Correggio (ca. 1494-1534).


Pintor italiano, llamado Antonio Allegri, nacido en Correggio hacia 1494 y muerto en la misma población en 1534. Sobre su vida se tienen escasas noticias. Transcurrió la mayor parte de ella en Correggio, a excepción de una larga estancia en Parma, donde la documentación encontrada hace referencia sólo a contratos de trabajo y facturas.

Su primera obra es de 1514, corresponde a La Virgen de San Francisco, pintada para los franciscanos de Correggio, en 1517 pinta la extraviada tabla de Albinea.

Virgen con Niño. Correggio. Italia.

Pese a su marginación respecto a los grandes centros artísticos del momento, Correggio elabora con una gran vivacidad intelectual un lenguaje pictórico de los más ricos y originales de la renovación artística de comienzos del Cinquecento. En sus primeras obras se adivina la influencia de un primer conocimiento de la obra de artistas como Mantegna y Costa, en Mantua, para pasar al enriquecimiento de su obra mediante el conocimiento de las grandes experiencias del Cinquecento, el sfumato de Leonardo da Vinci, las tonalidades de Giorgione o las composiciones de Rafael, a quien estudia con gran detenimiento y cuyas influencias se adivinan en la Virgen Sixtina de Piacenza, lo que indica un probable viaje a Roma en 1518.

De su producción juvenil destacan las airosas y bien articuladas composiciones, manifestadas en La Virgen con Santa Isabel, La Natividad, La adoración de los Magos, o La Virgen de San Francisco, así como una lírica interpretación del tema de la Virgen inserta en un desarrollado paisaje en la denominada Gitanilla realizada hacia 1515.

En 1519 se encuentra trabajando en Parma donde realiza la decoración de la Cámara de la Abadesa Giovanna Piacenza, en el convento de san Pablo, donde alcanza su madurez definitiva. Se trata de una obra que recoge de una forma libre y original las aportaciones de la Cámara de los Esposos de Mantegna, la Sala delle Asse de Leonardo y, sobre todo, la Logia de la farnesina de Rafael. Entre 1520 y 1530 pinta los frescos de la cúpula de San Juan Evangelista, donde demuestra que la experiencia romana ya ha sido asimilada y superada, se elimina cualquier soporte arquitectónico en favor de una libre y dinámica disposición de las figuras en el espacio, este principio innovador tendrá grandes consecuencias en la pintura del siglo siguiente. Entre 1526 y 1530 esta innovación es aplicada a la Asunción de la Virgen pintada en la cúpula de la catedral de Parma. La representación se integra en una falsa superficie marmórea, las figuras se agitan en violentos escorzos, envueltos en nubes, realizadas en suaves claroscuros que eliminan cualquier referencia a un espacio real.

De la época pasada en Parma, además de las obras reseñadas, son un nutrido grupo de obras muy significativas, caracterizadas por los estudios de los efectos de luz y de dorada atmósfera, entre las que destaca La Virgen de San Jerónimo y El día, realizadas entre 1527 y 1528, la Adoración de los Pastores y La Noche, con composiciones en diagonal, La Virgen de la cesta y La Virgen de la escudilla, así como la suntuosa Virgen de San Jorge, obras muy consideradas por la siguiente generación manierista.

El trabajo más importante realizado por Correggio en sus últimos años, fueron los lienzos de Los Amores de Júpiter, encargados por el Duque de Mantua para regalárselos a Carlos V. Así, entre 1530 y 1532 pinta las historias de Leda, Io y Ganímedes y Dánae, interpretando todos los temas con un sutil e inimitable erotismo y una extraordinaria gracia pictórica.

La obra de Correggio se inserta dentro de la nueva sensibilidad hacía lo misterioso. En los ambientes cultos después de la crisis de los valores humanistas (razón y virtud), vuelve a aparecer el interés por la filosofía oculta, el hermetismo, la magia y la alquimia como fuente de conocimiento y también como forma de cultivar una sensibilidad hacía lo misterioso y elevado. Estas corrientes esotéricas se encuentran en la obra de Correggio que, en la serie de pinturas sobre mitología clásica, ya no expresa ni el concepto, ni la idea que se encuentra en Rafael o Miguel Ángel, sino la ambigüedad de significados y su lectura polivalente. Las formas y el color son sensuales, la luz casi irreal inunda y envuelve los cuerpos o se manifiesta esplendorosa, como si pretendiera cegarnos.

En los temas mitológicos, como Leda o Júpiter e Io, nos plantea mediante una evidente sensualidad, fenómenos extraños, misteriosos o, como en el caso de Leda, de erotismo contra natura.

En su obra religiosa Visión de San Juan en Patmos opta por la expresión emocional directa e incluso sensual, de fácil comprensión y aceptación por los fieles, por lo que sus imágenes adquieren rápida popularidad. Esta corriente popular, que inicia con su obra a mitad del siglo XVI, le convierte en uno de los precursores del barroco, suponiendo un precedente indiscutible del arte decorativo del siglo XVII.

Las nuevas corrientes espirituales que reaccionan contra la reforma protestante llevan a Correggio a introducir en sus obras las formas del manierismo, pero alejándose de cualquier intelectualismo.

Bibliografía

  • BEVILACQUA, A.: Correggio. Barcelona, 1977.

E. Alegre Carvajal.