Gaspar Casal (1680–1759): Médico Español que Transformó la Ciencia Médica del Siglo XVIII

Contexto histórico y social en la España del siglo XVII y XVIII

A fines del siglo XVII y comienzos del XVIII, España atravesaba un periodo histórico complejo y caracterizado por profundas transformaciones sociales, políticas y económicas. El reinado de Carlos II, que concluyó en 1700, marcó el fin de la dinastía de los Habsburgo y dio paso a la instauración de los Borbones, un cambio que significó un cambio de rumbo en las políticas del país. Durante este periodo, la medicina y las ciencias experimentaban una evolución significativa, aunque aún dentro de los marcos tradicionales del conocimiento, que a menudo se basaban en principios galénicos y aristotélicos.

En lo que respecta a la medicina, la influencia de los antiguos textos griegos y romanos seguía vigente, pero la llegada de nuevas ideas procedentes de otros países, como las de los pensadores ingleses como Francis Bacon y los franceses, comenzaba a desafiar los enfoques dogmáticos. Estos movimientos, aunque limitados en su influencia directa, establecieron el camino para un futuro más empírico y experimental en la medicina, lo cual fue crucial para el trabajo de médicos como Gaspar Casal.

La España de Gaspar Casal también vivía un contexto social marcado por la jerarquización feudal, pero a medida que avanzaba el siglo XVIII, la Ilustración comenzaba a hacer mella en las estructuras de poder, abriendo espacios para un enfoque más científico y humanista en áreas como la medicina y la filosofía. Esto sirvió de caldo de cultivo para que médicos y científicos comenzaran a desafiar las viejas estructuras, abogando por un conocimiento más riguroso y basado en la observación y la experiencia.

Orígenes familiares y primeras influencias

Gaspar Casal nació en 1680 en la ciudad de Gerona, en el noreste de España. Perteneciente a una familia que, según se sabe, se trasladó a la localidad de Utrilla, en Soria, antes de 1686, su vida estuvo marcada por el entorno rural y alejado de los grandes centros urbanos. Su madre provenía de Utrilla, un pequeño pueblo de la provincia de Soria, y fue allí donde su familia se estableció después de su nacimiento. Este entorno rural fue determinante en su vida, ya que el acceso a la educación en una localidad pequeña era limitado, lo que le obligó a salir de su lugar natal en busca de formación académica.

A temprana edad, Casal mostró una predisposición por el estudio de la naturaleza y la medicina, algo que, sin duda, fue influenciado por el entorno natural de su hogar, donde comenzó a interesarse por las plantas, los animales y las propiedades curativas de ciertos elementos. Esta conexión temprana con el mundo natural sería una de las constantes en su obra científica y médica posterior.

La familia de Casal, aunque no pertenecía a la nobleza ni a una clase acomodada, le permitió acceder a una educación básica que, más tarde, se completaría en instituciones más importantes. En el entorno de Utrilla, Casal también habría estado expuesto a la medicina popular y a la botánica tradicional, elementos que, sin duda, marcarían su enfoque de la medicina en sus primeros años.

Formación académica e influencias tempranas

El camino académico de Gaspar Casal comenzó formalmente en la Universidad de Sigüenza, donde recibió su primer grado en artes en 1713. No está claro si completó su formación médica en la misma universidad o en otra institución, pero es probable que haya obtenido su título en Sigüenza. Durante este período de formación, Casal se impregnó de los avances científicos de la época, entre los que destacaba el empirismo y el acercamiento a la naturaleza como una fuente de conocimiento.

En su juventud, Gaspar Casal también tuvo una formación clave bajo la tutela del boticario Juan Manuel Rodríguez de Luna, quien se convirtió en su maestro en varias disciplinas científicas. Rodríguez de Luna, quien había vivido en Roma al servicio del Papa Inocencio XI, fue una figura influyente en su vida. Casal lo consideraba un «excelente naturalista, botánico y químico», y destaca en su obra la importancia de sus enseñanzas en su formación. Esta relación con su mentor marcaría no solo su carrera profesional, sino también su enfoque sobre la medicina y la ciencia en general. De Rodríguez de Luna, Casal aprendió a valorar la observación directa de la naturaleza como base para entender las enfermedades y el cuerpo humano.

En los primeros años de su carrera, Casal comenzó a aplicar estos principios empíricos a su propia práctica, utilizando su formación en ciencias naturales y botánica para comprender mejor la medicina de la época. Su temprano interés por la química, la botánica y la medicina práctica se mantuvo constante, marcando un contraste con los enfoques más teóricos y tradicionales de la época.

