Ducas, Demetrio (ca. 1480-ca. 1527).


Humanista y tipógrafo cretense, nacido posiblemente en Iraklion hacia 1480 y muerto, quizás en Roma, hacia 1527. Pertenecía al parecer a una familia de impresores, pues, desde los inicios de la tipografía griega, aparece cierto Demetrios el Cretense como grabador de los tipos usados en la Gramática de Lascaris (Milán, 1471) y en la editio princeps de Homero (Florencia, 1458), si bien no con el apellido Ducas. Es probable que este Demetrios el Cretense pertenezca a una generación anterior de la misma familia, pero sin duda no es el propio Ducas, ya que resultaría muy difícil que no hubiera dejado huellas de su nombre durante los años decisivos de la tipografía helénica, entre 1488 y 1508. En todo caso, Demetrio Ducas aparece hacia 1513 en España como titular de la recién creada cátedra de griego de la Universidad Complutense de Alcalá de Henares. Llegó desde Italia, donde había trabajado como corrector tipográfico en las ediciones griegas del taller de Aldo Manucio, que había publicado en Venecia a los Rhetores Graeci (entre noviembre de 1508 y junio de 1509) y las Moralia de Plutarco (marzo de 1509).

Su llegada a España fue auspiciada por el cardenal Cisneros, que lo llamó para que se ocupara de la supervisión de la edición de los textos griegos del Nuevo Testamento en la Biblia Políglota Complutense, los cuales se encontraban entonces en prensa. Esta labor, pagada con doscientos florines anuales, causó a Ducas amargas decepciones. En principio, se le encomendó la enseñanza del griego en la Universidad Complutense. Pero Ducas encontró paupérrima la biblioteca del Colegio de San Ildefonso en lo que a libros griegos se refería, por lo que convenció al cardenal de la necesidad de dedicarse, en primer lugar, a editar algunos textos básicos para los estudiantes. Cisneros le encargó que elaborase un presupuesto y que se pusiera manos a la obra. Y, en efecto, Ducas se encargó de la edición del Hero y Leandrio y de los Erotemata de Crisolaras, que se acabaron de imprimir en la imprenta de Arnao Guillén de Brocar el 10 de abril de 1514.

En el postscriptum a los Erotemata, derramó Ducas la amargura que le había producido el desentendimiento de las autoridades -y del propio Cisneros- en esta ardua tarea: «Llamado a España por el reverendísimo cardenal de España para entender en la lengua griega, y habiendo encontrado gran penuria o, por mejor decir, ausencia total de libros griegos, yo he impreso, en la medida de mis fuerzas, algunos textos gramaticales y poéticos con los caracteres que a mano tenía, y os los ofrezco. Sin la ayuda de nadie, ni para los pesados gastos de la impresión, ni para las fatigas de la corrección, solo y cargado además con una enseñanza cotidiana, copiando y corrigiendo al mismo tiempo, he pasado grandes trabajos para llegar al fin. A vosotros os toca ahora recibir con benevolencia el fruto de mis sudores, de mis vigilias y de mis gastos y darme por ello el aplauso. Me consideraré pagado si, llenos de celo, os hacéis doctos en la ciencia del griego». Efectivamente, Ducas tuvo que correr con los gastos de la edición de los libros de texto empleados en su cátedra, como demuestran los cuadernos de cuentas de Arnao Guillén de Brocar, en los que aparece un pago de trescientos reales por parte del humanista por la edición de «algunos libros griegos».

En cuanto a su participación en la magna obra de Cisneros, la Biblia Políglota Complutense, Ducas debió sin duda encargarse de la edición de los textos griegos del Nuevo Testamento y de los Setenta, colaborando con el equipo de humanistas castellanos (Antonio de Nebrija, Benito Arias Montano, Hernán Núñez de Pinciano.) al que el cardenal había encargado la edición. Para Ducas, la Universidad castellana, volcada en la enseñanza de la teología, debió significar un árido destierro, después de haber sido un miembro conspicuo de la Academia Aldina, el círculo más brillante del humanismo profano. Tras la conclusión de la edición de la Políglota y la muerte del cardenal Cisneros (1517), Ducas desapareció de Alcalá de Henares, probablemente llamado por los atractivos de la corriente cultural italiana, a la que pertenecía. Vuelve a aparecer en las fuentes ochos años después, en Roma, donde era catedrático de griego y editor de libros. El 22 de enero de 1527, el papa Clemente VII le concedió privilegio para que imprimiera el comentario de Alejandro de Afrodisias a la Metafísica de Aristóteles. Ésta es la última noticia que se tiene de él, por lo que debió de morir poco después.

Bibliografía

  • BATAILLON, MARCEL: Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI. 5ª ed. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1995.

  • SÁENZ-BADILLOS, A.: La filología bíblica en los primeros helenistas de Alcalá. Estella, 1990.

  • Anejo a la edición facsímil de la Biblia Políglota Complutense. Valencia: Fundación Bíblica Española-Universidad Complutense de Madrid,1987.