestigio sin precedentes dentro de la corte aragonesa. Esta fase de su vida marcó su consolidación como una figura clave en la política interna y externa de la Corona de Aragón, lo que permitió a su familia disfrutar de una posición privilegiada en la corte durante las siguientes décadas.

El Diplomático y Embajador en Nápoles

Embajador en Nápoles

En 1495, Joan Ram Escrivá desempeñó una de las misiones diplomáticas más importantes de su carrera al ser enviado como embajador de Fernando el Católico a Nápoles. Este encargo formaba parte de la política expansiva de los Reyes Católicos en Italia, en particular en lo que respecta a la región de Calabria. El contexto era el de una Europa dividida, en la que las potencias francas e italianas estaban constantemente en conflicto, y Fernando el Católico buscaba reforzar su presencia en el Reino de Nápoles para contrarrestar la influencia de Francia en la península itálica.

Durante su estancia en Nápoles, Escrivá negociaba con las autoridades locales y mediaba en los conflictos entre los monarcas italianos, especialmente con Alfonso de Nápoles, quien gobernaba el reino. En Ischia, un territorio clave en el mar Tirreno, se llevaron a cabo negociaciones para la cesión de varias fortalezas a la Corona de Aragón, lo que fue una victoria diplomática significativa para Fernando el Católico. Este tipo de acuerdos ayudaba a consolidar el control aragonés sobre el sur de Italia, mientras se debilitaba la posición de los franceses en la región.

Además, durante su misión en Nápoles, Escrivá tuvo que lidiar con una situación tensa, exacerbada por las intervenciones militares de las potencias extranjeras y los intereses contrapuestos dentro de la corte napolitana. En este contexto, su habilidad diplomática y su capacidad de negociación fueron esenciales para asegurar la estabilidad en los territorios del reino.

No obstante, las tensiones políticas se intensificaron en 1495 con la llegada del ejército aragonés bajo el mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, quien tenía la misión de asegurar la victoria militar de Aragón en Nápoles. Escrivá, desde su puesto como embajador, desempeñó un papel importante en el suministro de recursos y en la organización de refuerzos para las tropas del Gran Capitán, garantizando la continuidad de las operaciones militares que finalmente llevaron a la victoria sobre las fuerzas franco-napolitanas.

Sin embargo, no todo fueron éxitos durante su misión en Italia. A finales de 1495, mientras se encontraba en Nápoles, Joan Ram Escrivá fue atacado por un grupo de bandidos. Este asalto le costó la pérdida de varios documentos y objetos valiosos que eran cruciales para su misión diplomática, lo que marcó uno de los momentos más difíciles de su carrera. A pesar de este revés, Escrivá logró mantenerse firme en su objetivo y, con el tiempo, sus esfuerzos contribuyeron a la consolidación del dominio aragonés en el sur de Italia.

Conflictos y Fricciones Diplomáticas

A medida que pasaban los años, Joan Ram Escrivá se vio envuelto en fricciones diplomáticas con algunos de los actores más influyentes de la corte aragonesa. Uno de los episodios más significativos en este sentido fue el desacuerdo con Gonzalo Fernández de Córdoba, quien, como comandante militar, se encontraba bajo las órdenes de Fernando el Católico en Nápoles.

En octubre de 1496, tras la muerte de Ferrante II, el trono de Nápoles pasó a ser ocupado por Fadrique, el tío del fallecido monarca. Joan Ram Escrivá intentó influir en el cambio de régimen, tratando de incitar al pueblo napolitano a que se alineara con los intereses de Fernando el Católico, pero esta intervención chocó con las órdenes que había recibido el Gran Capitán, quien prefería seguir la vía diplomática acordada entre las potencias involucradas. Esta discrepancia entre los dos hombres reflejó una tensión creciente en la relación entre Escrivá y la corte aragonesa, especialmente en lo que respecta a la forma en que se debía gestionar la política internacional de la monarquía.

Este desacuerdo tuvo repercusiones en su carrera, ya que, aunque Escrivá siguió siendo considerado un diplomático hábil, su relación con el Gran Capitán y otros actores importantes de la corte se deterioró. A partir de este momento, el Maestre Racional de Valencia dejó de jugar un papel central en las grandes empresas diplomáticas del reino, y su influencia fue declinando poco a poco. A pesar de ello, su prestigio continuó siendo relevante en algunos círculos, aunque fue relegado a funciones menores en la administración.

Al llegar a los primeros años del siglo XVI, Joan Ram Escrivá comenzó a retirarse de las grandes tareas diplomáticas y se dedicó a asuntos más locales. En 1500, ya de vuelta en su ciudad natal, se ocupó de gestionar la parte económica del impuesto que el reino de Valencia debía pagar a la corona por el matrimonio de Isabel de Castilla con Manuel el Afortunado de Portugal. Este fue uno de los últimos encargos oficiales que recibió como Maestre Racional antes de renunciar al cargo en 1501.