Primeros intereses y talentos observables

El camino profesional de Casal se vio reflejado en su profundo interés por las ciencias naturales y la medicina, que lo llevó a desarrollar un enfoque propio hacia el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Desde los primeros años de su carrera, Casal se mostró interesado por las propiedades de las plantas y otros elementos naturales, lo que le permitió integrar los conocimientos populares de la medicina con los avances científicos de la época.

Uno de sus intereses más destacables fue el estudio de las enfermedades endémicas de la región de Asturias, especialmente la «pelagra» (mal de la rosa), que más tarde se conocería a fondo gracias a su trabajo. Este interés por la medicina popular y la biología fue una de las claves de su éxito, ya que combinaba la experiencia y la observación con los conocimientos científicos disponibles.

Desde sus primeros años como médico, Gaspar Casal comenzó a experimentar con el uso de medicamentos naturales y a centrarse en la observación clínica. Su enfoque empírico lo llevó a una postura de desconfianza hacia las teorías y especulaciones que no pudieran ser validadas por la experiencia directa, lo que lo posicionó como un adelantado de la medicina moderna, mucho antes de que los principios del empirismo y el método científico se convirtieran en estándares predominantes en la ciencia médica.

Primeros pasos en la medicina

Antes de dar el salto definitivo a la medicina académica, Gaspar Casal trabajó como cirujano y ayudante de boticario en varias localidades de España. En esta época, la medicina estaba organizada de manera jerárquica, y los médicos de mayor prestigio eran aquellos que podían acceder a la educación universitaria. Sin embargo, muchos de los médicos más destacados de la época también habían comenzado sus carreras como cirujanos, boticarios o incluso como simples observadores de la naturaleza.

En septiembre de 1713, Casal recibió el grado de bachiller en artes en la Universidad de Sigüenza. Esta titulación fue el primer paso formal en su carrera académica, pero también marcó un cambio en su vida, ya que, poco después, continuó sus estudios en medicina. Aunque no está claro si terminó su formación médica en Sigüenza o en otra institución, lo más probable es que completara su carrera en la misma universidad que lo había formado en artes.

Gaspar Casal se consideraba seguntino de corazón y, al final de su vida, cuando redactó su testamento, insistió en que su lugar de nacimiento y sus raíces estaban en Utrilla, un pequeño pueblo de la diócesis de Sigüenza. Su origen humilde, combinado con su sólida formación académica y científica, lo convirtió en una figura única en la medicina española de su época.

Desarrollo de su carrera en Oviedo

En 1717, Gaspar Casal tomó una decisión trascendental en su vida profesional: mudarse a Oviedo, la capital del Principado de Asturias, después de haber experimentado ciertos fracasos en Madrid. La ciudad asturiana, que en esa época comenzaba a destacar como un centro cultural y científico en el norte de España, fue el lugar donde Casal consolidó su reputación como médico. En Oviedo, el joven médico encontró un ambiente propicio para desarrollar sus ideas y proyectos científicos, muy diferentes a los de la corte madrileña, que le resultaban inhospitalarios debido al clima y su temperamento.

En 1720, Casal recibió el nombramiento como médico de la ciudad de Oviedo, cargo que ocupó con gran dedicación y que le permitió ejercer su profesión en un marco más adecuado a sus intereses. Durante su estancia en Oviedo, no solo se dedicó a la medicina de la ciudad, sino que también comenzó a recorrer otras partes del Principado de Asturias, e incluso viajó por Galicia, llevando a cabo observaciones científicas que influyeron en la medicina de la época.

Su trabajo médico se extendió más allá de la consulta privada, ya que también desempeñó funciones de carácter público, lo que permitió que su influencia fuera aún más amplia. En 1729, Casal fue nombrado médico del cabildo de Oviedo, un cargo que le dio una mayor responsabilidad en la salud pública y que consolidó su prestigio en la región. A lo largo de su carrera, Casal no solo destacó como clínico, sino que también tuvo un enfoque integral de la salud, que incluía estudios sobre el medio ambiente, el clima y las enfermedades endémicas de Asturias.

Relaciones clave en su vida profesional

Uno de los aspectos más significativos de la vida de Casal fue la amistad y colaboración que mantuvo con Benito Jerónimo Feijóo, uno de los más destacados pensadores de la Ilustración española. Feijóo, un monje benedictino que también vivió en Oviedo, era conocido por su trabajo en filosofía y ciencia, y su influencia en Casal fue determinante para el desarrollo de sus ideas. Casal se acercó a Feijóo en la década de 1720, y a partir de ese momento se convirtió en un frecuente visitante de sus veladas intelectuales, que eran una especie de tertulia científica donde se discutían temas como la ciencia, la filosofía, y las últimas publicaciones europeas.

