Constantino I, Cayo Flavio Valerio Aurelio Claudio. Emperador de Roma (274-337).


Emperador romano nacido en Naiso, en la provincia romana de Dacia, el 27 de febrero de 274, y muerto en Achyron, en las cercanías de Nicodemia el 22 de mayo de 337. Ocupó el trono de Roma entre los años 307 y 337. Su nombre completo era Cayo Flavio Aurelio Claudio Constantino. Era conocido con el sobrenombre de Constantino el Grande. Fue el fundador de la dinastía constantiniana. Creó la organización del Imperio romano que se mantuvo hasta la desaparición del mismo. Fue el primer emperador romano en procesar el cristianismo.

Historia del imperio romano.

El ascenso al poder de Constantino

Era hijo del emperador romano Constancio Cloro y una de sus concubinas, con la que quizá posteriormente contrajo matrimonio, Flavia Elena, procedente de una familia humilde. Pertenecía de la familia del emperador Claudio el Gótico. Pasó la mayor parte de su infancia en los campamentos militares romanos acompañando a su padre. Cuando Constancio Cloro fue proclamado César de los Alpes Occidentales en el 293, Constantino fue enviado a la corte del emperador Diocleciano. Acompañó a este en su expedición a Egipto del año 296. Posteriormente entró a formar parte de la corte del césar Galerio. Cuando en el 305 abdicaron por motivos de edad Diocleciano y Maximiano su padre Constancio Cloro fue nombrado Augusto. Aunque este quiso nombrarlo César, las intrigas de Galerio evitaron este nombramiento. Sin embargo Constantino contaba con el apoyo del ejército, en cuyas filas era muy famoso. A pesar de todo logró el permiso de Galerio para viajar a Britania para reunirse con su padre. Tras la muerte de Constancio Cloro en Ebocarum (York), las topas le proclamaron Augusto en la misma ciudad el 25 de julio del 306.

Galerio se negó a confirmar su nombramiento como Augusto, por lo que Constantino se vio obligado a aceptar el título de César en el tercer gobierno de la Tetrarquía. Mientras Severo fue designado para el cargo de Augusto. Aunque se le permitió a Constantino administrar las provincias asignadas a Constancio Cloro, la Galia, Britania e Hispania. Finalmente fue reconocido Augusto por el anciano emperador Maximiano, que había vuelto a la vida política, y con cuya hija Fausta contrajo matrimonio el 31 de marzo de 307. Habitualmente entre los historiadores se ha fijado este último año como la fecha en la que se produjo el inicio del reinado de Constantino I.

A finales del 308 Diocleciano, Maximiano y Galerio se reunieron en la Conferencia de Carnuntum, con la intención de poner en orden el caos político en el que estaba envuelto el Imperio. En ese momento había cinco augustos, los legítimos Galerio y Severo, y los usurpadores Constantino, Majencio y Maximiano, y un solo césar, Maximino Daya. Durante dicha conferencia se desposeyó a Constantino del título de Augusto. Este se negó a aceptar la degradación y puso todo su empeño en hacerse con el control del Imperio. Lo primero que hizo fue reforzar su poder en Galia, Britania e Hispania. Tras frenar una invasión de los francos, consiguió derrotar a Maximiano en la Galia, quien fue entregado a Constantino por los oficiales de sus propias tropas. En el 312 invadió Italia, donde gobernaba Majencio, hijo de Maximiano y su principal rival para hacerse con el control del Occidente del Imperio. Las fuerzas de Constantino resultaron vencedoras en Turín y Verona. Las tropas de Majencio y Constantino se enfrentaron el 28 de octubre de ese mismo año en la batalla de Puente Milvio, a las afueras de Roma. El enfrentamiento finalizó con una gran victoria para las tropas de Constantino. Majencio encontró la muerte al ahogarse en el Tíber en su huida.

