Colón, Hernando (1488-1539).


Hijo natural de Cristóbal Colón y de una humilde mujer, Beatriz Enríquez de Arana, nacido en Córdoba el 15 de agosto de 1488 y fallecido en Sevilla el 12 de julio 1539. Fue enviado junto con su hermano Diego a servir como paje al príncipe Juan y a recibir una educación humanística en la corte de Isabel y Fernando. Cuando tenía catorce años, acompañó a su padre en su cuarta y última expedición al Nuevo Mundo. Cristóbal Colón escribió que su hijo le había resultado una gran ayuda en las penalidades y desgracias de aquel viaje. Volvió a las Indias Occidentales, otra vez, en 1509, cuando su hermano Diego marchó como virrey, pero permaneció allí solamente unos pocos meses, y regresó a España con la flota que transportaba al moribundo gobernador Ovando.

Parece ser que Hernando Colón había deseado seguir los pasos de su padre y que, alguna vez, tras su regreso de Santo Domingo en 1510, había pedido infructuosamente permiso al rey Fernando para organizar y dirigir un viaje. De hecho, él mismo sugirió que si se había dedicado a escribir libros fue porque el rey no se había dignado a ofrecerle una oportunidad para servirle por medio de su actividad práctica, según recoge Emiliano Jos. Es también cierto, sin embargo, que la familia Colón estaba ocupada en aquel entonces en una serie de largos pleitos con la Corona que hacían razonable que Hernando se quedase representando sus intereses en España mientras su hermano gobernaba en las Indias. En estas circunstancias, no es extraño que Hernando volviese a las actividades intelectuales para apoyar sus ambiciones. Una de sus primeras empresas fue la organización de su biblioteca. Empezando con lo que le habían dejado su padre y su tío, amplió su colección hasta llegar a reunir más de 15.000 volúmenes, la mayoría de los cuales siguen en la Biblioteca Colombina de Sevilla, aunque muchos otros desaparecieron tras su muerte. El acercamiento de Colón al mundo de los libros fue muy sistemático. En un memorial escrito a Carlos V en 1530, describe su biblioteca como un lugar donde deberían ser recogidos todos los libros publicados en el mundo cristiano e incluso algunos fuera de él, y pide que la subvención de 500 pesos al año que existe para la biblioteca se haga perpetua, a fin de que la adquisición de libros pueda continuar incluso después de su muerte, «porque una cosa es instituir librería de lo que en sus tiempos se halla, como algunos han hecho, y otra es dar orden como para siempre se busquen y alleguen los que de nuevo sobrevinieren«. Colón no estaba interesado únicamente en coleccionar libros, sino también en hacerlos accesibles a los intelectuales que los necesitasen. Por eso, dedicó mucho tiempo y esfuerzo a hacer catálogos de su biblioteca: un registro en el cual los libros estaban reseñados según el orden en que habían sido adquiridos, índices por autores y por materias, y un resumen en el que los lectores pudieran informarse por sí mismos del contenido del libro sin necesidad de leerlo completo.

Tal organización y sistematización caracterizaron también otra tarea que ocupó a Colón en los años posteriores a 1510: realizar un estudio geográfico de España. Los datos para dicho estudio fueron recogidos por el propio Hernando o por sus representantes, enviados con instrucciones muy precisas, y fueron utilizados para escribir una Descripción y cosmografía de España (conocida también como Itinerario) y una especie de enciclopedia geográfica, el Vocabulario topográfico, en el cual las ciudades y los pueblos descritos estaban colocados por orden alfabético. El objetivo final era confeccionar un nuevo y más veraz mapa de España. Sin embargo, por razones todavía no totalmente claras, Carlos I ordenó detener el proyecto y el manuscrito de Colón quedó en su biblioteca; de hecho, buena parte del mismo desapareció tras la muerte de su propietario. Es posible que el trabajo de Colón sobre la geografía española fuera conocido y tuviera alguna influencia sobre los posteriores escritores geográficos, así como sobre los hombres que concibieron la idea de las Relaciones topográficas realizadas durante el último cuarto del mismo siglo.

Colón, en su tiempo, fue conocido fundamentalmente como cosmógrafo, y como tal fue contratado por la Corona española. En 1524, fue enviado como representante a la Junta de Badajoz, donde expertos de ambos lados de la frontera sometieron a discusión el problema de si las Molucas pertenecían a los territorios coloniales de España o de Portugal que había definido el tratado de Tordesillas. Confeccionó diversos memoriales para la Junta relacionados con temas cosmográficos, aunque su opinión personal, presentada al emperador en un memorial, era que los portugueses no tenían ningún derecho legal sobre lo que estaba más al este del cabo de Buena Esperanza. En 1526 recibió otro encargo: revisar y corregir el padrón real de la Casa de Contratación, el mapa patrón en el que estaban basadas las cartas de navegar de las Indias Occidentales. Esta tarea suponía la recogida de cartas de marear, libros de piloto, cuadernos de bitácora, testimonios orales y, finalmente, el trazado del mapa que recogiese la información extraída de aquel material. El mapa fue acabado en 1536, y fue delineado por Alonso de Chaves. Las cartas de marear y los papeles reunidos por Colón acabaron en su biblioteca. La Casa de Contratación, treinta años después de su muerte, todavía intentaba recuperarlas.

Los últimos años de la vida de Colón estuvieron dedicados a escribir su obra más famosa, la Historia del Almirante, que fue publicada en Venecia por primera vez en 1571 y cuyo original castellano se perdió. Si Colón fue o no el autor de este libro ha sido ampliamente discutido, aunque en la actualidad se acepta generalmente que escribió al menos la mayor parte. El libro tiene menos interés científico que histórico, aunque contiene materiales geográficos y antropológicos, algunos de ellos procedentes de las cartas y diarios de Cristóbal Colón; sin embargo, no fue publicado hasta que se dispuso de una información más exacta y detallada acerca de las Indias Occidentales. El libro ha sido usado, por supuesto, como fuente para el estudio de las ideas geográficas de Cristóbal Colón, pero la mayor parte de los materiales -incluyendo la famosa correspondencia entre Cristóbal Colón y Paolo Toscanelli- se encuentra en el capítulo inicial de la obra, el cual se ha demostrado que no es fidedigno y que pudo ser añadido al libro tras la muerte de Hernando Colón, producida en 1539, cuando se disponía a embarcarse una tercera vez para las Indias.

Bibliografía.

Fuentes.

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Estudios.

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Robert G. KEITH.