Feijóo fue un defensor del empirismo y del estudio riguroso de la naturaleza, influenciado por pensadores como Francis Bacon. Esta mentalidad empírica marcó también el pensamiento de Casal, quien adoptó una postura crítica respecto a la medicina tradicional y las teorías no verificables. En las reuniones con Feijóo, Casal pudo intercambiar ideas y compartir experiencias, lo que le permitió afianzar su visión de la medicina como una ciencia basada en la observación directa y la experimentación.

La amistad con Feijóo no solo fue clave para la evolución intelectual de Casal, sino que también le permitió tener acceso a una red de científicos y pensadores de la época. De hecho, la influencia de Feijóo y otros intelectuales se reflejó en la obra más importante de Casal, Historia Natural y Médica del Principado de Asturias, que fue publicada póstumamente en 1762. En este trabajo, Casal no solo describió enfermedades y tratamientos, sino que también abordó cuestiones relacionadas con la ecología y el medio ambiente, adoptando una perspectiva que, aunque innovadora en su época, anticipaba muchos de los principios de la medicina moderna.

Contribuciones científicas y médicas

La contribución más relevante de Gaspar Casal a la ciencia fue su obra Historia Natural y Médica del Principado de Asturias, que representa una de las aportaciones más significativas a la medicina y la historia natural en el siglo XVIII. En este trabajo, Casal abordó una amplia gama de temas relacionados con la salud pública, las enfermedades endémicas de la región y la historia natural del Principado. La obra se basa en la observación directa de los casos clínicos y en la recopilación de datos empíricos, un enfoque que Casal defendió como fundamental para el progreso de la medicina.

Uno de los estudios más importantes de la Historia Natural fue el dedicado a la pelagra o mal de la rosa, una enfermedad de la piel que afectaba a las poblaciones rurales y que en la época no se comprendía adecuadamente. Casal, utilizando sus observaciones clínicas y su conocimiento de la botánica, fue el primero en describir esta enfermedad con precisión y a identificarla como un trastorno nutricional relacionado con la falta de vitamina B3. Esta descripción, que más tarde se conocería como la primera nosografía de la pelagra, fue una contribución crucial al estudio de las enfermedades carenciales y se considera uno de los logros más destacados de la medicina española.

Otro de los grandes aportes de Casal fue su estudio sobre las enfermedades epidémicas en Asturias. En particular, su trabajo sobre los catarros ferinos (tosferina) que afectaban a los niños en 1724, se considera un hito en la historia de la medicina clínica, ya que ofreció una descripción detallada de los síntomas y las características de la enfermedad, en línea con las investigaciones de otros grandes médicos contemporáneos, como Thomas Sydenham. Casal adoptó un enfoque basado en la observación de las epidemias y su relación con las variaciones meteorológicas, un concepto que ya había sido explorado por algunos médicos británicos, pero que no era ampliamente conocido en España.

Controversias y desafíos en su carrera

La carrera de Gaspar Casal no estuvo exenta de dificultades. A pesar de su indiscutible talento y logros, sufrió varias adversidades a lo largo de su vida. Una de las más significativas fue su decisión de abandonar Madrid en 1717 debido a los problemas de salud que le causaba el clima de la ciudad. En sus propios escritos, Casal se refiere a los «secos temperamentos» de Madrid, que resultaban perjudiciales para su salud, particularmente durante los inviernos fríos y los veranos calurosos. Fue esta dificultad personal la que lo llevó a trasladarse a Oviedo, donde su salud mejoró considerablemente y pudo continuar con su carrera médica.

Otro desafío fue la falta de recursos y el acceso limitado a la tecnología médica más avanzada, especialmente en el ámbito de la anatomía y la cirugía. Casal lamentó no poder realizar autopsias en Oviedo, lo que limitaba sus estudios y su capacidad para profundizar en el conocimiento del cuerpo humano. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, su enfoque empírico y su capacidad para observar la naturaleza con detalle lo convirtieron en uno de los médicos más influyentes de su tiempo.

Reconocimiento tardío y regreso a Madrid

Tras más de tres décadas en Oviedo, Gaspar Casal comenzó a recibir el reconocimiento que merecía por su trabajo médico y científico. En 1751, tras haber alcanzado una gran reputación en Asturias, Casal recibió una importante oferta: ser nombrado médico de cámara supernumerario de Fernando VI, el rey de España. Este nombramiento representó un regreso a Madrid, una ciudad que había dejado en 1717 debido a sus problemas de salud, pero que ahora le ofrecía nuevas oportunidades para consolidar su legado en la medicina española.

Al regresar a Madrid, Casal no solo fue nombrado médico de cámara, sino que también fue incluido en el Tribunal del Protomedicato, un organismo que supervisaba la práctica médica en España. Esta designación le permitió tener una influencia considerable en la regulación de la medicina en el país, y reafirmó su posición como uno de los médicos más respetados de la época. Además, en 1752, fue elegido miembro de la Real Academia Médico-Matritense, lo que reflejaba la consolidación de su estatus dentro de los círculos científicos y médicos de España.