Para conmemorar esta victoria hizo construir en el 315 en el Foro de Roma el famosísimo Arco de Constantino, en el cual atribuyó la victoria sobre Majencio a la protección de la divinidad, sin espicificar cual. Posteriormente la historiografía cristiana calificó la victoria de Puente Milvio como la primera batalla ganada por un emperador romano gracias a la ayuda de Dios. Esta victoria dejó a Constantino como único emperador de Occidente. El Senado reconoció a Constantino como Emperador de todo Occidente y el emperador de mayor rango. Paralelamente la situación también se normalizó en Oriente, donde Licinio, con quien había firmado una alianza Constantino en la primavera del 313, en la que habían acordado repartirse el Imperio, consiguió derrotar a Maximino Daya. Con el fin de estrechar las relaciones entre ambos augustos Licinio contrajo matrimonio con la hermana del emperador de Occidente, Constancia. Licinio y Constantino promulgaron conjuntamente en el 313 el Edicto de Milán, por el cual se decretaba la libertad de cultos en todo el Imperio. Se reconoció a los cristianos el derecho a celebrar sus cultos, les fueron devueltos sus bienes que habían sido confiscados. Constantino a su vez concedió importantes privilegios al clero cristiano, entrando muchos de ellos a formar parte de la adminsitración de Roma, aunque el culto pagano consiguió siendo la religión oficial del Estado.

Política reformista de Constantino

Mantuvo el titulo de Pontífice Máximo, aunque durante toda su vida se consideró un protector de la Iglesia católica. En el 314 comenzaron las hostilidades entre Constantino y Licinio. El primero resultó vencedor en las batallas de Cibales y Adrianópolis. El tratado de paz que se firmó a continuación permitió a Licinio conservar Asia, Egipto y Tracia, aunque tuvo que entregar a su rival la mayor parte de sus posesiones en Europa. En el año 315 Cosntantino se invistió el consulado junto con su colega en Oriente, Licinio. Ese mismo año ambos lucharon conjuntamente en la frontera contra los godos y los sármatas Comenzó entre ambos emperadores un período de colaboración que se prolongó por el espacio de una década. En el año 317 proclamó cesares a sus dos hijos Crispo, hijo de su primera esposa Minervina, a su otro hijo Constantino, y a Licinio, sobrino suyo e hijo del Augusto de Oriente.

Una vez lograda la paz en Occidente procedió a una profunda reforma estructural e ideológica en el Imperio. Trató de completar la reorganización que fue iniciada por Diocleciano. Sustituyó la Guardia Pretoriana por una guardia personal formada por caballería de origen germánico. Reforzó la figura civil de los cuatro Prefectos del Pretorio, que se convirtieron en los principales magistrados financieros y judiciales del Imperio y dejaron de tener su tradicional poder militar. A partir de Constantino ningún funcionario romano tendría a la vez poder militar y civil. El emperador dividió el imperio en cuatro prefecturas regionales (Galia, Italia, Ilírico y Oriente), al frente de cada una de las cuales situó un prefecto del pretorio. Las prefecturas estaban formadas por varias diócesis, las cuales a su vez se dividían en varias provincias. Creó la figura de los agentes in rebus, comandados por el magister officiorum, cuya misión era vigilar las actuaciones de los gobernadores de las provincias. Creó un amplio sistema burocrático, al frente del cual se encontraba la institución del Consistorium que sustituyó al antiguo consejo Imperial, el Consilium. Dividió a los cargos públicos en cuatro clases: illustres, spectabiles, clariissimi y perfectissimi. Constantino varió el sistema de audiencia imperial adoptando las costumbres de los monarcas orientales, por lo que comenzó a hacerse menos accesible y visible a sus súbditos. Todos sus actos como emperador iban acompañados de un riguroso ceremonial, propio de una monarquía absoluta de tipo oriental.

El grueso del ejército pasó a ser a estar formado por soldados procedentes de las tribus germánicas. Reorganizó las tropas y las fortificaciones de las fronteras. Potenció la división entre los dos cuerpos de ejércitos existentes: los comitatenses y los limitanei. Los primeros, que estaban bajo el mando de los comites era el verdadero ejército de campaña, los otros al mando de los duces se encargaban de la defensa de las fronteras. Reformó la moneda, con la introducción de una moneda de oro de menor peso, el solidus, cuyo uso se extendió rápidamente por todo el Imperio. Con ella se estableció la paridad entre el precio del metal en el mercado y el valor de las monedas acuñadas. A pesar de la emisión indiscriminada de solidi, para lo cual confiscó los tesoros de los templos paganos, no consiguió frenar la enorme inflación que sufría el imperio. Aumentó los impuestos. Asignó un impuesto de clase a los senadores, la glebalis collatio, que debían de pagar en relación a las propiedades de cada uno. Lo mismo debían de hacer los comerciantes mediante la tasa conocida con el nombre de chrysargyron, que debía de pagarse en oro y plata cada cinco años. Responsabilizó a los curales de las deudas contraídas por los ciudadanos de los municipios. El aumento de los impuestos provocó la huida de los fundi de los colonos y de los esclavos, que no podían soportar las duras cargas fiscales, lo que obligó a Constantino en el 332 a promulgar una ley que permitía a los propietarios evitar por la fuerza la huida de los colonos.