Últimos Años, Retiro y Legado Literario

Últimos Años y Retiro en Valencia

Tras la renuncia al cargo de Maestre Racional en 1501, Joan Ram Escrivá se retiró a su ciudad natal, Valencia, para vivir sus últimos años en un ambiente más tranquilo. A pesar de su edad avanzada, Escrivá continuó desempeñando un papel en la vida pública y económica de la ciudad, especialmente en cuestiones relacionadas con la fiscalidad y la administración del reino. En 1500, el rey Fernando el Católico le solicitó que, en su calidad de Maestre Racional, se encargara de liquidar ante la hacienda regia los impuestos correspondientes a la boda de su hija Isabel de Castilla con el rey Manuel de Portugal, un trámite importante que reflejaba aún la confianza que el monarca tenía en él.

Este último encargo público fue una de las últimas veces que Joan Ram Escrivá intervino en los asuntos oficiales de la Corona de Aragón. Sin embargo, el ambiente de retiro fue también una oportunidad para que Escrivá se dedicara más a su vida espiritual. Según la tradición, Escrivá experimentó una profunda reflexión religiosa en sus últimos años, retirándose a la Iglesia de las Monjas de la Santísima Trinidad en Valencia, donde se dedicó a la oración y a la penitencia. En esta etapa final de su vida, se le atribuye un momento revelador, en el que, según relata el erudito V. Ximeno, pidió a Dios un plazo para arrepentirse de sus pecados, recibiendo la respuesta de «un año». El relato asegura que cumplió con su propósito de enmienda, y que su muerte ocurrió al finalizar ese período, lo que sugiere que su vida culminó en un acto de profunda fe y arrepentimiento.

Joan Ram Escrivá falleció probablemente hacia 1503, dejando una huella profunda tanto en la política del reino de Valencia como en la cultura literaria de la época. Su muerte fue acompañada de cierto recogimiento, y su legado continuó resonando en la memoria colectiva de su tiempo.

Aportaciones Literarias

A pesar de su prominente carrera en la diplomacia y la administración, Joan Ram Escrivá también dejó un legado significativo en el ámbito literario, especialmente dentro del contexto cultural del reino de Valencia. En este periodo, la literatura valenciana experimentaba un auge, en el que figuras como Bernat Fenollar y Joan Rois de Corella estaban presentes en las tertulias literarias que marcaron el pre-humanismo de la región. Escrivá, aunque principalmente conocido por su papel político, también fue un participante activo en estos círculos literarios, donde se debatían temas religiosos, filosóficos y poéticos.

Su implicación en la literatura valenciana se refleja en su colaboración en diversas obras escritas en la lengua valenciana, como la «Contemplació a Jesus Crucificat», que coescribió con Mosén Fenollar, uno de los poetas y gramáticos más destacados de la época. Además, se le atribuyen otras obras como la «Obra feta sobre un deport de la Albufera» y un razonamiento en prosa dirigido a Joan Rois de Corella, otro gran poeta valenciano. Estas composiciones muestran su erudición y su profunda comprensión de los temas espirituales y literarios que dominaban el pensamiento del momento.

Una de las cuestiones más debatidas respecto a su legado literario es la identificación de Joan Ram Escrivá como el «Comendador Escrivá», un poeta cancioneril conocido por sus composiciones en lengua castellana. Esta hipótesis fue propuesta por el académico M. de Riquer y es aceptada por muchos estudiosos, aunque no sin algunas dudas. La relación de Escrivá con la corte literaria de Valencia y su participación en las tertulias literarias de la época hacen plausible que él sea el autor de algunas de las piezas más notables de la poesía cancioneril.

Uno de los poemas más conocidos atribuidos al Comendador Escrivá es «Ven, Muerte, tan escondida», una pieza que refleja el tono melancólico y filosófico característico de la poesía de la época, que aborda temas como la fugacidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Este poema fue admirado por escritores posteriores, como Baltasar Gracián, quien lo consideró un ejemplo de agudeza literaria.

El legado de Joan Ram Escrivá como poeta no se limitó a la corte valenciana. Su influencia se extendió a lo largo del Siglo de Oro, y sus versos llegaron a ser citados y estudiados por autores posteriores, lo que demuestra la perdurabilidad de su estilo literario.

Legado y Reinterpretaciones Posteriores

A lo largo de los siglos, el legado de Joan Ram Escrivá ha sido objeto de diversas interpretaciones. En su época, fue conocido principalmente como un hombre de confianza en la corte de los Reyes Católicos, un diplomático hábil y un administrador eficaz. Sin embargo, su faceta como literato, aunque reconocida por algunos contemporáneos, fue eclipsada por su papel en la política y la guerra. Solo con el tiempo, y a medida que los estudios literarios han rescatado la figura del Comendador Escrivá, ha sido posible apreciar en su totalidad su contribución a la poesía valenciana.

Hoy en día, Joan Ram Escrivá es recordado tanto por su capacidad diplomática como por su dedicación a las letras. Su figura encarna la transición entre la Edad Media y el Renacimiento en Valencia, y su legado sigue vivo en la memoria de aquellos que estudian la historia política y cultural de la Corona de Aragón.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Joan Ram Escriváde Romaní (ca. 1430–ca. 1503): Aristócrata, Diplomático y Literato Valenciano". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/escriva-de-romani-joan-ram [consulta: 29 de septiembre de 2025].