Este retorno a Madrid marcó una etapa de reconocimiento tardío en la vida de Casal, pero también fue el punto culminante de su carrera profesional. Aunque su trabajo ya era bien conocido en Oviedo y otras partes de Asturias, fue en la corte madrileña donde finalmente recibió la atención que merecía por sus aportes a la medicina, especialmente en lo que respecta a la descripción de enfermedades endémicas como la pelagra y la tosferina.

Últimos años y la publicación póstuma de su obra

Durante sus últimos años, Casal continuó trabajando en la publicación de su obra maestra, Historia Natural y Médica del Principado de Asturias. Aunque él mismo no logró ver la publicación final, el volumen se imprimió en 1762, tres años después de su muerte, bajo la dirección de su amigo y colega José García Sevillano, un médico de cámara. La obra fue editada y acompañada de un prólogo y una carta de Martín Sarmiento, un benedictino y escritor que también tuvo una relación cercana con Casal.

La Historia Natural y Médica del Principado de Asturias es una obra monumental que reúne tanto los conocimientos empíricos como las observaciones científicas de Casal sobre la salud de la región. En ella, se encuentran estudios sobre el medio ambiente, el clima y las enfermedades más prevalentes en Asturias, así como descripciones detalladas de las enfermedades endémicas de la región. En particular, la obra contiene la primera descripción nosográfica de la pelagra, enfermedad que fue protagonista de gran parte de su carrera médica.

A pesar de que la obra se publicó después de su muerte, el impacto de la investigación de Casal trascendió las fronteras de España. A partir de 1751, médicos como François Thiéry, médico de cámara de Luis XIV de Francia, difundieron sus investigaciones en Europa, lo que permitió que su contribución al conocimiento médico y científico fuera reconocida a nivel internacional. La obra de Casal, especialmente su trabajo sobre la pelagra, marcó un hito en la medicina de la época y sigue siendo una referencia importante en la historia de la ciencia médica.

Impacto y legado duradero

El legado de Gaspar Casal en la medicina es incuestionable, y su influencia perdura hasta nuestros días. En particular, su trabajo sobre la pelagra y las enfermedades carenciales fue una contribución fundamental al estudio de las deficiencias nutricionales en la medicina. Casal fue pionero en la identificación de la pelagra como una enfermedad causada por la falta de vitamina B3, un descubrimiento que sentó las bases para posteriores estudios sobre la nutrición y las enfermedades relacionadas con la dieta.

Además, la obra de Casal anticipó muchos de los principios de la medicina moderna, especialmente en lo que respecta a la importancia de la observación clínica y la experimentación. Su enfoque empírico, basado en la observación directa y en la recopilación de datos de campo, fue un precursor del método científico que más tarde se consolidaría como la base de la investigación médica moderna.

El impacto de Casal en la medicina española y europea fue reconocido por médicos y científicos de su tiempo, como François Thiéry, quien ayudó a difundir su trabajo en el resto de Europa. Hoy en día, su obra sigue siendo un referente en el estudio de la historia de la medicina y las ciencias naturales, y su nombre se encuentra asociado a una de las grandes contribuciones de la medicina española al panorama internacional.

Reflexión crítica sobre su figura

Gaspar Casal fue un adelantado en su tiempo, un médico que defendió la observación directa y la experimentación como base para el conocimiento científico. A lo largo de su carrera, demostró una profunda pasión por la medicina, la historia natural y la botánica, disciplinas que combinó de manera innovadora para abordar los problemas de salud que aquejaban a la población de su época. Su enfoque empírico y su desconfianza hacia las teorías no verificadas lo posicionaron como uno de los grandes médicos de la Ilustración en España.

A pesar de las dificultades que enfrentó a lo largo de su vida, desde su enfermedad en Madrid hasta las limitaciones en el acceso a autopsias, Casal nunca dejó de luchar por un enfoque más riguroso y científico de la medicina. Sus estudios sobre las enfermedades endémicas de Asturias, su trabajo en la identificación de la pelagra y su contribución al entendimiento de las epidemias y las enfermedades de su tiempo lo convierten en una figura clave en la historia de la medicina.

Hoy, la figura de Gaspar Casal es recordada no solo por sus logros médicos, sino también por su capacidad para anticipar los desarrollos de la medicina moderna. Su obra dejó un legado duradero que sigue siendo fuente de estudio y admiración, un testimonio de la importancia de la observación, la experimentación y el rigor científico en el avance del conocimiento médico.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Gaspar Casal (1680–1759): Médico Español que Transformó la Ciencia Médica del Siglo XVIII". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/casal-julian-gaspar [consulta: 29 de septiembre de 2025].