El-Guerruj, Hicham (1974-VVVV).


Hicham El Guerrouj.

Mediofondista marroquí nacido el 14 de septiembre de 1974 en Berkane. Heredero de sus compatriotas Khalid Skah y Said Aouita, está considerado como uno de los mejores corredores de medio fondo de finales del siglo XX y principios del XXI.

Para rastrear su primera medalla como atleta es necesario retroceder en el tiempo hasta 1992, cuando con 18 años consiguió la medalla de bronce en los 5.000 m del Mundial Junior. Cuando realmente empezó a destacar como deportista fue durante los Campeonatos del Mundo celebrados en Niza en 1994, donde consiguió un registro en 1.500 m de tan sólo 3’33»61»’. Al año siguiente participó en los mundiales de Göteborg, donde consiguió la plata tras Morceli, que cruzó la línea de meta en primera posición. Esto supuso su reconocimiento como «príncipe» de las pistas, predestinado a suceder a los reyes de este tipo de competición. Fue ese mismo año cuando El-Guerruj consiguió su primera gran victoria, que se produjo durante el Mundial en Pista Cubierta. Ya nadie dudaba de su dominio en las pistas.

Durante los Juegos Olímpicos celebrados en 1996 en Atlanta, su meteórica carrera atravesó un bache, motivado por su afán de igualar e incluso superar los logros conseguidos por su ídolo Said Auita, que consiguió el oro en los Juegos olímpicos de Los Ángeles. El-Guerruj corrió los 1.500 m, pero tropezó y cayó en la pista. Su fotografía, caído en el suelo, Morceli tambaleándose y Fermín Cacho saltando por encima de él, dio la vuelta al mundo.

Su «redención» vino en el Grand Prix, cuando derrotó a Morceli, imbatido desde la final olímpica de Barcelona y que por primera vez, desde 1990, no era líder de la temporada. El «príncipe» estaba preparado para ser el «rey» de las pistas. Su consagración definitiva tuvo lugar en el Mundial de Atenas de 1997, donde El-Guerruj se impuso a los grandes corredores de medio fondo, entre los que se encontraban Morceli, Fermín Cacho y Reyes Estévez. Al año siguiente batió el récord del mundo de 1.500 en la Gala de Oro celebrada en Roma; El-Guerruj bajó el registro de Morceli en 1»37»’ segundos, y estableció un nuevo récord del mundo en 3’26»00»’. En 1999 volvió a repetir, esta vez batiendo el récord, también fijado por Morceli, de la milla; el nuevo récord se fijó en 3’43»13»’.

En las Olimpiadas de Sydney 2000, El-Guerruj perdió su liderato en las pistas en la prueba de 1.500 en el sprint final. Quedó en segunda posición, tras ceder la primera al keniano Noah Ngeny. Un año después, el subcampeón olímpico se resarció de su derrota en Australia y consiguió imponerse con autoridad en los Campeonatos Mundiales de Edmonton. Sus rivales, entre los que se encontraban los españoles Reyes Estévez y José Antonio Redolat, nada pudieron hacer frente a la supremacía absoluta del plusmarquista mundial del 1.500 que en el estadio canadiense se coronó, por tercera vez, campeón mundial de la distancia. La historia volvió a repetirse en 2003, con ocasión de los Campeonatos Mundiales de París. El-Guerruj reeditó su triunfo, por delante del francés Baala y pese al esfuerzo de Estévez, que presentó batalla al marroquí aunque sólo pudo ser sexto en la línea de meta.

Unos meses antes de la cita mundialística, el marroquí había debutado en Ostrava (Rep.Checa) como corredor de los 5.000 metros y su actuación fue algo más que prometedora: logró una marca de 12:50.24 y la segunda posición tras el keniano Stephen Cherono. También en París probó suerte en la nueva distancia y a punto estuvo de lograr el título de campeón del mundo. Se aventuraba un duelo épico por el oro entre el marroquí y el etíope Bekele, el nuevo rey de las pruebas de fondo, pero finalmente, fue el keniano Kipchoge quien cruzó primero la línea de meta y El Guerruj sólo pudo colgarse la medalla de plata.

Con estas dos derrotas El-Guerruj llegó a Atenas con más determinación que fuerza. En muchas quinielas ni siquiera aparecía entre los favoritos. Además, la rápida ascensión del nuevo rey del medio fondo, Kenenisa Bekele, hacía que no muchos confiaran en sus posibilidades. Sin embargo, su estado de forma en las clasificatorias auguraban un buen espectáculo para las finales en las que participó, la de 1.500 y la de 5.000. La primera de ellas fue un espectacular duelo entre el keniano Bernard Lagat y el marroquí, duelo que se resolvió en los últimos metros con una victoria que por fin daba el merecido premio al de Berkane, el oro olímpico que tanto se le había resistido en las dos ocasiones anteriores. Sin embargo, la sorpresa vino en los 5.000, donde se esperaba el doblete de Bekele, después de haber vencido de manera espectacular en los 10.000. Pero El-Guerruj, pletórico de forma, dio una verdadera lección de cómo debe correrse una carrera de medio fondo y desbancó a todos sus adversarios, sobre todo a Bekele, en una carrera memorable. Su condición de mejor mediofondista de todos los tiempos se vio así refrendada con un doblete que escribió una página histórica en los Juegos, al repetir la hazaña lograda por Paavo Nurmi en 1924.

La magnífica temporada 2004 se vio, además, rematada con una condecoración muy especial. El 15 de septiembre le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias del Deporte, un galardón en el que el jurado recalcó no sólo la magnífica carrera deportiva del atleta marroquí, sino también su compromiso con la sociedad, «especialmente con la juventud y los más necesitados». Una vez recogido el premio, El-Guerruj protagonizó una «Carrera por la paz» de 1.500 m (como su prueba favorita) en la que participaron 5.000 personas, muchas de ellas niños, por las calles de Gijón.

En mayo de 2006 el atleta marroquí anunció en Casablanca, con lágrimas en los ojos, su inminente retirada del atletismo profesional. En la rueda de prensa recordó sus medallas de Atenas, que supusieron «un gran momento para mí y para el pueblo marroquí».