Durante todo su reinado una de sus principales preocupaciones fue al defensa de las fronteras. En el 323 se rompieron nuevamente las hostilidades entre Licinio y Constantino. Esta atacó a su colega con al excusa de la persecución que el emperador de oriente había desatado contra los cristianos. Constantino nuevamente resultó vencedor en Crisópolis el 18 de septiempre del 323, por lo que Licinio se vio obligado a rendirse. Fue desterrado a Tesalónica donde fue ejecutado un año mas tarde, quedando de esta forma Constantino como el único emperador de Roma

En el año 325 convocó el Concilio de Nicea, durante el cual se condenó la doctrina cristiana encabezada por Arrio, el arrianismo. De esta forma, como ya hizo en el Concilio de Arles del año 314, pudo intervenir directamente en los asuntos eclesiásticos. Se atribuyó la función de dictar una serie de disposiciones que en realidad correspondían al patriarca de la religión romana. En el 326 ordenó la muerte de su hijo Crispo y la emperatriz Fausta a quienes acusaba de adulterio y traición. Estas ejecuciones fueron acompañadas del asesinato de varios miembros de la corte. Esto produjo una profunda ola de indignación entre la población de Roma. Lo que hizo que Constantino abandonara para siempre la capital del Imperio.

El 11 de mayo del año 330 inauguró la nueva capital del Imperio, Constantinopla, cuya construcción fue iniciada sobre la ciudad de Bizancio en el año 324, cuando se convirtió en el dueño del Imperio. La nueva capital ofrecía la ventaja de su situación excepcional, en la unión entre Asia y Europa. La ciudad fue engalanada con monumentales edificios y obras públicas. La mayor parte de las ciudades griegas fueron privadas de sus principales obras de arte para ser llevadas a la nueva capital. El Senado de la nueva ciudad pronto sustituyó al de Roma. Entre el 332 y el 334 sostuvo una guerra con los godos, a los que consiguió expulsar más allá del Danubio. En el 333 nombró César a su hijo Constante, en sustitución del asesinado siete años antes Crispo. En el 335 nombró César a Dalmacio, uno sus sobrinos.

Poco antes de morir en mayo del 337 fue bautizado por el obispo de Constantinopla, Eusebio. Con este gesto pretendía hacerse digno miembro de la Iglesia de Cristo. Se encontraba preparando una guerra contra Sapor, rey de Persia, cuando le sorprendió la muerte. Durante todo su reinado había tratado de resolver el problema sucesorio mediante la vía dinástica. Tras la muerte del emperador ninguno de los césares fue proclamado Augusto, situación que se prolongó hasta septiembre del 337. Los césares se repartieron el poder Dalmacio se hizo con el control del área de Constantinopla y los Balcanes; Constantino II, el mayor de los hermanos, controlaba la parte occidental del Imperio, hasta Treveris; Constancio II era el dueño de la parte oriental hasta Antioquía, mientras que Constante se encargaba del gobierno de Iliria, Italia y África y finalmente otro sobrino, Anibaliano, con el título de rey gobernaba la parte oriental de Asia Menor. Su cuerpo fue enterrado en al iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla.

Bibliografía

  • BAJO, F., Constantino y sus sucesores. La conversión del Imperio. (Madrid, Akal, 1988).

  • CHRISTOL, M., NONY, D., De los orígenes de Roma a las invasiones bárbaras. (MAdrid, Akal, 1988).

  • MACMULLEN, R., Constantine. (Londres, 1970).

  • MONTERO, S., et ALLI, El Imperio romano. (Madrid, Visor, 1992).

JLGC