José Tomás Boves (1783–1814): El León de los Llanos y Azote de la Independencia Venezolana
De Oviedo al Llano venezolano
Infancia y juventud en Asturias
José Tomás Boves nació el 18 de septiembre de 1782 en Oviedo, Asturias, en el seno de una familia humilde. Su padre, Manuel Rodríguez de Bobes, falleció cuando José Tomás apenas tenía cuatro años, por lo que su madre, Manuela de la Iglesia, asumió en solitario la crianza de sus tres hijos trabajando como sirvienta. Esta infancia marcada por la precariedad y la dependencia social forjaría en Boves una personalidad resiliente, ambiciosa y marcada por una profunda desconfianza hacia las élites.
En 1794, Boves ingresó en el Real Instituto Asturiano, donde cursó estudios de náutica durante cuatro años. Se graduó como piloto de segunda clase de la Marina Mercante, y desde 1798 inició su carrera naval surcando el Mediterráneo y participando en rutas interoceánicas. Su habilidad le llevó a obtener, en torno a 1803, el título de Piloto Primero, lo que supuso su entrada en buques de la prestigiosa compañía Plá y Portal, conectada comercialmente con Venezuela a través de los asturianos Lorenzo y Joaquín García Jove.
Llegada a Venezuela y primeras adversidades
Fue precisamente a través de estas conexiones que Boves se trasladó a Venezuela, posiblemente a Puerto Cabello. No obstante, su carrera como marino se vio truncada por acusaciones de contrabando, que lo llevaron a ser arrestado y encarcelado en el castillo de Puerto Cabello. Gracias a la intervención de sus contactos, logró evitar una pena mayor, aunque fue confinado en la remota localidad de Calabozo, en los llanos venezolanos.
Lejos de doblegarse, Boves supo adaptarse a su nueva realidad. Tras cumplir su condena, se dedicó a negocios de mercería y ganadería, estableciendo contactos profundos con los llaneros, campesinos y hombres rudos del interior venezolano. Esta etapa sería crucial: allí forjó no solo una red de apoyo sino también un conocimiento detallado del terreno, de las dinámicas sociales y del carácter indómito de los habitantes del llano.
Durante estos años, entre 1808 y 1810, intentó mejorar su posición social casándose con Isabel Zarrasqueta, hija de un acaudalado comerciante vasco. Sin embargo, fue rechazado por su humilde origen, lo que incrementó su resentimiento hacia las clases privilegiadas criollas.
De comerciante a militar realista
Cuando en 1810 estalló el movimiento independentista, Boves residía en Calabozo y, al principio, simpatizó con los patriotas americanos. Esta postura inicial estuvo probablemente motivada por el deseo de mantener sus intereses comerciales y su integración local. No obstante, pronto fue detenido por los mismos patriotas en San Carlos, acusado de simpatizar con los realistas. Allí sufrió malos tratos y humillaciones que le dejaron una profunda animadversión hacia el movimiento independentista, al que consideró elitista e hipócrita.
Liberado por las tropas del comandante Antoñanzas, en mayo de 1812, Boves cambió definitivamente de bando. Ingresó como soldado en el ejército realista y comenzó su carrera militar con notables capturas como las de Navarte y Alzuru. Rápidamente ascendió, siendo reconocido por su eficacia y crueldad. Se unió a las tropas de Domingo de Monteverde, destacando como oficial bajo las órdenes de Antoñanzas, quien confió en sus dotes para la acción directa en territorio llanero.
Ascenso fulgurante en la guerra
En 1813, Boves fue nombrado Comandante General de Calabozo, un cargo clave para la estrategia realista en los llanos. Desde esa posición reprimió con dureza cualquier intento republicano de sublevación. Uno de sus primeros actos de notoriedad fue el escarmiento de la población de Espino, donde ordenó la ejecución de numerosos prisioneros. Este acto dio inicio simbólico a la llamada «guerra a muerte», un conflicto donde se abandonaron las reglas tradicionales de combate para dar paso a una lucha total entre patriotas y realistas.
Ese mismo año se integró en la campaña del Oriente venezolano bajo el mando del mariscal Juan Manuel Cajigal y el propio Monteverde. Pero al producirse el repliegue de las fuerzas realistas ante la presión de Santiago Mariño, Cajigal otorgó a Boves facultades autónomas para operar en la región oriental, lo que consolidó su independencia de acción.
