Carnerero, José María (1784-?).
Literato español, nacido en Madrid en 1784. Pertenecía a una familia de buena posición; era hijo de Sebastián Bernardo Carnerero de la Quintana, redactor del Memorial literario y secretario del Consejo de S. M. y de la Superintendencia de Plantíos, rompimientos y sementeras de 25 leguas en torno de la Corte, y de Josefa Bails de Balmaseda, de familia hidalga. En 1793 recibió el beneficio de la parroquia de Santa María de Almeyda de Sayago, en la diócesis de Zamora, para la que se requería la correspondiente información de limpieza de sangre. No quiere esto decir que fuera a dedicarse a la vida eclesiástica. Estudió bajo la dirección de su padre Humanidades, Filosofía moral, Física experimental, Poética, Matemáticas y, probablemente, francés, ya que en 1801 escribió una comedia, Citas debaxo del olmo, refundición de una obra francesa. No obtuvo, sin embargo, el título de bachiller. El 18 de junio de 1801 su padre solicitó para él una beca porcionista en el Colegio de Santa Catalina Mártir, perteneciente a la Universidad de Alcalá, que le fue concedida a pesar de que se exigía el grado de bachiller (su padre logró que fuera eximido de dicho requisito). La incorporación tuvo lugar en octubre de 1801, y el 1 de diciembre de 1801 recibió, además, una beca de voto por parte de la condesa de Montijo. A pesar de todas las facilidades que, como puede comprobarse, se le ofrecieron, Carnerero nunca fue un colegial modelo: no observaba la disciplina ni el reglamento e, incluso, se comprobó que por dos veces había dormido fuera del colegio, lo que le valió un castigo en mayo-junio de 1802 que no tuvo mayores consecuencias gracias a la intervención de su padre.
Siguió llevando esa vida irregular hasta que el 11 de marzo de 1805 la junta del Colegio le retiró la beca, con lo que se vio obligado a abandonar la Universidad de Alcalá. Mientras tanto, en 1801 había estrenado en el Coliseo de la Cruz El viajante desconocido, comedia arreglada del francés; y, en 1803, la tragedia Elvira y Perci, o los efectos de la violencia. Desde 1805 fue redactor, junto con su hermano Mariano, del Memorial literario o Biblioteca Periódica de Ciencias y Artes, propiedad de su padre. El 25 de marzo de 1806 fue nombrado Agregado a la Embajada de España en Constantinopla por influencia de Godoy, pero ya estaba de vuelta en España cuando la familia huyó hacia Sevilla ante la llegada de los franceses. El padre fue destinado a Nueva España, donde murió, al igual que su mujer poco tiempo después.
Carnerero fue detenido en 1808 por la policía francesa y tuvo que ser salvado por Azanza. Luego se afrancesó, a la par que era nombrado redactor de la Gaceta de Madrid y empleado en la secretaría del Ministerio del Interior. En 1810 acompañó a José I en un viaje al sur, ocasión que aprovechó para leer en Sevilla la composición Al Rey Nuestro Señor, con motivo de su entrada en Sevilla y de la próxima participación que le deberán sus Españas. Tras la derrota de Napoleón, Carnerero se refugió en Francia, en donde gozó de la protección del duque de Orléans, gracias al cual fue nombrado bibliotecario. En Toulouse, en 1814, tradujo al francés la Idea sencilla, de Escoiquiz, con notas del traductor y supresión de pasajes. En Madrid se representó su sainete El joven de sesenta años (1816) y la comedia La huerfanita o lo que son los parientes (1817); publicó también Dos palabritas dirigidas a D. Juan de Nellerto (o sea Llorente), recogedor y recopilador en las Memorias para la Historia de la Revolución Española (1817). Aunque se supuso que podía ser el editor de Olla podrida (Madrid, 1820), parece que no regresó a España hasta 1821; fue colaborador del Universal (Madrid, 1820-1822), en el que publicó una carta, fechada a 30 de diciembre de 1820, en defensa propia y de su hermano, al haber sido atacados ese mismo día por el Constitucional. Fue también redactor de El Eco de Padilla (Madrid, 1821). Tradujo y dio a la escena La novicia o la víctima del claustro, drama de La Harpe (Madrid, 1821); Los títeres o lo que es el mundo, comedia de Picard (1821); y La antesala, comedia original (1821). Fue colaborador de El Independiente en 1822, y colaborador y acaso fundador del Indicador (1822-1823) y de El patriota español. Se le atribuyó también El tuti li mondi y la cosa bonita (Burdeos, 1822).
Auténtico camaleón político, en 1823 fue protegido por el duque de Angulema y escribió la comedia La noticia feliz, que celebraba la libertad de Fernando VII. El mismo tipo de alabanza descarada que había usado con José I, le sirve ahora para adular al Borbón y para medrar. Escribe entonces La Huerfanita o lo que son los Parientes, comedia en tres actos arreglada al teatro español, que se estrenó en el Teatro del Príncipe el 28 de enero de 1825. Siguió con El regreso del Monarca (Madrid, 1828), pieza cómica; la refundición de Tirso El que fuere bobo, no camine, o el castigo de Pensequé (1828); el «arreglo» El peluquero de antaño y el peluquero de hogaño (1828); Las glorias de España, poema melodramático en un acto (1829); Lo que es mudar de vestidos y oros son triunfos, y de Los festejos olímpicos o el Triunfo de Citerea, melodrama alegórico (1830). Fue luego redactor y director del Correo Literario y Mercantil (Madrid, 1828-1831); arregló para la escena española el drama Los dos soldados franceses (1830) y estrenó las comedias El pobre pretendiente, El marido en picos pardos y El fardo o la ambición de un lacayo (las tres en 1830). Fundó Cartas españolas, cuya primera entrega se hizo el 26 de marzo de 1831, y a la que siguió Revista española (1832). Publicó también La Cuarentena, El afán de figurar, El tutor inglés (todas comedias de 1831), Gustavo y Poleska o el pan de la boda (de 1832), El marido ambicioso (1834); es autor de Memorias contemporáneas o Colección histórica de sucesos de nuestros días (Madrid, 1838), que fue publicado bajo anonimato. Palau le atribuye Banderilla de topocarnero para ciertos críticos exagerados y mal avenidos con la función de toros. Cultivó al mismo tiempo la poesía, sobre todo áulica.
Se sabe que estuvo casado, y que tuvo hijos, pero no hay demasiada información en esta materia. La importancia cultural de Carnerero es grande, aunque sólo sea, paradójicamente, porque tenía una gran facilidad para el plagio.
Bibliografía.
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HARTZENBUSCH, Eugenio: Apuntes para un catálogo de periódicos madrileños desde el año 1661 al 1870, Madrid, 1894.
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PALAU Y DULCET, Antonio: Manual del librero hispano-americano. 2ª ed. Barcelona, 1948-1977.
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LLORENS CASTILLO, Vicente: Liberales y románticos. 2ª ed. Madrid, 1968.
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BEAUCHAMP, Alphonse de: Notice historique sur Don Juan de Escoiquiz, Collection complémentaire des Mémoires relatifs à la Révolution française, 2ª ed., París, 1824.
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MORANGE, Claude: «¿Quién financió ‘El Eco de Padilla’ y ‘El Independiente’?», en Trienio, 8, noviembre, 1986, pp. 3-32.
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ROKISKI LÁZARO, Gloria: «Apuntes bio-bibliográficos de José María de Carnerero», en Cuadernos bibliográficos, XLVII, Madrid, 1987, pp. 137-156.
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El Universal observador español, nº 234, 31 de diciembre de 1820.
A. GIL NOVALES.