Alfonso de Cartagena (h. 1386-1456): Un pensador entre el escolasticismo medieval y el humanismo
Alfonso de Cartagena, una de las figuras más influyentes en la historia de la cultura y la política castellanas del siglo XV, dejó una huella indeleble en el pensamiento medieval y el incipiente Renacimiento. Nacido alrededor de 1386, fue hijo del converso Pablo de Santa María, quien también dejó un legado importante en la historia de España. A lo largo de su vida, Alfonso jugó un papel clave en la transformación de la cultura política y literaria en Castilla, siendo una figura de transición entre el saber medieval y el despertar del Humanismo.
Orígenes y contexto histórico
Alfonso de Cartagena nació en una época en que Castilla vivía una de sus etapas más complejas, marcadas por luchas internas y una creciente influencia de la cultura europea, especialmente la italiana. Era hijo de Pablo de Santa María, una figura notable en la corte de los Reyes Católicos. Aunque su padre era de origen judío y se convirtió al cristianismo, Alfonso no solo heredó su influencia política y social, sino también su inclinación por el saber, lo que le permitió destacar en diversas disciplinas.
Formado en la Universidad de Salamanca, Alfonso estudió Teología y Derecho, disciplinas que serían fundamentales para su carrera en la Iglesia y su papel en la política castellana. Fue en este ámbito académico donde comenzó a labrar su futuro, un futuro que lo llevaría a desempeñar roles significativos tanto en el ámbito religioso como en el diplomático.
Logros y contribuciones
Alfonso de Cartagena fue una de las figuras más influyentes en el ámbito intelectual de su época. Entre sus logros más destacados se encuentran sus traducciones de los clásicos latinos, lo que lo situó en la vanguardia del Renacimiento temprano en España. A petición de la monarquía portuguesa, tradujo importantes textos de Séneca, Cicerón y Boccaccio, desempeñando un papel crucial en la difusión del pensamiento clásico en la Península Ibérica.
En su faceta política, su carrera fue igualmente notable. Fue nombrado auditor de la Audiencia Real y deán de Compostela en 1415. Más tarde, ocuparía el cargo de canónigo de Burgos en 1429 y obispo de la misma diócesis en 1435, tras la muerte de su padre, quien había sido obispo de Burgos. Su ascenso dentro de la jerarquía eclesiástica reflejaba la importancia que alcanzó en la política y la cultura de la época.
En el ámbito diplomático, Alfonso de Cartagena fue embajador de Castilla en Portugal entre 1421 y 1423, y más tarde participó como representante español en el Concilio de Basilea entre 1434 y 1437. Durante este periodo, viajó por Bohemia, Alemania y los Países Bajos, estableciendo contactos diplomáticos con diversas potencias europeas. Esta red de relaciones le permitió no solo consolidar su influencia política, sino también enriquecer su visión sobre la política y la cultura europeas.
Momentos clave
Uno de los momentos más significativos de su carrera fue su participación en el Concilio de Basilea. Durante su estancia en este importante evento, donde se debatieron cuestiones teológicas y políticas de gran calado, Alfonso aprovechó la ocasión para promover la convivencia entre cristianos, judíos y conversos, un tema que abordó en su obra Defensorium unitatis christianae (1449). Este tratado reflejaba su postura moderadora, propia de su origen converso, y proponía una convivencia armoniosa entre las diferentes comunidades religiosas en el Reino de Castilla.
Además, su participación en los avatares políticos del reinado de Juan II de Castilla fue crucial. Se destacó en los eventos que condujeron a la encarcelación de Álvaro de Luna en 1453, demostrando su capacidad para influir en los eventos políticos del momento. Su intervención en estos procesos políticos y su relación con las figuras más poderosas de la época resaltan la importancia de Alfonso en los asuntos de Estado.
Sus contribuciones literarias
Alfonso de Cartagena fue además un prolífico escritor, cuyas obras abarcan diversos géneros, desde tratados teológicos y políticos hasta obras literarias. Entre sus escritos más conocidos se encuentra el Doctrinal de los caballeros, un tratado sobre las normas de la caballería, y la Anacephalosis, una obra histórica sobre la monarquía española, que fue traducida al castellano por Fernán Pérez de Guzmán como Genealogía de los reyes de España. Además, su trabajo sobre la educación y los estudios literarios, redactado hacia 1441, muestra su interés por el saber humanista y su influjo en el ámbito cultural europeo.
El Memoriale virtutum, escrito en 1422, dedicado a don Duarte de Portugal, príncipe de Portugal, es otro de sus trabajos más importantes, dentro del género de los tratados de regimine principum. Este tratado muestra sus ideas sobre el gobierno y la formación de los príncipes, reflejando su sabiduría y su formación académica.
Relevancia actual
La relevancia de Alfonso de Cartagena no se limitó a su época, ya que su influencia literaria y cultural continuó siendo significativa incluso después de su muerte en 1456. Sus obras siguieron siendo copiadas y leídas durante la segunda mitad del siglo XV, lo que demuestra la pervivencia de su magisterio. De hecho, muchos de los textos que tradujo y escribió continuaron siendo fundamentales en la formación académica de las generaciones siguientes.
En cuanto a su influencia en el pensamiento humanista, Alfonso de Cartagena fue una figura clave en la transición entre la escolástica medieval y el Humanismo. Su obra literaria, que incluye tanto escritos en latín como en castellano, refleja un conocimiento enciclopédico y una profunda admiración por los textos clásicos, lo que lo convierte en un precursor del Renacimiento en España.
Una de las polémicas más célebres de su carrera fue la disputa con el humanista italiano Leonardo Bruni. Esta controversia surgió a raíz de la traducción que Bruni hizo de las Éticas de Aristóteles, y las críticas de Alfonso fueron interpretadas como una defensa del pensamiento escolástico frente a las nuevas corrientes del Humanismo. Sin embargo, recientes estudios han revalorizado sus críticas, destacando los matices humanistas que Alfonso de Cartagena aportó a su época.
Obras más destacadas de Alfonso de Cartagena
Entre las obras más relevantes de Alfonso de Cartagena se encuentran:
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Anacephalosis (1455): Tratado histórico sobre la monarquía española.
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Doctrinal de los caballeros (1455): Tratado sobre la caballería y las normas de la vida caballeresca.
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Defensorium unitatis christianae (1449): Alegato en favor de la convivencia entre cristianos, judíos y conversos.
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Oracional (1454): Obra religiosa que propone una nueva religiosidad.
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Alegato contra los portugueses sobre la conquista de las Islas Canarias: Discursos políticos sobre los asuntos coloniales.
Estas obras, junto con muchas otras, no solo reflejan su vasto conocimiento en diversas áreas, sino también su capacidad para influir en los grandes eventos políticos, religiosos y culturales de su tiempo.
Alfonso de Cartagena sigue siendo un personaje clave en la historia de España y un referente indispensable para comprender la transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Su legado continúa siendo estudiado y valorado en la actualidad, tanto por su contribución al pensamiento medieval como por su influencia en el desarrollo del Humanismo.
MCN Biografías, 2025. "Alfonso de Cartagena (h. 1386-1456): Un pensador entre el escolasticismo medieval y el humanismo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/cartagena-alfonso-de [consulta: 2 de octubre de 2025].