La guerra a muerte y la radicalización de su causa
A partir de entonces, Boves comenzó a actuar con total autonomía, despreciando incluso a las propias autoridades coloniales, a quienes consideraba ineficientes. Gracias a su carisma entre los llaneros, especialmente entre los negros, mulatos y pardos, formó un ejército heterogéneo y feroz conocido por los republicanos como “la Legión del Infierno”.
Su éxito militar radicó en una combinación de tácticas adaptadas al llano, conocimiento del terreno y una narrativa social contra las élites criollas. Su segundo al mando, Francisco Tomás Morales, describía su estrategia de integración con sus tropas con estas palabras: “comía con ellos, dormía entre ellos, y ellos eran toda su diversión y entretenimiento, sabiendo que sólo así podía tenerlos a su devoción y contar con sus brazos para los combates”.
En septiembre de 1813, Boves logró una victoria significativa en Cachipo, contra los comandantes Freitas y los Monagas. Poco después, reconquistó Calabozo de manos de los republicanos, consolidando su fama de implacable al ejecutar a los prisioneros capturados. Aunque fue vencido momentáneamente por Vicente Campo Elías, Boves se replegó a Guayabal, reorganizó sus fuerzas y volvió a la ofensiva con una victoria sangrienta en San Marcos, donde decapitó al coronel Pedro Aldao y envió su cabeza como trofeo a San Fernando de Apure.
A finales de 1813, Boves había formado un ejército temible compuesto por más de 6.000 hombres. Su ascenso había sido meteórico, y su figura empezaba a representar el rostro más temido y odiado del realismo militar en Venezuela. La guerra de independencia, hasta entonces dominada por líderes aristocráticos y principios ilustrados, había encontrado en Boves un actor inesperado, brutal y carismático.
Apogeo y caída del “León de los Llanos”
Independencia operativa y ofensiva implacable
Tras consolidar su poder militar, José Tomás Boves profundizó su estrategia de guerra total contra los republicanos. Su estilo de liderazgo, basado en la proximidad con sus tropas y una narrativa de venganza social contra los criollos privilegiados, alimentó una maquinaria militar brutal y eficaz.
Durante 1814, la campaña del Oriente venezolano se intensificó. Al verse obligado Juan Manuel Cajigal a replegarse hacia Barcelona, dejó a Boves con poder discrecional, lo que selló su emancipación táctica y estratégica. Libre de interferencias de la oficialidad española, Boves impuso su propio estilo de guerra: ataques rápidos, ocupación feroz y represalias inmediatas.
Su caballería llanera, compuesta por hombres endurecidos del llano, ejecutaba emboscadas y movimientos envolventes con gran efectividad. Su desprecio por la cadena de mando tradicional lo llevó incluso a desobedecer órdenes directas de sus superiores peninsulares, reforzando su imagen de caudillo autónomo.
En las primeras semanas de 1814, Boves avanzó con decisión desde San Juan de los Morros, con el objetivo de neutralizar las fuerzas de Simón Bolívar en el centro del país. Este le envió nuevamente a Vicente Campo Elías, pero esta vez fue el asturiano quien obtuvo la victoria en la crucial batalla de La Puerta, el 3 de febrero de 1814. Esta fue una de las más resonantes derrotas para los patriotas y marcó un punto de inflexión en la guerra.
Confrontaciones decisivas con Bolívar
Fortalecido tras La Puerta, Boves y su lugarteniente Francisco Tomás Morales avanzaron hacia San Mateo, donde Bolívar había instalado su cuartel general. Aunque Boves no logró romper la resistencia, su presión fue suficiente para obligar a Bolívar a prepararse para una retirada. No obstante, la llegada de Santiago Mariño con refuerzos republicanos cambió el equilibrio. En la batalla de Bocachica, Boves fue derrotado, sufriendo un retroceso táctico. Aun así, logró escapar y reagruparse.
Boves nunca se detenía. Tras recuperarse, se dirigió hacia Valencia, que se hallaba bajo asedio por parte de las fuerzas de Cajigal. Sin embargo, los españoles se vieron obligados a levantar el cerco, lo que provocó el regreso de Boves al llano y una nueva etapa ofensiva. En junio de 1814, se produjo un enfrentamiento colosal: la segunda batalla de La Puerta, el 15 de ese mes. Allí, las fuerzas combinadas de Bolívar y Mariño fueron rotundamente derrotadas por los llaneros de Boves, quienes sembraron el caos entre las filas republicanas.
El impacto fue devastador. Mientras parte de su ejército se dirigía a Caracas, Boves marchó personalmente hacia Valencia, donde impuso un sitiado férreo. Ambas ciudades cayeron en poder de los realistas en julio: Caracas el día 7 y Valencia el 10. En ambas, Boves se mostró inflexible. Ordenó fusilamientos masivos y asumió el título de Comandante General del ejército realista, ignorando la autoridad formal de Cajigal como Capitán General de Venezuela.
Últimas campañas y muerte en Urica
La entrada de Boves en Caracas significó una etapa de arbitrariedad extrema. Nombró a sus propios gobernadores: al Marqués de Casa León como autoridad política y al coronel Juan Nepomuceno Quero como militar. Desde la capital, organizó una nueva ofensiva hacia el Oriente, última región de resistencia patriota.
Tomó Cumaná y la redujo a escombros tras un saqueo brutal, acto que simbolizaba su método de guerra total. Su siguiente objetivo fue José Francisco Bermúdez, quien comandaba las últimas fuerzas republicanas. En el sitio de los Magüeyes (9 de noviembre de 1814), Boves lo venció nuevamente, acentuando la desmoralización de los independentistas.
Pero su ofensiva llegaría a su fin en la batalla de Urica, el 5 de diciembre de 1814. Aunque la victoria le sonrió a los realistas, Boves no vivió para celebrarla. Durante el combate, recibió un lanzazo mortal que le atravesó el cuerpo. Su muerte causó un fuerte impacto tanto en sus filas como entre sus enemigos. Fue enterrado en la iglesia de Urica.
Tras su caída, su sucesor fue Francisco Tomás Morales, pero la época de los caudillos llaneros había terminado. Los españoles, conscientes del carácter incontrolable de esos líderes, optaron por enviar tropas regulares bajo el mando del general Pablo Morillo, marcando el inicio de una nueva fase más centralizada del conflicto.
Legado de un caudillo controvertido
La figura de José Tomás Boves ha sido objeto de intensos debates historiográficos. Para algunos, fue un monstruo de la represión, responsable de innumerables atrocidades cometidas contra prisioneros y civiles. Para otros, un genio táctico, que supo movilizar a los excluidos del orden colonial en una fuerza de combate efectiva y temible.
Su principal contribución militar fue el desarrollo de tácticas de caballería llanera móvil, caracterizadas por movimientos envolventes y rapidez, que posteriormente serían adaptadas por el propio Simón Bolívar. Además, su habilidad para reclutar entre los sectores sociales más bajos lo convirtió en una figura insólita dentro del aparato militar colonial.
Desde el punto de vista social, Boves representó una ruptura con los cánones aristocráticos del liderazgo militar. Él no venía de una familia noble, no se educó en academias militares, y aun así, llegó a poner de rodillas a los principales generales patriotas, tomando las dos ciudades más importantes de Venezuela.
Su crueldad, sin embargo, quedó grabada en la memoria colectiva. El uso del terror como arma política, los saqueos indiscriminados y la ejecución sistemática de prisioneros hacen de su figura una de las más sombrías de las guerras de independencia hispanoamericanas. Boves no luchó por ideales abstractos de monarquía o nación, sino por una causa visceral: el castigo a las élites criollas y la venganza social de los marginados.
El paso de los años no ha logrado disipar la ambigüedad de su legado. Para algunos, Boves es una manifestación de la brutalidad colonial. Para otros, un símbolo de que la independencia también fue un conflicto entre clases, donde no todos los oprimidos soñaban con repúblicas liberales, sino con revancha, poder y dignidad social.
Así, José Tomás Boves permanece como uno de los personajes más controvertidos y fascinantes del proceso emancipador americano. Un hombre que, sin proponérselo, cambió el curso de la historia y obligó a los grandes libertadores a enfrentar el rostro oscuro de la revolución.
MCN Biografías, 2025. "José Tomás Boves (1783–1814): El León de los Llanos y Azote de la Independencia Venezolana". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/boves-jose-tomas [consulta: 16 de octubre de 2025].